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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
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15 febrero 2015 7 15 /02 /febrero /2015 23:05

Editorial

Notación Aquea del Espacio Geográfico 

El Espacio Geográfico en la Notación Aquea.

La raíz Ca, es el espacio en su propiedad esencial como vacío, es el ápeiron de Anaximandro.  La Raíz Cew, es todo cuanto está en ese espacio y determinan sus propiedades, y de ahí el que Ca = f (Cew).

 

*

 

Nos propusimos hacer una larga Editorial para el último número de la Revista “Espacio Geográfico”, del ciclo julio-noviembre, 2012, comentando los aportes trascendentes de Alxandr Maximovich Riábchikov en su Estructura y Dinámica de la Esfera Geográfica, 1976, para hacer de ella, al mismo tiempo, un corto artículo para la Bitácora en la última publicación del año.

 

“Al principio –dice Hesiodo– era el Caos, el espacio inmenso y tenebroso.  Después apareció Gea, la Tierra de amplio pecho, y, finalmente Eros <<el amor que dulcifica las almas>> y cuya acción fecundante va a presidir en lo sucesivo la formación de los seres y las cosas” (Girand, F; Mitología General; Labor; México, 1971; p.114).

 

Así nacieron luego Erebo (río que fluye al averno), y la Noche, “que, al unirse, darán vida, a su vez, a Éter y a Hémera (el Día)” (Op. Cit. p.114).  Luego, Caos y Éter son dos entidades distintas; pero, más aún, “el Caos hesiódico –nos dice Guirand– cuyo nombre se relaciona con la raíz Ca (estar abierto), designa, simplemente, el espacio vacío.  Sólo más tarde, y a consecuencia de una falsa derivación de Cew(verter), se presentó al Caos como la masa confusa e inorgánica de elementos dispersos por el espacio” (Op. Cit. p.115).  En consecuencia, en un principio, el Caos como el vacío, no era ni “la nada”, ni la “ausencia de algo”, sino sólo eso: el vacío como un estado físico material, no en calidad de “sustancia”, sino de “campo”.

 

Antes, al hablar de las relaciones funcionales entre ambas entidades (espacio y cosas), en nombre de la llaneza, hemos designado al espacio como (“e”), y a “lo vertido en él” como (“n”).  En una notación culta que nos remite al origen de las cosas y nos explica de suyo su razón de ser en el pensamiento humano; bien podemos substituir nuestra moderna  e = f (n), por el aqueo Ca = f (Cew); esto es, el Caos, el vacío, existente por sí mismo (Ca), adquiriendo diversas propiedades adicionales al verterse en él las cosas (Cew), en una masa informe.

 

Más aún, Guirand expone algo adicional: “Por otra parte –dice–, el Caos es un puro principio cósmico, sin carácter alguno de divinidad” (Op. Cit. p.116); y de ahí que Anaximandro, y a en la plena Grecia dórica, no sea bien entendido cuando, luego de que su Maestro Tales ha propuesto el “agua” como elemento primordial, él, en el tribuare vacui, vaya más allá y proponga el ápeiron (ápeiron), lo “indefinido”; justo eso muy próximo a la idea del Caos, y de hecho, lo que está en común en ambos conceptos: el espacio, entendido por su propiedad esencial, el vacío.

 

De ahí que ese que fue el segundo elemento o la segunda esencia históricamente propuesta, en la plenitud del horror vacui sintetizado por Epédocles; y agregando a ello por la fuerza de la objetividad de las cosas, acabó siendo la quintaesencia.

 

De acuerdo con Hesiodo, el Caos (Ca), en un principio no era sino el espacio vacío cósmico.  Luego, eso “vertido” en él, la Tierra, Gea (Gea), se constituyó en el todo de las cosas (Cew), y se formó el espacio geográfico: la unión misma del Caos y Gea.  Luego, los primeros seres naciendo de su unión, ya del “agua” del río Erebo y de la Noche, de la unión de éstos surgieron a su vez, Éter y el Día (nietos de Gea y Caos), lo que lo llenaba todo con su ser y con la claridad.

 

Sin lugar a dudas, de todo ello bellos pasajes de la mitología griega que en esa forma empírica e intuitiva nos explica el origen de las cosas.  Y no obstante, y en ello consiste la gran hazaña del pensamiento griego, todo ello será plenamente consistente con la explicación científica (y de ello hablaremos en otro lugar, porque en ello está implicada la Luna, Selene).

 

En la mitología griega, Selene (o Mene), hija de Hiperión y Tía, a su vez, aquel hijo de Gea y Urano, y aquella hija de Deucalión (el Noé de la mitología hebrea) y Pirra, es un pasaje mitológico diacrónico ya no consistente con la historia de la naturaleza; acaso sólo para explicar, luego del diluvio, el repoblamineto del mundo resurgiendo la sociedad humana, que tanto apasionaba a la “geografía fenomenista”, como a su derivación en la “geografía literaria” actual.

 

La hipótesis científica en el lenguaje mítico, es que Gea y Selene nacen a un tiempo; así el espacio geográfico no tiene su origen en una partícula protoplanetaria aislada, sino en un sistema binario de astros entre un planeta y su satélite; en un principio rivalizan, y en lo que Gea condiciona a Selene a permanecer estática y haciéndola girar a su alrededor admirando su belleza; de ello se vale Selene para dar por lo menos un giro sobre sí misma.  En represalia, Selene causa a Gea monstruosas deformaciones, que no obstante Gea sabrá cubrir, y antes al contrario, transformar en su propia belleza.  Al final, Gea le da la espalda, y Selene, bella y orgullosa, se aleja, haciéndose el espacio geográfico actual.

 

Para las delicias de la “geografía literaria”, ambas van a tener en común a Endimión (el ser humano), que Zeus diviniza, pero que, enamorándose de Hera, el mismo Zeus le infunde en el sueño eterno, de lo que en el pudor de Selene, ésta se vale para, subrepticiamente, besarlo y acariciarlo todas las noches.

 

El espacio geográfico, no es pues, ni Gea, ni, como lo planteaba Aristóteles, la superficie de ésta (Reha); no es, tampoco, como en un primer momento así lo establecimos de nuestras consideraciones, entre 1983 y 1985, el “espacio adyacente a la superficie terrestre”.  El espacio geográfico es, como ya lo afirmábamos desde entonces, en principio, el vacío en la distancia Tierra-Luna, a partir del centro mismo de la Tierra.  Pero, luego, es todas las propiedades espaciales que derivan de “lo vertido” en ello; es decir, no “lo vertido” mismo en sí (de lo que dan cuenta otras ciencias), conjunto de propiedades espaciales que derivan en función de las cosas.

 

*

Notación Aquea del Espacio GeográficoFilosofía de la Geografía.


[___]  Análisis Crítico a, Estructura y Dinámica de la Esfera Geográfica, 1976; de A.M. Riábchikov (6/6).

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