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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
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5 febrero 2012 7 05 /02 /febrero /2012 23:00

006 III ane Carta de EratóstenesDe qué Hablamos cuando Hablamos de lo que Hablamos (es decir, de Geografía).  Artículo, 2012.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

06 feb 12.

 

De qué hablamos cuando hablamos de lo que hablamos.  Que de qué hablamos: pues, como bien se hacía la reflexión Eratóstenes y se respondía: <<Εννοούμε όταν μιλάμε για το τι μιλήσαμε για, τη γεωγραφία, δηλαδή: για μιλάμε για μια σφαίρα, την ορθογραφία τους, και συνεπώς η περιγραφή του>>*; sólo que la grafía (ραφία), la “representación mediante el dibujo”[1] en un “pliego de papel”, el Mapa o Carta Geográfica; en donde no sólo se da una descripción simple, enumerativa, sino se da una descripción compleja, explicativa.

 

Luego, qué se vuelve a presentar, o se representa, en el mapa: pues el mundo directo y sensorialmente perceptible; todo aquello de la naturaleza física cuanto es sentido quedando a la vista, al tacto, o al oído; o aquello de la naturaleza química, como el aroma o el sabor cuando es percibido por el olfato o el gusto.

 

Ese dibujo mediante el cual se representa, no es, no obstante, un cuadro artístico, del conocimiento estético de la realidad objetiva; sino, en tanto es un Mapa o Carta Geográfica, es un cuadro científico del conocimiento intelectivo de esa realidad.

 

No siendo esencialmente un cuadro artístico, de las formas estéticas, sí lo es esencialmente, como cuadro científico, de las formas cognoscitivas de la realidad.  Esas formas, a lo que se refieren en particular en el ámbito cognoscitivo, es a la abstracción y generalización, en el paso de lo real concreto, a su representación simbólica.

 

Cuando una Carta Temática es la representación abstracta de un fenómeno (de un hecho particular), no sólo va en ello la representación de la forma, sino del contenido; es decir, de los procesos y causas del fenómeno.  Pero cuando en una Carta Geográfica se tiene la representación abstracta de toda la realidad objetiva dada en el espacio terrestre en su conjunto (de la realidad en general), la representación tanto de la forma como de su contenido, no se refiere a los procesos fenoménicos y sus causas como un Todo (del que estaría lejos de serlo), sino a lo que se refiere, es a lo que todo ello es en sí, en última instancia, como un fenómeno: el fenómeno del espacio terrestre, de sus propiedades y de sus causas.

 

Es en ese sentido que el Mapa no es una representación de los fenómenos en sí, sino de algo que, aparte de de ser una abstracción simbólica, es una generalidad más allá  de las formas (asociadas a la escala), sino una generalización del contenido: la del paso del fenómeno concreto real (objeto de estudio de otras ciencias), al estado de espacio en abstracto (objeto de estudio en geografía).  Con ello, hay un salto del estudio de las propiedades del fenómeno, al estudio de las propiedades espaciales de las cosas, y luego, de las propiedades del espacio mismo.

 

Así, pues, la yραφία, como la “representación mediante el dibujo”, en tanto un abstracción y generalización, es, sin duda, una descripción; pero en la que en el salto de lo concreto a lo abstracto y generalizado de la forma y el contenido, se tiene el paso del fenómeno natural o social, al fenómeno de espacio como estado de espacio.  La “descripción de la Tierra” no es pues, sólo la enumeración simple de las cualidades estables de lo perceptible, sino, además, una forma primaria de denominarle a la descripción explicativa o causal del espacio terrestre como tal (que emerge del desarrollo de la ciencia griega hacia el siglo III ane).

 

De este modo, desde Eratóstenes, de lo que hablamos cuando hablamos de geografía (que es de lo que esencialmente hablamos), es que hablamos de la representación del espacio como forma del estudio del mismo a través de las propiedades y leyes espaciales de sus estados.

 

En ese sentido es que, finalmente, la Cartografía no es una “ciencia aparte” de la Geografía, sino la esencia de la Geografía misma.  Ya desde nuestra tesis de Licenciatura en Geografía: “Geografía: Fundamentos de su Teoría del Conocimiento” (1983), decíamos que la historia de los mapas, era la historia misma de la Geografía, como la historia del conocimiento del espacio terrestre.  A esa historia general, puede añadirse ahora la historia particular del estudio no sólo de lo regional, en cuanto a las restricciones en los cortes y magnitudes del espacio, sino de los estados de espacio, en cuanto a la generalización o amplitud del tratamiento de las propiedades de lo esencial en el objeto de estudio de la Geografía.

 

El “geógrafo fenomenista” que por tanto tiempo desdeño el método científico, desdeñó con ello la investigación metódica, sistemática, rigurosa, del espacio terrestre como tal, y perdido, extraviado jugando al científico al tomar la ciencia de los demás haciéndola pasar como suya, en el reduccionismo no sólo por reducirse al estudio de un fenómeno o conjunto restringido de ellos, sino por querer descubrir las leyes del espacio terrestre, con las leyes de los fenómenos naturales y sociales particulares, hizo de la geografía un bodrio insípido.

 

Ahora, el verdadero geógrafo, habrá de emprender este trabajo, acerca del cual, prácticamente, nada hay hecho; toda esa ciencia está por hacerse.

 

Hablar, con sentido etimológico, de la “Descripción de la Tierra”, es hablar, en la ciencia moderna, de la explicación del espacio terrestre; de su realidad, de su naturaleza, de su origen, de su estructura, de su composición, de su movimiento y desarrollo, de sus propiedades y leyes; en suma, de la elaboración de su teoría; de la elaboración de la Geografía como ciencia.



*      “De qué hablamos cuando hablamos de lo que hablamos, es decir, de geografía: pues hablamos del dibujo de la Tierra, de su grafía, y con ello de su descripción”.

[1]      Diccionario Larousse; Ediciones Larousse, México, 2003; (v. Grafía).

 



 

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3 julio 2011 7 03 /07 /julio /2011 23:03

Ícono GeoeconomíaGeografía Económica y Política Mundial.  Tres Conferencias.  Monografía, 2006 (20/20).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica 

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

04 jul 11.

 

b) El Modelo Socialista del Uso y Aprovechamiento

de los Recursos Naturales.

 

Así, el capitalismo mismo, engendra las condiciones materiales y espirituales para su propia transformación.  Y esa transformación no puede ser en otra dirección, por ley histórica, económico-política y social, que en dirección del modo de producción social socialista.

 

No es asunto de elección, de buenos deseos, de invención de posibles geniales teorías político-sociales y económicas alternativas.  Es simple y llano asunto de ley económico-política del objetivo progreso y desarrollo social.  El socialismo habrá de ser, no sólo porque no haya otra alternativa, sino porque así es, por ley histórico-social, como la sociedad habrá de resolver, y sólo así habrá de resolver, los problemas fundamentales de su subsistencia.

 

La transición a ello es en general impredecible, pero cada sociedad actual bajo sus propias condiciones, habrá de resolver si será por vía pacífica en una larga transición político-social, o por vía armada, en una dolorosa transición producto de la intolerancia y falta de capacidad para aceptar los necesarios cambios.

 

A diferencia de los anteriores modos de producción cuyas características surgían y se desarrollaban ya desde el seno del régimen que desplazaban, el modo de producción socialista a lo más, hereda esa alta socialización del capitalismo monopólico imperialista; pero habrá de establecer primero, como condición necesaria, su propio Estado, de modo que desde ahí, no sólo se imponga una economía planificada, sino más aun, se garantice la libre actividad creadora de las masas trabajadoras.

 

El socialismo ha de ser como la real democracia, es decir, como el real poder del pueblo.  Mas la democracia socialista reviste un problema complejo a la vista de nuestra vida capitalista actual: la democracia socialista, supone la dictadura del proletariado.

 

Políticamente, ello no es mas que la imposición de la voluntad de las mayorías (y abrumadoras, pues el proletariado representa hay en día más del 95% de la población), pero mayoría aun empobrecidas e ignorantes contra su voluntad; por lo tanto, con una gran inconsciencia política y social en muchos, susceptibles de ser utilizados por unos pocos económicamente poderosos, en contra del nuevo orden.

 

La democracia capitalista se devela como la real dictadura burguesa que es, cuando ciertamente ve en riesgo sus propios intereses: suspende las garantías individuales y los derechos de los trabajadores cancelando el “juego democrático liberal”, hasta reestablecer la imposición de su voluntad (la invocación de sus propias leyes de Derecho capitalista).  La democracia socialista no tiene reservas en declararse desde el primer momento como dictadura del proletariado, haciendo valer la voluntad de estos bajo las nuevas leyes de Derecho socialista.  Aquel que siendo asalariado sea por definición un proletario, nada tiene que inquietarse por tal dictadura, que en todo caso, no es sino la de su propia clase social.  Habrán de temer a ello los burgueses y los proletarios desclasados sin conciencia social y política, que no obstante, evidentemente, aun cuando todavía con un gran poder económico, serán los menos.

 

Aquello que en su origen histórico ha generado la división de las clases sociales: la propiedad privada de los medios de producción, la apropiación por unos cuantos de los medios que producen, distribuyen o financian los bienes materiales para la subsistencia de la sociedad en su conjunto (la tierra, el ganado, las fábricas, las cadenas comerciales, los medios de comunicación y transporte, los Bancos), de facto, habrá de ser abolido.  Más un proceso de nacionalización o expropiación más o menos complejo dependiendo del desarrollo de cada sociedad, tendrá lugar para que con ello la clase social burguesa, al paso de varias generaciones, se extinga, y con ella a su vez, la clase social proletaria no tenga razón de ser como tal; se llegará así a una sociedad sin clases; y en el futuro de esa sociedad, el Estado mismo proletario, no siendo más necesario para imponer la voluntad a nadie más, a su vez, se extinguirá y será sustituido poco a poco por una vida autogestionaria de la sociedad.

 

Esto fue teoría en el s.XIX; pero en el s.XX se convirtió en práctica social real bajo diversas experiencias (la URSS, China, los países de Europa Oriental, Vietnam, Camboya, Cuba, Angola, etc). En algunos casos experiencias deplorables (“culpas son de la historia, que no de España”, se suele decir en estos casos obviando el condicionamiento necesario de la historia), en otros, procesos virtuosos que constituyen la práctica social histórica de la formación del régimen socialista; tal cual a la burguesía le llevó tres siglos establecer su propio régimen capitalista (de la revolución burguesa de Guillermo de Orange en Holanda en 1546, a la revolución burguesa en Inglaterra de un siglo después, en 1648; par finalmente consolidar su régimen con la revolución burguesa en Francia, de 1789); lapso en el cual desde Maquiavelo, pasando por Bodino, Montesquieu, Locke, y Hobbes, hasta Rousseau, se fue formando la teoría política y social del nuevo orden de cosas.

 

En el régimen socialista desaparece la ley de plusvalía, sustituida por la ley del desarrollo armónico (proporcional) de la economía, o ley del desarrollo planificado.  La acumulación de capital ahora como riqueza social, no devendrá de la circulación de la mercancía, que como tal deja de existir, sino de la producción y distribución social planificada.  La acumulación de esa riqueza social, ya no será concentrada en unos cuantos, que, además, lo extraen y depositan en la Banca Internacional o multiplican en Bolsas de Valores o “paraísos fiscales”; sino, a cargo del Estado, esta riqueza pasa a integrar varios tipos de fondos económicos a partir de los cuales se redistribuye en forma de bienes materiales en beneficio de la sociedad misma.  El desarrollo planificado elimina las crisis económicas cíclicas de sobreproducción, pues la sobreproducción misma que se da no obstante la planificación, constituye reservas del Estado en dos tipos de Fondos: a) de acumulación (ampliación de la producción, construcción social y cultura, y reservas  y previsión), y b) de consumo (pago del trabajo, ciencia, educación y cultura, asistencia social, y administración pública).  Con base en ello, regirá el principio de: <<a cada cual según su trabajo, y a cada cual según su capacidad>>.

 

El principio fundamental de la planificación socialista, radica en la organización geográfica o territorial, ya para regulación de la producción, ya para dirigir la distribución.  Se crea así una división geoeconómica regional con base en la homogeneidad de las características de la base material de la producción, es decir, en función del uso y aprovechamiento lo más racional de los recursos naturales.  Así, los principios de la distribución geoeconómica de la producción son los siguientes: 1) acercar la producción a las fuentes de los recursos naturales o materias primas, de combustible y energía, así como a las zonas de consumo del producto; 2) distribución planificada del trabajo (el Estado es absoluto responsable de proporcionarlo) entre las regiones geoeconómicas; 3) distribución territorial de la industria en toda la extensión del país para el desarrollo de regiones atrasadas.

 

La planificación geoeconómica regional socialista (fundada en principio en el racional uso y aprovechamiento de los recursos naturales), un hecho real en la rica experiencia de los Estados socialistas del s.XX, es por definición, absolutamente opuesta a la economía de “libre mercado” (por definición, una economía en donde es imposible cualquier forma de planificación, y donde el recurso natural es una mercancía más, sujeta a ser excedente y objeto de especulación y despilfarro) del régimen capitalista, que crea cíclicamente las crisis económicas de sobreproducción.

 

La planificación y la utilización de los recursos naturales; no como mercancía o valores de cambio, sino como bienes o satisfactores sociales y en ese sentido como valores de uso; hacen del socialismo un modelo, por definición, más idóneo para el uso y aprovechamiento racional de la naturaleza, en ese proceso necesario de su conquista y dominio, que siempre será asintótico al infinito.

 


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10 abril 2011 7 10 /04 /abril /2011 23:19

Ícono GeoeconomíaGeografía Económica y Política Mundial.  Tres Conferencias.  Monogrfía, 2006 (19/).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica 

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

27 jun 11.

 

Modelos de Uso y Aprovechamiento de los Recursos Naturales

                         La preocupación real –hemos dicho antes– por el uso y aprovechamiento de los recursos naturales, no se hizo patente sino hasta los años setenta del siglo pasado.  No obstante, dicha situación puede ser examinada bajo dos grandes modelos económico-políticos: a) el capitalista, y b) el socialista, si bien es cierto que entre 1970 y 1990, justo cuando comienza a plantearse la problemática internacional de los recursos naturales, el modelo de economía planificada socialista, se adentró en un proceso de declinamiento.

 

 

a)     El Modelo Capitalista del Uso y Aprovechamiento

de los Recursos Naturales.

 

El modelo capitalista del uso y aprovechamiento de los recursos naturales no puede operar sino bajo las leyes de este sistema, en esencia, hemos dicho, bajo la lógica del mercado.  Más aun, del mercado en el momento histórico de una tendencia a la máxima concentración de capitales dando lugar a la formación de monopolios, lo cual restringe la competencia proclamada por el mismo sistema, incluso mundial, lo cual permite mantener los precios altos sobre las mercancías, con ganancias igualmente exorbitantes.

 

Se da así, una gran acumulación de capital en las metrópolis de esos monopolios, formándose con ello una masa de “capital sobrante”, que se convierte en “capital trasnacional”, el cual a su vez crea el monopolismo internacional.  A fines del s.XIX –citamos del Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS[1]– estos monopolios internacionales no pasaban de 40, que para la I Guerra Mundial sumaban ya 100, y para la II Guerra Mundial pasaban de 300.

 

Lo interesante de esa monopolización, incluso internacional, es que se da precisamente sobre los recursos energéticos, que siendo el petróleo el fundamental a principios del s.XX, éste se monopolizaba tanto por la Standard Oil controlada por Rockefeller, y el consorcio inglés Royal Duch Shell.  De manera semejante, posteriormente a la II Guerra Mundial, apareció la Unión Europea del Carbón y el Acero[2], el origen de los actuales Tratados de Libre Comercio.

 

Los actuales monopolios, por ejemplo, del petróleo, establecen el precio monopolista especulativo (comprar barato y vender caro) del recurso natural, muy por encima del costo real, como puede verse sin dificultad en los actuales precios del petróleo (2006) estimados en no más de 25 dólares por barril, hasta en tres veces más ese costo (todo lo cual va acompañado tanto de políticas de domping en una guerra comercial, como de la guerra militar armada misma).

 

Desde los años cincuenta, los países llamados del “Tercer Mundo”, mantenidos en el subdesarrollo respecto de las grandes potencias monopólicas internacionales, han sido paulatinamente convertidos, como condición de necesidad de carácter vital para dichos monopolios internacionales, primero, en fuente de mano de obra barata, y en proveedores de materia prima barata, con la excesiva explotación de sus propios recursos naturales: “Venezuela, con el 95% de su petróleo; Bolivia con el 65% de su estaño; Malaya con el 55% del caucho y estaño”[3].  Luego, desmantelada nuestra planta productiva, nos han convertido, adicionalmente, en consumidores, a altos costos, de su producción.

 

Ello no sólo provoca la depauperación de las grandes masas de población en el mundo, sino el desperdicio de recursos naturales, la devastación ambiental, y el oscurantismo no sólo con la enajenación de la ciencia cooptada y fragmentada en institutos y laboratorios; sino con la alienación en la educación, para enceguecer a los pueblos y mantener oculto a su conocimiento tal situación.  Se ha generado el gran enriquecimiento de unos pocos (15%), frente al gran empobrecimiento de muchos (85%).  En México está el tercer hombre más rico del mundo, y el 55% de su población está en los límites de la pobreza extrema.

 

Paradójicamente, así, todo ello constituye a su vez un proceso de alta socialización mundial: del trabajo, de la producción, de la distribución, del consumo.  Se agudiza así, la contradicción entre el carácter social de la producción, con el carácter privado de los medios de producción, e incluso con la forma privada de apropiación de lo producido.  El sistema capitalista no sólo ya no resuelve las necesidades sociales, sino se ha convertido en un gigantesco obstáculo al progreso y desarrollo de la humanidad; es decir, a su avance, y su conciencia de la necesidad, que es tanto como a su libertad misma.

 



[1] Academia de Ciencias de la URSS; Manual de Economía Política; Editorial Grijalbo, 3ª edición, México, 1969; p.232.

[2] Ibid. p-232.

[3]       Ibid. p.242.

 



 

 

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10 abril 2011 7 10 /04 /abril /2011 23:18

Ícono GeoeconomíaGeografía Económica y Política Mundial. Tres Conferencias.  Monografia, 2006 (18/).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica 

de Geografía Teórica.

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20 jun 11.

 

Uso y Aprovechamiento del Recurso Natural Energético

 

La energía, ese “algo” capaz de producir trabajo, es en realidad, un derivado del uso y aprovechamiento de ciertos recursos naturales en bruto.

 

De los recursos naturales geológico-geomorfológicos tales como el carbón, el petróleo y gas, la actividad geotérmica, o el uranio, derivarán formas de energía calorífica o térmica, mecánica, eléctrica, y nuclear.  Lo mismo será de los recursos meteorológico-climáticos, tales como la radiación solar, la insolación, o el viento, de los cuales se obtiene tanto energía electrofotónica,  energía térmica, y energía eólica.  Luego están los recursos hidrográfico-oceanográficos, como las corrientes fluviales, de donde se obtiene la energía hidroeléctrica; o de la marea y oleaje, capaces de generar formas de energía correspondiente.

 

No todas esas fuentes de energía son aprovechadas por igual, más aun, varias de ellas aun se consideran fuentes alternativas de energía, entre las cuales últimamente se tiene dentro de éstas, la energía por hidrógeno, e incluso la energía por reacción de antimateria.

 

En esencia, el problema no parece ser la carencia de fuentes de energía o el “agotamiento” de las mismas como tales, en tanto energía, sino el agotamiento de ciertos recursos en sí, entre los cuales está particularmente el petróleo, el cual no sólo deriva en fuente de energía, ni esa es su utilidad principal hoy en día, sino que del petróleo lo principal son sus derivados mismos, en lo que se conoce como petroquímica secundaria, con lo que se fabrican toda clase de utensilios de plástico o que contienen esos petroquímicos, por ejemplo, en lo textiles.  El agotamiento del petróleo como recurso natural, tiene más implicaciones que la pérdida de una fuente de energía, que como tal, es ya hoy secundaria.

 

Esto que se nos presenta aparentemente en forma de una irracionalidad para cuya solución podría bastar un acto de conciencia, esconde detrás de sí, en realidad, un problema de orden económico-político ajeno a la conciencia y voluntad de los individuos: el que el carácter de la mercancía-petróleo, determina su uso y aprovechamiento; y si los precios de éste se mantienen bajos, el petróleo será usado indiscriminadamente como mejor alternativa energética en detrimento de sus otras posibilidades para la producción otros bienes materiales, e incluso sin miramientos respecto del perjuicio al ambiente (como ocurre con la firma del Tratado de Kyoto, el que precisamente la principal potencia capitalista, los Estados Unidos, no suscribe).  Por el contrario, si los precios tienden al alza, ello desalentará su uso para el capitalista que lo consume en calidad de energético, que automáticamente recurrirá a lo más económico.  Dicho en otras palabras, lo que ya de por sí nos parecía una irracionalidad, tiene su solución en lo que de hecho es una irracionalidad mayor.  Así es el sistema capitalista lo determina, pues, el uso y aprovechamiento de los recursos naturales tratados como mercancías, con todas sus consecuencias de depredación de la sociedad y la naturaleza.

 

Todo ello nos lleva al problema esencial respecto del uso y aprovechamiento de los recursos naturales: frente al fantasioso “cambio de filosofía de la vida” y toma de conciencia por los individuos y su acción como “sociedad civil” en Organizaciones No-Gubernamentales, está la necesidad de un cambio en nuestra organización social, en el cambio en el modo de producción, en el cual, los recursos naturales dejen de considerarse y ser, mercancías, valores de cambio, para ser tratados como lo que en esencia son: valores de uso, bienes materiales para la subsistencia de la humanidad.

 

En el siguiente apartado discutiremos, finalmente, esa problemática económico-social y política respecto de los recursos naturales. 

 

 


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10 abril 2011 7 10 /04 /abril /2011 23:17

Ícono GeoeconomíaGeografía Económica y Política Mundial.  Tres Conferencias.  Monografía, 2006 (17/).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica 

de Geografía Teórica.

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13 jun 11.

 

Uso y Aprovechamiento del Recurso Natural Mineral.

 

El segundo grupo de recursos naturales: la minería, hemos dicho, es base material de la producción industrial.  Los principales minerales obtenidos pueden apreciarse en la gráfica siguiente referida a 1970*.  De toda la producción minera, es notable la producción centrada en la obtención de hierro, como de bauxita (esta última de la cual deriva la obtención de aluminio)

 

En cada grupo de minerales hemos seleccionado en promedio unos cinco principales productores, y en este caso, el hierro, mundialmente, para aquellos años sesenta-setenta, principalmente fue producido por: la URSS, EU, Canadá, Australia, y China, en ese orden de importancia.  Como se puede apreciar en la gráfica, la producción total alcanza poco más de los 375 millones de toneladas, de las cuales, 300 millones de toneladas son producidas tan sólo  por esos cinco productores (Lam.44).

 

El hierro mezclado con otros minerales dará lugar a los diferentes tipos de aceros, usados principalmente en la industria del transporte (aproximadamente 30%), luego de la construcción (aproximadamente 25%), en la fabricación de maquinaria (aproximadamente 20%), y productos de envase (el 25% restante).  La Bauxita será esencial en la industria aeronáutica.

 

Produccion-Mineral-Mundial.jpg

Lam.44.  Instituto Geográfico de Agostini; Atlas Universal GeoeconómicoEditorial
Teide; Barcelona, 1972.  
Kidron, Michael-Segal, Ronald; Atlas del Estado del Mundo; Ediciones del Serbal, España, 1982. [Con adaptaciones del autor]

 

 

Sigue un grupo de minerales, cuya producción está en el rango de 3 a 9 millones de toneladas anuales.

 

Retirando en esa gráfica el oro y la plata que tiene una función diferente, los tres minerales restantes tiene un papel fundamental en la industria (junto con el estaño).  Ahora aparecen como principales productores ya no sólo países altamente desarrollados como la URSS, los Estados Unidos, Canadá y Australia, que son las potencias mineras, sino países como Chile, Zambia, Perú, Bolivia, Thailandia, Malaysia, Indonesia, Nigeria, y México.  Ello hace que, siendo minerales esenciales para la producción industrial, signifique un elemento negociador de los países, en aquel entonces identificados como del Tercer Mundo. (Lam.45)

 

Respecto del cobre, los principales usos se refieren a la industria eléctrica (en 50%), en las industrias de la maquinaria y la construcción (en un 20%), y en el transporte (en un 10%).  En cuanto al plomo, en la industria automotriz en baterías y motores (hasta en 45%), en aquel entonces, en aditivos de gasolinas (en casi un 20%), y en la industria de la construcción (en un 10%).  Y por lo que respecta al zinc, se le usa (en un 40%) en galvanizados, en aleaciones en maquinaria (en 30%), y en baterías (hasta en un 10%).


Produccion-Mineral-Mundial-1970-1-copia-1.jpg

Lam.45.  Instituto Geográfico de Agostini; Atlas Universal GeoeconómicoEditorial Teide; Barcelona, 1972.  Kidron, Michael-Segal, Ronald; Atlas del Estado del MundoEdiciones del Serbal, España, 1982. [Con adaptaciones del autor]

 

 

                         El siguiente grupo de principales minerales los hemos clasificado así en función del monto de su producción entre 20 mil y 180 mil toneladas (es decir, apenas en el rango de millares).  El estaño ha sido mencionado en el grupo anterior por su importancia industrial, y ello deja al mercurio, al platino, y al uranio, cada uno de los cuales con un papel muy diferente en la industria (Lam.46).

 

                         De difícil obtención, particularmente el Platino, Mercurio con 90 mil toneladas en ese año 1970, y Uranio, con apenas 20 mil toneladas; y más aun en este último, esa dificultad de obtención determina sus altos costos.  Pero más aun muy singularmente respecto del uranio, del cual se deriva un importante energético, que hace al encarecimiento de su producción aun  mayor.

 

 Produccion-Mineral-Mundial-1970-2.jpg

Lam.46.  Instituto Geográfico de Agostini; Atlas Universal GeoeconómicoEditorial Teide; Barcelona, 1972. Kidron, Michael-Segal, Ronald; Atlas del Estado del MundoEdiciones del Serbal, España, 1982. [Con adaptaciones del autor]

 



* Hemos tomado este año como referencia en función del análisis de la problemática de los recursos naturales, más adelante, en las conferencias sobre Geografía Económica, utilizaremos la información actualizada haciendo una valoración generalizada.

 



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10 abril 2011 7 10 /04 /abril /2011 23:16

Ícono GeoeconomíaGeografía Económica y Política Mundial.  Tres Conferencias.  Monografía (16/).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica 

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografíco.over-blog.es/

 06 jun 11.

La producción mundial de los cereales, a excepción del maíz, es aun orgánica, y para el año 2006, ha alcanzado una producción, en cifras redondeadas, de 2,000 millones de toneladas, según los datos estadísticos de la FAO[1], que sumado al excedente acumulado, alcanza valores cercanos a los 2,500 millones de tonelada (Lam.42).

 

Produccion-de-Cereales-2004-2007.jpg

 Lam.42.  Del autor, con datos de la FAO.

 

 

Producción de cereales6
(millones de toneladas)

 

2005
estim.

2006
pronóst.

Asia

885.4

898.0

África

128.8

125.2

América Central y el Caribe

34.8

37.3

América del Sur

109.6

109.1

América del Norte

416.5

390.3

Europa

422.5

423.4

CEI europea

122.3

116.4

Oceanía

40.7

37.1

Total mundial

2 038.4

2 020.5

Países en desarrollo

1 106.4

1 123.8

Países desarrollados

932.0

896.8

- trigo

624.4

614.9

- cereales secundarios

992.7

980.0

- arroz (elaborado)

421.3

425.6

 

 

Hechos básicos de la situación mundial de los cereales
(millones de toneladas)

 

2004/05

2005/06

2006/07

PRODUCCIÓN

2 067.6

2 038.4

2 020.5

Trigo

632.1

624.4

614.9

cereales secundarios

1 027.1

992.7

980.0

arroz (elaborado)

408.5

421.3

425.6

SUMINISTROS 1

2 480.1

2 504.8

2 481.7

Trigo

792.3

797.9

785.3

cereales secundarios

1 174.0

1 186.3

1 169.0

Arroz

513.8

520.6

527.9

UTILIZACIÓN

2 014.4

2 030.5

2 062.0

Trigo

619.5

625.3

627.0

cereales secundarios

979.9

986.7

1 014.4

arroz

415.1

418.5

420.6

1       Producción más existencias iniciales.

 

Produccion-de-Cereales.jpg

 Depósito de Documentos de la FAO.

 

                        Por cuanto a la producción de cereales, desde 1998 se inicia un descenso en la producción con algunas fluctuaciones, hasta el año 2003 en que se muestra un ascenso; pero a partir de 2004, nuevamente se ha venido dando un ligero descenso en la producción, excepto en lo que se refiere al arroz.  En mucho, cabe la posibilidad especulativa, y ello quizá no se deba a factores ambientales, como a una deliberada política tendiente a favorecer la producción mediante granos transgénicos, con lo cual se remediaría la “baja producción, ante la creciente necesidad” (aun cuando existen fuertes reservas científicas para permitir el empleo del grano transgénico, el cual acabaría –dada su manipulación genética que lo ha hecho más resistente–, reemplazando por selección natural al grano natural mismo, con un enorme riesgo para la humanidad).

 

Produccion-y-Udo-de-Cereales-en-el-Mundo.jpg

Lam.43.  Del autor, con datos del Depósito de Documentos de la FAO.

 

 

Por otra parte, hasta el momento, los cultivos transgénicos en el mundo, básicamente son cuatro: soja, en un 60%, en una superficie que del total de 81 millones de ha al año 2005, comprende prácticamente la mitad de la extensión cultivada, con 41 millones de ha; maíz, en un 23% en 15 millones de ha; el algodón; en un 11%, en 7 millones de ha; y colza o canola, en un 6% en 3.5 millones de ha; de los cuales, Estados Unidos produce el 59%, Argentina el, 20%, Canadá y Brasil cada uno en un 6%, China con un 5%, Paraguay con un 2%, e Inda y Suráfrica cada uno con un 1%[2].

 

No obstante todo lo anterior, se dice que casi cuarenta países, los cuales suman una población de 800 millones de habitantes; la séptima parte de la población del planeta; sufren de crisis alimentaria.  Pero, debe observarse, que ello no es por falta de producción, sino por la desigualdad humana; y nuestra, hasta hoy, incapacidad para la reorganización de la sociedad mundial, en donde los recursos naturales dejen de ser mercancía, para representar un verdadero valor de uso, un bien satisfactor de necesidades humanas, que como tal, se distribuya para la humanidad entera por igual; de modo que unos no se aprovechen de los recursos de la Tierra como si hubiese sido un don divino otorgado, y otros padezcan por esa natural y diferente distribución de los recursos naturales, de cuya especulación se hace la desigualdad humana en la distribución de la riqueza.

 



[1] Depósito de Documentos de la FAO; Perspectivas de Cosechas y Situación Alimentaria; www.fao.org, junio de 2006.

[2]       Ecologistas en Acción; Cultivos Transgénicos en el Mundo; www.ecologistasenacción.org; 12 de octubre de 2005.

 



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10 abril 2011 7 10 /04 /abril /2011 23:15

Ícono GeoeconomíaGeografía Económica y Política Mundial.  Tres Conferencias.  Monografía (15/).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica 

de Geografía Teórica.

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30 may 11.

 

Uso y Aprovechamiento del Recurso Natural del Suelo

 

En 1970, Nesmeianov –citando nosotros de Riabchikov–, “afirmaba que el problema de la producción de alimentos sintéticos para el hombre se solucionaría en un futuro próximo”[1], y al inicio del s.XXI, aparecieron los granos tansgénicos.

 

Hace treinta y cinco años (tomando en cuenta que al redactar estas líneas estamos ya prácticamente en año 2007), citando los datos de la misma fuente antes referida, la producción de granos alimenticios era de 1,000 millones de toneladas, para 3,500 millones de habitantes; y ya entonces se afirmaba que para el año 2000, esta producción tendría que duplicarse, dada la proyección de duplicación de la población.  En realidad no sólo se logró duplicar la producción, sino casi triplicar, a tal punto que, podemos afirmarlo, el “problema” del abasto alimenticio no es, hoy en día, ningún problema; hay suficiente para alimentar a un poco más de la población mundial actual, que es ya cercana a los 6,500 millones de habitantes.

 

La demostración de lo anterior se puede exponer en los siguientes argumentos.  De 510 millones de Km2 del total de la superficie terrestre, sólo 150 millones de Km2 forman la superficie habitable, y de esa superficie, apenas poco más de 80 millones de Km2 es la superficie del confort humano (la mitad de la tierra continental, según Riábchikov), tierra utilizada en cualquier forma y no únicamente en forma agrícola, esto es, en razón de 1.2 ha por habitante (Lam.41).

 

En cifras de la Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se estima que se dispone de una superficie mundial de cultivo de 5,000 millones de Ha (50 millones de Km2); de los cuales, América Latina dispone de 650 millones de Ha (6.5 millones de Km2); o sea, apenas la octava parte de la extensión mundial, en lo que se refiere sólo a cultivos llamados ahora, orgánicos (para distinguirlos de los biotecnológicos en los cuales se ha empleado cierta tecnología de fertilizantes, herbicidas o pesticidas); y a partir de mediados la década de los años noventa, el cultivo biotecnológico se transformó en los transgénicos, los cuales han venido ocupando cada vez una mayor extensión de esta superficie, hasta alcanzar en la actualidad 81 millones de Ha (o bien, 810,000 Km2); ciertamente aun, siendo el 1.6% respecto del total, es, no obstante, poca aun.

 

Los cultivos fundamentales para la alimentación humana se refieren a los cereales: trigo, maíz, arroz, centeno, y soja, básicamente.  Destaca en importancia la producción de trigo, del cual, sólo 10 países de las diversas regiones, producían en 1970, el 75% mundial.  Le sigue en importancia el maíz, del cual, otros 9 países concentran la producción mundial en casi tres cuartas partes; y entre ellos se ubicaba México en el cuarto lugar mundial.  Con un volumen de producción semejante, le sigue el arroz, del cual, 8 países en 1970, producían el 80% mundial.  Luego, 10 países más son productores de centeno, concentrando poco más del 90% de la producción mundial; y en cuanto a la soja, 5 países producen casi la totalidad mundial.  Destaca el hecho de que en todos los casos, la URSS era productora de cada uno de esos granos alimenticios básicos, casi lo mismo que los E.U, que sólo en la producción de arroz no aparece.  La producción mundial en esos cinco granos básicos alimenticios, en 1970, fue de poco más de 900,000,000 de toneladas.  En ese año, eran en el mundo unos veinte países menos de la división política de hoy en día, unos 180 en total, lo cual quiere decir que sólo el 12% de los países del mundo, abastecía al restante 88%.

 

La producción mundial de los mismos en ese año (1970), fue según la siguiente tabla sobre la producción mundial de los granos básicos alimenticios: 

 

 

                          Producción de Granos Básicos Alimenticios*                            (miles de toneladas)

 

País

 Trigo

 Maíz

 Arroz

 Centeno

 Soja

1

URSS

90,560

10,600

 83,000

14,525

 585

2

EU

40,320

116,600


    945

 28,935

3

China

28,800

22,790

 

 

11,385

4

India

16,640

6,095

51,000

 

 

5

Canadá

16,320

 

 

525

 

6

Francia

13,760

5,830

 

 

 

7

Turquía

10,560

 

 

 945

 

8

Australia

10,240

 

 

 

 

9

Italia

9,600

4,240

 

 

 

10

Argentina

6,080

 7,950

 

 

 

11

Brasil


13,250

5,750

 

1,170

12

México

 

  9,010

 

 

 

13

Pakistán-Bangladesh

 


16,750

 

 

14

Japón

 

 

15,000

 

 

15

Indonesia

 

 

13,500

 

  405

16

Thailandia

 

 

11,000

 

 

17

Birmania

 

 

  6,750

 

 

18

España

 

 

 

         350

 

19

Polonia

 

 

 

       8,645

 

20

R.F Alemania

 

 

 

       3,360

 

21

R.D Alemana

 

 

 

       1,925

 

22

Checoeslovaquia

 

 

 

          735

 

23

Austria

 

 

 

          455

 

 

Otros

  78,720

 68,635

 47,500

2,590

 2,520

 

 

 Trigo

 Maíz

 Arroz

 Centeno

 Soja

 

Total Mundial (redondeado)

320,000

 265,000

  250,000

    35,000

    45,000

*      Datos tomados, y adaptados por el autor, del Atlas Universal Geoeconómico, del Instituto Geográfico de Agostini, 1972.

 



[1] Riabchikov, A.M; Estructura y Dinámica de la Esfera Geográfica; Editorial MIR, Moscú, 1976, p.151.

 



 

 

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10 abril 2011 7 10 /04 /abril /2011 23:14

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Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

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26 mayo 11.

 

Historia del Uso y Aprovechamiento de los Recursos Naturales

 

Del origen símido-antropomorfo de la especie humana al momento en que ésta aprende a dominar el fuego, transcurrió la historia paleolítica de dos a tres millones de años.  Echar mano de una rama de árbol caída, o de una piedra cualquiera, para el uso que fuese, inició esa relación del ser humano con la naturaleza que dio lugar a un problema teórico de fundamental importancia: el ser social humano, estaba ahí para convivir con la naturaleza aprovechando los recursos que ésta le ofrecía; o, en la medida que incidía en ella y la alteraba haciendo un uso y aprovechamiento cada vez mayor de la naturaleza para su bienestar, lo que se le planteaba era el imperativo de la conquista y dominio de la misma (invertir la situación de sometimiento y dependencia del ser humano a la naturaleza).

 

La respuesta bienintencionada de aquel que sin más observa el saqueo y deterioro de la naturaleza, la contaminación ambiental y el daño ecológico al planeta, no podrá sino sentir una enorme aversión y desprecio a esa última idea, que sin duda le parecerá aberrante dado el contenido social y político de dichas categorías de “conquista” y “dominio” de la naturaleza.  Mas cuando esa respuesta viene del intelectual, y más aun del especialista ya en ciencias naturales o sociales, no revelará sino ignorancia, o una devastadora hipocresía.

 

La solución es simple: la especie humana, para ser lo que ha sido y en el futuro sea, ha requerido y requerirá del uso y aprovechamiento de la naturaleza, y ello provocará de manera necesaria su alteración, el cambio de las condiciones promedio del ambiente.  Su “convivencia” con la naturaleza, para nada pasiva, contemplativa, donde la vida del ser humano se reduce a mera existencia, no puede ser entonces otra, que la de su conquista y dominio.  Conquistar y dominar a la naturaleza es condición de necesidad para el progreso (superación; de progressus o progredi, gradación hacia delante, avance, caminar adelante; entonces el avance tanto cuantitativo como cualitativo de la sociedad), y desarrollo  humano (conciencia de la necesidad; hacer pasar algo –en este caso, la humanidad–, por una serie de estados sucesivos cuantitativa y cualitativamente superiores cada uno); de modo que esa superación humana con conciencia de la necesidad, de hecho ha sido así a lo largo de la historia, y no podría ser de otra manera.

 

Mas esa conquista y dominio de la naturaleza ha dependido a lo largo de la historia, no sólo de esa abstracción dada en su capacidad transformadora de la misma, sino de esa condición concreta dada en su capacidad para organizarse y producir los bienes materiales para su subsistencia; esto es, para dar lugar a un modo de producción económico-social, de cuyas características dependerá no sólo el potencial, sino la racionalidad misma para la transformación del medio.

 

En los modos de producción precapitalistas, la incidencia transformadora de la sociedad en la naturaleza era a tal punto insignificante, dada la escasa población y el aun bajo desarrollo tecnológico, que de hecho se juzgaba a la naturaleza como un abasto de recursos infinito, difícilmente dañable.

 

Con el aprendizaje del cultivo de la tierra iniciado hace unos 15,000 años, aparte del pastoreo, la producción aumentó y fue posible que la población creciera; con ello se transitó al período neolítico.  Ya en el curso de éste, evolucionó la artesanía, parte de la cual, fundamentalmente, fue el trabajo de los metales; hasta que, con la aparición de las ciudades garantizado su sostenimiento por ciertos excedentes de producción, se fundaron las primeras grandes civilizaciones, y con ellas, al mismo tiempo, se transitó abiertamente a la llamada Edad de los Metales, dado el conocimiento de la fundición del hierro.  Con el hierro se fabricaron las espadas, y con éstas apareció, hace unos 5,000 años, el régimen esclavista.

 

La mano de obra esclava resolvió todo por más de 3,500 años hasta la caída del Imperio Romano en el s.V; con la toma de Roma por Odoacro, rey de los hérulos, los esclavos son liberados, y la necesidad de producción aguzó el ingenio para sustituir la fuerza de trabajo de aquel, con ciertos formas que condicionaban a los siervos mediante el tributo, a acumular riqueza en manos de los Señores Feudales; y luego de la medieval Edad Oscura entre los ss.V y X, el molino de agua romano fue modificado a molino de viento en el s.XII, y a partir de ahí, una profusa historia de desarrollo tecnológico no ha cesado.

 

Con el surgimiento del régimen capitalista en el s.XVI (formalmente ocurre cincuenta años antes, dado que se establece la fecha 1453, con la caída de Constantinopla, el fin de la Edad Media y su modo de producción feudal; y tras ello, el inicio de la Época Moderna, y su modo de producción capitalista), el renacimiento y la ciencia de la Ilustración multiplicaron el potencial transformador de la naturaleza hasta el punto de crear la imagen del Hombre-Zeus, que poseedor de la ciencia, se hacía finalmente el conquistador y dominador de la naturaleza.

 

El problema se empezó a suscitar con la aparición histórica –por demás, objetivamente necesaria, y no entendible como si fuese sido una “mala elección”– del modo de producción capitalista.  El ser humano desarrolló un enorme potencial transformador, que para fines del s.XX, nos problematizó sobre la racionalidad de nuestra relación con la naturaleza.  Y una respuesta falsa a tal problema, ha sido el pretender renunciar a la conquista y dominio de la misma, cuando la respuesta correcta a tal problema, es establecer, económico-políticamente, la conquista y dominio racional de la misma.  Esto es, hacer lo que ha sido una necesidad histórica para la especie humana respecto de la naturaleza, pero hacerlo ahora, porque ahora esa es la conciencia de la necesidad, con fundamento científico y bajo condiciones de justicia e igualdad social a escala mundial.  En otras palabras, desarrollar la capacidad para establecer un modo de producción económico-social diferente al capitalista.  Un modo de producción en el cual, para empezar, la naturaleza deje de ser valor de cambio, mercancía, para ser lo que socialmente necesitamos que sea para convivir racionalmente con ella en ese proceso de conquista y dominio, es decir, para que sea exclusivamente, lo que en su esencia debe ser: valor de uso.

 

Así, el futuro de los recursos naturales, como del deterioro ambiental subsecuente, no es únicamente un asunto, para bien o para mal, de la capacidad científico-tecnológica transformadora del ser humano, sino esencialmente, un asunto de capacidad de reorganización económico-social y política de la sociedad*.

 



* A ello, el ilógico razonamiento posmodernista responde argumentando que si bien el capitalismo dio lugar a la Ilustración, y los desarrollos científico-técnicos de ésta provocaron la Revolución Industrial, hoy, al “volverse la industria, la ciencia y la técnica, contra la sociedad”, nos plantea –luego entonces, a decir de este razonamiento sofístico–, el cambio del “paradigma de la ciencia y de la técnica”, y de hecho, el abandono mismo de la ciencia ilustrada de la modernidad.  Mas en ese sofisma, lo que el posmodernista hipócrita oculta, es la causa real: el modo de producción económico-social, el sistema económico-social capitalista.  Y al pronunciarse en contra dela ciencia y de la técnica como responsables de la situación actual, lo que promueve no es sino un nuevo oscurantismo.  El problema no es de la ciencia y de la técnica, sino de aquel que la ha enajenado a la sociedad para sus propios fines: el monopolio capitalista.

 



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10 abril 2011 7 10 /04 /abril /2011 23:13

Ícono GeoeconomíaGeografía Económica y Política Mundial.  Tres Conferencias.  Monografía, 2006.

Dr. Lis Ignacio Hernández Iriberri.

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica 

de Geografía Teórica.

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23 may 11.

 

III  Conferencia

Recursos Naturales,

Producción y Problemática

Introducción

 

Con arreglo a la clasificación histórico-natural de los recursos naturales que hemos propuesto, analizaremos ahora aquí, en ese orden, la producción y problemática de los principales recursos de cada grupo histórico-natural.

 

El análisis, y hecho éste en forma crítica, tratará con la producción de los recursos naturales en cuanto a su función como satisfactores materiales de las necesidades sociales; y de ahí se desprenderá precisamente la problemática de éstos, es decir, el analizar qué tanto es o no racional la utilización de los recursos naturales.  A lo que se puede adelantar que, concebidos éstos como mercancía en el sistema capitalista, la problemática más general y esencial que los recursos naturales enfrentan, es su utilización especulativa y mercadotécnica, lo que ocasiona un verdadero saqueo y depredación de la naturaleza, que se transfiere como deterioro ecológico.

 

Si la explotación de los recursos naturales es una primera problemática, el asunto del agotamiento de sus reservas representa una segunda problemática.  No deja de serlo también, el desarrollo tecnológico para su uso y aprovechamiento, lo que, como cuarta problemática fundamental, estará el desarrollo desigual de las sociedades humanas del mundo, donde se representa el papel de los tres grupos de recursos naturales básicos: alimentos, minerales y energía, en función de la política y el poder.  Así, la política de los recursos naturales significará una quinta problemática.

 

Limitándonos al estudio de los recursos naturales propiamente dichos, éstos serán algo a lo que se recurre como un bien, en tanto su relación con la sociedad o población.

 

La historia de la socialización de los recursos naturales va más allá de una “cápsula cultural”, representa más que el “hecho histórico antecedente” sin más función que el ser un dato interesante, la tendencia de su uso y aprovechamiento a parir de lo cual, nos será posible establecer ciertas predicciones posibles.  Así, la historia de la socialización de los recursos naturales tiene como relevante importancia, el servirnos como elemento de análisis para el futuro de los mismos.

 

Ha sido a partir de 1970 que se empezaron a hacer estos análisis del comportamiento mundial en miras al desarrollo.  La mayoría de las prospectivas fijaron “cabalísticamente” la fecha del año 2000 como referencia futurista a no más de treinta años.  Hoy, en el 2007, podemos hacer algo más con ello: corroborar la certitud de aquellas predicciones, y valorar, en función de ello, las prospectivas que pudiésemos hacer para los próximos períodos del s.XXI.

 

Retrospectivamente, hoy podemos decir al respecto, que la esperada “crisis de los recursos”, no ha sido tal, sino que la crisis, y en plural, la cadena de cíclicas crisis, lo han sido económicas, y no por la carencia de los recursos naturales, sino, paradójicamente, por la sobreproducción, con base en la suficiencia de los recursos naturales y su manejo especulativo en el mercado (control de precios, condicionamiento de negociaciones comerciales internacionales).  El hambre misma en el mundo, no es producto de la falta de esos recursos, sino de la especulación que se hace de ellos por los grandes monopolios capitalistas.

 

La primera de esas prospectivas publicadas se tituló, Los Límites del Crecimiento, 1972*, escrito por un colectivo internacional bajo la dirección de Denis L. Meadows, del Instituto Tecnológico de Massachussets (IMT).  En él se hace una evaluación de las perspectivas mundiales en función apenas de cinco variables o “factores críticos”, como se les menciona en el texto: 1) Crecimiento de población; 2) Producción de alimentos; 3) Industrialización, 4) Recursos naturales, y 5) Contaminación.

 

Significativamente, en la Presentación de la obra por el colectivo del Comité Ejecutivo del Club de Roma (a cuya iniciativa se encomendó el estudio), se reflexiona sobre el hecho de que, de no modificarse nuestra manera de pensar; el “introducir algunos cambios básicos en nuestra filosofía de la vida y nuestro comportamiento”[1], para usar y aprovechar los recursos naturales, para el año 2000, y en general para el s.XXI, enfrentaríamos graves problemas; entre los cuales se planteaba tanto el agotamiento de algunos de los recursos, como, principalmente por cuanto a su obtención misma o la producción derivada de ella, el fenómeno actual de contaminación y deterioro ambiental.

 

El calentamiento global, la contaminación atmosférica no sólo en la troposfera, sino de la mesosfera, en la capa de ozono, a unos 75 a 80 km de altitud, la falta de agua, la desertización, entre muchos otros aspectos, son hoy en día, tal cual las previsiones, una grave realidad predicha; mas ello nada tiene qué ver con la existencia y disposición de los recursos; de su uso y aprovechamiento dad la tecnología que sea, sino con la manera económico-social de producir, determinada ésta por el mercado especulativo.  La premisa falsa ha sido siempre, el juzgar que las cosas podrían cambiar para bien, en el marco de este mismo sistema económico-social capitalista: <<introducir algunos cambios básicos en nuestra filosofía de la vida y nuestro comportamiento>>, dicen los del Club de Roma; y lo que la historia nos ha corroborado una y otra vez, es que el problema no es la disponibilidad los recursos naturales en sí, ni que baste “introducir algunos cambios en nuestra filosofía”, a lo cual se abocó ya desde 1977 la Conferencia de Tbilissi, creando las bases para el Programa Internacional de Educación Ambiental, en el que en seis puntos: conciencia, conocimiento, actitudes, aptitudes, evaluación y participación, propone las recomendaciones para “los individuos o los grupos sociales”, como si en éstos estuvieran realmente las responsabilidades o causas del daño ambiental, o como si esos individuos o grupos sociales por su propio “cambio en la filosofía de la vida”, por sí sólo pudiera determinar el cambio en las relaciones de producción, o en las condiciones económico-políticas de su uso y aprovechamiento por las empresas monopólico capitalistas y las Bolsas de Valores, que unas producen y otras especulan con esa producción, muy independientemente de la “filosofía de la vida” que pudiese tener la sociedad en su conjunto.  El problema, al fin, no es de “buenas intenciones”, sino de leyes económico-sociales. 



* Meadowa, L.D, et al; Los Límites del Crecimiento; FCE, 1ª edición, México, 1972, 2ª edición, México, 1975.

[1] Ibid. p.22

 



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10 abril 2011 7 10 /04 /abril /2011 23:12

Ícono GeoeconomíaGeografía Económica y Política Mundial.  Tres Conferencias.  Monografía, 2006 (12/)

Dr. Luis Ignacio hernández Iriberri.

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de Geografía Teórica.

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19 may 11.

 

El concepto: “Medio Ambiente”, equívocamente traducido del inglés “Middle Environment”, dando lugar a esa redundancia donde la palabra “Meddli”: medio, no debe tomarse en su acepción de “ambiente”, sino de valor promedio; de donde, explicado así, hace aparecer la lógica acerca del cambio climático, precisamente, como una alteración de las condiciones promedio del ambiente natural.

 

Los factores a considerar son muchos, de ahí que, no siendo nuestro propósito un análisis exhaustivo del punto, nos limitaremos a comentar los fundamentales: temperatura y precipitación pluvial; que, en cuanto al primero, dados los valores extremos-promedio de +70º C, y –40º C, obtenemos un promedio de temperatura de 15º C (que en realidad de 14º C), aproximadamente, el punto medio convencional del rango del clima templado (el cual se define entre los 10º C y los 18º C); y en cuanto al segundo factor, los extremos-promedio serán de 2000 mm y 250 mm de volumen de precipitación pluvial, lo que nos da un promedio general anual de 875 mm.

 

El ambiente promedio se determina convencionalmente por los valores registrados por el lapso de 10 años, de modo que hablar de “cambio climático”, implica considerar variaciones en las condiciones promedio, por lo menos, en lapsos entre dos décadas; mas, obtener registros de valores que modifican los datos extremos, como el registro en el año 2006 de la temperatura más alta en 12,000 años, las sequías más prolongadas o las precipitaciones más abundantes, son un indicador evidente, más allá de las variaciones promedio, de la tendencia de alteración climática; y de ahí la alarma actual.

 

La posible reacción en cadena en el conjunto de los factores naturales, de tan sólo la alteración promedio de la temperatura, ya comienza a ser evidente: al aumento de temperatura promedio, ha de seguir un aumento del índice de evaporación, y de ello, a su vez, de precipitación pluvial.  Es ese efecto combinado de incremento de valores extremos (no promedio) de temperatura y precipitación, lo que ha dado lugar a las características de los huracanes del año 2005.

 

Pero existen más efectos, tales como el derretimiento de los casquetes polares, y con ello la disminución de salinidad oceánica promedio (independientemente de la elevación promedio del nivel del mar), con la alteración no sólo de los ciclos bióticos, sino simplemente, con la alteración de los circuitos físicos de las corrientes marinas mismas, que pudieran, con consecuencias económico-sociales adversas, prolongar sus ciclos de inestabilidad.

 

La modificación de las condiciones promedio del ambiente, es un hecho incluso natural, lo notable ahora, es el factor económico-social (modo de producción), que ha acelerado las variaciones de esos procesos naturales; y siendo esta la causa, sólo una modificación positiva de la misma, si hemos de atenernos a la ciencia moderna (y no a los obtusos criterios de la llamada “ciencia de la posmodernidad”), determinará realmente la dirección positiva del ambiente promedio y el orden climático.

 

La descomposición del ambiente promedio no es de hoy, por definición no lo podría ser, sino en función de los valores ambientales de décadas pasadas, pero lapso mismo en el cual, los factores modificantes han estado operando.

 

Según el Almanaque Mundial, 1986; el Programa de las Naciones Unidas para el “Ambiente Promedio” (PNUMA), afirmaba, a casi quince años de adoptarse políticas mundiales respecto a la protección del ambiente, que la desertización anual era de 6 millones de Ha (60,000 km2, una extensión equivalente, por ejemplo, al Lago Hurón), con la pérdida de 200 millones de Ha de suelo agrícola (2 millones de km2, una extensión equivalente al territorio de México); en parte como consecuencia de la pérdida, para esas mismas fechas del primer lustro de los años ochenta, de casi 20 millones de Ha de reservas forestales (o 200 mil km2, una extensión equivalente a la de los lagos Superior, Hurón y Míchigan juntos); con el dato adicional, de que anualmente se destruían, ya entonces, en el Amazonas, poco más de 2 millones de Ha de zonas selváticas (23 mil km2; poco más de cuatro veces el territorio del Estado de Morelos, Méx).

 

En el lapso de la década de los años setenta, se estima que países como Marruecos, Túnez y Argelia, en África, o Java en el sureste asiático, han perdido el 90% de su manto forestal, y Costa de Marfil, ha perdido un tercio de su selva[1].  Una evaluación de tal situación es la que será examinada a la luz de los datos estadísticos de los años posteriores, a los que haremos alusión en las conferencias sobre geografía económica.

 

 

“Determinismo Geográfico”

 

Del análisis de situaciones como la expuesta, ya desde el s.XIX, se juzgo que, haciendo una falsa asociación de hechos, en consecuencia, Europa estaba destinada a ser la sede de los imperios dominantes, dado que contaba con el medio geográfico físico propicio para serlo.  Uno de los principales teóricos de tal planteamiento, fue el geógrafo Friederich Ratzel (1844-1905), que en su Antropogeografía, 1882, estableció el fundamento teórico del llamado “Determinismo Geográfico”; esto es, que era el medio físico en donde radicaba la causa ya del dominio imperial, ya de la manera de ser y de pensar de los pueblos; condicionados así por la geografía, a ser de una u otra manera; “Determinismo Geográfico”, el cual sirvió de fundamento a la política racista y colonialista europea de ese entonces en que ocurría la transición mundial del capitalismo monopolista de libre competencia, al capitalismo monopolista de Estado, como a la pretendida justificación de la política nacista más tarde, cuando la II Guerra Mundial.

 

Dicha consideración surgió, no casualmente, de la influencia teórica de su maestro, el geógrafo Karl Ritter (1779-1859), el cual había introducido en los estudios geográficos a principios del s.XIX, la metodología del análisis comparativo con un fundamento fenomenologista, esto es, meramente descriptivista, trayendo como consecuencia, precisamente, el falso asociacionismo de hechos.

 

Es entendible pues, que el medio geográfico representa un papel enormemente importante; por ello, no casualmente, los antiguos pueblos nómadas que en su migración y búsqueda de los mejores lugares para su supervivencia, se hayan establecido precisamente en esas llanuras de las cuencas hidrográficas de los ríos mencionados; y no faltará quien ahora afirme lo mismo respecto de esas condiciones privilegiadas de los Estados Unidos, como a fines del s.XIX se afirmó de Europa; pero de ahí a afirmar que ello determina, es decir, que es causa de que unos, por ello, tengan que ser opresores, y otros, por lo mismo, tengan que ser los oprimidos, es una afirmación no sólo a-científica, sino declaradamente anticientífica.  Esto es, el medio físico geográfico es importante en cuanto a la disponibilidad de recursos naturales, hay en ello sus propias leyes naturales físicas o biológicas; pero la condición ya de potencia imperial, ya de nación dependiente oprimida, no se rige reduccionistamente por las leyes naturales físico-biológicas, sino por sus propias leyes económico-políticas y sociales.

 



[1] Almanaque Mundial, 1986; Editora Americana, Panamá, 1985.

 



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