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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
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9 febrero 2014 7 09 /02 /febrero /2014 23:01

Nsostros en el Brazo de Orión46º 54’, 13,000 años Después: el cuasi-cristal mineral más grande de Universo  (4/)

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

05 ene 14.

 

El cristal más grande del Universo.

 

Ante el objeto poliédrico ubicado en AR 16h 19m 35s; d -88º 43’ 10” en la Constelación de Octante, no cabe pensar más que en dos posibles cosas: 1) es, de manera natural, una formación cristalina, por demás gigantesca; o 2) es, de manera artificial, una construcción hecha por una civilización inteligente.  A reserva de que se establezca que es una formación natural, reflexionemos sobre la hipótesis de que pudiese ser un artefacto de otra civilización.

 

Al respecto, lo primero que intriga, es su posición casi directamente sobre el Polo Sur; y para entender la importancia del hecho, se hace necesario explicar lo siguiente: usando el plano ecuatorial de la galaxia como referencia, resulta, en primer lugar, que el plano ecuatorial del Sistema Solar, o Plano de la Eclíptica, está casi perpendicular al plano ecuatorial galáctico; de modo que el Eje de Rotación de la Tierra, queda perpendicular a su vez, al Plano de la Eclíptica, y de este modo, coincidente en general, en forma paralela al plano ecuatorial de la galaxia.  Este hecho nos permite inferir, en segundo lugar, que hay serias razones para no desestimar al objeto de Octante como un artefacto de construcción inteligente.

 

Perpendicularidad-de-Planos-Galactico-y-Ecliptico.JPG

Perpendicularidad de los planos ecuatorial de la galaxia y el Plano de la Eclíptica o del Sistema Solar; por lo que el Eje de Rotación de la Tierra coincidirá aproximadamente en forma paralela con el plano de la galaxia.

[Fuente: sky-map.org, modificada por el autor]

 

 

Esa influencia se basa en el proceso evolutivo de la Galaxia.  En su origen, de una densa masa protoestelar, se forman dos nodos diametralmente opuestos, a partir de los cuales se comienzan a generar los brazos que se extienden en forma de espiral conforme el núcleo de la masa galáctica rota sobre su eje polar.

Nuestra-Galaxia-1-copia-1.JPG Nuestra-Galaxia-2.JPGNuestra-Galaxia-3.JPG

Simulación de la Evolución de la Galaxia

 

 

En consecuencia –y este es el punto clave–, las estrellas en la región extrema de los brazos espirales, hacia las puntas, que es la región de la formación de las primeras estrellas, serán, por lo tanto, las más antiguas.

 

Como se ha observado por el Telescopio Espacial “Kepler”, los sistemas planetarios son comunes, por lo que esas estrellas antiguas en el extremo de los brazos espirales, podrían tener planetas donde la vida ha evolucionado hasta formas inteligentes muy avanzadas, muy superiores al avance de nuestra civilización en un planeta de una estrella, el Sol, ubicada hacia la parte media de uno de los brazos (el llamado Brazo de Orión).  Más aún, como para confirmar las sospechas, el Telescopio “Kepler”, apunta aproximadamente en dirección del Polo Norte Terrestre; esto es, hacia las estrellas próximas aún más jóvenes que la nuestra, donde si algún planeta ha desarrollado vida inteligente, ésta tendría un avance semejante al nuestro, pudiendo ser una civilización comunicativa que podamos entender.

  

El-Sol-en-el-Brazo-de-Orion.JPG

Nuestra Galaxia.  El Sol, y con el el planeta Tierra, al centro en la parte inferior, se encuentra ubicado hacia la parte media del Brazo de Sagitario, mismo que se bifurca en un brazo más exterior denominado Brazo de Orión.  El triángulo en blanco representa el cono de observación del Telescopio Espacial “Kepler”, haciéndose la observación de que es en dirección a las estrellas formadas con posterioridad al Sol.  En sentido opuesto se extiende por más de 400 años-luz el extremo del Brazo de Orión, hacia la región de estrellas que se formaron mucho antes que el Sol, donde se anota: “Vecinos Galácticos”.

[Fuente: National Geographic]

 

 

Pero si el Telescopio Espacial “Kepler” girara 180º, observaría directamente hacia el espacio sobre el Polo Sur terrestre, en donde las estrellas, cada vez menos cuantiosas, son, cuanto más lejanas, más antiguas, y por o tanto, si hubiese algún planeta con vida inteligente en ellos, sería, en las probabilidades, mucho más evolucionada que la nuestra, y, paradójicamente, sería más difícil no sólo entender en su lógica, sino incluso, muy probablemente, ni reconocer en su naturaleza.

 

Basta, pues, esta explicación, para entender la importancia del objeto de Octante ubicado hacia esta región de estrellas primarias más antiguas, y objeto del que no podemos saber, con los datos dados hasta ahora, ni su distancia, ni en qué dirección, sentido y velocidad pueda estarse moviendo, así como tampoco la lógica de su posible construcción, de no ser una gigantesca formación mineral cuasi-cristalina.

 

En todo caso, bien podría pasar en nuestra proximidad, dar cuenta de nuestra existencia, y, cual si nosotros pasáramos al lado de un termitero, seguir su trayectoria sin darnos la mayor importancia; pero bien podría ser todo lo contrario; y ya estará la humanidad viviendo “la vuelta”, 13,000 años después, de los “alienígenas ancestrales”, aquellos de hace 13,000 años (los dos mil de nuestra era, más los diez u once mil años que nos remontan hacia fines del neolítico), al punto de origen.  Sólo que esta vez, somos ya 7000 millones de humanos, y ellos ya no serían (acaso sólo para algunos), los “dioses”, sino otra civilización inteligente; esos otros a los que hemos de ver como  “otros ellos”, o como “otros nosotros”.

 

Y esa es la esencia de la exopolítica; ante la posibilidad del encuentro en los más fantásticos escenarios posibles a imaginar: quiénes somos nosotros; quiénes podrían ser ellos; cuál sería, en su caso, el protocolo a seguir, y cuáles las consecuencias de una u otra situación.

 

Y si este objeto de Octante que bien puede ser natural, despierta esta reflexión, la misma se hace absolutamente necesaria ante otros hechos de evidente y descomunal estructura artificial: unas “donas” simétricamente dispuestas en varillas paralelas de millones de kilómetros de largo; y luego algo más extraordinario aún que ocurre con esas varillas, perceptible en las imágenes expuestas, que pudiera cambiar nuestra noción de la estructura del Universo, o, por lo menos, de nuestra galaxia.

 

 

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2 febrero 2014 7 02 /02 /febrero /2014 23:01

Supernova 1987-A46º 54’, 13,000 años Después: el cuasi-cristal mineral más grande de Universo (3/)

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

05 ene 14.

 

El otro punto extremo directamente opuesto a La Polar, es, pues, la Constelación de Octante: este es el punto de 13,000 años después, que es justo ahora, en nuestros días, en el Hemisferio Sur.

 

Está en la región del misterio que tiene que ver ahora precisamente con el cuasi-cristal; acaso un mineral de fluorita, de circón, de cuarzo, o apofilita, de la calcopirita u otro mineral desconocido; un objeto ubicado en las coordenadas: AR 16h 19m 35s, d -88º 43’ 10”, directamente sobre el Polo Sur, notificada su existencia hacia 2009 o 2010, junto con, por lo menos, otros dos objetos de apariencia extraña, de ciertas formas regulares, tales, que en su apariencia de artefactos de navegación espacial, indujeron a pensar de inmediato en la prueba de una civilización extraterrestre inteligente enormemente avanzada.

 

Objeto-de-Octante--natural-.JPG Objeto de Octante (trazos del prisma)

El Objeto de Octante; izquierda al natural, derecha con trazos generales en rústica de su geometría.  Nada se aprecia en ultravioleta ni rayos-x.

 

Se detectaron entre el mosaico de imágenes tomadas por el Telescopio Espacial “Hubble, como una sola toma en una fecha determinada, no obstante, ello despertó una especulación enorme en una diversidad de afirmaciones infundadas; y, por supuesto, la más notable, que exponía que eran <<naves de una civilización extraterrestre que se dirigía a la Tierra>> (ya nada más faltó que dijeran que venían a conquistarnos y hasta comernos).  Todo ello, a partir de una sola imagen, fija, e imprecisa.

 

Tan grande fue el revuelo causado por estos objetos, que, con todo lo que implica en costos y distracción de otras investigaciones, el Telescopio fue redirigido a enfocar nuevamente dichos objetos para tomas de mayor precisión y detalle.  En 2010 u 2011, la Agencia Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), dio a conocer las nuevas imágenes, por lo menos, de dos de los tres objetos, y resultaron ser nebulosas que distantes entre sí, se alineaban a nuestra visual causando un efecto de figuras aparentes de cierta regularidad (un truco muy común en la naturaleza).

 

Pero, desde entonces, al parecer –nosotros ya no le dimos seguimiento–, nada se ha dicho acerca de este tercer objeto, el cual, precisamente, es motivo de tratamiento en esta reflexión exopolítica.

 

Si algún objeto de por lo menos los tres primeros observados, ameritaban una “exploración con lupa” por el “Hubble”, ese era precisamente este objeto de forma poliédrica de faces triangulares; pero justo de él ya nada se dijo, y las sospechas y especulaciones no pueden sin acrecentarse.  Este es el objeto más definido de todas esas imágenes, y su forma de una figura poliédrica no puede imaginarse más que como producto de una factura inteligente.

 

Sin embargo, una Supernova que estalló en 1987, produjo el objeto quizá más bello hasta ahora encontrado en el Universo, en la Constelación del Pez Dorado, con coordenadas: AR 5h 23m 34.6s; d -69º 45’ 22”.  Ante él, no puede pensarse más que una cosa: si la naturaleza es capaz de crear un objeto en tal perfecta simetría, entonces es capaz de crear cualquier cosa; y entonces ese poliedro de la Constelación de Octante, ya no sorprende como posible factura inteligente, sería posible como formación natural.

 

Pero en tanto no hay información, y no porque no la haya, sino porque no se ha dado a conocer públicamente, se está en todo el legítimo derecho intelectual a elaborar la hipótesis de una estructura de factura inteligente diseñada por otra civilización; y es entonces cuando se nos plantea el problema exopolítico.

 

 

 Supernova-1987-A.JPG

Supernova 1987-A, en la Constelación del Pez Dorado, en las coordenadas: AR 5h 23m 34.6s; d -69º 45’ 22”; sin duda, uno de los objetos más bellos del Universo.

[Fuente: sky-map.org]

 

                        

 

 

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26 enero 2014 7 26 /01 /enero /2014 23:01

Movimiento de Precesión de los Equinoccios46º 54’, 13,000 años Después: el cuasi-cristal mineral más grande de Universo.  El Punto de Origen  (2/)

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

05 ene 14.

 

 

El Punto de Origen.

 

El Polo Norte terrestre (Polo Geográfico), proyectando al infinito el Eje de Rotación, no coincide hoy en día (2014) exactamente con la estrella Polar (a-Osa Menor, o Polo Astronómico), pero ciertamente eso ocurrió hace casi cuarenta años, en 1974; a partir de entonces, el Polo Geográfico y el Polo Astronómico difieren en un ángulo de medio grado, de os 360º del recorrido del Eje de Rotación en su movimiento de precesión durante 26,000 años.  No obstante, en el 2012, luego de 13,000 años de recorrido, el Polo Norte Geográfico pasó por el punto diametralmente opuesto a la región del misterio que nos ocupa.

 

Movimiento-de-Precesion-de-los-Equinoccios.JPG 

Movimiento de Precesión de los Equinoccios.

 

Hace un tiempo de 13,000 años, la humanidad, muy escasa en aquel entonces sobre el planeta y adentrándose al final de su etapa de barbarie, dejaba atrás a la especie neandrethal, reinando ya la especie del cro-magnon, que comenzaba a vivir el período postglacial Würm (o Wisconsin); y estos primeros “sapiens-sapiens” que observaban el cielo nocturno, registraron que el Polo Norte Geográfico, en lo que ellos conocían como el “Eje del Mundo”, apuntaba a la estrella de mayor magnitud en la Constelación de la Lira (a-Lira), que hoy conocemos como la Estrella Vega, el punto de origen al norte.

 

 Espacio-de-46-54--ente-La-Polar-y-Vega.JPG

Región Norte de los 46º 54’, espacio dado

entre la Estrella Polar y la Estrella Vega

[Fuente: sky-map-org]

 

Entre la Polar y Vega vistas desde la Tierra, hay un espacio con un valor de 46º 54’.  Se puede ver entonces, que todo esto que en el título aparecía como “muy misterioso”, no son más que hechos reales, objetivos y concretos, y sin embargo, no son más que la base de conocimientos científicos para develar dos verdaderos misterios (uno de los cuales sólo develaremos para nosotros y mantendremos en secreto).

 

Tales misterios, a pesar de todo lo dicho, no están en el Hemisferio Norte de la Tierra, sino en la parte directamente opuesta en el Hemisferio Sur.

 

De ese misterioso secreto (que sólo compartiremos con la hermosa mujer que motivó este escrito), únicamente diremos que se encuentra en la austral Constelación de La Paloma, [xxxxxxxxxxxx

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xxxx.

 

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xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx. [Fuente: sky-map.org]

 

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xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx]; que ahora, dado como enviado en el bello símbolo de la Constelación de La Paloma, nada más nosotros lo sabemos.

 

 

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          xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

       Todo este texto entre corchetes rectangulares, va a ir como “texto censurado” en el artículo a publicar.

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19 enero 2014 7 19 /01 /enero /2014 23:01

Crital-Ano-Internacional-de-la-Cristalografia.JPG46º 54’, 13,000 años Después: el cuasi-cristal mineral más grande de Universo.  Introducción.  (1/)

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

05 ene 14.

 

Introducción.

 

Sin duda, para empezar, “46º 54’, 13,000 años Después: el cuasi-cristal mineral más grande de Universo”, es un título críptico enormemente misterioso para este artículo.  En realidad no hace más que explicar tres condiciones dadas de la realidad (que curiosamente combinan directamente espacio, tiempo y movimiento), de las cuales se desprende esta historia, que por más que el título lo parezca, nada tiene que ver con la ciencia-ficción.

 

Es un relato basado en dos hechos científicos demostrados desde la más remota antigüedad: u espacio de 46º 54’, y un tiempo asociado a ello de 13,000 años.  Le siguen dos cosas: el que ese tiempo transcurrido es “después”, lo cual supone un punto de origen; y que con esos factores está implicado un objeto que concretamente, de serlo, sería el cuasi-cristal mineral más grande hasta ahora conocido del Universo.

 

Ciertamente, no sólo hay aquí un misterio, sino dos.  En efecto, hay en la región del punto de origen, un misterioso secreto al que le he denominado: LEY, en la Constelación de la Paloma en el Hemisferio Sur.  Es un “secretito” compartido con la mujer quien motivó este escrito desde las regiones del Tornavento, interesada en la Exopolítica.  Por lo tanto, este es un misterio destinado a quedar como tal.

 

El segundo misterio tiene que ver con la naturaleza de este artículo: la exopolítica, es decir, para nosotros, la consideración, por ahora, de la posibilidad de vida inteligente en el Universo y nuestro eventual encuentro con ella; a partir de lo que, o es una nave interestelar, necesariamente de una civilización inteligente, o simplemente, hasta ahora, el posible cristal mineral más grade conocido.

 

Elaborar este documento estaba comprometido para la Estrella del Tornavento desde principios de noviembre de 2013, pero que difíciles condiciones que tiene que ver con otro tipo de circunstancias “misteriosas”, no permitieron su publicación sino hasta ahora, en que, curiosamente, sin que pudiéramos saber que ello iba a ser así, al año 2014 se le ha nominado como el “Año Internacional de la Cristalografía”.

 

Crital Año Internacional de la Cristalografía 

Cristal de muestra: “Año Internacional de la Cristalografía”.

[Fuente: chacabuco.com]

 

Dicho segundo misterio, pues, es el que es revelable (o de otro modo no habría esta historia), y supondrá una esencial reflexión exopolítica.

 

 

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26 febrero 2012 7 26 /02 /febrero /2012 23:07

Ícono ExopolíticaEl Impacto del Encuentro con una Civilización No-Humana, en Cada uno de los Dos Grandes Grupos Humanos.  Artículo, 2012.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

Espacio Geográfico, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

27 feb 12.

 

Entre otras muchas clasificaciones posibles, los seres humanos nos dividimos en dos grandes grupos: 1) el religioso, que en mayor o en menor grado y en una forma u otra, creen en un mundo “sobrenatural”, mismo que bien pudiera ser totalmente natural, pero fuera del alcance de su cabal comprensión, en donde, o bien realmente existe la divinidad, o bien esta es confundida con seres de civilizaciones más desarrolladas y avanzadas que la nuestra en la vida en nuestra galaxia; y 2) el no-religioso, hasta hacerse formalmente ateo, que va desde la creencia en lo divino en esa forma de no-religamiento colectivo a ello, a la no creencia en lo absoluto de ningún mundo metafísico, ubicándonos por entero en la ciencia y las capacidades humanas en una evolución natural.

 

Comenzaremos por este último –en el cual nosotros, el que esto escribe, nos ubicamos en calidad de ateo– analizando el impacto que sobre dicho grupo social humano se producirá, en el encuentro con una civilización no-humana, que, o bien tiene un carácter divino real, o bien sólo pudiera ser una civilización en otra escala superior del desarrollo de la inteligencia.

 

Subdividido este grupo en dos partes: a) el no-religioso, pero creyente; y b) el ateo (ya ni religioso ni creyente), el impacto de ese encuentro será, en general, a su vez, distinto.  Así, supongamos entonces, primero, la condición divina real de ese otro ser, ante el grupo humano no-religioso: el impacto, la consecuencia previsible, no puede imaginarse otra, que la “conversión” por el convencimiento en los hechos de la existencia real de la divinidad.  Será, entonces, un impacto ligero, asimilable.  Pero supongamos ahora, en segundo lugar, la simple condición de una civilización más avanzada frente a ese grupo humano no-religioso (en el cual, de momento, estamos excluyendo a los ateos): ahora el efecto será doble, pues por una parte, confirmará en el no-religioso la confianza en sus ideas; y de ello derivará, con el tiempo, con la trasmisión de conocimientos de esa otra civilización, ya el mantenerse en una creencia metafísica, o ya volverse declaradamente ateo y en una ubicación en la ciencia; pero, contenido en lo anterior, va el impacto de una “conversión” franca al ateísmo y a la ciencia; y no obstante, el impacto será, a su vez, suavizado e incluso fácilmente asimilable.

 

Empero, analizando esas situaciones en el caso del grupo humano declarada y convencidamente ateo, el impacto, en cualquier caso, será de un orden mayúsculo.  Si el otro resulta ser, finalmente, un ser divino real, alrededor de quinientos millones de seres humanos, sufrirán un impacto demoledor que echarán abajo todo su mundo (nuestro mundo), pasado, presente y futuro; será, para efectos prácticos, aniquilante.

 

Aún la gracia divina recayendo en nosotros, a pesar de todo, será, para una buena parte –en la que nos ubicamos–, no aceptable; lo que evidencia la profundidad del impacto y sus consecuencias.  Y no podrá ser aceptable, por simple definición (ya no tanto por un asunto ideológico de “principios”), pues para este grupo humano, en mayor o en menor grado de conciencia, parte de la definición del ser humano, se desprende de las propiedades esenciales de lo divino.  Tener que aceptar la existencia real de lo divino, implica la aniquilación de la condición humana, por aquello por lo que la condición humana se define.  En este caso, tal encuentro, no va a ser, para nada, ni fácil, ni asimilable; un séptimo de la población humana sería profundamente impactable (y trágicamente hay que decirlo: “por lo menos, sólo una séptima parte, o menos aún, se verá impactada hasta su aniquilación”; primero ideológica, luego moral, y finalmente física, no pudiendo subsistir más, en un mundo al que no pertenece).

 

Pero, por último, está el caso inverso, en el que, en tal encuentro con otra civilización no-humana, sólo se tiene en ello a seres más evolucionados, y por lo tanto, más avanzada en el conocimiento científico.  Ahora, en este caso, ese grupo humano en particular ateísta, verá confirmada de manera absoluta su condición ideológica, moral, y social humana: será, entonces, el reino omnímodo (o por lo menos, cuasi omnímodo), de la ciencia.  El impacto será igualmente profundo, pero ahora, absolutamente positivo, en el sentido de la afirmación de lo humano.

 

Visto esto así, invirtiendo las cosas, ya puede adelantarse en la imaginación lo que será en el caso del grupo humano religioso, que en tal encuentro, o confirmará todo su pensar y su creer, o, particularmente, en aquellos que han afirmado el carácter de “Ser de Luz” del alien, enfrentando una crisis de pensamiento y de creencias de no serlo; no obstante, en general, bien podrá asimilar el impacto con el argumento de que: <<Dios nos prepara para un segundo advenimiento en otro orden, que será en su momento>>; y soportará en su fe, desde la posible no-religiosidad del alien, hasta su condenable ateísmo del que en su momento –y quizá para eso estará ahora aquí– rendirá cuentas.

 


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12 febrero 2012 7 12 /02 /febrero /2012 23:01

Mensaje-Pioner.jpgCronistas Autóctonos Terrícolas.  Artículo, 2012.

Dr. Luis Ignaio Hernández Iriberri.

Espacio Geográfico, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

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13 feb 12.

 

 

No tenemos más que los antecedentes ed las experiencias de encuentros entre culturas humanas diferentes, esos encuentros ya son un problema serio; pero cuando esas culturas en sus diferencias más allá de lo que extrictamente de manera natural las distinguen, se hace en los distintos desarrollos científico-técnicos, o de lo que en general se denomina, civilización; ello hace de los encuentros entre culturas y civilizaciones algo riesgoso hata lo catastrófico, dado en la conquista, el dominio de unas por otras, hasta la esapariión o extinción de la sojuzgada.

Por sólo referir algunos casos en la larga historia humana plagda de esas conquistas y sometimientos, mencionaremos el encuentro anglo-indio del siglo XIX como un ejemplo, y el hispano-mesoamericano del siglo XVI en otro ejemplo.  Tales encuentros bajo notables dierencias entre civilizaciones, terminaron, si no es que más correctamene entendido por razones económico-políticas, ya estaba todo predestiado a ello, en la conquista colonial.  La diferencia entre un proceso y otro, fue la disposición del conquistador al exterminio, y ésta fue mayor, en aquellos conquistadores con menos desarrollo civilizatorio.  Y así, mientras que Inglaterra ya había transitado plenamente al capitalismo fundado en aquellos principios de “Libertad, Igualdad y Fraternidad” de 1789, fraguados desde las luchas de Guillermo de Orange en 1548 o de Oliverio Cromwell de 1688; España, a prinipios del siglo XVI, arrastraba ese siglo de atraso hundida aún en los resabios feudales.

No obstante, ello operó en el mometo militar del encuentro, esto es, en unafase intermedia, entre el momento diplomático del mismo y el momento del inicio de la coloia;  parte última en la cual se dieron los esfuerzos por el rescate tras el desastre bélico.

Pero el encuentro con otra cultura, que para empezar ni siquiera sea humaa, con una notabilisima diferencia científico-técnica, alienta las esperanzas de un encuentro pacífico, que se resuelva en la diplomacia misma.

La “montañas flotantes”, ahora no sólo sobre el mar, sino en el cielo, han sido divisadas; como en mesoamérica, con mucha anticipación a 1519 en que lo “teules” bajaron e incursionaron tierra adentro, desde treinta años antes; los “fernandinos” cronistas autóctonos* terrícolas (a manera de los historiadores de indias, han comenzado ya hace tiempo a narrar los hechos, cuayas consecuencias apenas se ven insinuadas en los “presagios” del emperador.

Ello nos lleva a la reflexión acerca de qué tanto sabe el otro acerca de nosotros; y aceptando la hipótesis de Dänieken, deben cnocernos bien, en todas nuestras lenguas.  Pero, qué tanto el otro, corresponde o no, al equivalente a las diferentes órdenes monásticas del incio del período virreinal.

Al parecer, el otro, el alien, no es uno, sino varios, y ¿ese alien es distinto entre sí a manera de las diferencias entre los franciscanos, dominicos, agustinos y jesuitas?  Y en su posible diferencia entre sí, ¿hay funciones ditintas qu convergen a un fin?, o ¿hay acaso tareas semejantes enre los distintos?  ¿Hay una lucha entre ellos por la conquista…?  ¿Hay un proceso de conquista…; o, ¿cuál es la lógica del monitoreo? (acaso es en la hipótesis de Salvador Freixedo de la “granja terrestre”); ¿a qué fase se va a pasar?, ¿cuál ha de ser ahora la enseñanza?

*        Se refiere ello al simil con los cronistas de indias Fernando de Albarado Tezozomoc (1520-1610), y Fernando de Alva Ixtlixochitl (1575-1650).


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5 febrero 2012 7 05 /02 /febrero /2012 23:02

OVNI-de-Jose-de-Balderas--Espana--1967.jpgEl “Pueblo Elegido”: ¿Atributo Real Otorgado, Falsa Interpretación Humana, o Factor Externo Asociado?  Artículo, 2012 (2/2)

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

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06 feb 12.

 

No hay señales particulares en este proceso de un arribo ante ningún “Pueblo Elegido”, hay, en general, a la vista de todas las sociedades del planeta, un condicionamiento a “algo normal” y no adverso (independientemente, dicho de momento, de si es estrategia con un fin perverso o no, pues ello no se puede establecer).

 

Se ha pasado de las pequeñas luces aisladas moviéndose lenta y zigzagueantemente en el cielo nocturno de los años cincuenta a sesenta del siglo XX; a una serie de casos de “contacto” (con todo lo que en ello pueda haber de falso o verdadero), y “poses para la foto” de “Platillos Voladores” en pleno día, de los años setenta a ochenta; para empezar a dar lugar a avistamientos tanto más frecuentes, como masivos y de objetos de formas diversas, dominantemente esferas, pero en un sinnúmero de casos de reporte tanto nocturnos como diurnos, de objetos de las formas más irregulares y extraños en cuanto a su naturaleza material, todo ello entre los años noventa del siglo pasado, a la primera década del dosmil.

 

Al iniciar la segunda década del siglo XXI, a esos avistamientos masivos de esferas, les ha acompañado una serie de eventos extraños: desde bólidos, hasta gigantescas espirales en el cielo, y una serie de imágenes holográficas impactantes.  Ciertamente, ocurriendo ya todo ello cuando las capacidades tecnológicas humanas hacen de una buena parte de esos artefactos, sin duda, manufactura y origen humana, incluso como una tecnología manipulada década atrás, desde los mismos años cincuenta.  Más aún, de nos ser por cierta experiencia y los casos ocurridos fuera de la atmosfera y extraños a los mismos astronautas de la Estación Espacial Internacional, bien pondríamos en duda toda esa “historia de ovnis”.

 

Ahora –con las reservas naturales del caso–, de pronto, comenzaron a ser más frecuentes los reportes y videograbaciones de extraños seres que parecen estar coexistiendo con nosotros (en la lógica de manifestarse con una energía fuera del rango de la “ventana óptica”, y captables, por lo tanto, no en una fotografía por luz refleja, sino en una imagen digital); y por su asociación con mitos y leyendas antiguas (las cuales no surgen de la nada), bien esa coexistencia viene desde tiempos antiguos; de modo que es de ahí de donde se desprende la interesante hipótesis de que otras especies inteligentes no necesariamente “extraterrestres”, han evolucionado aquí mismo, y quizá estemos empezando a entrar en relación (y posible conflicto); aparte de ese contacto, además, sí posiblemente “extraterrestre”.

 

Siguiendo el curso de esa tendencia general, bien podemos afirmar que en esta década, y no más allá de la próxima, ese encuentro abierto con otras, o por lo menos una, civilización no-humana (terrestre o extraterrestre) tendrá lugar.  Acaso hay un factor que determine  ese encuentro en lo inmediato, en el curso de los próximos tres o cuatro años: la necesidad del “providencial” encuentro ante una crisis social humana generalizada ya a la vista; pero, más aún, que quizá afecte a la forma de vida de alguna otra civilización no-humana coexistente en el mismo planeta.

 

Ocurra ello o no, de cualquier manera son estos los años en que la historia de la humanidad dará un vuelco.

 


 

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29 enero 2012 7 29 /01 /enero /2012 23:01

Nave-Pleyadiana-de-Edward-Meyer--1980.jpgEl “Pueblo Elegido”: ¿Atributo Real Otorgado, Falsa Interpretación Humana, o Factor Externo Asociado?  Artículo, 2012 (1/2)

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

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30 ene 12.

 

Con la dificultad de un enunciado inmerso en un contexto irónico y sarcástico, Marx, en esa sutil crítica a la “Crítica” trascendental de Bruno Bawer, llega a decir: “Plantear el problema, es resolverlo”.  Más allá de que Bawer lo que hubiese con ello, ciertamente, por lo menos, “plantear el problema” es, empezar a resolverlo (si bien, dialécticamente ya va en ello toda la solución).

 

De ser cierta la hipótesis de Däniken, del arribo de otra civilización no-humana a la Tierra en épocas pasadas (con todo lo que con ello se despoja al ser humano de sus propias capacidades naturales), estos encuentros han tenido lugar, incluso como encuentro directo entonces, en el registro histórico en general, en el siglo XXX ane con los egipcios; en el siglo XIII ane con Moisés; en el siglo VI ane con Ezequiel, y probablemente en el momento de Jesucristo en el siglo I al inicio de nuestra era, por lo que toca la “Viejo Mundo”; y en el “Nuevo Mundo”, entre los siglos VIII dne a XIV dne en posibles diferentes momentos; como entre los siglos VII-VIII entre los toltecas y mayas, o el siglo XIII entre los nahuas o incas en Suramérica, por sólo referir esos casos como los más notables (de donde impensadamente, de manera natural, aparece una secuencia con intervalos de 7 siglos, que harían aparecer nuestra actualidad histórica como un momento más de encuentro directo).

 

Partiendo del supuesto exopolítico de que así ha sido (asumiendo entonces sus consecuencias para el desarrollo natural del ser humano, en virtud de examinar una hipótesis), el problema que se nos plantea, es el de si tales encuentros directos corresponden al providencial concepto de “Pueblo Elegido” (bien en su sentido restringido de “selección divina”, o en su sentido amplio de ayuda oportuna), y así, en todo caso, en razón de qué se ha dado esa elección; y luego, en función de esa razón, entender si en ello ha ido el otorgamiento real (y cuál sería a su vez la posible razón), o la simple y contingente elección; como para deducir que esto ha sido una “providencialidad” cuasi-divina, ante algo muy superior inintelegible, o bien como un factor externo en la cotidianidad humana, que queda asociado a algo con un fin.

 

A diferencia de los posibles encuentros pasados, mismos que antes del siglo XV se produjeron con una sociedad humana aún absolutamente sin conciencia de sí misma, y en que ello pudo haberse visto como el “natural” arribo de la Providencia en la que creía ciegamente y a la que se encontraba sujeto, sin más implicaciones que la “natural” ayuda divina; el encuentro de esta vez, cuando la humanidad ha transitado, desde el siglo XV, del teísmo al panteísmo, y de éste al deísmo, para, desde el siglo XIX, finalmente llegar al ateísmo con plena conciencia de sí como ser humano, tendrá ya la más amplia y profunda implicación en el pensamiento y organización social humana.  Modificaría de un tajo la interpretación de la historia, en la conciencia de sí del ser humano, consumando una identidad real, preestableciendo conscientemente un futuro: una conciencia para sí; ya en su reconocimiento ateísta, o bien, como real ser divino, dependiendo del conocimiento dado por el visitante.

 

Empezamos, sin duda, una nueva era para la humanidad.  Por lo tanto, examinar las condiciones en que ésta podría darse, es de trascendental importancia.

 

Hasta ahora, si se sigue la lógica general del fenómeno OVNI que presupone tal encuentro entre civilizaciones de distintas especies, ello se caracteriza por un muy paciente, espaciado y paulatino proceso de acercamiento a lo largo ya de varias décadas.

 

Para algunas culturas, como las latinoamericanas o las asiáticas, no habría ningún problema en que, de pronto, se aparecieran ahí en la plaza pública.  Se curiosearía, se saludaría, y se dejaría a que “el gobierno se encargara”, continuando cada cual en la cotidianidad de sus actividades, esperando sólo noticias del caso.  Pero en Europa, y particularmente en Estados Unidos, la reacción (incluso por muchos años condicionada), sería de pánico, de sentirse “invadidos”, y por lo tanto, de respuesta militar.

 


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22 enero 2012 7 22 /01 /enero /2012 23:08

Nave-Venusina--George-Adamski.jpgFenómenos Paranormales, “Extraterrestres”, y Ciencia.  Artículo, 2012.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

23 ene 12.

 

Que los llamados “fenómenos paranormales” existe, en efecto, existen, son una realidad incontrovertible a la luz de la objetividad.  Y se suele decir por el lego en ciencia, que tales fenómenos “no los explica la ciencia”; con ese dejo oculto, tácito, de que, dicho en forma absoluta, <<la ciencia no los puede explicar>>.

 

A quien se confunde con ello hay que decirle, entonces, que en el origen, todos los fenómenos del conocimiento humano, han pasado por ser “paranormales” (no sólo esos poderosos fenómenos como la caída de un relámpago, sino la lluvia, o el nacimiento de una flor), en tanto en su momento se desconocían las causas del mismo.  Y a imagen y semejanza de las capacidades humanas, ante tan portentosos fenómenos, “alguien” debía producirlos de algún modo: y entonces el ser humano creó, en un principio, a los dioses; y en un pensamiento animista, creó a un dios para cada fenómeno.  Luego le ha llevado toda la historia de la humanidad el despojarse paulatinamente de todo ello, conforme la ciencia ha venido explicando lo que antes se creía “inexplicable”.

 

Así, ante los fenómenos paranormales de hoy, no es que “la ciencia no los pueda explicar”, sino que la ciencia no los ha explicado aún, pero andando el tiempo, ya los explicará, uno a uno.

 

Nada de ello nos debe inquietar, no hay un “más allá”, no existe un “mundo sobrenatural” por fuera de nuestro mundo natural real y objetivo; sólo hay, ciertamente, fenómenos complejos aún no explicados; y muchos de ellos, incluso, ni siquiera formalmente investigados, de entre los cuales, el fenómeno “OVNI”, ha venido siendo una excepción en el curso de los últimos sesenta años.  De ser un “fenómeno paranormal”, del “mundo sobrenatural”, antes de mediados del siglo pasado, pasó a ser un fenómeno perfectamente físico de nuestra realidad objetiva; ciertamente, un fenómeno altamente complejo.

 

No hay duda d que es un fenómeno que implica cierta ciencia y tecnología, y un comportamiento inteligente; y ante ello, tenemos que asumir que la especie humana, entonces, está apenas en el primer peldaño de la inteligencia racional (por lo cual, a diferencia del chimpancé, o del delfín, nos es posible darnos cuenta o hacer conciencia, de lo que ocurre), y que esta inteligencia aún continúa con un potencial insospechado, en un proceso evolutivo dado ya en otras especies en el Universo.

 

Puestos en el rango de la inteligencia racional (de la elaboración de juicios lógicos), así sea en el la primer escala, nuestra relación con una inteligencia superior ha de ser, necesariamente, otra, muy diferente a la relación que tenemos con especies inferiores de inteligencia no-racional.

 

La extrapolación de todos nuestros patrones: de juicios intelectivos o cognoscitivos, de juicio moral o de juicio estético, es una condición necesaria y natural para entender lo que adelanta en mucho a nuestras propias capacidades, dando lugar a diversas posibles interpretaciones, que, en general, se reducen a dos: la religiosa (o teológica), y la científica.

 

Pero hemos visto, en un artículo anterior, que trascender como especie humana, implica la abolición de toda religión; esto es, el desechar toda interpretación metafísica del “mundo sobrenatural”.  La identidad de lo humano, está en la identidad en la ciencia, reflejo de sus propias capacidades; y  no debe haber lugar a otra interpretación, mas que esta.

 

En esa extrapolación de nuestros conocimientos en la obligada y natural analogía: 1) seguramente debe haber, entonces, más de una civilización no-humana en relación con nosotros; 2) entre ellos, debe haber, en consecuencia, diferencias de desarrollo e inteligencia misma; 3) deben darse, por lo tanto, diferencias de interés, y con ello, patrones de conducta diferentes, tales que expliquen, por ejemplo, situaciones extrañas como la observada en Basilea, Suiza 1566, en la que en un grabado de la época se describe una batalla entre objetos voladores no identificados a plena luz del día; o esa situación de los “pueblos elegidos”; ya por “arcángeles”, ya por “vimanas”, o bien por “Quetzalcoatl”, especialmente ahí donde “los dioses” hicieron diferencia entre los humanos y aparentemente favorecieron a una parte.

 

Los perros, una especie inferior no-racional, claramente toma partido por sus amos humanos, entre los cuales, por su parte, hay profundas diferencias que los conducen incluso a la guerra entre sí.  En la extrapolación de lo que comprendemos de la naturaleza y diversidad de las especies con patrones de comportamiento comunes, ¿qué tanto se podría proyectar ello con, y entre, especies no-humanas de inteligencia más desarrollada?  Y ante ello, qué nos dará la continuidad de la identidad como humanos…; en la analogía, qué nos hará continuar evolucionando de manera natural; como lobos en el bosque; o nos despojará de identidad, y “domesticados”, nos diferenciará como perros de raza con distintas funciones.

 

El momento histórico para las más profundas definiciones para la humanidad, de pronto se nos encima…, pero no es sorpresa, y ase estimaba así, desde los años setenta; el problema real, es que llegó el momento.

 


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15 enero 2012 7 15 /01 /enero /2012 23:08

Ícono Filosofía-copia-1Ante una Nueva Fase del Desarrollo del Espíritu Humano.  Artículo, 2012.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over-blog.es/;

16 ene 12

 

El inminente encuentro entre civilizaciones en este preciso momento de la historia de la humanidad, lo hace ya, necesariamente, providencial, dicho en su sentido amplio (de la ayuda oportuna), como restringido (del socorro divino), y de ambas formas simultáneamente.

 

Dicha situación, a su vez, hace necesaria la “Variante Däniken” (de la hipótesis del encuentro de civilizaciones en otros tiempos), como hipótesis que permita explicar esta obligada implicación providencial.

 

Con esto, estamos descartando el caso más ideal del encuentro con una humanidad no sólo que no avanza en una plena conciencia de sí, sino que en ello ha retrocedido, y menos aún está en posibilidad de su conciencia para sí; lo que no vemos que vaya a ocurrir sino acaso, de manera natural, en el curso de muchos siglos aún por delante, incluso, no obstante adversidades en común que harían suponer la unidad humana (lo que está ocurriendo hoy principios de la segunda década del siglo XXI, de avasallamiento social en una sociedad si opciones ni alternativas en el mundo, nos hace perder toda esperanza).

 

Viene a esta reflexión la del propio Marx en su trabajo Sobre la Cuestión Judía (1844), en el que este asienta. “Mientras el Estado siga siendo cristiano y el judío judío, ambos serán igualmente incapaces de otorgarse la emancipación, el uno, y de recibirla el otro”[1].

 

El problema de esencia, radica en la ideología, y más aún, en esa parte de la ideología que no tiene que ver con la razón y el argumento científico, sino con las creencias y el dogma, de un arraigo tal, que hace imposible su misma solución hasta el final de los tiempos; profundidad misma que Marx ve cuando respecto del judío expone: “…creyéndose con derecho a mantenerse al margen de la humanidad, a no participar, por principio, del momento histórico, a aferrarse a la esperanza en un futuro que nada tiene que ver con el futuro general del hombre, considerándose como miembro del pueblo judío y reputando al pueblo judío por el pueblo elegido”[2].

 

Marx, pues, ve en ello la más rígida de las antítesis –dice él–, que es la antítesis religiosa.  Y de ello se pregunta: “¿Cómo se resuelven las antítesis? –y se responde–.  Haciéndola imposible”[3].  Y si alguien sabía profundamente de lógica como para dar esa respuesta, era precisamente él.  Y ante el problema de cómo se hace imposible una antítesis religiosa, Marx responde: aboliendo la religión.

 

Pero ese concepto de “abolición”, no ha de entenderse aquí como un acto de decreto, o menos aún persecutorio (como en el caso de la categoría sociopolítica de la “abolición de la propiedad privada”), sino como categoría filosófica, ha de entenderse en la lógica de la negación de la antítesis en una contradicción antagónica.  Tan pronto como el judío y el cristiano –explica al respecto Marx– reconozcan que sus respectivas religiones no son más que diferentes fases del desarrollo del espíritu humano…, no se enfrentarán ya en un plano religioso, sino solamente en un plano crítico, científico, en un plano humano.  La ciencia será, entonces, su unidad…”[4].

 

Siglo y medio después de esta reflexión de Marx, no podemos considerar sino que, de ser ello posible, lo será aún en un futuro muy lejano, tan lejano, que rebasa la posible existencia misma del ser humano enormemente presionado ya en estos momentos tanto por la conflictiva natural (cambio climático), como social (guerra internacional), donde ese mismo pueblo judío del que en 1844 Marx decía que: “oponiendo a la nacionalidad real su nacionalidad quimérica…”[5], un siglo después, agregamos nosotros, hizo de esa quimera una realidad terrenal, y medio siglo más después, hoy, amenaza en la más absoluta irracionalidad (fundado en su amparo divino), la paz mundial.

 

Ante ello, el contacto abierto con otra civilización no-humana, no puede ser, por más, que afortunadamente providencial, al punto en que, incluso, así debe ser invocado ya en cualquiera de sus dos sentidos.

 

El hecho, como tal, deja en las manos ya, de esa otra civilización; o bien de los “seres divinos”; la solución; “ellos” resolverán; somos, entonces, en la hipótesis de la “Variante Däniken”, una especie en la primera escala de la inteligencia racional, de tiempo atrás monitoreada en su desarrollo y socorrida en momentos cruciales de su evolución, dadas sus limitaciones.

 

Hay, finalmente, en todo ello, un grave problema: ¿Son los judíos (como el la “Variante Däniken” misma parece quedar en evidencia), un pueblo elegido?  Si es así, entonces la humanidad, para ser tal, o será libre, o será muerta; lo que de ella quede –los elegidos cuasi divinos–, no serán, no pueden ser ni serán, lo que nunca se han reconocido: seres humanos.  Lo demás, si algo queda, será esclava, y como tal, un ser deshumanizado.  El riesgo de la extinción de la especie humana, es enorme, y ante ello, lo providencial debe ser descifrado.

 

La expectativa, como lo dijera Marx, no es entonces, otra que la abolición de toda religión, dada como el encuentro no-divino de otra civilización, y que, por lo contrario, reivindique el argumento científico.

 



[1]        Marx, Carlos; Sobre la Cuestión Judía; en “La Sagrada Familia”; Editorial Grijalbo, México, 1967; pp. 16-17.

[2]        Ibid. p.17

[3]        Ibid. p.17.

[4]        Ibid. p.17-18 (y aquí ha de entenderse que el espíritu o la espiritualidad, en Marx, no alude o se reduce a una categoría metafísica, sino que se refiere a la esencialidad del desarrollo social humano).

[5]        Ibid. p.17.

 

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