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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
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20 octubre 2013 7 20 /10 /octubre /2013 22:00

Carta, “Correo No-Ilustrado”.

 

Si se envía una carta al “Correo Ilustrado” del periódico La Jornada y no se publica (por lo menos no en el lapso de una semana después, o a menos que se haya publicado un día después en domingo), luego entonces, es porque dicho correo se consideró como no-ilustrado (o de una ilustración dominguera).

 

Pero es justo de esa manera como las cosas van haciendo consonancia y se va entendiendo más cabalmente quién es quién o hasta dónde con cada cual.  He aquí, integro, el susodicho correo no-ilustrado objeto, por ello, de su discriminación y desprecio:

 

*

Cuernavaca, D.F; a 12 de octubre de 2013.

 

Correo Ilustrado, La Jornada.

Presente.

 

Se plantean tres hechos fundamentales: 1) que el sistema jurídico, refiere su justicia (la “justicia legal”), al ámbito en donde los sujetos no son seres humanos, sino entes abstractos en un absurdo y limitado mundo dado en los estatutos de ley; 2) que la CDH, por su sola existencia, es denuncia de la injusticia real, y refiere su justicia al respeto al derecho de los sujetos como seres humanos, pero sin llegar a la “justicia social” misma; y 3) que el ético retiro del Dr. Luis González Plasencia de su reelección al no darse el consenso, ha dejado al descubierto la politización (el botín), de la CDHDF en manos de los políticos.

 

Una “justicia legal” (jurídica), ajena a la realidad social, y más aún, que atenta en contra de ésta; una CDH que no alcanza a hacer la necesaria “justicia social” (moral); y una rebatinga de políticos por el botín de la CDHDF, nos vuelve a la simple y exacta sabiduría popular: en esas condiciones, recurrir a la CDH…, <<¡¿Para qué, si sólo es lo mismo?!>>.

 

La CDHDF pues, está en un grave riesgo (la tragedia misma del IFE), y la manera más racional de resolverlo es, ahora, solicitar al Dr. Luis González Plasencia, se vuelva a hacer cargo, y 2) decirle a los políticos que se vayan…, hasta allá.

 

La credibilidad de la última institución que ha dado muestras de ser creíble, está en riesgo.  Lo que ocurra en la CDHDF, repercutirá en todo el país.  Lo que está en juego, no es mucho, lo es todo.  Suerte!

 

Luis Ignacio Hernández Iriberri.

*

 

Nos sumábamos con ello, y así lo dijimos en texto aparte dirigido a la CDHDF, a las voces que abiertamente han reclamado la reelección del Dr. Luis González Plasencia como lo más adecuado.

 

Pero más allá de ello, lo esencial está en que descubrimos por qué no hay justicia en México: porque, dicho desde Aristóteles, ésta tiene que ser preeminentemente moral; esto es, que la “justicia legal”, debe aproximarse a ser idéntica a “lo justo moral” que la sociedad espera.  Y aquí no sólo se diverge, sino desde el ámbito jurídico, de “lo justo legal”, se atenta contra el ámbito social de “lo justo moral”; y en esa medida no sólo no hay justicia, sino no puede haberla, y antes al contrario, cada vez se torna en mayor impunidad que agravia a la sociedad.  Luego entonces, todo el sistema jurídico, por definición enmarcado en “lo justo legal”, si bien tendrá su razón de ser, por sí solo no puede ni podrá hacer real justicia (“lo justo moral” a satisfacción de la sociedad), jamás.  Una prueba simple es que no se toma la menor molestia para ni siquiera acusar recibo ed nuestros correos solicitando a la PGJ información de porqué no se elimina la acción penal en nuesro caso, apesar de todas las pruebas de inocencia ofrecidas, y que no puede no-conocer.

 

La sola existencia de la CDH es denuncia de esa injusticia real, pero, a la vez, un índice que apunta en dirección hacia “lo justo moral”, aun cuando no llegue a cristalizar en ello.  Pero, en consecuencia, bien en lo que se debería trabajar hasta el punto de equipararla como institución en defensa de “lo justo moral” (social), con la misma jerarquía a todo el aparato de “lo justo legal” (jurídico).

 

Dicho en otras palabras, que no sólo la CDH en su conjunto está en riesgo de depreciarse al ponerse en evidencia estos hechos, sino que justo encuentra en las mismas circunstancias la necesidad de erigirse como una institución de la mayor importancia social e histórica.  Y precisamente esa decisión es lo que está en juego.

 

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