Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri

Denuncia 019 (17 abr 14): Concitación, Origen y Perspectivas.

Hasta el 15 de marzo de 2013 nuestra vida cotidiana giraba en torno a nuestro desarrollo profesional en el campo de la geografía teórica, y apenas una asesoría filosófico-pedagógica circunstancial al Comité Ejecutivo Nacional Democrático del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (CEND-SNTE), para fundamentar su proyecto de educación científica y popular en contraposición al proyecto educativo oscurantista del Estado.  A partir de ese día se descargó una represión política en el más puro estilo nazi-fascista, en la que, no reprimiéndose directamente, en este caso, al autor de estas líneas, gangsterilmente se reprimió a nuestro hijo, con la burda acusación de una rufián delincuente, a pesar de todo, aún en plena libertad, en la fabricación de un delito tal como quedó probado en el expediente CDHDF/I/121/Azcap/13/2020, y la Recomendación emitida por la CDHDF a la PGJDF.

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Tras un año de represión continuada por dicha PGJDF a cargo de Rodolfo Ríos Garza en un expediente de acción penal abierta y en omisión a la Recomendación de la CDHDF, lo que juzgábamos como un solo acto represivo, decidimos desdoblarlo en cada caso involucrado: 1) en el dado en el expediente de la CDHDF antes mencionado, en términos jurídicos, implicando el cese de la acción penal y el resarcimiento de daños; y 2) en el dado en la causa de nuestra persona, en términos político-ideológicos y morales, implicando tanto la solución satisfactoria al caso anterior, como la indemnización y resarcimiento de daños por el Estado, desde 1994.

Satisfechas totalmente las demandas, anulada así las condiciones que nos obligan moral e ineludiblemente a actuar y con plena y absoluta legitimidad, entonces, y sólo entonces, podremos volver –sin que ya jamás vuelva a ser lo mismo– a nuestra vida cotidiana de investigación en nuestra ocupación profesional.

La no-solución, o una solución parcial apenas, nos dará la satisfacción de continuar en una lucha política de la que éramos ajenos en la práctica, no justificada sino apenas por convicción ideológica y consciencia social.  Ahora hemos pasado a la lucha político-social, y si ello nos allega la muerte, ésta será en el privilegio del mayor honor y dignidad.  Por lo tanto, con plena justificación moral y absoluta legitimidad, no tenemos limitación a nuestra lucha, que por insignificante que sea, es una en un mundo capitalista convulsionado del que necesitamos encontrar los puntos en común de todas sus luchas, en una gran lucha proletaria por una nueva sociedad socialista.

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