Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog

Presentación Del Blog

  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
  • Contacto

Buscar

Archivos

20 julio 2010 2 20 /07 /julio /2010 08:29

La Evaluación Ético-Esteticista

 en el Aula Universitaria Durante un Curso.

  Tesis Maestría en Educación Superior, 2007 (29)

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica;

http://espacio-geografíco.over-blog.es/;

México, 01 nov 10.

 

Una forma determinante de esa “humanización” del psomodernismo, es el definido por Castells (1994, citado en el texto en cuestión): “...al ser la familia y la sexualidad determinantes fundamentales de los sistemas de personalidad..., ocasionan la posibilidad de nuevos tipos de personalidad que sólo ahora empezamos a percibir”[1].  Esto es, que lo humano posmoderno comienza por ser esa cosa extraña producto de la “familia y la sexualidad” (en el fondo, una personalidad definida psicológicamente), y no algo propia y esencialmente social.

 

Pero he aquí que toda esta posición idealista subjetiva se va explicando cuando Frankl (1998) –citado por Alicia Escribano en el texto referido–, nos dice: “Freud da en la clave de la raíz actual humana cuando dice que la dimensión más profunda de lo humano desde un punto de vista psicológico, es la trascendente”[2].  De donde se siguen dos cosas: 1) la clave de lo humano se encuentra en lo psicológico, y 2) la dimensión más profunda de lo humano, es la dimensión trascendente (y ya veremos más adelante lo que ha de entenderse por tal dimensión, o “realidad superior” como nos dice la autoría del escrito)

 

La autora cita a Carr y Kemmis, quienes, nos dice ella, “sitúan la tradición crítica como la última de la larga lista de tradiciones que estudian con perspectiva histórica.  Nosotros vamos a relacionarla con el momento postmoderno.  Esta tradición crítica pone en entredicho la concepción neoliberal y técnica de la didáctica desde los supuestos ideológicos neomarxistas...”[3].  Dejando de lado que la “tradición” crítica sea realmente una “tradición” cuando aparece como propuesta pedagógica apenas en los mismos años noventa en que se publica esta obra de Escribano que aquí comentamos; si bien es cierto, como se plantea en el texto, que se desarrolla desde los años setenta, no deja de contrariar ese galimatías conceptual en que la “tradición” crítica que es de los años noventa –pero así sea incluso de los mismos años setenta– y por lo tanto del momento del florecimiento del posmodernismo, “ponga en entredicho la concepción neoliberal”, misma que le dio vida; pues ese neoliberalismo económico como base estructural, ha de determinar, de acuerdo con Marx, la superestructura cultural en general definida en este momento como el posmodernismo, así como en lo particular su sistema educativo definido en la pedagogía crítica; y tal dicotomía analítica inconsecuente, sólo se entiende como posible, dados “los supuestos ideológicos neomarxistas”, que se dice, son la base filosófica (respecto del marxismo, “neomarxismo” por demás falaz*) de la Pedagogía Crítica.

 

En el texto citado se diferencian las pedagogías fundadas, por un lado, en la “teoría crítica”, y por otro, en la “teoría global-interactiva”, las cuales, en todo caso, tienen en su base el momento posmodernista “en una red de prácticas significativas que hacen de la propia identidad el lugar de lucha.  Los sujetos se entienden a sí mismos y al mundo de las “cosas” a través de su inmersión en el mundo de los símbolos”[4], caracterizado por ese irracionalismo subjetivista de este movimiento “contracultural”.

 

Así, se plantea en una proyección educativa para el s.XXI, “un horizonte más integrador para la persona”[5] (UNESCO, 1994): la teoría pedagógica global-interactiva, que para verdadera sorpresa, es impulsada por la misma Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de la Organización de Naciones Unidas (UNESCO).

 

El fundamento teórico de tal planteamiento queda enunciado en las siguientes palabras: “retomar la lectura de San Buenaventura que, apoyándose en Hugo de San Víctor, distingue la existencia de una “triple visión” en la persona que hace uso de “tres ojos”: el ojo de la carne, el ojo de razón y el ojo de la contemplación[6]

 

Y retomando entonces la lectura de San Buenaventura (1221-1274); de quien antes debemos anotar para mayor claridad, que <<Giovanni Fidanza, aquejado de una enfermedad aparentemente incurable, fue llevado por su madre ante San Francisco de Asis, quien, al verlo exclamó: ¡O quanta bona ventura!, y al instante quedó recuperado, llevando desde entonces por nombre Buenaventura, haciéndose franciscano a los 25 años de edad, y discípulo en París de Alejandro de Hales.  En 1253, el Doctor Seráfico como también se le llamaba por expresar la unión mística del alma con Dios, obtuvo el grado de magíster, e impartió clases en la Sorbona por cerca de siete años.  Luego cardenal y obispo, dirigió el Concilio de Lyon donde murió casi al término de las sesiones.  El aspecto mejor conocido de su pensamiento es la llamada “doctrina de la iluminación divina”, según la cual hay en el hombre una luz intelectual –distinta de la gracia– que hace posible la intelección natural.  Dicha luz procede de Dios y en ella se funda la comprensión del ser, de manera que el conocimiento de lo real no constituye, como en Santo Tomás, el resultado de una abstracción basada en la experiencia, sino a consecuencia de una previa iluminación>>[7].

 

Pues bien, leyendo a San Buenaventura, dice éste: “para esta triple visión el hombre recibió tres ojos, como dice Hugo de San Víctor, a saber: el ojo de la carne, el de la razón y el de la contemplación; el ojo de la carne para ver el mundo y lo que hay en él, el ojo de la razón para ver el alma y lo que hay en ella y el ojo de contemplación para ver a Dios y lo que hay en Dios; de modo que con el ojo de la carne el hombre viera lo que hay  fuera de él; con el de la razón, lo que hay dentro de él, y con el de la contemplación, lo que hay encima de él”[8], y a esto último la autora, Alicia Escribano, partícipe de la idea, añade: “conseguimos un conocimiento de las realidades trascendentales” (ibidem)

 

Ahora ya podremos asociar lo dicho por la autora Alicia Escribano cuando nos ha dicho: <<Freud da en la clave de la raíz actual humana cuando dice que la dimensión más profunda de lo humano desde un punto de vista psicológico, es la trascendente>>.  Es así como la corriente psicologista nos ha traído a este despeñadero de un abismo oscurantista.

 

Párrafos más adelante, acerca de este “ojo de la contemplación”, dice: “su método es la percepción directa del “en-sí” de las cosas; su meta es la sabiduría y su realidad es trascendental..., de suyo no tiene nada que ver con la afectividad ni con el sistema hormonal, ni con ningún sistema glandular.  La contemplación no es de orden psicosomático, sino de orden “espiritual” pertenece a la estructura de la conciencia integral”[9]  Y por si esto no fuera suficiente, agrega aun: “Las percepciones vienen de estados alterados de conciencia.  Esta área de la “trascendencia” no es común, está abierta únicamente a aquellos que han sido suficientemente desarrollados en caminos de percepción trascendental para comprender los datos... [sólo los elegidos e iniciados –agregamos nosotros– tendrán acceso]  Conviene destacar que probablemente este tercer nivel es viable con algunos aspectos de valores y actitudes que propugna la actual reforma educativa en nuestro país (España)”[10].  Y la autora concluye: “La confusión actual abrirá un nuevo horizonte de claridad y todos saldremos más educados que lo estamos ahora, “mirar a los ojos”, poner nuestra mirada hacia fuera, hacia dentro y hacia arriba...”[11].

 

Cuando estas ideas han comenzado a difundirse en el ámbito educativo*, no casualmente a partir de mediados de los años noventa del siglo pasado, debemos poner seria atención al problema, pues impensadamente, una nueva Edad Oscurantista, sin lugar a dudas, se desliza (una década después a esos años noventa podemos decir, se ha deslizado ya), sin ningún rubor subrepticio.  Y no es cuestión de pensar indiferentemente en cuanto a que eso, en todo caso, “ocurre en España”, cuando en México mismo podemos ver las mismas manifestaciones del fenómeno.



[1]       Ibid. p.67.

[2]       Ibid. p.67.

[3]       Ibid. p.94.

* Ese “nuevo marxismo” es sólo una distorsión de los verdaderos planteamientos de Marx, de hecho su inversión completa, sobre el argumento de la “teoría crítica” como “un intento de superar algunas debilidades del marxismo ortodoxo” (Op. Cit. p.47); el “neomarxismo” es sólo un artículo de consumo de la intelligentisia que no va a las fuentes directas de este pensamiento, que se ahorra esa “engorrosa lectura” con los digestos de los discípulos de Antonio Gramsci, los “egresados” de la Escuela de Frankfurt y seguidores de éstos como Guidens; este último a quien se debe la metáfora arquitectónica, por la cual la autora reconoce a la superestructura como la estructura (“una super-estructura –dice la autora con subrayados nuestros– que consta de los elementos típicos como edificio, calles, señales, paredes, puertas, ventanas, etc.”, que descansa, “sobre una estructura oculta de normas, supuestos, compromisos éticos...” (Sic; Op. Cit. p.118)  Una vez más, o aquí hay una evidente ignorancia, o una franca perversidad.

[4]       Ibid. p.52.

[5]       Ibid. p.96.

[6]       Ibid. p.54. (subrayados suyos)

[7]       Castañeda,  Francisco-Garrido, Felipe; Doce Mil Grandes, Filosofía y Religión; Enciclopedia Biográfica Universal, t.8; Editorial Promexa, México, 1982 (v. Buenaventura, San)

[8] Escribano González, Alicia; Aprender a Enseñar:  Fundamentos de Didáctica General; Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca, 1998; p.54.

[9]       Ibid. p.56.

[10]       Ibid. p.56.

[11]       Ibid. p.58.

* A ello pertenece esa idea esoterista de los “Niños Índigo”, la “Generación del Milenio”, niños especiales de una generación especial denominados “Majestades”: <<Sombras de Dios>>, y que escuelas que presumen de muy avanzadas en los últimos adelantos y “descubrimientos” (“a la moda”), engañan con ese artilugio a padres de familia que quieren ver en sus hijos –con un orgullo legítimo así explotado–, “seres especiales”.

 



Compartir este post
Repost0

Comentarios