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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
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19 julio 2010 1 19 /07 /julio /2010 08:33

Los Métodos

de la Teoría del Conocimiento en Geografía.

  Curso, Universidad de Guadalajara, 1985 (33).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica,

http://espacio-geografico.over.blog.es/;

México, 15 nov 10.

 

 

b)  La expresión gnoseológica de la geografía epacista

      en la Edad Media.

 

Si bien es cierto que los geógrafos de la escuela de pensamiento fenomenista en geografía estuvieron en las posiciones más avanzadas de su tiempo, también es cierto que no fueron capaces de rebasar su marco histórico, a pesar de encontrarse, fuera de Europa, en las condiciones más favorables de la Edad Media.

 

Lo antes dicho no tendría sentido, si no fuese porque justamente ello fue posible por el geógrafo armenio Anani Shirakatsi, en pleno siglo VII, bajo el predominio de la patrística, que, con mucho, significa condiciones más difíciles para la expresión científica.

 

No obstante, Shirakatsi, “al que se le considera precisamente como el fundador de las ciencias naturales de Armenia…, era matemático, astrónomo y geógrafo”[1]; y pudiera pasar más, por lo primero, como un geógrafo espacista; pero, preocupado más por los fenómenos que por el espacio geográfico, para aquellas condiciones, bien pudiera considerársele fenomenista.

 

En su Cosmografía, Shirakatsi se adelanta no sólo unos cinco siglos para rebasar el marco histórico del escolasticismo incluso, sino adelanta con mucho a toda la propia Edad Media, pues en sus escritos se vislumbran ya principios verdaderamente materialistas, y aún más, dialécticos.

 

Shirakatsi no se conforma con ver el la teoríaa de los cuatro elementos de Empédocles, principios estáticos del mundo,  “A su modo de ver, los elementos se relacionan entre sí y se transforman recíprocamente por medio de lo que tienen en común”[2], por ejemplo, lo que hay de común entre el fuego y el aire, es el calor; entre el aire y el agua, es la humedad; para el agua y la tierra, el frío; y para la tierra y el fuego, la sequedad.

 

Con ello “subraya la idea de la eterna y continua generación y destrucción de las cosas reales, de los objetos existentes, como ley fundamental del ser, y llega incluso a la concepción de la contradicción en la naturaleza”[3].  “La generación es comienzo de la corrupción –dice Shirakatsi–, y esto a su vez, lo es de la generación.  Y gracias a esta contradicción que nunca desaparece, el mundo adquiere la eternidad de su existencia”[4].

 

Lo que nos ha llevado a pensar en Shirakatsi como geógrafo de la escuela de pensamiento espacista, es, fundamentalmente, 1) su inclinación a las matemáticas, y 2) el que concibe a la naturaleza como un todo único, con lo que Shirakatsi es algo así como un geógrafo en el terreno de la investigación fundamental (más que en la aplicada).

 

Otros geógrafos subsiguientes, de los que desafortunadamente no tenemos más datos por ahora, que su noticia dada por Erwin Raisz, fueron: Beda (ss.VII-VIII), Jafa de Jiva (s.IX), Istajri (s.X), y Zarcala (s.X).  A ellos sigue el geógrafo más famoso de esta época, El Idrisi (1100-1164), importante geógrafo árabe-español, que finalmente vivió en la corte de Roger II de Sicilia, y con cuya autoridad, el saber geográfico más avanzado fue filtrado a Europa, trasladándose entonces allí, el centro de la ciencia, tras la caída del califato de Córdoba.

 

Por el lugar en que Edrisi se desarrolló y por el momento histórico que le tocó vivir (a falta de mayor información), podemos considerar el pensamiento geográfico de éste, como influido por la corriente nominalista escolástica.  Con sus trabajos cartográficos comienza a recuperarse por fin el nivel de la cartografía de la Antigüedad.  A éste le siguieron, entre otros, Mateo Paris (1200-1239), y Pedro Vesconte (1311-1327), y todos aquellos geógrafos-cartógrafos que prepararon el Renacimiento en esta disciplina de conocimientos.

 

 

a)        La expresión gnoseológica de la geografía espacista

en el Renacimiento.

 

 

El Renacimiento en Geografía se desarrolla en dos partes: 1) los siglos XV-XVI, y el siglo XVII; en su origen, dicho evento se produjo con Toscanelli (1397-1482), a quien se atribuye ser el autor intelectual indirecto de la inauguración de los grandes viajes de exploración a partir de los viajes de Cristóbal Colón, que trajeron como consecuencia los descubrimientos geográficos que revolucionaron el mundo (independientemente –como suele suceder– de que ello haya sido a partir, según palabra de D’Anville: “del mayor error que dio lugar al mayor descubrimiento”; el cual, como todos sabemos, consistió en utilizar los cálculos de Posidonio, que arrojaban un valor de una cuarta parte menor a los cálculos de Eratóstenes)[a].

 

Después del período histórico que va de Anaximandro a Eratóstenes, e incluso de los trabajos de Hiparco a Ptolomeo, este otro período histórico renacentista que se inicia con Toscanelli y culmina con la obra de Mercator (1552-1594), es, quizá, el más representativo del saber geográfico; los geógrafos de este tiempo, no sólo enfrentaron los mismos problemas que los geógrafos de la Antigüedad, sino, incluso, enfrentaron los problemas de toda una revolución científica.

 

La imagen del geógrafo hoy en día, es aún la imagen de la figura del geógrafo renacentista, de un Vespucio (1457-1512), de un Juan de la Cosa (1500), de un Fra Mauro (1459), de un Martin Behaim (1492), de un Waldsemüller (1507), de un Nicolás de Cusa o un Mercator; es decir, de un hombre de ciencia que frente a sí se despliega un mapa, que sobre él manipula un compás, considerando distancias y escalas; que a su lado destaca un Globo Terráqueo, un gnomo, alidadas, brújulas y libros de las ciencias.  Basta ver las pinturas de Van der Mer, de Velazquez, quienes así representaron a este saber (quizá porque no tenían las confusiones que los geógrafos sí tenemos).

 

Todos ello son conocidos en nuestros días como “cartógrafos”, llamados así por los geógrafos fenomenistas, para quienes la Geografía no sólo es otra cosa, sino incluso para quienes la cartografía es tan sólo una “ciencia auxiliar” más, que se agrega al saber geográfico concebido como un “sistema de ciencias”; no siendo capaces de ver en la cartografía, no una “ciencia auxiliar” más, sino uno de los elementos fundamentales de su metodología; es decir, algo que le es inherente, intrínseco; con lo cual se pretende arrebatarle a la Geografía una de sus bases para el conocimiento científico.

 

Estos geógrafos, fundamentalmente desarrollaron el conocimiento del espacio geográfico, parte de lo cual fueron sus “descripciones de los lugares”, pero donde lo determinante no son los fenómenos en sí, sino el espacio geográfico como tal, en ese nivel de conocimientos.  Y todo esto es quizá, porque ninguno de ellos fue antes que un “cartógrafo”, un historiador o naturalista, como en el caso de Herodoto, Hecateo, Polibio, Plinio, Rochd, Jaldun, Varenio, etc; todos ellos historiadores o naturalistas.

 

La segunda parte del Renacimiento en Geografía lo constituyó el siglo XVII, y está caracterizada por hombres de ciencia como Ortelio, Hondio, Snellius, Sanson, Nicolosi, Cassini, Delisle, Picard, etc; quienes, a la vez que contemporáneos de Varenio, sus estudios se especializaron a tal punto sobre la forma y dimensiones de la Tierra, que con ello dan lugar al surgimiento de la Geodesia como ciencia.

 

Para explicar la declinación de esta escuela de pensamiento geográfico en el curso del siglo XVII, pueden señalarse varias premisas: 1) las limitaciones propias del empirismo, 2) el concepto de espacio newtoniano, 3) la obra de Varenio, 4) la especialización de la Geodesia como ciencia, 5) el viraje del centro de la ciencia de España, con Holanda e Italia; a Alemania, con Inglaterra y Francia.  Es decir, de una España decadente, a una Alemania reaccionaria.

 



[1]

[2]

[3]

[4]

[a] En 1985, aún estábamos dependiendo, en mucho, de lo que se nos había enseñado en la Facultad, y este dato era precisamente de esas enseñanzas.  Tuvieron que transcurrir veinticinco años, hasta el 2009-2010, para que, al crear el Blog: <<“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica de Geografía Teórica>>, ocupándonos de publicar en su secuencia histórica todos nuestros trabajos, uno de ellos tuviese que ver directamente con el problema del cálculo de Posidonio; pero que, al final, quedaba asociado a otros análisis hechos al paso, volviendo a analizar a Eratóstenes, Posidonio, Estrabón y Ptolomeo; de donde resultó –como en algunos artículos lo demostramos– que el error no fue de Posidonio; éste, con otros parámetros, había hecho un cálculo correcto semejante al de Eratóstenes; sino que Estrabón, teniendo por maestro a Posidonio y siendo crítico de Eratóstenes, mezcló inconsistentemente los distintos parámetros de uno y otro autor, y el efecto fue dicho error, atribuible a Estrabón, e incorrectamente referido a Posidonio.

 



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