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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
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2 agosto 2014 6 02 /08 /agosto /2014 22:03

Nikolai Alksandrovich Kozyrev (1908-1983)Nicolai Aleksandrovich Kozyrev (1908-1983)

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

27 jul 14.

 

Nicolai Aleksandrovich Kozyrev (1908-1983), astrofísico ruso, tenía 28 años de edad cuando se inició la Guerra Civil Española, en 1936, claro indicio de que se preparaba un conflicto armado aún mayor, del nazismo instalado ya en Alemania, contra la Unión Soviética, que como primer Estado socialista en la historia mundial, apenas contaba con unos quince años de haberse fundado y tener un desarrollo estable luego de su Revolución de Octubre de 1917 y su Guerra Civil hasta 1920.

 

José Stalin hacía los preparativos para enfrentar ese conflicto: desde firmar un tratado de no-agresión con Hitler (que de suyo evidencia las intenciones nazis y su prevención), hasta desmantelar su industria y trasladarla detrás de los Urales.  Poco podían entender de esto los científicos investigadores del Instituto de Física, inmersos en otro campo de investigaciones, y ello podría ser la explicación de los sucesos que enfrentaría unos sesenta científicos en 1936.  Muy seguramente Stalin debió exigirles su dedicación a una ciencia de guerra, por la que, negándose a desarrollarla, fueron acusados de “actividades contra la revolución”, y fusilados unos y enviados a los campos de concentración a los más, entre los que estuvo, en su momento, Nicolai Aleksandrovich Kozyrev.

 

En Rusia, entonces la Unión Soviética, no obstante aquellas condiciones extremas de guerra que obligaron a otras determinaciones, son altamente valorados los pensadores de “ideas extrañas” (esos mismos que en México, por esa misma razón, son motivo, primero, de burla y escarnio en calidad de “locos” y “delirantes”; luego, de rechazo bajo prejuiciadas “sospechas” de que en él se mueven otros intereses; y, finalmente, de proscripción, en donde se hace prohibitivo mencionar su nombre –a riesgo de padecer el mismo tratamiento–, y más aún, citarle y referirle sin darle crédito correspondiente alguno, si bien, sin embargo, ampliamente plagiado en sus ideas; convertido así en “no-exitente”; tras lo cual, lo que reina, es la mediocridad absoluta), de modo que Kozirev no sólo era uno de ellos, sino el más “extraño” y connotado de todos, de modo que, no obstante diez años de prisión, fue liberado al final de la guerra, 1946, por el apoyo de la comunidad científica.

 

De entre las diversas ideas desconcertantes de Kozyrev, la más esencial, e incluso de carácter geográfico y razón por la cual es reseñado aquí, es su teoría de la “mecánica causal asimétrica de rotación”.  La propuesta en ella, era el “efecto de latitud en el giro gravitacional”, entendido como un efecto de torsión del espacio como tal, expresado o puesto de manifiesto en el planeta Tierra.  En este sentido, la teoría de Kozyrev se convierte en un teoría eminentemente geográfica.

 

Ese efecto de torsión del espacio es el que es capaz de generar altas cantidades de energía emanada del “punto cero”, es decir, de ese punto a -273 °C (0°K), en el que se han suprimido no sólo las formas sustanciales, sino todos los campos en el estado térmico de 0°K absoluto, y entonces lo que actúa, es la energía del vacío (en su época, aún debatido en la teoría del éter).

 

Para 1962, su teoría de la “mecánica causal asimétrica de rotación” fue sometida a un examen riguroso por un comité de científicos soviéticos, los cuales concluyeron: 1) que la teoría no está basada en axiomas, aceptados y claramente formulados; sus conclusiones no están desarrolladas por suficiente y estricto método o matemático, 2) la calidad y precisión de los experimentos de laboratorio realizados, no permitían elaboración de conclusiones concretas acerca del efecto; y 3) la corroboración de la forma asimétrica de los planetas no se encontró en Saturno.  Para Júpiter la asimetría aparente fue resultado de la disposición asimétrica de sus bandas, pero no del planeta mismo.

 

No obstante, cuatro años después, en 1969, fue doblemente premiado por sus trabajos de astrofísica, y tanto un asteroide, como un cráter en la Luna, llevan su nombre.

 

Un continuador directamente consciente de las ideas de Kosyrev en esta misma teoría geográfica, fue Genadi Nicolaevich Katterfeld, que quizá podría juzgarse con las mismas conclusiones hechas a Kozyrev: la falta de formalización teórica-experimental.  E indirecta e inconscientemente, el autor de este apunte biográfico en la historia de la ciencia, autor de este Blog en que se publica, se aproximó independientemente a la misma teoría, pero más que por un tratamiento físico-experimental, por la deducción filosófica, de donde esa formalización teórica, si bien quizá no completa o bien formulada a pesar de todo, se ha apuntado esa axiomatización (en todo caso, nos falta aún la expresión matemática, de la cual apenas hemos deducido unas ecuaciones por determinantes para las regularidades del movimiento dimensional).  Y por cuanto a la tercera objeción que se hizo a la teoría de Kozyrev (el que la mecánica causal no se corrobora en Júpiter y Saturno), nos asalta el cuestionamiento a la objeción, pues, ambos planetas son dominantemente gaseosos, y el efecto de torsión del espacio, tiene otro comportamiento reflejado en esas masas gaseosas).

 

Como físico, Kozyrev tuvo otros ángulos de exploración, y uno de ellos, quizá el más extraño y sin demostración alguna, es su planteamiento del “viaje en el tiempo”, teniendo por “máquina” del mismo, diversos tipos de espejos, esencialmente en espiral.  En esas ideas extrañas, para Kozyrev, el tiempo es una forma de energía (y por las “imágenes conscientes” en el espejo, una energía biofísica).

 

Curiosamente, siendo el tiempo una coordenada física del espacio, fue a su vez motivo de nuestra reflexión, y ajenos a esa idea de los espejos (cosa de la que recientemente nos hemos enterado), acerca del tiempo llegamos a una conclusión semejante: para nosotros, el tiempo es una esfera de energía que está en la naturaleza de todo ser (y es, o está muy próximo a ser, eso que los idealistas metafísicos identifican como el “alma”, como la “fuerza vital”, como el “aura”), pero que es una energía biofísica en relación con los cuerpos biológicos, y simplemente física con los cuerpos físicos; la cual no observamos, porque ésta se extiende en un cuarta dimensión del espacio.  Creemos a su vez, en la posibilidad del viaje en el espacio-tiempo, y ello supone dos requisitos: 1) pode ubicarse en una posición a 90° respecto del espacio tridimensional en su conjunto; y 2) regresar o avanzar a cortes del tiempo inmersos en nuestra propia “energía de tiempo” a través del hiperespacio de la cuarta dimensión.

 

El primer requisito quizá sea, de ser ciertos, los vórtices hiperdimensionales reportados.  Ahí, de manera natural como intersección entre la tercera y cuarta dimensión, se de esos “vórtices de 90°”.  El segundo requisito, con el que se propicia el viaje en el tiempo creando una especie de “vórtices de 90°” artificiales, quizá se satisfaga con la “máquina del tiempo” de los “espejos de Kozyrev” en algún modelo.

 

 

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19 julio 2014 6 19 /07 /julio /2014 22:03

1514-1564-Andres-Vesalio.jpgAndrés Vesalio (1514-1564)

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

13 jul 14.

 

De cuando en cuando, ciertos alumnos suelen llegar al profesor superándole de antemano, en una constante muy peculiar: no es que el alumno, de menor edad y por ende menor experiencia y menos conocimientos, sepa más que su profesor, sino, lo que suele suceder, es que ese profesor, primero, podrá conocer mucho, pero en las viejas ideas y teorías; y segundo, pero principalmente, es superado por esos alumnos en la aplicación de nuevos métodos.  De modo que esa superación de los profesores por ciertos alumnos que de cuando en cuando aparecen, es más de momento, que por una superación de contenido, por una superación de las formas.

 

Andrés Vesalio, en el centro del siglo XVI, en los preámbulos de la Ilustración, fue uno de esos alumnos en el ámbito de la anatomía y los trabajos de disección; y uno de esos profesores rutinarios con que se topó, fue Jacobo Sylvius, cuyo fundamento teórico en el siglo XVI, se radicaban aún en Galeno, del siglo II.

 

Caracterizaba a Sylvius, como suele suceder en este tipo de profesores que se enfrentan al alumno que está marcando el fin de una etapa y el nacimiento, con ello, de una nueva, el ser intolerante, el no aceptar la oposición.

 

Ese estudiante en general, como Vesalio en este caso, que con su crítica está acabando con viejos tiempos y abriendo nuevas épocas en esa eterna lucha renacentista, no lo logra sino con un gran enfrentamiento con todo lo establecido propio a la rutinaria dogmática en las prácticas de la Alta Edad Media.

 

Narra Jay R. Green que estando Vesalio estudiando en Padua con Sylvius, “decepcionado y desilusionado, regresó a Lovaina en 1536, sin recibir el título de médico”, pero, por supuesto, sin abandonar la práctica de todo cuanto había aprendido.

 

Dando ya clases en Lovaina, cuanta Green, “la primera lección de anatomía de Vesalio fue un verdadero acontecimiento en la historia de la medicina.  Personalmente hizo la disección completa del cadáver e improvisó la clase mientras realizaba la disección”.  Vesalio volvió a Padua a impartir clases, y en 1542, su antiguo profesor lo llamó, “advenedizo sin principios”, y “loco cuyas malignas doctrinas estaban envenenando a Europa”.  Ante ello, narra Green, que lo que más hirió a Vesalio, fue el hecho de que su propia facultad y sus antiguos discípulos lo recibían fríamente, y desacreditaban los aportes que había hecho a la ciencia.  Disgustado se fue a Padua para nunca más volver”.

 

A la muerte de Falopio, que lo había sucedido en la cátedra, Vesalio fue llamado nuevamente a Padua, pero en el viaje de regreso naufragó la nave en iba.  Sin embargo, no fue tanto la infortunada muerte de Vesalio la causa del atraso de la ciencia de la medicina, como –dice Green– el ostracismo impuesto por Sylvius.

 

 

    Green, Jay R; 100 Grandes Científicos; Editorial Diana, 7ª Reimpresión; México, 1977; p.55.

    Ibid. p.56.

    Ibid. p.57.

    Ibid. pp.57-58.

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12 julio 2014 6 12 /07 /julio /2014 22:03

1493-1541-Teofrastro-Honheim-Bombasteim--Paracelso.jpgTeofrastro Bombast von Hohenheim (Paracelso), (1493-1541)

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

10 feb 13.

 

<<Pero, después de todo, me conocerán

… Apareceré algún día>>.

 

Esas fueron las últimas palabras del médico Paracelso, que en uno de sus poemas, Roberto Browning pone en boca de Teofrastro Bombast von Hohenheim.

 

Fue una noche de 1528, y como dice uno de su biógrafos, estando el Renacimiento en su apogeo, sin embargo, Paracelso tuvo que salir huyendo de Basilea, en cuya Universidad se había formado como médico, y en cuyos últimos dos años impartió un curso de química, bajo la acusación de desacato a un juez que lo obligaba a resignarse a recibir apenas poco más de la vigésima parte de lo que él reclamaba por una curación.

 

Al egresar de sus estudios en la Universidad, vivió como químico en los distritos mineros de Tirony, Suecia, y por diez años viajó por Europa y Oriente Medio aprendiendo lo suyo.  Dos años de aquella violenta noche en que incurrió en desacato, en 1526, había vuelto apenas a Basilea y había sido nombrado profesor de Química en la Universidad.

 

Se mofaba y pronunciaba contra toda la práctica médica de su época, llena de ritos hechiceros y falsas asociaciones en los procedimientos curativos, así como contra la teoría de los humores, clamando por que la química interviniese en la elaboración de medicamentos, tal como él lo hacía.

 

“Paracelso –dice uno de sus biógrafos compilado por Jay E. Greene– era a veces arrogante, ególatra y grosero, y sus poderosos adversarios luchaban contra él sin escrúpulos y lo ridiculizaban”[1].  En esa condición huyó de Basilea bajo la persecución de los oscurantistas escolastas que dominaban en las Universidades.

 

“Como se le negó un puesto en la Universidad o la residencia permanente en muchas ciudades, se convirtió en un médico vagabundo, a menudo demasiado indigente para pagar por el vestido y el sustento…  Durante la vida de Paracelso, la fuerza de las universidades hostiles y de otras autoridades, le impidieron publicar sus obras, pero sus ideas se conservaron en manuscritos que se publicaron varios años después de su muerte”[2].  Con enorme entereza defendió su dignidad y sus ideas, y esa supuesta arrogancia, bien puede entenderse como su resistencia a no declinar en calidad de lacayo de ninguna autoridad.

 

Fue un defensor de la ciencia –dice su biógrafo– en una época en que, no obstante renacentista, la negativa a someterse entrañaba enormes peligros.  Murió en la pobreza, en una miserable posada de Salzburgo.  Reapareció en la publicación de sus manuscritos tiempo después…, y, a pesar de todo, se le conoció.

 



[1]        Green, Jay E; 100 Grandes Científicos; Editorial Diana; 1° edición, 1965; 7° reimpresión, México, 1977 (v. Filippo Aureolo Paracelso).

[2]        Ibid. p.53.

 

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6 julio 2014 7 06 /07 /julio /2014 16:03

1214-1294-Roger-Bacon.jpgRogerio Bacon (1214-1294).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

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25 ene 13.

 

Rogerio Bacon (1214-1294), inglés del siglo XIII, dos siglos antes de Cristóbal Colón, concibiendo ya el proyecto del viaje al Oriente por la Ruta de Occidente.  Era una mete enciclopédica ante la vastedad de conocimientos que por entonces se comenzaba a recuperar, perdidos en la noche medieval más oscura, entre los siglos VI a VIII, estudió en la Universidad de Oxford fundada un siglo atrás ex-consuetudine, es decir, desde su propio interés educativo, y no por decreto religioso (ex-privilegio), era, pues, una Universidad más vinculada al libre pensamiento, no obstante, bajo el control franciscano.  Rogerio Bacon, en 1240, a sus veinte años de edad, va a París para ampliar sus estudios, haciéndose luego, en la Universidad de aquí, un comentador de Aristóteles.  En 1250 vuelve a Inglaterra, y hace una fuerte inversión económica para dedicarse a la experimentación e investigación.

 

Al parecer, en un momento dado entre 1250 y 1256 en que comienza a producir su pensamiento filosófico y científico, se hace miembro de la orden franciscana.  Sus biógrafos desconocen la fecha y razón de ello, pero dándonos una libertad especulativa, es posible que haya sido condicionado a ello para poder hacer la investigación que pretendía.  Ya religioso secular, fue un duro crítico de la orden, por lo cual, en 1257, fue enviado a París alejándolo de lo que criticaba y sometiéndolo a mayor control.

 

A diez años de su nueva estancia en París, a mediados de 1266, el papa Clemente IV (quien ejerció el papado entre 1265 y 1268), le pidió a Rogerio Bacon le hiciese llegar su obra a fin de poder dar respuesta su solicitud y propuesta de reforma a la enseñanza, de donde éste formó su Opus Majus (1268), una obra compuesta por siete temas: 1) Causas del error, 2) Filosofía vs Teología, 3) Idiomas, 4) Matemáticas, 5) Óptica, 6) Ciencia Experimental, y 7) Filosofía Moral.

 

En un momento indefinido por sus biógrafos, vuelve a Inglaterra e imparte lecciones en la Universidad de Oxford, y en 1277 Bacon es destituido de su cátedra y conminado a rendir cuentas ante el superior de la orden, Jerónimo Ascoli, luego hecho papa como Nicolás IV, quien “condenó y reprobó las enseñanzas de Rogerio Bacon, por contener algunas novedades sospechosas”[1], y como consecuencia fue a prisión, donde permaneció, al parecer hasta su muerte en 1294 (y algún biógrafo data su libertad en 1292).

 



[1]        Greene, Jay E; 100 Grandes Científicos; Editorial Diana, 1ª edición, 1965; 7ª impresión, México, 1977 (v. Rogerio Bacon).

 

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30 marzo 2014 7 30 /03 /marzo /2014 22:02

1927-G.N.-Katterfeld--1927-2013-.jpgFallecimiento de G.N. Katterfeld (1927-2013)

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

26 mar 14.

 

En abril de 2013 –justo en medio de la represión política descargada sobre nuestra persona por denunciar la política educativa oscurantista del Estado–, falleció Genadi Nicolavech katterfeld (1927-2013).  Nos acabamos de enterar (incluso cuando lo suponíamos ya fallecido), justo en la fecha de este artículo al buscar su trabajo: La Faz de la Tierra y su Origen, 1962, en la Red Internacional de Información, de donde tomamos su trabajo libremente instalado por la Agencia Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), apenas en el 2012, luego de que disponía de él en una traducción al inglés desde 1969, de su publicación del ruso en Leningrado desde 1962.

 

1960 La Faz de la Tierra y su Origen; G.N. Katterfeld, 1969

 

Esto es que, justo cuando necesitábamos del trabajo de Katterfeld, la NASA lo ponía en la Red; pero la necesidad de una consulta casual, nos ha permitido descubrir que dicho documento ya no se accede gratuitamente (al parecer fue sustraído por “Amazon” y ahora lo comercializa): es así como avanza el oscurantismo en esta fase terminal del capital.

 

La obra fundamental de Katterfeld, La Faz de la Tierra y su Origen, 1962; es la base para la elaboración y desarrollo de la teoría del espacio geográfico.  Empezábamos a trabajar ya en ello en 2013 cuando se descargó sobre nosotros una represión y persecución política justo por denunciar las políticas oscurantistas del Estado, que por un año, cumpliendo dicha represión su cometido oscurantista, ha obstruido todo avance en ello.

 

Literalmente sustraída de la Red su obra esencial, recae en nosotros una responsabilidad aún mayor para trabajarla y darla a conocer libremente en aras de la ciencia, particularmente geográfica.  En ella Katterfel plantea la teoría de la rotación triaxial asimétrica, por la cual la superficie terrestre ha adquirido sus características simétrico-asimétricas.  La teoría tiene su origen en el proceso mismo de la formación de la Tierra, cuando ésta aún estaba en un mayor estado de plasticidad.  La formación de la superficie terrestre está estrechamente vinculada a la formación de la Luna, lo cual ocurre casi simultáneamente al origen y formación de la Tierra (sólo casi mil millones de años después), en la consideración de la teoría nebular del origen del Sistema Solar.

 

Katterfel destaca la existencia de hasta una docena de Ejes de Simetría, entre ellos, fundamentalmente: del Eje de Rotación y su centro geométrico dando lugar a un esferoide; del Eje de Masa y su centro de gravedad dando lugar a un elipsoide; del Eje de Masa Plástica y su triaxialidad asimétrica, dando lugar a un cardioide de revolución; luego, de esa triaxialidad asimétrica, derivan una serie de otros ejes de simetría que explican la dinámica de la superficie terrestre.

 

De acuerdo con Katterfeld, esa masa plástica tiene variaciones en distintos períodos en magnitudes casi insignificantes, pero que consideradas en el conjunto de la masa planetaria, se convierten en magnitudes de energía descomunales.

 

De Katterfeld se recupera esencialmente la idea de la variación de los Ejes de Simetría, pero, independientemente de su teoría, aproximándonos nosotros a ella, consideramos que se tiene que considerar incluso el Eje Magnético y la geometría de su campo, como las componentes asociadas a los Ejes de Simetría: los Planos de Simetría y los Ángulos de Simetría.

 

Katterfeld, a diferencia nuestra, no alcanzó a generalizar el espacio geográfico como una determinación del campo de gravedad de la Tierra, y en consecuencia tendió a reducirlo ya al hiperplano, e incluso a la superficie bidimensional del astro mismo.  Pero justo por ello, Katterfeld se convirtió en un estudioso de los planetas, particularmente de Marte, pero a su vez de la Luna, astros en los cuales examinaba regularidades semejantes a las que explicarían al espacio geográfico terrestre reducido a superficie, pero con lo cual, el concepto de espacio terrestre generalizado como espacio geográfico, se universaliza en su aplicación a todo astro.

 

El año 2013, como su antecedente 2012 en tanto año de cumplimiento de un ciclo de crisis económica (y como recién lo hemos descubierto, de la última crisis del capital que ya se extingue), y su consecuente 2014, sin duda marcarán un momento histórico trascendental.  Esperamos poder trabajar, en medio de la mayor adversidad, en el desarrollo de las fructíferas ideas de Katterfeld, vinculadas a nuestra teoría del espacio geográfico.

 

 

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10 marzo 2013 7 10 /03 /marzo /2013 23:01

Nuestra Pequeña Narrativa Revolucionaria: Introducción.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

http//espacio-geografico.over-blog.es/

 

“Cuando no queda más qué hacer, que hacer la revolución”…

 

Esta frase, así, suelta, haría pensar en un sujeto que, sin la conciencia de que toda su vida no puede ser, ni podría ser, sino en el hacer la revolución, finalmente se decide a hacerla.  Pero el sentido de esta frase en realidad es otro, precisamente, el opuesto a la interpretación anterior; es decir: es el acto de conciencia de que todo cuanto se haga en la vida, debe tener un contenido revolucionario (cuando no queda más qué hacer, porque en esta vida no hay más qué hacer, que hacer la revolución).

 

Decidimos jugar con esta idea,  porque al abrir esta sección en nuestro Blog, pudiera parecer que, “no habiendo más qué hacer, finalmente nos decidimos a hacer la revolución”, cuando que, lo que vamos a explicar aquí, es la lucha revolucionaria en una muy extraña barricada desconocida por la gran mayoría; y más aún, en la que, los que combaten ahí, no son reconocidos propiamente como hacedores de la revolución, sino de cualquier otra mundana cosa.

 

Tal parecer es así, porque esa lucha es primero, prácticamente individual, segundo, silenciosa, y tercero, donde no hay paros, huelgas, ni marchas, ni hay protestas masivas; y no obstante, hay represión, rechazo, persecución, destierros y todas las adversidades que van con ello, h asta la muerte misma infringida en la más cruel y despiadada tortura, que no se le impone al más radical de los revolucionarios políticos.

 

Es pues, la Pequeña Narrativa que hace del sujeto transformador de la realidad, identidad y síntesis viva de la dialéctica entre la teoría y la práctica: el hacer de la vida, no es sino teoría en movimiento, como su capacidad de reflexión, de abstracción y generalización teórica, no es sino todo el hacer de su vida en forma concentrada.

 

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24 febrero 2013 7 24 /02 /febrero /2013 23:02

Nuestra-Pequena-Narrativa-de-Lucha-Proletaria.jpgCinco Reuniones Proletarias Históricamente Dadas

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

21 feb 13.

 

 

 

 

Introducción.

 

Iniciamos esta serie de artículos especiales, Cinco Reuniones Proletarias Históricamente Dadas, no sólo con motivo de algo que ya veníamos sintiendo como necesidad, acerca de lo cual escribimos algunos borradores que ahora vemos como esa necesidad que no hallaba el exacto contexto de su expresión; sino como consecuencia y necesidad de análisis de la reciente reunión proletaria a la que fuimos invitados (la que denominaremos como la quinta reunión proletaria históricamente dada, aun cuando tales reuniones significan, más bien, momentos históricos), convocada como el “I Congreso Nacional Popular de Educación, Cultura, Arte, Ciencia e Investigación” (2-4 de febrero de 2013), por parte del “Comité Ejecutivo Nacional Democrático”, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, cuya Declaración, a su vez, hemos publicado aquí, en tanto que la misma nos ha parecido de trascendental importancia; no tanto por sí misma, que en sí es un valioso documento histórico inclusive, sino esencialmente en relación con la situación social generalizada de este momento histórico (justo ese que venía haciendo la necesidad de expresarse sin encontrarle el contexto).

 

A dicha situación social actual le está caracterizando; y esto no dicho por nosotros en un “sesudo y exhaustivo análisis academicista”, sino por los mismos políticos reformistas y críticos de los más diversos y angustiados analistas de opinión de los medios del propio sistema; una ausencia del Estado (dicho no en abstracto, sino del Estado capitalista en concreto), un desmantelamiento y negación de si mismo, proceso en que sus instituciones no sólo pierden toda capacidad y autoridad, sino en el que, simultáneamente, dada la imperiosa necesidad social, todo su aparato ha comenzado a ser rebasado por la iniciativa popular en todos sus aspectos (económico, social, jurídico, político, educativo, ideológico), en tanto se entrega plenamente a los intereses del capital.  Y todo ello no es sino como consecuencia lógica de tanta y tan burda trapacería de la “democracia burguesa”, que se destruyó a sí misma.

 

La Declaración del “Congreso Nacional Popular de Educación, Cultura, Arte, Ciencia e Investigación”, muestra, con toda profundidad y amplitud demostrativa lo antes dicho, y no puede ser ya sino la semilla que ha caído en campo fértil.  Por su naturaleza, la del movimiento proletario en el campo educativo, está destinada a ser, en buena medida, fundamento ideológico, Manifiesto de la lucha proletaria generalizada.

 

La última vez que habíamos estado en una reunión proletaria, había sido hace unos ocho o nueve años (y la anterior a ésta, a su vez, había sido cuando la crisis de 1995 y sus secuelas); una reunión con jóvenes dirigentes sindicales que en ese momento desarrollaban una importante acción de lucha en alguna empresa del Centro Industrial del Valle de Cuernavaca (CIVAC).  Había sido invitado a ella por una compañera comunista que estaba interesada en que “en algo”, contribuyese con mi experiencia, justo con otro profesor universitario, y viejos luchadores comunistas en el sector popular.

 

Nos empezamos a congregar desde el atardecer, y ya en la noche llegaron los compañeros obreros en pie de lucha.  La asesoría sobre los asuntos legales se resolvió rápido, se analizaron algunos aspectos de su estrategia de lucha sindical, tales que no ameritaban más vueltas al asunto; y entonces pronto la plática derivó en lo que deriva toda reunión proletaria: en que cada cual “se abre la camisa” para mostrar sus heridas.  Y de inmediato se percibió que los que los compañeros necesitaban (“limpios de toda cicatriz”), era precisamente un estímulo de esa naturaleza (cada uno de los que estábamos ahí, alguna vez habíamos sido reprimidos de algún modo: perseguidos, aprehendidos y presos, golpeados o baleados).  La reunión terminó con un espíritu, en ellos, henchido de decisión para dar la pelea.  Seguramente, para sus adentros se hacían en la firme convicción de asistirían a la próxima reunión en calidad de fantasmas, y ya “se abrirían la camisa” para mostrar, con el más entero orgullo, honor y dignidad, sus mortales heridas.

 

Así son las reuniones proletarias, pletóricas de lecciones morales y de convicción ideológica.  Más, luego de casi una década, recién he estado invitado a una reunión proletaria.  Prácticamente, cual pequeñoburgués, hemos estado durante veinte años, como “por fuera” del movimiento proletario, como por “encimita”, “viéndolo desde arriba” cómo era arrastrado inconteniblemente por el reformismo (al que explícitamente nos opusimos en su momento, 1988), y la abrumadora desideologización como su principal devastadora consecuencia; y se hace de fundamental importancia contrastar los momentos históricos de esas cinco reuniones proletarias: las antecedentes, en la Gran Narrativa de los principios ideológicos de 1975 y 1988; las del lógico desastre de 1995 y 2004; y la actual, que da otros tintes y el contexto de esta Pequeña Narrativa, de 2013, aprovechando tanto nuestras fotografías mentales, como el vivo presente; donde la objetividad es la condición de necesidad misma, donde el desarrollo de las fuerzas productivas con arreglo a la ley del desarrollo de los elementos de producción, determinando por necesidad, un nuevo modo de producción; donde el movimiento proletario único está en esa Gran Narrativa proletaria, la cual es más que la suma de todas las Pequeñas Narrativas proletarias, pero donde aquella se constituye de éstas.

 

Nuestra Pequeña Narrativa, es pues, nuestra propia realización humana; eso que le da sentido histórico, lógico, ético y estético; ahí donde se hace al ser humano por el ser humano mismo.

 

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20 febrero 2013 3 20 /02 /febrero /2013 23:01

Historia de la Ciencia: la lucha contra el oscurantismo.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

26 ene 13.

 

 

Presentación

 

Estamos viviendo  ya momentos verdaderamente inefables, de una acelerada descomposición social en todos los aspectos y sentidos.  Perdida ya totalmente la noción entre lo verdadero y lo falso, entre lo bueno y lo malo, entre lo bello y lo feo, el momento histórico está invitando ya a una redefinición total y absoluta, tanto en el conjunto de la sociedad, como en cada uno de sus individuos.

 

Dicho dislocamiento generalizado; asunto no sólo de este miserable país antiguamente llamado con gran orgullo “México” (“Lugar en el centro de la Luna”; del nahuatl, Meztli, Luna; Xictli, “ombligo” o centro; y co, en o lugar); sino ya todo el mundo, que para precisar, no es otro que el mundo del orden capitalista; está siendo exactamente la misma que ocurrió durante aquellos primeros siglos de nuestra era en el largo proceso del derrumbe del Imperio Romano y con él, del régimen oprobioso del esclavismo.

 

La burguesía, mediocre e ignorante, no lo sabe, lo desconoce por completo, pero ahí están ya los obreros, los campesinos, las comunidades indígena}as, los asalariados de esto o de aquello, tomando ya la iniciativa, supliendo ya en los hechos a este régimen ya impotente en lo económico, en lo social, en lo político, en lo ideológico, y finalmente, en lo último que le podía quedar, en lo moral.  Juárez derrotó a Maximiliano mucho antes de que éste llegara a esta tierra, por la simple y sencilla razón que él mismo expuso: “El imperialismo está, de antemano, moralmente derrotado”.  Hoy, de igual manera, lo está ya este régimen.  El proletariado se apresta ya a tomar el poder, aquí y en el mundo; y todo apunta a que la chispa va a brotar en las secas sabanas de matorral espinoso de por estos lares.

 

El proletariado se apresta ya, no sólo cada sector, sino incluso cada individuo ha empezado a hacer lo suyo, sabe que se vienen ya tiempos difíciles, esos que de cuando en cuando en que la historia misma reclama de inconmensurables sacrificios, no sólo en penalidades indescriptibles, sino en vidas, en esa inconmensurable sed de sangre en que se tiñe la real bandera del proletariado, en la historia de la emancipación humana.  Al pie de las torres de los campanarios, los pequeños monaguillos del capital tiran afanosos de las cuerdas que hacen oscilar las campanas de la gran rebelión, y los primeros sordos sonidos de algún badajo la ha comenzado a hacer sonar.

 

Unos están aportando en una cosa, otros en otra; los obreros llegan con sus martillos, los campesinos con sus hoces, picos, palas, azadones, trinches, machetes; se ha comenzado a hacer ese gran acopio de armas. Las herramientas de trabajo del proletariado, infinitamente más poderosas que cualquier artificio de pólvora o de rayos laser, por la simple razón de que su carga, es la fuerza moral.  Y entre la hoz y el martillo (más que una estrella de significado desconocido por más que se pueda presuponer), se despliega ya una hoja de papel y una pluma (y literalmente dicho, una pluma, especialmente de pavorreal, en la que se descubre un profundo significado científico): es el aporte del intelectual a los fundamentos de la lucha, a su explicación y a sus fines.  ¡Por fin!, la erradicación del capitalismo está a la vista.

 

Para el todo de la lucha proletaria se expresa la Gran Narrativa, esa historia de la lucha del proletariado en su conjunto como clase social.  Esa Gran Narrativa es infinitamente más que la suma de las luchas de los proletarios individuales.  Pero he aquí que son las innúmeras Pequeñas Narrativas de los proletarios individuales, las que precisamente dan sentido a ese gran contenido de la lucha proletaria.  No hay reunión proletaria en la que no se recuerde a los caídos; no hay reunión en la que no se presuma su emulación por los presentes, y cual más cual menos, presumen sus heridas (despidos, detenciones, persecuciones).  Y todos salen de ahí , cada uno con el firme propósito de que la herida más grande (el sacrificio de la vida misma), la próxima vez, la aportará él.  Justo por ello sabemos que las campanas han comenzado a repicar.  Ahora, o son ellos, o somos nosotros; o es su proyecto de sociedad, o es el nuestro…  Y, o es su vida, o es la nuestra (la de nuestros hijos).

 

Hemos creado esta nueva sección de artículos: “Historia de la Ciencia”, cuatro años después de iniciado este Blog; es decir, cuando podría suponerse que su temática es esencial para el análisis comparativo, y poder entender más a fondo los problemas de la geografía en cuanto ciencia, y que, por lo tanto, debió ser una temática a tratar desde el primer momento.

 

Sin embargo, dice la frase expuesta en el sentido del latín clásico: <<Todo ocurre pro algo>> (esto es, dicho con sentido causal, y no por los efectos, como luego fue invertido en el latín común, en el sentido de <<Todo ocurre por algo>>); y ese “a favor de”, lo cual ocurre hasta ahora al abrir esta sección de artículos, es porque la lucha contra el oscurantismo aquí, en este Blog, va adquirir un perfil más definido, como una necesidad insoslayable.

 

De ahí que, por todo ello, nuestra lucha proletaria revolucionaria individual, en nuestro caso particular, está ahí.  Y la muerte con su guadaña entre los oscurantistas, habrá de actuar, necesariamente, pero sólo para hacer su derrota moral, porque ineludiblemente, están de antemano, moralmente derrotados.

 

Históricamente dada, edificamos nuestra propia barricada en la lucha contra la opresión burguesa y la explotación capitalista: ilamos así nuestra propia Pequeña Narrativa proletaria en la lucha contra el oscurantismo; y he ahí, que esta no es otra, que la que se sigue en el campo de la historia de la ciencia.

 

Esta Pequeña Narrativa de lucha proletaria individual no se hace en la historia de las asambleas, de marchas, de huelgas, de luchas contra la injusticia aquí y allá; sino, sutil e incomprensible a la vista de los más, se hace en el debate de las ideas y las teorías, en la lucha por la ciencia; esto es, en una lucha por el conocimiento verdadero, rompiendo procesos alienantes y dándolo como la herramienta y arma más poderosa para la emancipación del proletariado.  Tiene sus propias e iguales represiones, implica de la misma manera poner por delante la libertad y la vida; es una lucha que causa las mismas heridas y reclama de idénticos sacrificios.

 

Justo esa es la historia secular de la ciencia que mostraremos aquí: la lucha de la sociedad por el conocimiento verdadero en contra del oscurantismo de todos los tiempos, hasta la narrativa de cuarenta y cinco años de nuestra propia lucha, que en este campo, se reproduce y corresponde plenamente.

 

Esta serie de artículos representan, pues, nuestra lucha personal, al final, mostraremos nuestro caso, emulando de manera paralela la redacción de los esbozos biográficos hechos por diversos autores, y por lo tanto, exponiendo nuestra situación de represión oscurantista y de persecución inquisitorial, ya no en abstracto, sino en lo concreto, dando para la historia los nombres de las instituciones, de los persecutores, de los hechos, las causas, etc.  Como se verá de las lecturas, ello, necesariamente, nos va a costar la vida, tanto como le costó la vida a tantos otros en el pasado.  Nuestro persecutor, una mente enfermiza como en tantos otros casos en la historia, prácticamente está ya obligado, condenado trágicamente a asesinarnos, y haremos ver por qué, y ello se deducirá de las mismas lecturas.

 

La muerte nunca nos ha espantado, pero a nuestros más de sesenta años, eso no puede más que mover a risa, porque aquí, de lo que se trata, es ya de agradecer, en nombre de todos y el mío propio, tal hecho.

 

Enfrentemos pues, este último proceso, nada tenemos que perder; como proletarios, perder la vida en estas circunstancias, es, por lo contrario, el ganarlo todo: la honra y la dignidad humana más absoluta.

 

No nos queda más, pues, que despedirnos; nos vamos satisfechos, hicimos infinitamente más de lo que nos pudiésemos haber imaginado; en la científica objetividad de lo hecho, necesariamente, ya algún otro estudioso de la geografía científica lo redescubrirá, y si llega a disponer de nuestros escritos, se potenciará el aporte y se consumará el cambio.

 

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