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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
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5 agosto 2010 4 05 /08 /agosto /2010 08:05

Cliché Espacio Geográfico, Revista 2010

Evolución del Concepto de Espacio

en el Pensamiento Materialista Contemporáneo.

  Ponencia, III Encuentro de Geógrafos

de América Latina, 1991 (5/5)

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

Espacio Geográfico”, Revista Electrónica de Geografía Teórica;

http://espacio-geografíco.over-blog.es/;

México, D.F; 19 ago 10.

 

 

Finalmente, se ha llegado de nuevo a ese punto que de cuando en cuando se llega en la historia de la ciencia, de dirigir los principales esfuerzos más a adaptar la “necia” realidad a la teoría, que ésta a aquella.

 

La pauta para el rompimiento con esta obsesión –que en cada momento de la historia de la ciencia siempre ha significado una revolución de pensamiento– viene dado en las reflexiones de las líneas finales al respecto, en la obra de Étichos Bitsakis, Física Contemporánea y Materialismo Dialéctico, 1973.

 

Bitsakis plasma, quizá, reductio ad absurdum, el problema de la naturaleza del espacio.  El campo-espacio, o ese espacio completamente determinado por los campos, pasa a ser en este autor ahora y justamente, el campo-partícula, ya que la existencia misma de la partícula determina su especialidad, y el espacio no designa más que su métrica, lo que hace más difícil ver que –como lo afirma el autor– “cada partícula es el quantum de un campo dado”[26], su mínima expresión dimensional.

 

El problema de la teoría unificada del campo, de Einstein, no tiene solución en este sentido, ya que cada partícula, cada “espacio discretizado”, crea un campo especial.  En todo caso, el problema se traduce en la búsqueda de una partícula original de la cual se transforma las demás.  Esto es, otra vez, la finitud del espacio-sustancia, a partir de la cual, la infinitud quedaría dada por materia aún no conocida; y así lo reconoce Bitsakis que asienta: “El ser material que ocuparía semejante “célula” debería ser simple, su estructura debería pues, ser un último constitutivo de la materia”[28]; citando él mismo a Meliujin, quien dice al respecto: “…más allá del cual comienza el mundo indestructible, con propiedades totalmente diferentes”[28].

 

Al igual que Kursánov y Eli de Gortari, Bitsakis tampoco omite  la discusión del vacío en la teoría del espacio.  Se cuestiona acerca de “cómo concebir el vacío en esta era en la que el campo aparece como el concepto fundamental de la teoría acerca de la materia”[29].

 

No obstante, destaca cómo, “en 1928 Dirac representaba el vacío no como una nada, sino como un medio, un “océano” de partículas de energía negativa.  De este océano se pueden hacer salir los electrones (negativos) dejando un “hueco”, que es el electrón positivo”[30].  Este vacío capaz de polarizarse, sería entonces una poderosa fuente de energía.

 

El vacío como noción más general y esencial del espacio identificado como campo, y éste como la especialidad del vacío, permite decir libremente que, al final de cuentas, el espacio mismo sería –según la idea de Dirac– una poderosa fuente de energía.

 

Y así, al final del capítulo titulado: “Espacio tiempo y materia”, en que Bitsakis ha tratado la realidad y naturaleza del espacio de acuerdo con el pensamiento materialista contemporáneo, expone; marcando el fin de un período de la evolución materialista del concepto de espacio, e iniciando otro en el que se ha ahondado en el desentrañamiento de su naturaleza:

 

“Pero las partículas elementales pueden ser –dice Bitsakis–, como los quanta de un campo material continuo…  El espacio debe ser continuo…  Pero al mismo tiempo debe ser discontinuo, no porque tenga células discretas, sino porque en una cierta dimensión se encuentran las propiedades nuevas de la materia, niveles de organización diferentes”[31].

 

Otros materialistas, ya no tanto filósofos como físicos, se debaten ahora en la definición de la naturaleza del continuo espacio-tiempo como forma de existencia de la materia, ya no tanto en medida o cualidad del objeto, sino como una forma más de la materia.

 

El último trabajo representativo de ello, es la obra de Fidel Castro Díaz-Balart: Espacio y Tiempo en la Filosofía y la Física, 1987, en el que destaca cómo a través de toda la historia desde la filosofía de la naturaleza desde la Antigüedad hasta el mecanicismo en el Renacimiento, el espacio había sido sólo objeto del pensamiento, y no es sino con Einstein, que pasa a ser objeto experimental y de análisis físico”[32].

 

Díaz-Balart recoge y comparte los conceptos de espacio y tiempo en Feuerbach, Engels y Lenin, y hace ver la plena correspondencia de éstos con la posterior teoría de la relatividad de Einstein; peo a la vez; y aquí está lo que distinguirá a la obra de Díaz-Balart de todas las antecedentes en esta materia; al discutir en particular las aportaciones de la teoría de la relatividad, expone las dificultades que enfrenta  en la ciencia contemporánea, destacando principalmente su principio de equivalencia (equivalencia de masa inercial-masa gravitacional), que conduce a considerar el campo gravitacional ya como un tipo esencial de materia, ya como manifestación de las propiedades geométricas del espacio-tiempo.

 

Al respecto, Fidel Castro Díaz-Balart expone las diversas posiciones teóricas, entre otras, la de Willer, quien afirma: “En el mundo no hay nada excepto espacio curvado, vacío.  La materia, las cargas, los campos electromagnéticos y otros son solamente manifestación de la curvatura del espacio”[33].

 

 

Conclusión.

 

El problema pues, está aún lejos de resolverse, más aún lejos de un consenso compartido por la comunidad científica.  Lo único claro hasta ahora, es que el espacio como un concepto manejado en un sinnúmero de sinónimos y metáforas en geografía, y como su categoría fundamental en tanto definición de su objeto de estudio, da lugar a admitir y estudiar toda esa discusión sobre la realidad y naturaleza del espacio, sin que pueda ni deba ser soslayada en nuestra ciencia.

 



[26] Bitsakis, Étichos; Física Contemporánea y Materialismo Dialéctico; Ediciones de Cultura Popular; México, 1973; p.82.

[28]      Ibid. p.146.

[28]      Ibid. p.146.

[29]      Ibid. p.144-145.

[30]      Ibid. p.145.

[31]      Ibid. p.145.

[32] Ilhuícac, Revista de la Sociedad Mexicana de Teoría e Historia de la Geografía; “Reseña Bibliográfica”, Vol. 1, Nº 1, febrero-mayo de 1990; pp.75-83.

[33] Díaz-Balart, Fidel Castro; Espacio y Tiempo en la Filosofía y la Física; Editorial de Ciencias Sociales; La Habana, Cuba, 1987; p.87.

 



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