Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog

Presentación Del Blog

  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
  • Contacto

Buscar

Archivos

1 noviembre 2010 1 01 /11 /noviembre /2010 01:03

Clich--Filosof-a 

Ser y Conciencia.  Ensayo, 2007 (3/5)

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica de Geografía Teórica;

http://espacio-geografico.over-blog.es/;

México, 08 nov 10.

 

 

Historia de la Cultura

 

El conjunto de todos esos elementos antes mencionados y más, es lo que forma la cultura.  La cultura es “el conjunto de valores materiales y espirituales creados y que se crean por la humanidad en el proceso de la práctica socio-histórica y caracterizan la etapa históricamente alcanzada en el desarrollo de la sociedad”[1].

 

La forma de ser y de pensar crea la cultura de los pueblos, pero a su vez, ésta, para llevar a la sociedad a etapas históricas más avanzadas, crea la forma de ser y de pensar de los pueblos.

 

La teoría del Humanismo ha creado una etapa histórica de la cultura, pero al mismo tiempo, no es ajena pues, a las determinaciones de la historia de la cultura en posteriores etapas progresivas.

 

La etapa de la cultura creada por el Humanismo ha sido, relevantemente, el momento del llamado Renacimiento como etapa histórico-cultural.  Mas el Renacimiento que se inicia con una pléyade de pensadores y se caracteriza con los aportes de éstos, al poco tiempo se dividirá en dos vertientes de pensamiento: 1) el clasicismo, y 2) el barroco; e incluso la extremización de estos movimientos culturales derivarán a las formas del neoclasicismo, de una parte, y del manierismo de la otra parte.

 

La filosofía del Humanismo Renacentista se expresó fundamentalmente –al estar ocupadas las universidades por el pensamiento escolasta- en la literatura renacentista.  Se tiene así, inicialmente entre tres pensadores de los ss.XIII-XIV, a Dante Alighieri (1265-1321) en La Divina Comedia.  Dante, a sus nueve años de edad, se enamora de una mujer llamada Beatriz, pasa un tiempo, y la vuelve a ver ahora a sus dieciocho años, haciéndola su musa para siempre, a pesar de haberse casado con Gemma Donati.  Beatriz será entonces uno de los personajes centrales de su obra.

 

La Divina Comedia es un “cuadro vasto y complejo de su época”[2], y a decir del mismo Dante: la “Comedia es un género de narración poética caracterizado por lo triste de sus comienzos y lo feliz de su fin, y desarrollado en un estilo llano y sin pretensiones”[3].  La Divina Comedia es así, un todo de imaginación y moral, ciencia, filosofía y teología.

 

Los dos personajes clave de la obra son Beatriz y Virgilio, en una estructura dada en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso.  Muerta su amada, dice Dante: “en medio del camino de nuestra vida, me encontré en una selva oscura por haberme apartado del camino recto”[4]; Beatriz enviará a Virgilio en su ayuda y ella misma lo guiará al final.  Acompañado de Virgilio recorrerá el Infierno y el Purgatorio, con Beatriz irá al Paraíso.  Y ese su recorrido, no será sino la alegoría del recorrido mismo de la humanidad.

 

Dante, como puede verse, es todavía en mucho un hombre -ciertamente osado-, pero aun del Medioevo; pero destacará como humanista en el modo de terminar: no obstante en el Paraíso, “Dante finaliza su poema exaltando la actividad humana en todas sus facetas, desde la santidad a la sabiduría”[5]

 

A él le seguirá Petrarca (1304-1374), su padre fue desterrado junto con Dante de Florencia.  Ahora la musa de éste será Laura.  De Petrarca nos parece interesante destacar sus trabajos: “Secretum; de secreto conflictus curarum mearum” (Secreto; del conflicto secreto de mis preocupaciones), de 1342-1343, presentado en forma de diálogo entre Petrarca y San Agustín, con presencia de un abstracto personaje: La Verdad.

 

Una mujer le ha alejado del camino hacia Dios, “pese a que Petrarca vislumbre a través de ella y por su amor, la divinidad”[6].  Nada más con esto se nota el rompimiento con el Medioevo: su alejamiento de Dios, pero vislumbrardo por amor a través de la mujer, a través del ser humano hecho mujer.  Es de ahí que Petrarca sea considerado como el “padre del Humanismo”.

 

Muerta Laura, “el carácter ético y moralista dominará el dolor y la melancolía...; en otros es su aventura humana y amorosa la que respira, la que aun suspira afanes y esperanzas”[7], donde Laura aparece para consolarlo, para confesarle que lo amó en secreto.

 

El tercero en ese tránsito del Medioevo a la Época Moderna que pasó por el Renacimiento, cuya filosofía expuesta en el arte literario fue el Humanismo, se tiene en Boccaccio (1313-1375) y su Decamerón.

 

Boccaccio representa ya la transición acabada.  Si Dante fue aun un hombre del Medioevo y Petrarca el que rompía con ese pasado; Boccaccio es ya el humanista pleno; y no sólo por el hecho de que tuvo a su cargo la primera cátedra para la interpretación de la Divina Comedia, de medio siglo atrás; sino porque el amor está en el centro de todo, y éste no es un amor platónico al estilo de Dante en su Beatriz, o de Petrarca en su Laura; sino el amor real, carnal, de los instintos, dado en su propia musa: Criseida.  Así lo resume P. Montañés Lozano: “Si Boccaccio, por el planteamiento de la obra se había emancipado del mundo teológico escolástico, tropieza con una barrera que en el siglo posterior inundaría todas las literaturas europeas: el mundo mitológico-retórico”[8].

 

Mas aun, Montañés resume del trabajo de Boccaccio Poemas: “Al revés de lo que sucede en la Divina Comedia, Boccaccio termina en lo humano, en la realidad precaria de los sentidos, de los que la ciencia es el principio y el último término el amor... La glorificación de la carne se realiza separándola de lo sobrenatural.  El género directo y realista fruto de la observación inmediata de la vida, libre de toda alegoría, ya teológico-escolástica, ya mitológico-caballeresca”[9]  En él está el hombre nuevo que lucha contra formas antiguas, y así, “Ameto, rudo pastor se enamora de una ninfa, Lía, que le lleva por el camino esplendoroso de Venus.  La fábula tiene un carácter alegórico en que el pastor significa la humanidad primero inculta y luego purificada y refinada por el amor.  Es característico destacar que el amor actúa como principio de civilización y de purificación...”[10].

 

Pero la obra principal de Boccaccio será El Decamerón (de deca, diez; y hemera, día), escrito entre 1348 y 1353.  Montañés Lozano dice de El Decamerón: “es un vasto fresco, pintado en pleno siglo XVI por quien ha sabido ver claramente el trasfondo de un mundo sumergido en la bruma de espesos convencionalismos, enmascarado con sofismas e hipérboles, tras los cuales el hombre venía ocultando su ignorancia desde la cuna de la humanidad”[11].  Está formado por cien cuentos, elaborados y narrados por diez personajes (siete mujeres y tres hombres que se refugian de la peste de 1348 y se aíslan) en diez cuentos durante diez días.

 

Boccaccio describe la vida como es, es realista al igual que Petrarca, que aporta la imagen “exacta, de los hombres y las cosas, sin valerse de símbolos, de figuras mitológicas ni del auxilio de la zoología para la aplicación de moralejas..., en donde el paisaje es un complemento de los estados psicológicos y anímicos de los personajes”[12].

 



[1] Forova, N.T; Diccionario de Filosofía; Editorial Progreso, México 1984. v. Cultura.

[2] Armiño, Mauro, et al; Parnaso, Diccionario Sopena de Literatura; Editorial Ramón Sopena, Tomo II, Barcelona, 1972; v. Dante.

[3]       Ibid. v. Dante. “Divina Comedia”.

[4]       Ivid. v. Dante. “Divina Comedia”.

[5]       Ibid. v, Dante; “Divina Comedia”.

[6]       Ibid. Tomo III, v. Petrarca; “Secretum”

[7]       Ibid. Tomo III, v. Petrarca; “Los Triunfos”

[8]       Ibid. Tomo II, v. Boccaccio; “El Filocolo”

[9]       Ibid. Tomo II, v. Boccaccio, “Poemas”.

[10]       Ibid. Tomo II, v. Boccaccio, “Poemas”.

[11]       Ibid. Tomo II, v. Boccaccio, “El Decamerón”

[12]       Ibid. Tomo II, v. Boccaccio, “El Decamerón”

 



Compartir este post
Repost0

Comentarios