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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
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11 octubre 2010 1 11 /10 /octubre /2010 00:03

Geografía,

y Viabilidad Institucional de la Geografía.

  Ensayo, 1992 (3/8).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica;

http://espacio-geografíco.over-blog.es/;

México, 18 oct 10.

 

A partir de la década de los años setenta; de hecho con la Reforma al Plan de Estudios dado entre 1969 y 1970 con el cual se creaban las Áreas de Especialización y con ella se perfilaba; demandad por las generaciones de ese entonces; la formación del geógrafo para ofrecer sus servicios profesionales en el sector público e industrial (dado que hasta ese momento la formación había sido dirigida principalmente al servidio educativo; y, de hecho, este énfasis prevaleció como dominante hasta el curso del segundo lustro de los años setenta); se iniciaron las condiciones que fomentarían el deslinde entre una geografía “oficial” institucional, y otra geografía, primero tímidamente marginal, pero cual sentenciosa apostilla; y luego francamente proscrita.

 

El rompimiento, inicialmente teórico-metodológico (1983), en poco tiempo derivó en situación de antagonismo (luego de 1985); y en 1989, en los hechos, la comunidad de geografía estaba ya formalmente escindida en su parte “oficial” institucional, y su parte independiente, “proscrita”, como pudimos constatarlo reiteradamente entre 1990 y 1991.

 

Esto es, el modelo teórico y práctico de la geografía hasta entonces concebida, empezó a entrar en contradicción con una realidad que le demandaba otras soluciones, sin embargo, esta geografía había dado de sí todo lo que podía dar, y ya no supo ni pudo ajustarse a las nuevas condiciones; y con ello empezó a obstruirse el cambio, a la par que una nueva concepción de la geografía se estaba dando y empezaba a reclamar un lugar en una comunidad científico-geográfica que se creía única, porque parecía única, y de la que poco a poco fue excluida; esta nueva concepción de la Geografía dio origen a una nueva comunidad  científico-geográfica, la que, finalmente, tomó conciencia de sí misma.

 

La geografía “proscrita” independiente o no-institucional, cuyo reducto más formal se organizó en la Sociedad Mexicana de Teoría e Historia de la Geografía (SMTHG), fundada en julio de 1989, no sólo desarrolló ya sistemáticamente el campo de investigación en geografía teórica, totalmente desconocida en México; sino en función de esas mismas investigaciones, visualizó la impostergable necesidad de reabrir el campo de la ingeniería geográfica; que había dado el principal contenido a este saber desde su institucionalización en 1843; auspiciando, básicamente a partir de 1990, sus nuevas formas y medios de expresión, ya que ésta se había olvidado y dejado de lado justamente en los orígenes de nuestra geografía contemporánea.

 

Por su parte, la geografía “oficial” institucional, hasta hoy en día (febrero de 1992), se encuentra confinada, restringida y con nula creatividad, en el campo de la investigación aplicada; dando, a nuestro parecer, una deficiente formación incluso ya para el servivio profesional educativo.

 

Muy poco se ha hecho –a nuestro juicio– por insertarle la nueva tecnología, fundamental para el desarrollo de Bases de Datos y control de Sistemas de Información Geográfica, así como para la cartografía automatizada.  Quizá, en mucho, porque eso también cuestiona los esquemas del viejo modelo y acerca más a una mayor claridad de lo que realmente es el saber geográfico, justo en los términos en que lo señalamos de desde 1983.

 

En el campo de la sociología de la ciencia, habrá que considerar algo más que el proceso general y abstracto de formación de comunidades científicas (la comunidad institucional o la comunidad independiente); habrá que analizar las vicisitudes particulares de sus propios conflictos, mismo que determinan las disyuntivas en el desarrollo de la ciencia.

 

De esta manera, la culminación teórica y metodológica, e incluso –como hemos visto– orgánica, del modelo de lo que hasta hoy podemos llamar “geografía contemporánea” en México, se suscitó en el curso de los años setentas.  Simbólicamente, tocó a su fin con el fallecimiento de su principal inspirador, el Dr. Jorge A. Vivó (1979), y se abrió de manera necesaria y natural una etapa de transición.

 

Los Congresos Nacionales de Geografía VIII a X (1981-1985), fueron particularmente significativos, entre otros aspectos, por la búsqueda de la caracterización de esa transición.  Se habló –como nunca antes– de la “crisis de la Geografía”, o de la crisis, tan sólo, de una “corriente de pensamiento geográfico”; se estableció que se había llegado a un momento de definición del “compromiso social” del geógrafo, y a la vez se postuló, por primera vez –incluso en la historia de la Geografía en México y provocándose con ello el más grave cisma–, que la transición era hacia una geografía con un real fundamento científico.  Se retornó a la historia de la Geografía, al encuentro con la propia identidad, y, a la vez, paradójicamente, se pretendió eludir el pasado para justificar el presente.

 

Fue, como toda transición, un período de incertidumbre determinado por una negación, unas veces drástica y radical, otras tímida y velada, del pasado; pero al mismo tiempo, de duda, de profunda duda y temor por el futuro, así como de la afirmación de éste en términos de tal seguridad y tan alejado de la experiencia en el hacer geográfico del momento, que dejó a todos tan confundidos por igual.

 

Pero fue apenas la primera mitad de todo lo que habría de ser la etapa de transición.  Todo avanzó hasta allí en un proceso difícil; tortuoso, pero ascendente; se llegó a ver la luz en el extremo opuesto.  De pronto, entre 1986 y 1987, algo ocurrió, y sin darnos cabal cuenta, de improviso nos encontramos con que la oportunidad de una transición sana y natural, se había perdido.

 

Tenemos razón suficiente para creer (entre otras muchas razones, en el fracaso del proyecto universitario de la Geografía), que la política científico-geográfica en México en los primeros años, será alentada por el sector privado tanto educativo como empresarial.  Allí se marcará la pauta, con más énfasis que nunca.  No obstante, estas habrán de nutrirse del investigador de perfil universitario y de bajo costo; de ahí que no es probable que desaparezca del todo la Geografía en esta Universidad.  Pero lo que ésta habrá de ser, le vendrá impuesta por esa condición, y será tanto menos avasallante con implicaciones serias en la carencia de direcciones de investigación científica, cuanto más rápido logre cambiar ahora (y no después, en el caso de que esto fuera posible), el actual estado de la geografía institucional.

 

O, dicho de otra forma quizá más clara; la actual política científica con el avasallante fomento del interés privado, tan alejado de la investigación científica básica, como urgida de soluciones concretas (de suyo inmersas en la ingeniería), hará que este aspecto avasallante de la investigación científica básica en Geografía sea tanto menor, cuanto más rápido se logre la geografía proscrita independiente actual, convertirse en su contrario.

 


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