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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
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28 septiembre 2015 1 28 /09 /septiembre /2015 22:04

El Fenómeno Objetivo del Espacio.  Preliminares de la axiomatización de la geografía en tanto ciencia rigurosa.  Leyes del Espacio (7/)

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

7 jun 14.

 

El proceso de axiomatización, que, como fundamento es elevarse deductivamente de lo más simple a lo más complejo, de lo más general a lo más particular, de lo más concreto a lo más abstracto, es, en consecuencia, ir del fenómeno a la esencia, y en ese sentido, al revelarse el orden de las cosas y mostrar las regularidades, ya de su movimiento interno o naturaleza, ya de su movimiento externo como traslación mecánica o interrelación entre las cosas, la axiomatización es condición de necesidad en el proceso de descubrimiento de las leyes que rigen en un objeto de estudio.

 

Cuando en la disciplina de conocimientos geográficos no se había hecho una reflexión de axiomatización, como hasta ahora aquí, ello explica el por qué la geografía no ha operado nunca sobre la base de sus propias leyes, condición más general y esencial de toda ciencia rigurosa.

 

Si bien la ley no se desprende directamente del proceso de axiomatización, el tratarla aquí es justo porque, en cuanto a la ley teóricamente deducida, no hay tal ley posible sin axiomatización.  No obstante hay regularidades observadas como hechos de experiencia; ello no quiere decir que en tal aspecto empírico no haya una axiomatización, sino, en todo caso, el que ésta queda dada por supuesta como razón evidente; y dichas regularidades evidencian las leyes empíricas.

 

La ley científica, es pues, una condición objetiva necesaria del movimiento de las cosas, si bien ésta se esconde siempre en el fondo de las mismas.  Mas es a través de tales ordenamientos y regularidades, que nos es posible descubrirlas.  De tal modo, la ley no es una uniformidad, dada por ese arreglo objetivo de orden en el espacio, ni por esa regularidad objetiva dada en el tiempo, sino una determinación causal necesaria en el orden y movimiento de las cosas.

 

Leyes empíricamente dadas en geografía, así no hayan sido enunciadas en su momento, en un orden cronológico, han sido:


La ley de la dimensionalidad isométrica, de Anaximandro, deducida de su modelo cosmogónico que por primera vez supone una simetría del espacio.

La ley de simetría latitudinal, de Eudemo-Dicearco, uno que la encuentra en general en las mediciones de latitud, y otro que la establece en particular con el “diafragma”, para la región del Ecumene.

La ley de isometría del espacio geográfico, de Eratóstenes, que generaliza la dimenisonalidad de Anaximandro.

La ley de las esfrágidas, que generaliza las consideraciones de Eudemo-Dicearco.

La ley de simetría del estado discreto de la Tierra, de Crates, que sobre la base de lo aportado por sus antecesores, hipotetiza sobre la existencia de “masas de contrapeso”.

La ley de la posición de los Trópicos, de Hiparco, por la cual Hiparco determina la posición de los Trópicos en 23°27’ j, sobre la base del movimiento aparente de traslación.

La ley de la precesión de los equinoccios, de Hiparco, por la cual, sobre la base de la posición de los Trópicos, se descubre dicho movimiento de la Tierra.

La ley de las Proyecciones Planas, de Hiparco, por la que se descubre la manera de transformar la esfera en un plano.

La ley de la Proyección Cilíndrica, de Marino.

La ley de las proyecciones cónicas (simple y modificadas), de Ptolomeo.

La ley de rotación de la Tierra, de Aristarco (implicada en su modelo cosmogónico heliocéntrico), por la cual se explicaba la esencialidad de los movimientos cosmográficos, si bien, aún simplificado el análisis cosmográfico, no se aceptó en su tiempo, particularmente por la autoridad de Ptolomeo.

 

En la Edad Media, en sus inicios, no obstante el modelo metafísico del espacio geográfico de Cosmas Indicopleustes, éste restablece la coordenada de altura en la dimensionalidad del espacio, que había sido eliminada desde Hiparco al trabajar éste ya propiamente con las proyecciones cartográficas.

 

La ley de la trigonalidad del espacio, de Cosmas Indicopleustes, para un espacio geográfico plano.

 

De esta época es el descubrimiento de las regularidades del comportamiento de la orientación magnética en cualquier punto de la Tierra; por lo menos de la conocida de ella hasta ese momento; de donde se puede enunciar:

 

La ley de la orientación magnética constante, que da lugar a la aparición de las Cartas Portulanas.

 

Propiciando el renacer de la ciencia clásica griega, está el fundamental rescate de la ley heliocéntrica de Aristárco por Nicolás Copérnico, con un carácter ya más astronómico que geográfico; no obstante de una naturaleza empírica, cuya demostración teórica aún tardaría tres siglos más.  Así, el Renacimiento en geografía se inicia desde mediados del siglo XV con la Carta Trapezoidal de Toscanelli, y este período se despliega con:

 

La ley de la Proyección de Husos, de Américo Vespucio, o ley de la conservación simultánea de la equivalencia y la conformalidad, por la cual se resuelve el caso inverso a la transformación de la esfera en un plano.

 

A esta importante ley de Vespucio le siguió, unas décadas después:

 

La ley de la Proyección Cilíndrica Tangente Conforme, de Gerardo Mercator; o ley de la conservación simultánea de la forma y la continuidad, de extraordinaria importancia en el ulterior desarrolla de la ciencia de la geografía.

 

La tercera variable matemática básica de la transformación de la esfera en un plano, fue resuelta un siglo después por Nicolás Sanson D’Aveville, de donde:

 

La ley de la Proyección Equivalente de Sanson, o ley de la conservación simultánea de la equivalencia de superficie y la continuidad.

 

 

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