De qué Hablamos cuando Hablamos de lo que Hablamos (es decir, de Geografía). Artículo, 2012.
Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.
“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica
de Geografía Teórica.
http://espacio-geografico.over-blog.es/
06 feb 12.
De qué hablamos cuando hablamos de lo que hablamos. Que de qué hablamos: pues, como bien se hacía la reflexión Eratóstenes y se respondía: <<Εννοούμε όταν μιλάμε για το τι μιλήσαμε για, τη γεωγραφία, δηλαδή: για μιλάμε για μια σφαίρα, την ορθογραφία τους, και συνεπώς η περιγραφή του>>*; sólo que la grafía (ραφία), la “representación mediante el dibujo”[1] en un “pliego de papel”, el Mapa o Carta Geográfica; en donde no sólo se da una descripción simple, enumerativa, sino se da una descripción compleja, explicativa.
Luego, qué se vuelve a presentar, o se representa, en el mapa: pues el mundo directo y sensorialmente perceptible; todo aquello de la naturaleza física cuanto es sentido quedando a la vista, al tacto, o al oído; o aquello de la naturaleza química, como el aroma o el sabor cuando es percibido por el olfato o el gusto.
Ese dibujo mediante el cual se representa, no es, no obstante, un cuadro artístico, del conocimiento estético de la realidad objetiva; sino, en tanto es un Mapa o Carta Geográfica, es un cuadro científico del conocimiento intelectivo de esa realidad.
No siendo esencialmente un cuadro artístico, de las formas estéticas, sí lo es esencialmente, como cuadro científico, de las formas cognoscitivas de la realidad. Esas formas, a lo que se refieren en particular en el ámbito cognoscitivo, es a la abstracción y generalización, en el paso de lo real concreto, a su representación simbólica.
Cuando una Carta Temática es la representación abstracta de un fenómeno (de un hecho particular), no sólo va en ello la representación de la forma, sino del contenido; es decir, de los procesos y causas del fenómeno. Pero cuando en una Carta Geográfica se tiene la representación abstracta de toda la realidad objetiva dada en el espacio terrestre en su conjunto (de la realidad en general), la representación tanto de la forma como de su contenido, no se refiere a los procesos fenoménicos y sus causas como un Todo (del que estaría lejos de serlo), sino a lo que se refiere, es a lo que todo ello es en sí, en última instancia, como un fenómeno: el fenómeno del espacio terrestre, de sus propiedades y de sus causas.
Es en ese sentido que el Mapa no es una representación de los fenómenos en sí, sino de algo que, aparte de de ser una abstracción simbólica, es una generalidad más allá de las formas (asociadas a la escala), sino una generalización del contenido: la del paso del fenómeno concreto real (objeto de estudio de otras ciencias), al estado de espacio en abstracto (objeto de estudio en geografía). Con ello, hay un salto del estudio de las propiedades del fenómeno, al estudio de las propiedades espaciales de las cosas, y luego, de las propiedades del espacio mismo.
Así, pues, la yραφία, como la “representación mediante el dibujo”, en tanto un abstracción y generalización, es, sin duda, una descripción; pero en la que en el salto de lo concreto a lo abstracto y generalizado de la forma y el contenido, se tiene el paso del fenómeno natural o social, al fenómeno de espacio como estado de espacio. La “descripción de la Tierra” no es pues, sólo la enumeración simple de las cualidades estables de lo perceptible, sino, además, una forma primaria de denominarle a la descripción explicativa o causal del espacio terrestre como tal (que emerge del desarrollo de la ciencia griega hacia el siglo III ane).
De este modo, desde Eratóstenes, de lo que hablamos cuando hablamos de geografía (que es de lo que esencialmente hablamos), es que hablamos de la representación del espacio como forma del estudio del mismo a través de las propiedades y leyes espaciales de sus estados.
En ese sentido es que, finalmente, la Cartografía no es una “ciencia aparte” de la Geografía, sino la esencia de la Geografía misma. Ya desde nuestra tesis de Licenciatura en Geografía: “Geografía: Fundamentos de su Teoría del Conocimiento” (1983), decíamos que la historia de los mapas, era la historia misma de la Geografía, como la historia del conocimiento del espacio terrestre. A esa historia general, puede añadirse ahora la historia particular del estudio no sólo de lo regional, en cuanto a las restricciones en los cortes y magnitudes del espacio, sino de los estados de espacio, en cuanto a la generalización o amplitud del tratamiento de las propiedades de lo esencial en el objeto de estudio de la Geografía.
El “geógrafo fenomenista” que por tanto tiempo desdeño el método científico, desdeñó con ello la investigación metódica, sistemática, rigurosa, del espacio terrestre como tal, y perdido, extraviado jugando al científico al tomar la ciencia de los demás haciéndola pasar como suya, en el reduccionismo no sólo por reducirse al estudio de un fenómeno o conjunto restringido de ellos, sino por querer descubrir las leyes del espacio terrestre, con las leyes de los fenómenos naturales y sociales particulares, hizo de la geografía un bodrio insípido.
Ahora, el verdadero geógrafo, habrá de emprender este trabajo, acerca del cual, prácticamente, nada hay hecho; toda esa ciencia está por hacerse.
Hablar, con sentido etimológico, de la “Descripción de la Tierra”, es hablar, en la ciencia moderna, de la explicación del espacio terrestre; de su realidad, de su naturaleza, de su origen, de su estructura, de su composición, de su movimiento y desarrollo, de sus propiedades y leyes; en suma, de la elaboración de su teoría; de la elaboración de la Geografía como ciencia.
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