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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
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25 mayo 2014 7 25 /05 /mayo /2014 22:04

Qué es la Geografía; Introducción a la Teoría del Espacio Geográfico.  Introducción  (50/)

 

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

 

http://espacio-geografico.over-blog.es/

 

6 mar 14.

 

Introducción.

 

Hasta 1980, el espacio en geografía era, cuando se le consideraba, no más que mero sistema de referencia físico, sin necesidad de definición alguna.  En general, el concepto de espacio geográfico era el chizoviano-krasnoviano <<orden de coexistencias de las cosas en la superficie terrestre>>.

 

De 1980 a 2010, el espacio comenzó a ser ya considerado como el verdadero objeto de estudio de la geografía, pero, entre quienes impulsábamos tal teoría, estábamos a la vez en el proceso de construcción de la misma, desde la comprensión de la realidad y naturaleza del espacio; y entre quienes debía operar el viraje, se estaba aún, sin que pudiese ser de otro modo,  bajo la fuerte influencia de una idea de la geografía  que prevalecía de dos siglos atrás, entendiéndose a ésta como “ciencia de los fenómenos” (eso coexistente y distribuido en la superficie terrestre).

 

En el tránsito de 2011 a 2012, luego de una gran síntesis a nuestro trabajo profesional, precisamente desde 1980, y disponiendo ya de los elementos, si bien necesarios, aún no suficientes, a nosotros nos había llegado ya la hora de pasar a la definición de la teoría del espacio geográfico como un cuerpo de teoría lógicamente consistente.  Y esa insuficiencia no era ya, más que la necesaria reflexión personal sobre todo lo recabado; y en tal reflexión, empezamos obligadamente por una analogía: imaginar el espacio como un cristal.  En un principio creímos poder ver el espacio en la esfericidad de lo que en México lamamos como una “canica”, en particular esas transparentes que denominamos “agüitas”.  Pero apenas empezamos a tratar de enriquecer la analogía con datos más precisos, lo primero que aprendimos fue que lo que imaginábamos como un cristal,, no era más que un simple vidrio; y el siguiente paso fue entonces entender realmente qué era un cristal…, y, en efecto, encontramos en ello una fructífera idea para empezar a entender al espacio geográfico: puntos centrales, ejes, planos y ángulos de simetría tridimensional, y una clasificación de posibilidades de la estructura del cristal, como de esas posibilidades en el espacio, en la combinación de las modificaciones de tales propiedades, entre algunas otras que, por lo menos de momento, dejamos de lado a fin de no incurrir en el grave error de posibles traslaciones mecánicas de un ámbito a otro.

 

Hasta ahí, la analogía como elemento de método había cumplido fructíferamente su función; el espacio geográfico, como el cristal, disponía sin duda alguna, de esos mismos elementos, y empezamos a elaborar la teoría del mismo.

 

En el proceso, llegó el momento de tratar con la teoría de Riábchikov, pero, específicamente, con las ideas de Genadi Nicolaevich Katterfeld, de quien sólo conocíamos confusamente sus ideas, expuestas por aquel.

 

Ya hacia fines de 2012, sin muchas esperanzas, nos pusimos a la búsqueda de Katterfeld en la Red Internacional de Información, y la sorpresa fue mayúscula: de manera relativamente muy reciente, en 2009, la propia Agencia Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) de los Estados Unidos, había instalado en la Red e trabajo de Katterfeld, La Faz de la Tierra y su Origen, 1962; que luego d estudiar, nos confirmó que estábamos en la dirección correcta.

 

Desde Anaximandro, el espacio geográfico, así fuese espontánea e intuitivamente, quedaba entendido como un disco plano en el centro de una esfera o conjunto de esferas celestes, que giraban sobre el Eje del Mundo.  Los diámetros del disco, el Ecúmene, orientados respecto del Eje del Mundo siendo uno en la misma dirección y otro perpendicular a éste, más una perpendicular al mismo plano del disco, la altitud a las nubes o los astros, establecían la noción de las magnitudes o la dimensionalidad del espacio en tres coordenadas.  Luego esa tridimensionalidad del espacio geográfico fue dejando ver su complejidad conforme avanzaban los conocimientos geográficos; primero, pasando del plano a la esfera, y luego de la esfera al elipsoide, y posteriormente del elipsoide al geoide y al cardioide; y conforme ello, la aparente simetría regular de ejes y planos, fue mostrando en realidad una asimetría, que de exclusivo y unívoco aparente efecto en las propiedades del espacio, se convirtió en dialéctica y biunívoca causa de los mismos.

 

Hacia fines del siglo XIX, la complejidad en la comprensión del espacio geográfico se incrementó al descubrirse una coordenada más en él, por demás, enormemente extraña: el tiempo, perceptible en el movimiento, las transformaciones, el cambio de las cosas, y el espacio ahora era en realidad un “espacio-tiempo”.

 

Al llegar el siglo XX, ejes, planos y ángulos de simetría-asimetría, en un principio considerados como constantes, fijos, se observó que variaban en sus magnitudes (insignificantes en el conjunto del planeta y el espacio que determinan, pero de implicaciones enormes), y, en consecuencia, que se movían, es decir, que incluían la variable “tiempo”.

 

Finalmente, en el tránsito del siglo XX al siglo XXI, la investigación acerca del espacio geográfico reveló una complejidad aún mayor: hasta entonces éste se había determinado por el estado de espacio discreto del planeta, y más aún, como la superficie de éste; ahora incluirá su determinación, a su vez, por sus estados de espacio continuos, y por último, como lo que es; es decir, como esa dimensionalidad material de la dialéctica continuo-discreta, que, por lo tanto, abarca no sólo al planeta entero, sino a todo el espacio que se origina en el centro de éste y se extiende según el campo gravitatorio hasta la intersección de éste con el campo gravitatorio lunar.  Y del cardioide por triaxialidad asimétrica de rotación, se pasó a lo que nosotros hemos denominado como el barimagnetoide, un complejo de sistemas de ejes, ángulos y planos geométricos, gravimétrico, y magnético, simétrico-asimétrico de revolución.

 

Luego de la próxima publicación de algunos números de tiempo atrás programados de “<<Espacio Geográfico”, Revista Electrónica de Geografía Teórica>>, y que ahora reproducimos aquí, en ésta se incluye ya la serie de artículos en los cuales desarrollamos nuestra teoría del espacio geográfico comentada en esta Introducción.

 

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