
La Ciencia
de las Relaciones Internacionales;
su Teoría (2)
Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
"Espacio Geográfico", Revista Electrónica
de Geografía Teórica;
http://espacio-geografico.over-blog.es/,
México, 6 ago 09.
Planteándose eminentemente una situación contradictoria, el marxismo, la dialéctica materialista, cuya esencia es el análisis de la contradicción, significa el método más idóneo para examinar toda esta problemática teórica.
De acuerdo con este método, debe partirse invariablemente de la contradicción esencial y determinante, dada por la lucha de clases sociales en el plano internacional. Tras ella existe una contradicción teórica aún más general: la contradicción ideológico-filosófica entre el materialismo y el idealismo, que representan la manera de interpretar el mundo de cada una de esas clases sociales.
El materialismo filosófico, fundamento filosófico del proletariado mundial, es una posición en el método científico fundada en el principio de objetividad; es decir, de la necesidad de la comprensión científica del mundo, a partir del reconocimiento de la realidad tal cual ésta es, independientemente del subjetivismo de los deseos e intereses.
El idealismo filosófico, por su parte fundamento filosófico de la burguesía internacional, por lo contrario, es una posición que se da la libertad para aplicar el principio de subjetivismo en la comprensión del mundo, por lo tanto, pudiendo hacer, a partir de las ideas, la realidad del mundo.
Al adentrarnos críticamente en esos textos, lo primero que destaca es un planteamiento perverso (por lo tanto, desde los intereses de una clase social), que divide las teorías de las relaciones internacionales en idealistas y realistas, pretendiendo la identificación del materialismo filosófico, la filosofía del proletariado, por oposición al “idealismo”, con el realismo.
Pero en esa trampa verbal, se juega con la idea de entender al “idealismo”, a la vez que como un sistema filosófico, como la simple “idealidad” de las cosas; idealidad por lo cual se plantea que es posible la unidad y la cooperación internacional frente a una adversidad común. Pero, por oposición, el materialismo filosófico no entendido como tal, como sistema filosófico, se hace pasar por lo opuesto a “lo ideal”, esto es, como “el realismo”; por el cual, por su parte, se entiende que el Estado es determinante en las relaciones sociales, y en consecuencia la unidad y la cooperación internacional sólo puede responder a los intereses exclusivos del Estado. De esta manera, los “idealistas” resultan amantes de la paz; en tanto que los “materialistas” entendidos como los “realistas”, no pueden entender el mundo sino como la guerra eterna entre los Estados. Hay ahí, pues, una interpretación perversa de la teoría de las relaciones internacionales.
Luego se gusta de complicar más el desarrollo teórico, al identificar <<idealismo filosófico con idealidad, y éste con Liberalismo>> (una categoría filosófica con una categoría literaria, con una categoría sociológica).
Esto es, dicho con fundamento en la lógica, se trabaja erróneamente (aun cuado de manera deliberada) con conceptos de distinta clase y de distinto contenido y extensión. Aquí estableceremos las equivalencias correspondientes, con todo un replanteamiento teórico.
Establezcamos, en consecuencia, que, dada la división innegable de la sociedad en clases; unos usufructuarios de los medios de producción social y depositarios del poder en el Estado para mantener ese usufructo, las burguesías del mundo; y otros, despojados de todo, siendo sólo fuerza de trabajo oprimida y explotada, el proletariado mundial (hoy en día ya más que “ejército de reserva”, masas de desecho); hay, en principio, dos planteamientos teóricos fundamentales de las relaciones internacionales: el de la burguesía internacional, interesado en mantener la fragmentación de los pueblos del mundo; y el del proletariado internacional, interesado en la unificación mundial.
Así, para que prevalezca la fragmentación, la falta de unidad entre los pueblos del mundo, los teóricos burgueses del capitalismo en las relaciones internacionales, crean toda una serie de artilugios para instigar las diferencias, y justificar la desigualdad social, la explotación y la guerra; y sobre de esas bases, edificar sus teorías de las relaciones internacionales “ideales”; no porque aspiren realmente a una sociedad ideal, sino porque son incapaces de un análisis científico del mundo, y la realidad objetiva les niega y contradice a cada instante.
Por su parte, los pueblos del mundo (en su gran mayoría el proletariado), teorizarán sobre la manera de lograr la unidad real del mundo, cuya condición primera es, en consecuencia, la abolición misma del capitalismo.