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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
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16 septiembre 2012 7 16 /09 /septiembre /2012 22:03

Cuestionamiento Geográfico en la Contradicción Esencial de la Geografía, de un Navegante de este “Espacio…”. (2/2)

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

5 sep 12.

 

Entre tantas lecturas, alguna vez nuestra vista pasó por el concepto de “estado de espacio”, puesto por ahí, dado por supuesto su significado.  Se refería al espacio, lo tomamos y lo guardamos, sin entender a qué se refería (pero que, refiriéndose al espacio, “para algo habría de servir”).  Así llegó el siglo XXI y arribamos al año 2012.  Y tras la historia de este Blog expuesta en desde sus primeros artículos hasta el último, llenando con el estudio los vacíos que nos habían quedado de tiempo atrás, uno de ellos, fundamental, fue el de la teoría geográfica en las dos terceras partes iniciales del siglo XX; en cuyo contexto, el último tercio hasta hoy, comprende lo que ya es nuestra propia historia.

 

Y entonces descubrimos un hecho trascendente.  La geografía teórica en el curso del siglo XX, había sido un proceso ascendente en el esfuerzo intelectivo de abstraer y generalizar no sólo el concepto de espacio, sino también el de los fenómenos.  Y pudimos darnos cuenta que a nosotros nos antecedían tres grandes momentos (al principio habíamos ubicado sólo dos), en ello: 1) el primero, de Vidal de la Blache y Emmanuel de Martonne, en el que, dejando los fenómenos intactos, sólo se priorizó por sobre de ellos el espacio como un conjunto limitado de propiedades, respecto de las cuales quedaban los fenómenos; el segundo, en un proceso teórico que venía de Krasnov, Chizov y Lukashevich, que cristaliza en Alfred Hettner y Richard Hartshorne, en el que el espacio geográfico se generaliza como la región o el paisaje, y el concepto acerca de los fenómenos comenzó su propia abstracción y generalización dada en las “unidades morfológicas” (las geoformas, no sólo de la litosfera, sino de la atmosfera, hidrosfera y biosfera); pero de las cuales –hasta donde hemos visto– no se elabora más teoría, y quedan sujetas a su entendimiento por las mismas leyes de los fenómenos.  Luego, recientemente, hemos descubierto la manera en que se dio un tercer momento histórico de abstracción y generalización del los conceptos de espacio y fenómenos en geografía: el dado en la obra de Alexandr Maximovich Riábchikov a mediados de los años setenta.

 

Llegó así a nosotros el esfuerzo histórico de todos esos pensadores de la geografía, y sumándonos a ellos, por fin entendimos “para qué servía” aquel concepto acerca de los “estados de espacio”.  En él cristaliza lo que ahora tenemos que ubicar como el cuarto momento histórico en ese proceso de abstracción y generalización, en el que de manera simultánea lo resolvimos tanto para el espacio como para los fenómenos.

 

Los estados de espacio son los fenómenos hechos unidades morfológicas (o geoformas), y aún abstraídos a una generalización más esencial en la que, despojados dichos fenómenos, así, de sus propiedades particulares objeto de tratamiento por otras ciencias, esta vez, ya estudiados bajo las propiedades y leyes de la teoría del espacio (en principio, la geometría).

 

Con ello pudimos resolver la contradicción histórica esencial de la Geografía dada en la tesis del espacio y su antítesis en los fenómenos, en una síntesis lógica por subsunción.  Desaparecieron así, tanto la antigua “geografía fenomenista”, como su opuesto, la “geografía espacista”.  La antigua “geografía espacista” derivó, por definición, en lo que ahora es simplemente la Geografía como ciencia formal en el ámbito de la ciencia y el método científico de la ciencia de la modernidad; y la “geografía fenomenista”, por su parte, derivó, en el ámbito del “paradigma de la posmodernidad”, en lo que, siguiendo las definiciones de uno de los principales teóricos de la “posmodernidad”, Edgar Morin, podemos denominar ahora como “geografía literaria” (en los términos de la “ensayística” no lógico formal, sino literaria, que Morin propone, por ejemplo en su Sociología); un saber que ya no necesita de la formalización de la ciencia (lo que se conoce como la axiomatización), y que, por lo tanto, se ubica entre el hacer científico de la divulgación de la ciencia, a la que en tanto ciencia la “geografía literaria” no se compromete; y el hacer de la novela histórica o de la ciencia-ficción, que implican dosis de fantasía, a lo que la “geografía literaria” tampoco llega.

 

El desarrollo de la geografía como ciencia formal en el método de la ciencia moderna (así haya llegado a ello muy tardíamente), impone la necesidad, como condición primera de toda condición, la formalización, de la teoría, en este caso, de la teoría del espacio geográfico.  Y justo acerca de ello es que, asumiendo la responsabilidad ética e intelectual por ello, ahora elaboramos en nuestra revista <<“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica de Geografía Teórica>>.

 

Este último documento ya no es para todos, es sólo para el geógrafo por lo que el geógrafo históricamente es, y que evidentemente tendrá su despliegue en el futuro.  Documento que, entre quien lo redacta y quien lo lee, sustituye nuestra mutua presencia en el aula (incluso con lo que ello implica en la remuneración al trabajo intelectual).

 

Explicar en un lenguaje más claro todo lo antes expuesto, implica dos grandes cosas: 1) el no ir hacia atrás, explicando lo que ya está expuesto con profusión en todos las publicaciones sistemáticas de este Blog (desde luego, en lo concerniente a la geografía y filosofía); y 2) el ir hacia adelante, explicando con detenimiento y particularidades, lo que ahora estamos exponiendo en “Espacio Geográfico” como la Revista, que supone ese compromiso (y un sacrificio incluso si así se quiere ver), en el carácter de su servicio profesional, más allá de lo puramente moral en el intercambio de conocimientos.

 

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