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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
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11 enero 2010 1 11 /01 /enero /2010 09:00

La Edad Exploración El Estrecho de Basmán.  Artículo, 2010.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri 

Espacio Geográfico”, Revista Electrónica
de Geografía Teórica 
http://espacio-geografico.over-blog.es/ ; 
México, 11 ene 10.

  

El Estrecho de Basmán o “Paso del Sur”, es el actual Estrecho de Malaca, paso entre la isla de Sumatra y la Península de Malaca, entre los 0º y 5º de latitud norte.

 

El Estrecho de Basmán es una de las estructuras geográficas más importantes en la historia, pues fue el paso descrito por Marco Polo (1254-1324), en su regreso a Europa, en El Libro de las Maravillas, o Viajes de Marco Polo (1298), también conocido popularmente como El Millón (según se dice, por su tendencia a describir haciendo referencia a la cantidad “en millones”).

 

                              El Paso de Basmán descrito por Marco Polo, suscitó controversia entre los siglos XIV y XV, ya que hasta los primeros años del siglo XVI se siguió creyendo en Europa en la existencia de la llamada “Cuarta Península”; la cual, sorprendentemente, no era más que el continente de América reportado en forma vaga por los conocimientos geográficos que llegaban de China a Europa.

 

De ello se entiende que los chinos ya conocían América, confundida por los europeos como una península más en el extremo oriente del Océano Índico.

 

La primer península es Arabia; luego del Mar Arábigo se tiene la segunda península con la India; luego del Golfo de Bengala aparece la tercer península o Indochina; y luego del Sinus Mágnum, se tiene entonces la cuarta península: las Indias Transgangéticas [Cattigara, o América, aun cuando no reconocida como tal].

 

Este problema quedó planteado para la Edad Media desde el primer momento, pues en el primer mapa en que aparece, es precisamente en el de Ptolomeo (90-168), nombrado allí en griego, como Mare Kol Poz, o literalmente traducido, como “Mar de la Viruela Kol” (algo a corroborarse).

 

                              Creyéndose fidedignamente en la existencia de dicha península, luego entonces, o Marco Polo mentía, o bien existía un paso natural que permitía llegar a China navegando desde el Océano Índico.  En esta última alternativa se estimularon los viajes de navegación por la Ruta de Oriente, que aún en el siglo XV no iban más allá de la actual Sri Lanka (antigua Ceilán, y más antigua, Taprobana, luego deformado como “Trapobana”), objetivo último del comercio de especias.

 

                              Con la propuesta de Cristóbal Colón fundada en el valor del perímetro de la Tierra en casi 30,000 km aportado por Estrabón (y que históricamente se ha confundido como aportado por Posidonio); de ir al Oriente por la Ruta de Occidente, el primer y más importante objetivo geográfico de Colón al explorar las costas de América, fue encontrar el Paso de Basmán.

 

                              Al bordear por el sur en su segundo viaje (1493-1496) las islas de La Española (Haití-República Dominicana), Santiago (Jamaica) y Juana (Cuba), entre los 19º y 23º de latitud norte, y creyendo reconocer por ello a Cipango (Japón), y Manguí (la Península de Corea); no obstante un notable error de 15º de latitud que creyó posible en sus Cartas (pues Cipango, en la Carta de Toscanelli, se ubicaba meridionalmente sobre los 5º de latitud norte, identificándola él con Haití, casi a los 20º de latitud en el mismo hemisferio); con lo que, en la Carta de Toscanelli, el Paso de Basmán –que por supuesto no se representa–, ubicado entre los 0º y 5º de latitud, quedaría entonces, haciendo el ajuste de 15º más al norte, hacia los 10º y 15º de latitud), hecho importante, que seguramente hizo suponer a Colón que el paso estaría, no entre los 0º y 5º de latitud norte, sino, acaso, entre los 10º y 15º; lo que explica que, ya tanto en su tercer viaje (1498-1500), como en el cuarto viaje (1502-1504), fuese directamente a explorar entre esas últimas latitudes; que se supondría sería la confluencia del actual Mar de la China y el Mar de Java, en la entrada al Paso de Basmán.

 

                              Sin embargo, ya en su tercera exploración, Colón se encontró, desde los 10º de latitud norte, en Suramérica, lo que realmente fue lo que denominó “Mundo Novo”, pues, por el caudal del Orinoco, identificaba una masa continental no registrada en las Cartas (lo cual no significaba un reconocimiento de “Mundo Novo” a su vez, para la parte norte); iniciando su exploración desde las costas de Paria y en el Delta del Orinoco frente a la Isla de Trinidad; recorriendo de ahí a Centro América, que sería, a su entender, y correctamente deducido, la latitud donde debería encontrarse dicho Paso.

 

La nueva exploración para tratar de encontrar el Estrecho se pospuso para su cuarto viaje, en el cual recorrió principalmente las costas de Centro América, insistiendo, paradójicamente, justo en el Golfo de los Mosquitos, no casualmente, ya que ahí encontraba al mismo tiempo la latitud más baja, con la longitud más occidental; luego de la latitud del Golfo del Darién, descartado al inferirse al interior una masa continental que arrojaba los ríos Magdalena y Atrata (sin sospechar que a pocos kilómetros cruzando el Estrecho de Panamá, como justo por ahí lo hizo Núñez de Balboa en 1513, encontraría el que luego sería nombrado por este último como Mar del Sur, suponiéndolo aún al sur Sinus Magnus).

 

Hasta los viajes de Américo Vespuccio (1450-1512), dicho paso se siguió buscando; y el recorrido de Vespuccio en 1501-1502, por las costas de Suramérica hasta los 50º de latitud sur, fue lo que le permitió deducir que esas tierras no eran Asia, sino realmente toda ella desde su parte norte a su parte sur, un “Mundo Novo”, un nuevo continente; y no tanto por no estar registrado en las Cartas (que al final de cuentas sí lo estaba), como porque tras él, se abría un nuevo y vasto espacio terrestre; y, luego entonces, que Asia tendría que estar 10,000 km más allá, comprobándose, en consecuencia, el valor del perímetro de Eratóstenes.  De donde la famosa afirmación de Américo Vespuccio a su amigo Soderini, que a través de éste llegó a Waldseemüller en 1507, de, finalmente, “haber encontrado la cuarta parte faltante de la Tierra” (que, obviamente, no podía ser “América” pues presupondría la hipótesis de su existencia), sino los 10,000 km, de los 40,000 km totales del perímetro terrestre; por lo cual, en 1507, justificadamente, el geógrafo de Saint-Dié, Waldseemüller, le daba el nombre de América, en honor a Américo Vepuccio, al nuevo continente ahí descubierto para los registros cartográficos europeos.


 

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