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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
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4 mayo 2011 3 04 /05 /mayo /2011 23:00

Ícono Geografía Educativa (Globo Terráqueo-copia-1Luego Entonces, Distinguido Sr. Presidente, Esto es Todo…

Por Elemental Dignidad, Vuestra Renuncia!

 

Los crímenes de San Fernando, Tamps: el terrorismo de Estado para impulsar una Ley de Seguridad Nacional fascista, no está intimidando a la sociedad; antes al contrario, han concitado esta insurrección pacífica que lo ha obligado a su Mensaje a la Nación de hoy, en el que dice:

 

“Nos agravian los crímenes…”, ¿nos?, ¿acaso puede agraviar a quien lo propicia declarando una guerra al narcotráfico con no más fines que de una "mercadotecnia legitimadora", en vez de hacerlo sin perturbar a la sociedad?

 

Por eso estamos “enfrentando con fuerza a la delincuencia…”: Sr. Presidente, <<pues si por eso es el pleito>>.

 

La Marcha del 5 al 8 de mayo, ¿es acaso reflejo de “desánimo” y “temor” de los mexicanos, Sr. Presidente? (que no os traicione el subconsciente, lo que deseáis, no se está dando, sino lo contrario).

 

“Sí podemos cambiar, pero tenemos que sacudirnos inercias…” (Presidente Felipe Calderón Hinojosa, Mensaje a la Nación, 4 mayo 2011)…; luego entonces, Sr. Presidente…, luego entonces…

 

“Dar marcha a atrás, implica empeorar las cosas…” (Presidente FCH, Mensaje…): y ello es precognición, videncia, profecía…, o amenaza?.  Ciertamente, no puede avanzar, pero ahora, en efecto, tampoco puede dar marcha atrás, se quedó atrapado; y se le advirtió, que cuando el ejército interviniera y no pudiera con la situación, no quedaría más qué hacer; y Sr. Presidente, no queda más qué hacer, que su ¡Renuncia!.

 

Sr. Presidente, demanda nuestra comprensión y apoyo…; pero como servidor de la nación, lo que tiene que hacer, es comprender y apoyar a la sociedad en sus reclamos.  No se puede ni comprender ni apoyar elterrorismo de Estado, la sociedad nunca lo hará, de ahí que su causa es vana, y no el que haya “buena” o “mala” fe de nadie para “detener la acción del gobierno”.

 

Si con “más policías, menos impunidad, y más legalidad” vamos a cambiar las cosas, y “mientras estos cambios echan raíces”, continuará el ejército en las calles, ya podremos esperar la eternidad, y a eso, Sr. Presidente, se le llama Estado de Excepción de facto, fascismo, y en ello, toda “democracia” es fantasía.

 

“Es urgente que los gobiernos de los Estados y Municipios…”  Luego entonces Sr. Presidente, luego entonces, ¡su Renuncia!, sólo evidencia que no sabe qué hacer.

 

“El día que tenga 32 policías, honradas”, etc; “ese día vamos a ganar a la delincuencia”…  Literalmente, Sr. Presidente…, entonces ya nos jodimos, pues de antemano, tiene perdida la partida.

Basta ya, pase a dejar su renuncia; eso es todo.

 

Sr. Presidente, ya no tiene la menor idea de lo que está pasando: “Fortalecer nuestros valores: no a la idea en los jóvenes de la riqueza sin trabajo” (sic!)…  Sr. Presidente (por lo menos hasta el momento)…, ¿cuál trabajo?..., ¡¿cuál trabajo?!...  Su gobierno "nini", que ni da seguridad, ni educación pública, ni paz social, ni trabajo, ni nada de nada...; qué valores puede fomentar: ¡su Renuncia!

 

“México sin violencia, pero sin salidas falsas…”; su renuncia Sr. Presidente, su renuncia…, ni la menor idea de la función de Estado, que no sea el fascismo.

 

Y si ante el “Ya Basta” ha habido “inmunización de los políticos”, compañero Martí, no nos preguntemos más “qué hacer para que nos entiendan”; si no pueden, en lo que quedamos: ¡¡Que Renuncien!!

 

“La reforma no puede ser en manos viejas” (Presidente FCH, Mensaje…), ¡exacto Sr. Presidente, exacto, hasta que por fin va entendiendo lo que la sociedad quiere!; y luego entonces, cabe suponer su renuncia; sólo una “pequeña” precisión: ya no estamos hablando de reforma, como usted dice, sino de refundación de México (Alejandro Solalinde); y para que la insurrección para lograrlo (esa de la marcha del 5 al 8 de mayo) sea pacífica, es necesaria su renuncia y la de todo su gobierno, por el bien de México.

 

Para la Refundación de México:

 

¡Por la Renuncia del Gobierno!

 

¡Convoquemos a un Gobierno Provisional!

¡Cambio de Modelo Económico!

¡Generación de Empleos Productivos!

¡Educación Pública para Todos!

¡Salario Mínimo sin "Bonificaciones" Especiales a los Políticos!

 

Y luego averiguamos…

 



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1 mayo 2011 7 01 /05 /mayo /2011 23:04

Ícono EducaciónEl Estudiante Universitario Actual. Ensayo, 2004 (4/4).

Dr. Luis Ignacio Hernandez Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over.blog.es/

La Tierra, 1 (ΦN, λW); 12 may 11.

 

 

Conclusión.

 

Todo el problema se reduce a considerar cual de dos condiciones responde a la condición de necesidad, a nivel universitario, de la que hay que hacer conciencia: 1) la condición del disciplinamiento que fuerza al estudiante universitario en el proceso educativo, o 2) la condición del aprendizaje voluntario o por decisión propia del estudiante universitario en su propia formación.

 

Hemos experimentado con los dos casos, y hemos concluido que, a nivel universitario, la conciencia de la necesidad, radica en la condición del aprendizaje por decisión propia.

 

El problema se traslada ahora, como siempre ha sido y es lo último que está en el fondo, al problema de la “evaluación”.  La evaluación en el primer caso, es el centro de todo el conflicto, de toda “la guerra” entre ambos “bandos”, y subordinándose el docente al bajo interés pragmático del estudiante centrado en la calificación, se resuelve en un seguimiento riguroso de notas acumuladas que son negociadas décima a décima, unas veces con artes diplomáticas, otras con abierta acción bélica.  La evaluación en el segundo caso, se convierte en un arreglo necesario en las formalidades del sistema educativo, pero subordinado en este caso, a los elevados intereses del docente centrados por su parte en el conocimiento.  Por lo tanto, las premisas son las siguientes:

 

1          Se está por el conocimiento, no por una calificación.

2          El aprendizaje es un proceso individual, y el que aprende es el estudiante.

3          El aprendizaje valioso, es aquel de quien está maduro moral e intelectualmente para un determinado tipo de conocimientos (descriptivos, analíticos, o hipotético-deductivos)

4          No se puede tener la misma empatía de todos con todos, y por tanto, lo que para unos el momento de la clase puede ser una delicia, para otros podrá ser una situación verdaderamente tortuosa.

5          Mas todo curso y nivel educativo tiene una expectativa del estudiante (como del docente, pero en este momento consideramos la evaluación del estudiante), y éste ha de poseer la presencia de ánimo para enfrentar, con el docente, sin el docente, o a pesar del docente, lo que de él se espera.

6          La Beca es un factor más que, bajo la mentalidad pragmática del estudiante universitario actual y en particular de la escuela privada, no es –como sería el supuesto–, factor que impulse al estudio, sino, paradójicamente, factor que impulsa en dirección opuesta y en la negociación del “tendal de merachifles” del regateo de la décima.

7          En consecuencia, las condiciones objetivas concretas –es decir, independientes de la voluntad del docente–, imponen las medidas:

a)        Ocho es un mínimo razonable que no perjudica al Becario; la expectativa mínima, es que sea capaz de simular que estudia (y a lo mejor algo aprende), de no satisfacer lo mínimo, bajo reiterados llamados públicos de atención (faltas, retardos, mal comportamiento, actitud negativa), su calificación bajaría a Siete.

b)        Mas puede subir a Nueve o Diez, si su autocompromiso se hace en satisfacer las condiciones que dichos niveles de calificaciones supone, tales como: 1) satisfacer la sustentación de un examen de un problema por escrito y “a cuaderno abierto”, y 2) defender con seguridad sus ideas en una segunda sesión (como el examen vale una décima, el examen se acredita o no, y en su caso alcanza el Nueve autopropuesto, o, si la base era Nueve, desciende a Ocho, como si la aspiración era Diez, quedará, de satisfacer todos los demás requisitos, en Nueve)

8 Bien visto el problema; en su forma más pragmática a que obligan las condiciones concretas actuales; puede advertirse al estudiante de las condiciones de una alto rigor de trabajo, de modo que autodefina su compromiso real; el cual, el docente mismo tiene de antemano claro en determinado estudiante (pudiendo equivocar su apreciación, pero en casos verdaderamente excepcionales); pudiendo establecerse de antemano –por lo menos en cada evaluación parcial-, la calificación-compromiso.

9 Una variante aun más cómoda para el trabajo por el conocimiento, en tanto se omite todo condicionamiento, es aquella en que, sobre la base de la plena confianza mutua (la plena fe compartida, la plena creencia por ambas partes en lo que se hace; pero caso extraordinariamente excepcional en la situación social actual), no importan las calificaciones parciales, así, sic.  Y la evaluación final se sujeta a la confianza en el parecer del docente entre Ocho y Diez.  Otra vez, en el mínimo que no afecta al Becario que simula, y en este caso lo hace genialmente, y el docente que adecua el curso al proceso de aprendizaje necesario y suficiente, garantizando un aprendizaje mayormente generalizado.

10 El proceso de enseñanza y aprendizaje basado en la confianza mutua, es el extremo opuesto del mismo proceso, pero basado en el presupuesto de la reciprocidad de la naturaleza perversa de ambas partes, que supone entonces la desconfianza, la nula fe del uno en el otro, la nula creencia en lo que se hace, y por ambas partes, negando todo proceso educativo real, que no sea el de la degradación de la condición humana.

 


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1 mayo 2011 7 01 /05 /mayo /2011 23:03

Ícono EducaciónEl Estudiante Universitario Actual. Ensayo, 2004 (3/4).

Dr. Luis Ignacio Hernandez Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over.blog.es/

La Tierra, 1 (jN, lW); 09 may 11.

 

 

La Solución Moral en el Docente,

y de Conveniencia para la Institucionalidad.

 

Como docente, parado frente a ellos y declarándome marxista –en el supuesto del beneficio de su formación crítica, algo que ahora se hace evidente como una ingenuidad sin sentido–, en tanto ello no ponga en riesgo su propia proyección en los términos antes dichos, puede pasar en la medida que la autoridad respalde –sin ello, ellos mismos se encargarían de poner en entredicho a aquel que a su vez cuestiona su propia condición–; mas, siendo estrictos, ejerciéndoles presión de mi parte al estudio (y al estudio simple, descriptivista), ese respaldo institucional resulta tan bano, como pretender la defensa de Hypatia aduciendo ante la fanática e ignorante chusma, que era geómetra (cuando justo por ello la sacrificaban)

 

A un docente al que juzguen como de su propia condición ideológica, le guardarán respeto necesariamente, por definición; en las leyes de esta selva, “ya les llegará a ellos su turno”, y serán tanto o más “lideres” que él para dictar el establecimiento de su propio orden.  Pero al docente que juzgan contrario a su ideología, y más aún, el que pretende hacer valer ante ellos “su propio orden de cosas”, si con la pura exposición de las ideas de ese docente –y explícitamente sin poner en riesgo la situación académica personal de ese estudiante y el mismo esté consciente de ello– se suscitan casos que obligan a pensar[*]; aunado a la exposición de las ideas, la exigencia académica por parte de aquel que juzgan actúa perversamente en su contra, no puede tener buen fin.

 

Más aún, lo que para el docente puede ser un acto de carácter deontológico, para todos los demás, dado el reino de otra ideología y manera de ver el mundo, ese acto puede reducirse meramente a una afección y defensa psicológica.

 

Todo pues, invita al arte de la simulación; no por falsedad ética, sino como consecuencia de las condiciones objetivas concretas, y no sólo en bien personal, sino institucional y de un proyecto del que, estamos conscientes, formamos parte; como recurso para sobrevivir en la ignorancia y el fanatismo propio de una Edad Oscurantista.  Es el condicionamiento a la esquizofrenia en la cual, nuestro pensar y sentir es uno, pero nuestro decir y hacer es otro y lo opuesto.

 

La naturaleza de este docente no es la del docente común, formal, sino lo más parecido, a lo que más se puede aproximar y lo que más daría una idea acerca de su concepto del docente que se hace de sí, es la del maestro filósofo de la Antigüedad.  A éste lo respaldaba su condición de miembro de la clase esclavista; al docente de que se habla aquí, no puede respaldarlo más que la institución.  Después de ello, todo no es más que el conocimiento científico..., pero como con el maestro del la Antigüedad..., no para todos, sino sólo –decía uno de ellos–, “para el que sepa geometría”, es decir, para el que ya esté dispuesto a saber, que lo desee, que lo busca, que lo pide realmente.

 

En realidad, ya en este medio alienado sin remedio, el problema no es mas que reconocer el tipo de simulación: el formal, el “oficial” del sistema educativo en donde se hacen sus rigurosos exámenes, algunos reprueban, se vuelven a examinar o recursan y van saliendo, pero en el fondo muy pocos realmente aprenden algo (y lo que aprenden, en el ámbito del eclecticismo o de lo idealista subjetivo, no es necesaria y exactamente lo riguroso científico); o el convencional del docente de que se habla aquí, en donde se enseña y aprende el que está preparado y dispuesto para ello, y por ello realmente aprende (con conciencia clara de que se hace en el marco teórico del materialismo dialéctico); y no reprueba mas que aquel por el cual nada es posible hacer; y los demás, “van saliendo”.

 

A nuestro juicio, más vale explicar estas condiciones de un aprendizaje voluntario a los estudiantes y por su propia decisión, que vivir la docencia como un conflicto en que ambas partes asumen mutuamente actuar con perversidad, y recíprocamente se predisponen el uno con el otro.  Esto último no es mas que la negación misma del hecho educativo.

 



[*] Aquí se hacer referencia a dos o tres casos de conflicto.

 



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1 mayo 2011 7 01 /05 /mayo /2011 23:02

Ícono EducaciónEl Estudiante Universitario Actual. Ensayo, 2004 (2/4).

Dr. Luis Ignacio Hernandez Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over.blog.es/

La Tierra, 1 (jN, lW); 05 may 11.

 

 

Determinantes Sociales,

Sobre la Condición del Estudiante Actual.

 

No es casual, en esto nada es casual; lo difícil es sólo encontrar la explicación, es decir, la relación causal de las cosas.  Y todo lo anterior, es sólo condición de necesidad para arribar a una nueva Edad Oscurantista, que ya se vislumbraba y preveía desde hace quince años; que de hecho se anunció tímidamente ya hace diez años, pero que no ha sido evidente y se ha hecho “oficial” a la vista de todos (de todos los que la quieran ver), sino hace apenas poco más de dos años, en que el “Mal” le declaró la guerra al “Bien” en el acto de terror más descomunal de la historia, y ahora éste ha tenido que levantarse en “Santa Cruzada” marchando nuevamente a la “Tierra Santa” ocupada, antes que los ejércitos de un nuevo Saladino tengan que ser combatidos a las puertas de Nueva York, la nueva Constantinopla.

 

Y como bien entiende el que sabe de historia, así como las históricas ocho marchas de los Cruzados no tenían como fin real la “liberación” de Tierra Santa, la marcha a la guerra de los Coaligados, como se hacen llamar los Cruzados de hoy, tampoco.  El Sacro Imperio Romano-Germánico abriendo las rutas del comercio, “globalizando”, hizo del mundo del medioevo su “Aldea Global” y acabó sometiendo y avasallando a todos.  La “Aldea Global” de hoy, para implantarse, requiere de un nuevo sometimiento que pasa por la condición necesaria de indefensión del nuevo vasallo, objetivo cumplido al quedar uncido a las formas del saber del sistema educativo, que no sólo le ha sustraído la forma del pensar científico, sino que lo ha puesto al servicio del maquinizado consumo.

 

En la sociedad de la “Aldea” de este nuevo medioevo, sociedad que ya no se entiende a sí misma por el conjunto de sus relaciones, sino ahora sólo por el agregado de sus individuos –donde el individuo es en consecuencia y necesariamente, preexistente a la sociedad y por lo tanto, en principio, autosuficiente–, el estudiante universitario actual, es, en consecuencia; en el más profundo de los individualismos pequeñoburgueses; sin duda, altamente “competitivo”: para el alcance de sus objetivos, no habrá medio que no se justifique.  Es, sin duda, de la más elevada “calidad”: “certificada” por el certificador que ha de ser “certificado”.  Es, sin duda, de “excelencia”: constatado en sus documentos y notas evaluativas.  Es, a no dudar, “líder”: ¡ay de él si no se propone serlo, será avasallado por uno más poderoso que él!; no es el líder colectiva o socialmente determinado por la aprobación de todos en el mérito de sus capacidades; su “liderazgo” no necesita de tal reconocimiento; es “líder” por autodeterminación; y no habrá discriminación de medio a su alcance que no le permita alcanzar tal objetivo, y ser finalmente un “triunfador”: un sujeto de “éxito”, porque es, finalmente, el que tendrá todo. El egoísmo social, la mezquindad y pobreza de espíritu, son “males menores”, y su condena y reproche, “romanticismo de soñadores”.

 


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1 mayo 2011 7 01 /05 /mayo /2011 23:02

Ícono Filosofía-copia-1La Dialéctica de la Simultaneidad de la Verdad Absoluta y Relativa.  Artículo, 2011.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

La Tierra, 1 (jN, lW), 02 may 11.

 

Desde que egresamos de la Facultad (1979), por gusto, teniendo otro empleo, comenzamos a impartir clases, primero en el nivel de Bachillerato (entre 1979 y 1987), y tiempo después ya en los estudios superiores en diversas carreras (1995 en adelante).  Hubo, ciertamente, un lapso de vacío entre 1987 y 1995, que nos permitió observar el fenómeno de cuán rápido evolucionan las generaciones, pues los estudiantes con los que tratamos ya a durante el segundo lustro de los años noventa, no eran, ni con mucho, aquellos estudiantes de una década antes…; ni estos serían, ni con mucho, infinitamente menos, los estudiantes de una década más, después.

 

Habría muchos aspectos con qué caracterizar todo ello; su reacción ante los estigmas de “generación perdida” en unos, o de “generación x” en otros, o su apoliticidad e inconciencia social decadente, impactantemente vista su actitud y posición ante los símbolos patrios y la defensa misma de la patria, absolutamente abandonada; pero nos referiremos aquí, exclusivamente, a un aspecto filosófico que fue el que más nos impactó por sobre de todos los demás aspectos, justo porque este determinaba en todo lo demás: su criterio de la verdad, y su solución al problema de la verdad absoluta y la verdad relativa.

 

Con los estudiantes de los años setenta a ochenta, el problema de la verdad no se discutía, simplemente porque no había necesidad de hacerlo; con mayor o menor conciencia teórica, todo el mundo entendía en lo fundamental los criterios de la verdad: su objetividad, su causalidad, su comprobación en la práctica, su logicidad, y en los más avanzados, hasta su condición de predictibilidad.

 

Entre esos estudiantes, de entre los cuales nosotros fui uno, me quedé.  Pasaron casi diez años, volvimos a tratarlos a mediados de los años noventa, y empezamos a escuchar mucho entre ellos, a manera de esos estribillos que se forman en cada generación, el que <<eso es tu verdad>>, o el que <<cada cual tiene su verdad>>.  De momento lo tomamos como un asunto de modismo, pero reflejando una situación grave que implicaba la comprensión de la realidad, por lo que confrontamos el asunto, y resultó que ahora había que discutir seriamente con esa nueva generación el problema de la verdad.

 

Y si para los estudiantes de los años noventa, la verdad ya era un asunto de cada cual, aun cuando susceptible de que entendieran el absurdo y finalmente pudiesen distinguir entre la verdad absoluta y relativa; para los estudiantes de los años dos mil, no había ya manera de hacerles entender que la verdad subjetiva, la verdad de cada cual, era sólo su opinión, y que ello no tenía nada que ver realmente con la verdad, sino por defecto.  Para estos estudiantes, el carácter absoluto de la verdad había dejado de existir, toda verdad, era exclusivamente relativa.  En última instancia, resultaban lo más consecuentes con el principio de que <<la verdad era la de cada cual>>; pero ante el problema de qué sentido tiene, entonces, no sólo la discusión de la verdad, sino la discusión de cualquier cosa, cuando cuada cual se puede ir por el mundo siendo feliz con su verdad, no había respuesta…; pero tampoco modificación de actitud; y, obvio, lo que les dijésemos, era sólo nuestra verdad.

 

Lo que filosóficamente llamamos “verdad subjetiva”, sólo por oposición a la condición de necesidad de la verdad, que es el ser objetiva, en realidad es algo falso, tal “verdad sujetiva” no existe, sino a condición de ser únicamente la opinión que decide abstraerse de los hechos de la realidad, y en tal sentido carece de sentido discutirlo.  Pero el caso es que ese absurdo lógico de la “verdad subjetiva”, se traduce sin dificultad en la relativización extrema de la verdad, ahora ya así, sí conectada a la realidad.

 

En realidad, no cuesta trabajo entender qué es la verdad absoluta, y distinguirla de la verdad relativa.  Como no cuesta trabajo entender entre lo establecido con toda certidumbre, y aquello en lo que por fácilmente cuestionable, se vislumbra algo sólo parcialmente cierto.

 

Pero la relación entre la verdad absoluta y la verdad relativa, no está principalmente en que nuestro conocimiento de la realidad es siempre incompleto y por lo tanto nunca plenamente absoluto, sino, esencialmente, en que se entiende como verdad absoluta, una afirmación demostrada en los marcos de un sistema, y sólo en los marcos de ese sistema de referencia dado; en tanto que lo que se entiende por la verdad relativa, es aquella afirmación demostrada como cierta en el marco de un sistema de referencia, pero que ya no lo puede ser necesariamente, y si acaso en cierta medida, con relación a otro sistema de referencia.

 

Así, la “relatividad de…”, es, lo que es “relativo a…”; es lo que está en “relación con…”, en este caso de la verdad relativa, con un determinado sistema de ideas y teorías, con respecto al cual sólo es parcialmente cierta.  Las leyes del movimiento de los planetas de Kepler, son verdades relativas en tanto tales movimientos los consideramos en relación con, el Sol, pero, simultáneamente, no en relación o con respecto a la Tierra misma, pues respecto de ésta, las órbitas de los planetas se verían describiendo los llamados epiciclos.

 

Pero, si bien se ve, no será difícil descubrir que esa verdad relativa de las leyes de Kepler, es, al mismo tiempo, verdad absoluta, si sólo consideramos el sistema heliocéntrico, omitiendo totalmente la posibilidad geocéntrica.  Es, pues, de este modo, que la verdad, primero, sólo ha de ser, en tanto sea objetiva; y segundo, que es, al mismo tiempo o simultáneamente, tanto absoluta como relativa.

 

Como se entenderá ahora, es pues, este, un problema de esencial importancia, tanto para el conocimiento científico, como para, en función de ello, la vida práctica de la sociedad.  Aquellas personas que hacen de la verdad algo puramente subjetivo, y que con ello reducen la verdad a un relativismo exclusivo extremo, viven en un trágico mundo en el cual, por su subjetividad, lo que piensan y sienten en su verdad, no necesariamente corresponde con lo que la realidad, por su objetividad, les impone en su decir y hacer, como necesaria expresión de una verdad objetiva.

 

Y cuando esa condición de subjetivismo y relativismo se generaliza en una sociedad, no es de extrañar, entonces, la situación actual (en el inicio de la segunda década de los dos mil), de esquizofrenia colectiva en la que ya no sólo no se sabe qué es verdadero y qué es falso, sino, peor aún, que no interesa siquiera saberlo; en una incapacidad generalizada para resolver los problemas sociales.

 

Pero “los del poder”, los que con el sistema educativo fraguaron todo esto, ya podrán estar felices en un reino omnímodo.

 


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1 mayo 2011 7 01 /05 /mayo /2011 23:01

Ícono Educación El Estudiante Universitario Actual. Ensayo, 2004 (1/4).

Dr. Luis Ignacio Hernandez Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over.blog.es/

La Tierra, 1 (jN, lW); 02 may 11.

 

Prefacio.

 

Escribimos este ensayo un día 2 de agosto de 2004.  Concluíamos el primer semestre de la Maestría en Educación Superior, y habíamos decidido hacer una investigación de tesis sobre el tema de la evaluación académica al estudiante durante un curso, para tratar de resolver el que quizá sea el problema más grave de la educación privada: la negociación de calificaciones, problema que vulnera la ética del docente, ante el hecho de que, por más apoyo que simule la institución, el docente sabe que lo que está de por medio es la fuente de ingresos de la “empresa educativa” y con ello su propia suerte en el empleo.

 

La decisión para tratar tal tema, se enfatizó precisamente porque acababa de tener un par de conflictos con dos grupos, en uno de los cuales lo lamenté profundamente por una estudiante enormemente valiosa.

 

Es pues, una reflexión dada en un momento de un particular estado de ánimo, pero en el que se estableció, ya desde ahí, la tesis misma a demostrar; como dijera Aristóteles, la tesis, en tanto “el juicio lógico indemostrado”.

 

Ahora transcribimos tal ensayo redactado entonces de una sola vez, omitiendo la referencia a aquellos grupos, y dividiendo el escrito en apartados.

 

 

Fundamentos de la Visión del Mundo

del Estudiante Actual.

 

El estudiante universitario actual[*], está en tal situación, que ya quisiéramos que por lo menos hubiera una educación positivista, es decir, de una reverencia por la ciencia así fuese con todo lo limitado de esa filosofía [positivismo].  Pero el estudiante universitario actual, influido poderosamente por la filosofías idealistas y el subjetivismo de estas (de manera absolutista en la última década), se encuentran inmersos en el interés por la empiria de las puras sensaciones, sin que lo demás amerite conocerse [kantismo].

 

Ajenos, en general, de manera total y absoluta al conocimiento científico, y apenas aproximado a éste vía el idealismo filosófico subjetivista, su aproximación al conocimiento de la verdad, se reduce tan sólo, a “la verdad” como lo útil práctico subjetivamente determinado (es decir, “la verdad” de cada cual según su emotividad) [pragmatismo y existencialismo]; en ese sentido, el mundo –según estas cosmovisiones– es como cada cual lo ve, no como lo es en la realidad objetiva y concreta; haciendo suyo el irracionalismo o intuicionismo propios del antimoralismo [de la nietzscheana “filosofía de la vida”], supeditándolo todo al voluntarismo, y más grave aún, al reducido conocimiento entendido en la “meritocracia” (papeles como instrumento de poder; “sabe” el que tiene “los papeles que lo demuestran”, y “sabe tanto más”, cuantos más papeles y cuantas mejores calificaciones).  Es natural, en es lógica esquizofrénica nos pone el sistema a todos en su momento.

 

Les es inherente, en consecuencia, aquel principio de la economía en el pensar [empiricriticismo], que sin el menor esfuerzo por el pensamiento abstracto que supone la actividad científica, dan validez en calidad de verdad, al puro y simple conocimiento cotidiano [neopositivismo]

 

El mundo es, funcionalmente, según le acomode a cada cual (la verdad se complementa así como lo útil práctico funcional, es decir, lo que funciona mejor subjetivamente), a lo que se agrega la fuerte influencia de la religiosidad, de lo “sobrenatural”, que de suyo hace en su pensamiento la a-historicidad y con ello la descripción e interpretación a-clasista, inherente a la ideología de su condición económico-social [funcionalismo]

 

En este mundo todo es, pues, para el actual estudiante universitario en general, relativismo [racionalismo crítico], negándose la posibilidad de conocer el mundo en su objetividad y esencialidad, y haciéndose culto “oficial”, en los últimos diez años, a la determinación subjetiva de lo significativo en el conocimiento [neokantismo], sin que, por definición dadas todas esas influencias filosóficas e ideológicas, pueda elevarse a lo significativo esencial objetivamente dado.

 



[*] El estudiante universitario, en particular de la escuela privada, en el primer lustro del siglo XXI.

 



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1 mayo 2011 7 01 /05 /mayo /2011 23:00

Posible Geopolítica, Alucinante, de “Ciencia-Ficción Sospechosa”: Acomodando Piezas.

 

Ayer, 01 may 11, fue muerto Bin Laden (por lo menos formalmente; y en donde, para todo efecto práctico, carece de importancia si fue ayer, en el 2001, o si incluso en realidad no ha sido).  Esto tiene que ser una especie de “baliza en el horizonte de los acontecimientos” y requiere de una interpretación geopolítica:

 

1) la guerra comercial contra China, no prosperó interviniendo en el Centro de Asia, pues en una década el imperialismo norteamericano no pudo pasar de Irak y de Afganistán, y ante la precipitación del hundimiento del capitalismo, apura una nueva estrategia;

2) la desestabilización en el mercado del Pacífico con el conflicto de las Coreas, tampoco prosperó;

3) el posible estallido de una planta nuclear en el centro de China (instalaciones nucleares de China en Qin Ling (Chin Ling), en Sian, cuenca alta del Huang Ho, el 13 de octubre de 2010), y luego los acontecimientos de noviembre en las costas de California con el lanzamiento de misiles, al parecer, desde un submarino chino, dejó entrever la posibilidad de un enfrentamiento directo;

4) ante tal situación, al parecer, hubo un cambio de estrategia norteamericana, en la que: a) destruye Japón para hacerla plataforma de reinversión (y posible desestabilización del mercado del Pacífico, más aún con el caso de la radiación de Fukushima), aun cuando aspecto con la variante de enfrentamiento conspirativo entre los grupos Bilderberg-Comisión Trilateral, por un lado; y Dragón Blanco-Yakuza-Triadas Chinas, por otro; b) se instiga las rebeliones en los países árabes del Mediterráneo (posible desestabilización de Europa obligándola a través de la OTAN, pero sin involucrarse los propios EU); y así, c) lo que era objetivo último, se convierte, al parecer, en “Plan B” inmediato: apurar el establecimiento del “Nuevo Orden Mundial”, lo que implica el dar inicio al “Blue Beam” (20 de abril, Costa de Marfil), y la “invasión extraterrestre”; y en todo ello, la última noticia, que es el anuncio de la muerte de Bin Laden, significaría el abandono geopolítico de la intervención en Asia Central; ya con la variante de una nueva amenaza de actos terroristas, o bien de concentración en los aspectos del Blue Beam, parte de lo cual es la unificación religiosa (quizá sea posible señal del fin de la Geoestrategia Político-Militar del “Eje del Mal” con su “Choque de Civilizaciones”, para minimizar frentes, con el inicio del la Geoestrategia Político-Militar de la “Invasión Extraterrestre”), pues en America Latina todo está “en calma”, aun cuando comienza a no estarlo en México con el caso de los crímenes de Morelos (y aquí nos reservamos unos datos como posible hipótesis a verificar:  mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm).

 


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28 abril 2011 4 28 /04 /abril /2011 23:10

Hemisferios de Magdeburgo, 1654La Geografía en Alfred Hettner.  Ensayo, 2011 (10/10). [*]

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

La Tierra, 1 (jN, lW); 30 may 11.

 

Alfred Hettner concluye su trabajo con un VI Capítulo que titula: “La Geografía Práctica”.  No casualmente un punto obsesivo en la teoría geográfica, ya que realmente ello es lo que finalmente define la importancia en cuanto a la condición de ciencia de la Geografía.

 

El carácter práctico, como el carácter causal, entre las obsesiones más constantes, suelen reiterarse por los estudiosos de la Geografía elaborando este argumento teórico, comúnmente, sin más argumento que una afirmación con mucha fuerza de convicción.

 

Hettner, hablando en general de la ciencia al respecto, asienta: “La ciencia ha estado durante mucho tiempo al servicio de las finalidades prácticas de la vida, sus actividades estuvieron guiadas por las exigencias de ésta.  Sólo tardíamente se ha independizado desarrollando un conocimiento libre y, como muestra el ejemplo del galvanismo, son precisamente para la vida los mayores y más importantes progresos de la ciencia los que tienen su origen en la investigación libre y desinteresada”[45].  Y a lo que Hettner se está refiriendo ahí, es justo a ese aspecto esencial de la historia y teoría de la ciencia, por el cual, sólo cuando en ésta se da el salto cualitativo de lo meramente empírico (lo práctico), al pensamiento abstracto (lo teórico), es cuando la ciencia aporta, como acertadamente dice Hettner, “precisamente para la vida, los mayores y más importantes progresos”.

 

En ello Hettner ha mezclado el concepto de que, a la vez, ello “tiene su origen en la investigación libre y desinteresada”.  Puede ser que allí nuestro autor se esté refiriendo al hacer científico que hay nosotros denominamos “no-institucional” o “no-oficial”, pero ello no es del todo claro que así sea, y más bien podemos pensar que Hettner a lo que se está refiriendo con ello, es a lo que en su tiempo se denominaba con frecuencia como la “ciencia pura”; esto es, una mezcla de esa independencia y la investigación teórica que en mucho presupone aquella.

 

Que Hettner se refiere más bien a esto último, se deja ver en otro párrafo en que, haciendo ver el error de ciertos investigadores de desvincular totalmente a la ciencia, de la vida, dice de quien ello intenta, que sólo considera: “la investigación de la verdad como su única función sin tener en cuenta en ningún momento las necesidades de la vida”[46].

 

Hettner hace ver que la Geografía ha estado dominantemente “al servicio de la vida”, esto es, que ha sido eminentemente práctica, y atribuye a Ritter el destacar la importancia de la “ciencia pura” frente a los intereses prácticos, salto cualitativo de donde viene, a decir de Hettner, el conocimiento de las relaciones causales de los fenómenos de una región.  Luego, “en base al conocimiento de las relaciones causales, la geografía puede precisar qué consecuencias tendrá una modificación promovida por el hombre.  Una vez adquirida esta aptitud, la geografía está capacitada para ser un instrumento provechoso de la política nacional, en el más amplio sentido de la palabra”[47].

 

Hettner nos ha mostrado así, no sólo la importancia de la práctica, sino en el proceso, nos ha hecho ver el indisoluble vínculo de ésta con la teoría, de modo que, aún más, los logros teóricos son los que guían más provechosamente el hacer práctico.

 

Y una vez aclarado ello, Hettner aborda un problema capital en esta discusión: el atribuir ese resultado práctico en esta ciencia, al campo de la geografía humana.  Esa conclusión será natural, primero, a su arreglo fenomenista de la geografía (no obstante la defina como ciencia del espacio terrestre); y segundo, a la asociación de la geografía como “un instrumento provechoso de la política nacional”, como aquello que, por definición, está “al servicio de la vida”.  Y así enumera una serie de aspectos de la geografía humana, en donde explica que, “junto a la geografía del transporte, hay una política geográfica del transporte, junto a una geografía económica teórica, una geografía económica práctica o una política geográfica económica, y junto a una geografía política teórica una política practica o geopolítica”[48].

 

Lo primero es la política nacional, dice enfatizadamente Hettner, y en ello, agrega, la investigación se basa en los diferentes hechos del terreno (agua, suelo, yacimientos minerales), lo cual compete a las ciencia especiales o sistemáticas, como él les llama, y de donde, concluye, “este es el motivo de que la valoración geográfica se encuentre generalmente en un segundo plano, frente a la valoración realizada por las diversas ciencias técnicas”[49].  Y esta es la tercera razón por la cual Hettner, viendo la desventaja de la Geografía en el campo de las ciencias naturales, va a atribuir a la geografía humana ese resultado práctico “al servicio de la vida”.

 

Hettner, finalmente, de manera consecuente a lo anteror, va a exigir que la política nacional sea estudiada geográficamente a fin de no caer en graves errores, dice éste; a la vez que pide a los geógrafos no limitarse demasiado al estudio de problemas científicos puros, a fin de ser tenidos en cuenta por la práctica política; y pide de éstos una “conciencia político-geográfica”, cuyo abandono, dice Hettner por último, ha tenido consecuencias funestas.

 



[45]    Ibid. p.72.

[46]    Ibid. p.72.

[47]    Ibid. p.73.

[48]    Ibid. p.74.

[49]    Ibid. p.74.

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28 abril 2011 4 28 /04 /abril /2011 23:09

Sextante y CatalejoLa Geografía en Alfred Hettner.  Ensayo, 2011 (9/). [*]

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

La Tierra, 1 (jN, lW); 26 may 11.

 

 

La teoría de la estética es un ámbito de conocimientos en el cual se ha avanzado enormemente y muy rápido, apenas hacia el último tercio del siglo XX; hecho que nos lo hace saber un connotado autor en la materia, como lo es el Dr. Adolfo Sánchez Vázquez.

 

Aún en los tiempos en que Hettner produce el material aquí analizado, en la Unión Soviética se elabora apenas esa teoría en el marco del movimiento cultural del llamado Realismo Socialista, que, por supuesto, choca en una posición diametralmente opuesta con el ámbito intelectual de Hettner de la Alemania de fines de los años veinte y principios de los treinta, en que, por lo opuesto, se encamina vertiginosamente al movimiento cultural del Suprematismo nazi.

 

En ese contexto es que Hettner inicia este capítulo diciendo: “Además de una geografía teórica existe una geografía estética, junto a una geografía entendida como ciencia existe una geografía entendida como arte”[41].  Y, en una sutileza que fácilmente pasa desapercibida, en el concepto positivista de  que “una cosa existe junto a la otra”, Hettner se distingue del concepto de la estética dialéctico materialista, por el cual una geografía teórica y una geografía estética, son indisolublemente lo mismo, pues en una geografía entendida como ciencia, está, al mismo tiempo, en ella misma, un geografía entendida como arte.

 

Esta sutileza pudiera parecer irrelevante, pero, no obstante, dará toda la diferencia de concepción sobre el espacio geográfico.  Hettner, citando a Kriegk en sus Escritos Sobre una Geografía General, 1840, recoge el siguiente pasaje: “Las descripciones del geógrafo carecen de verdadero contenido y de su más distinguido atributo si el mismo no es capaz de hacer concebir al paisajista y al poeta el carácter estético de las regiones”[42].  Ello lleva a decir a Hettner que: “Esta situación indica que en el campo de la geografía existen ciertos defectos; la síntesis ha sido demasiado marginada por la investigación y más allá de la abstracción de contenidos y el examen de causas, la observación directa ha perdido mucho terreno”[43].

 

Es decir, que en ello había un doble defecto: 1) la marginación de la síntesis y, por lo tanto, el quedarse permanentemente en la casuística del fenómeno y sus causas; y, 2) el abandono de la observación directa.  Y en la discusión acerca de los fines prácticos de ello, es que Hettner se pregunta si existe una geografía como arte, y si existe, en qué relación se encuentra con la geografía científica.

 

Hettner aclara que cuando se habla de la geografía como arte, no se está expresando el arte de las descripciones geográficas, no se está reduciendo ese arte a la poiética del paisaje, sino que es el arte de la exposición como método.  “No sólo se puede hablar de un arte de la exposición –dice Hettner– cuando se realiza la descripción de un paisaje, sino también cuando se trata de una investigación puramente científica”[44].  Y ese arte de la exposición, continúa Hettner, debe distinguirse de la geografía como estética, la cual se refiere, por su parte, a la valoración de la belleza del paisaje en la integridad de todos sus elementos.

 

Ahora bien, cuando se habla del arte de la exposición, aun cuando Hettner no lo menciona así, en realidad de lo que se habla es del método científico de exposición, de la creatividad que se opera en ello, que puede ir desde la bella prosa descriptiva positivista, hasta el riguroso silogismo en el proceso hipotético-deductivo.

 

Así la estética y el arte en geografía, se refiere a esa parte esencial del conocimiento científico en el que en sí mismo hay belleza, en un arte que no significa otra cosa que creatividad, y como tal, productividad.  Si algo insospechado es capaz de cuestionar profundamente a la Geografía como ciencia y su papel social, eso es, justamente, su valoración estética.  Por ello, habremos de valorar qué tanto el hacer geográfico, en la medida de su contribución real al progreso social, se convierte en realización social humana.  Y así, cuando esa productividad y contribución emana de las “ciencias geográficas”, o ciencias especiales que integran esa concepción de la Geografía en los tiempos de Hettner, resulta cuestionable, entonces, si es la Geografía como tal la que aporta, o lo es cada una de las ciencias especiales por su parte.  En todo caso, ese aspecto práctico y concreto del papel social de la Geografía, es un punto a responder, y del cual Hettner se encargará en su último capítulo-

 

El problema que destaca, pues, es, primero, separar la ciencia de la geografía (la geografía teórica como la refiere Hettner), de la geografía estética y como arte, y luego juntar una y otra, consecuentemente en esa clasificación de la estructura heterogénea de la Geografía que dicho autor ha dejado asentada.

 

En una concepción dialéctica en donde en la geografía como ciencia está contenido su carácter estético y su creatividad misma, y no hay que juntar mecánicamente lo que no está separado, ello corresponde consecuentemente por su parte, a esa clasificación de la estructura homogénea de la Geografía, a la que Hettner no llegó.

 

Finalmente, en un VI Capítulo, Hettner se va a referir a la geografía práctica, y a lo cual nos referiremos en un próximo y último fascículo.

 

 

 __________________________

[41]    Ibid. p.68.

[42]    Ibid. p.68 (Op. Cit. p.225)

[43]    Ibid. p.68.

[44]    Ibid. p.69.

 

 


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28 abril 2011 4 28 /04 /abril /2011 23:08

SextanteLa Geografía en Alfred Hettner.  Ensayo, 2011 (8/). [*]

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

La Tierra, 1 (jN, lW); 23 may 11.

 

La geografía humana en Hettner merece un comentario en páginas aparte, y más que por alguna consideración especial, simplemente por ser ese asidero incandescente último del geógrafo de fines del siglo XX, antes de caer en el abismo.

 

Esta “rama de la Geografía” pasa por el estudio de diversas ciencias de la sociedad, de las cuales Hettner menciona la antropología, la etnología, la política y geopolítica, y la economía; y se le plantea el mismo problema que para las ciencias naturales: estudiarlas de tal modo que por ello, ni se derive en el especialista en ellas, ni los conocimientos se queden en la superficialidad; es decir, de un modo corológico.

 

El razonamiento de Hettner, en general, es correcto; el problema ha estado en la concesión que ha hecho al estudio fenomenista, mismo que le ha llevado a la lógica interna de la Geografía entendida como el conjunto de las ciencia sistemáticas, como él les llama.

 

Un falso problema es si el ser humano, lo social, debe considerase o no en los estudios geográficos; y Hettner lo resuelve de manera brillante en lo geográfico esencial, cuando a ello impone el que su tratamiento ha de ser desde el punto de vista corológico.

 

Lo corológico, ciertamente, se refiere a lo espacial, pero en una noción particular del espacio, por la cual éste, como tal, es sólo un concepto abstracto sin relación a nada concreto de lo cual sería su reflejo en el pensamiento, de modo que tal concepto a lo que se refiere, es a las propiedades espaciales de las cosas coexistentes; de modo que las cosas coexistentes no sólo dan ciertos atributos al espacio, sino que el espacio mismo es una determinación de dichas cosas, en tanto el espacio es el conjunto de esas cosas coexistentes.  Hettner, así, en su noción de espacio, respondía al planteamiento del continumm einsteniano; y más aún, en donde, dice Hettner, “la geografía humana…, se convierte por su importancia y trascendencia en la rama disciplinaria más destacada de la geografía”[38].  Y, no obstante, Hettner se refiero a ello como “restos de la concepción teleológica…”, superable mediante, dice él, el “enfoque corológico”.

 

El planteamiento, en general, hemos dicho, está en lo correcto; pero, a su vez, también lo hemos mencionado, la limitación en su concepto de espacio, hizo que dicho planteamiento fuera incompleto; es decir, llevado hasta sus últimas consecuencias.  Y al ceder en el estudio de los fenómenos, aun cuando con un “enfoque corológico” no siempre más claro que el hacer el análisis regional, no alcanzó a darse el salto cualitativo de pensamiento, y su planteamiento quedó apenas como una propuesta metodológica.

 

Hettner atribuye a Ratzel la vuelta de la geografía al interés por lo humano en forma de geografía política; pero, de ahí pasa a la crítica a Rudolph Kjellen, aclarando que en ello no se trataba de hacer de la Geografía la “ciencia de los Estados”, tal como este autor la presenta de manera particular en su Geopolítica.

 

Más allá de ello, Hettner comienza a hablar de las diferentes geografías involucradas en la Geografía Humana: la geografía del poblamiento, la geografía de los asentamientos humanos, la geografía del transporte, la geografía militar, e incluso, surgida de la geografía del comercio, la geografía económica, a la cual, dice Hettner, comenzaba a prestársele mayor atención.  La vastedad de aspectos particulares del fenómeno social, como es evidente pensarlo, es tal, que Hettner engloba todo ello finalmente en una geografía cultural.  Esos géneros y especies de conocimientos, dando una clasificación y estructura interna a esta ciencia, integraban así, ciertas clases de especializaciones en el conocimiento geográfico, según Hettner.  La solución final, el summum genus hettneriano, era nuevamente una geografía fenomenista, con una novedosa metodología: la corología y el análisis regional.

 

Concordante con esas limitaciones de concepción aún, de la identidad de la Geografía, al referirse Hettner a la geografía histórica, la cual especifica no confundir con la historia de la Geografía, dice éste: “La geografía histórica más que una parte es una ciencia afín”[39].  Con ello, Hettner completaba nuevamente el cuadro desmembrador de la Geografía, muy a su pesar.  Ello era una consecuencia lógica de su clasificación, pues tal geografía histórica, dice Hettner, “recae en manos de historiadores y arqueólogos, del mismo modo que el cultivo de la denominada paleogeografía, es decir, la geografía de los periodos geológicos pasados, recae en manos de los geólogos”[40].

 

Después de Hettner, lo único quedaba en la esencial identidad de la Geografía, era ya, por lo menos, eso que él había rescatado en la fundamental abstracción de lo corológico-regional.

 

Nuestro autor va a abordar dos capítulos más en la traducción de su trabajo aquí analizado: 1) la geografía estética, una “rama” más, consecuente con toda esa clasificación; y, 2) la geografía práctica.  Acerca de lo primero, nunca más –hasta donde manejamos información del desarrollo teórico geográfico– se ha vuelto a tocar, y ello, por sí solo, amerita su consideración en estas notas.  Respecto de lo segundo, ello está involucrado en la división de los campos de investigación y el papel social de la Geografía.  Ambas cosas, los campos de investigación y la función práctica, en su limitación conceptual y sobre la base de esa falta de identidad de la Geografía como ciencia en sí misma, se han sido desde entonces obsesión permanente en la mente del geógrafo, como un necesidad en su propia identidad profesional; y, por ello, a todo eso nos referiremos en el apartado final de este ensayo acerca de la obra de Hettner aquí en cuestión.

_________________

  

[38]    Ibid. p.58.

[39]    Ibid. p.66.

[40]    Ibid. pp.67-68.


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