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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
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17 marzo 2011 4 17 /03 /marzo /2011 02:03

Ícono Geografía Teórica (Brújula)-copia-2

 

 El Último Requisito para una Geografía Científica.  Artículo, 2010.

 Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

"Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

 de Geografía Teórica.

 http://espacio-geografico.over-blog.es/;

La Tierra, 19º φN, 99º λW; 14 mar 11.


La Geografía de la segunda mitad del siglo XX, toda ella vista de conjunto en el contexto histórico general, representa uno de esos momentos históricos de la lucha del pensamiento científico en medio de una feroz resistencia del pensamiento idealista arbitrario y conservador, neciamente obstinado ante la evidencia de la demostración rigurosa del pensamiento progresista y avanzado.

 

La Antigüedad fue, como todos entendemos, el nacimiento del pensamiento científico; la oscurantista Edad Media, en ese sentido, su negación.  Luego vino el renacer de la ciencia, tras lo cual se dio el necesario pensamiento ilustrado de la ciencia moderna.

 

La Geografía en la Antigüedad, fue esencialmente el mapa, la transformación de la esfericidad de la Tierra en un plano, haciendo del mapa en general, cartografía proyectiva.  Al declinar esa época, ya en el período del Imperio Romano, con ello declina el pensamiento  científico en general, y con en ello, la naciente ciencia geográfica.

 

Ese pensamiento científico había surgido de la necesidad del pensamiento humano de dar respuesta a las causas, y con ello al por qué, de todo cuanto ocurre, en un principio, en las grandes facetas de la realidad: la de las cosas, en el cómo ocurre; en la del tiempo o momento, en cuanto a cuándo ocurre; y en la del espacio o lugar, respeto a dónde el hecho es.

 

La Edad Media hizo de la Geografía “la historia en los lugares”, las Summas, como las primera expresiones enciclopédicas y descriptivas del conocimiento; fue, como hemos dicho antes, la negación de la ciencia misma de la Geografía de la Antigüedad, pero el aporte de un ángulo difícil de valorar en el conocimiento geográfico.

 

El renacer de la Geografía, es el renacer de los mapas en su condición de Cartografía Proyectiva, que plantea la posibilidad, incluso, de la operación inversa a la original de la transformación de la esfera en un plano, mediante la cartografía proyectiva del Renacimiento, en la que, con Behaim, se va de la transformación del plano a la esfera, y aparece el Globo Terráqueo científico y a escala.  Más aún, el problema en la Cartografía deja de ser, ante un mundo plenamente conocido en lo general, la representación cada vez más fiel de lo concreto, para pasar a ser ahora el análisis de lo abstracto, avanzando con ello como ciencia.

 

La Geografía ilustrada de la modernidad, hacia la segunda mitad del siglo XVIII, entiende ya que el Levantamiento Cartográfico va más allá de la geodésica precisión métrica, e incluye como una condición necesaria ahora, la Relación Geográfica, como el censo de los fenómenos en los lugares.  El conocimiento geográfico del dónde, se redujo a un asunto censal y descriptivo (no podía hacerse más en el contexto del conjunto de las ciencias de la época), y en ese ámbito, del por qué del dónde, se viró la atención al por qué del cómo (lo cual resultaba incluso obligado ante la ausencia aún del desarrollo de las ciencias especiales), y ello es lo que explica la aparición, principalmente ya para la primera mitad del siglo XIX, de un Humboldt y un Ritter.  Inviable ese camino para efectos prácticos, para la segunda mitad del siglo XIX, teniéndose ya incluso la especialización de buena parte de las ciencias, la Geografía inició su propio proceso de deslinde en función de tener que precisar su propio objeto de estudio.

 

El debate entre la segunda mitad el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, de manera natural, se centró en dos posiciones: 1) del objeto de estudio como las relaciones entre las cosas, lo que conducía al por qué, del cómo; y 2) el objeto de estudio como el concepto de espacio vagamente escondido en el análisis de las regiones, lo que de algún modo conserva y desarrolla la idea del por qué del dónde.  Pero justo ese debate, hace de la Geografía en el siglo XX, una Geografía de transición, que en esta vista de conjunto, es la transición de la Geografía empírica precientífica de la Ilustración y el romanticismo decimonónico que se desviaba de su verdadero e impreciso objeto de estudio, a una Geografía teórica científica, que ha avanzado en la precisión de su objeto de estudio y método, y que ha de ser propia ya al siglo XXI.

 

Si acercamos la lupa a la segunda mitad del siglo XX para ver esa transición en mayor detalle, la ciencia del por qué del dónde, la Geografía, dibuja su propia transición entre el paso del debate propiamente cualitativo de las relaciones entre las cosas o el análisis de las regiones, al debate cuantitativo del análisis del espacio.  Esto es, que en este proceso, se ha precisado: 1) la región como espacio; 2) la descripción como el análisis cualitativo de las condiciones estables; y 3) la explicación de la causalidad, el por qué, como el análisis cuantitativo o de las condiciones inestables o del movimiento y transformación del dónde.

 

Así, la Geografía contemporánea, la Geografía inherente al siglo XXI, ha precisado su propio objeto de estudio: el espacio, y éste como la dialéctica de la dimensionalidad material continuo-discreta dada en los estados de espacio.; y ha dado un salto crucial del mero análisis cualitativo de la primera mitad el siglo XX, al análisis cuantitativo en la segunda mitad de este mismo siglo.

 

Pero el análisis cuantitativo del dónde, que necesariamente nos ha de llevar por el análisis del registro, del experimento y de la métrica, a su vez, ha tenido su propio proceso de desarrollo en esta transición.  Es el último paso para terminar de estructurar a la Geografía como ciencia moderna rigurosa, y no causalmente el lento proceso, dado lo altamente complejo que resulta considerar ese registro del dónde, o ese experimento y métrica del donde.

 

E incrementando los aumentos en la lupa, veremos que el primero en abordar este proceso en la década de los años cincuenta, fue William Bunge, con su Theretical Geogrphy, en el que, de manera empírica; es decir, sin registro ni experimento ni métrica alguna, comenzó a avanzar en la teorización del aspecto cuantitativo en Geografía.  Le siguieron una serie de estudiosos más, nosotros, en lo personal, por los últimos quince años, perdimos la secuencia de nuestra investigación geográfico teórica, y ahora, luchando contra las inercias del oscurantismo de la geografía institucional, toca entrar en el análisis de esta parte de la historia y teoría de la Geografía, para tratar de esclarecer este último paso.

 

Nada teníamos aquí que no fueran las consideraciones más generales y esenciales necesarias y obligadas.  Entraremos en la investigación ahora de ello, y próximamente daremos cuenta de ello aquí, informando a nuestros interesados lectores en el tema.

 

No obstante, no dejaría de ser enriquecedor un posible trabajo colectivo en ello, por demás, formador de las nuevas generaciones en la metodología de investigación en el campo de la geografía teórica, aplicando la dialéctica materialista, la cual ha constituido desde siempre nuestro marco teórico; por lo que abriremos esta investigación a quienes deseen participar formativamente en ello.

 


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