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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
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3 junio 2010 4 03 /06 /junio /2010 08:05

Lamina-15Un Criterio del Papel de la Geografía,

en las Políticas de Planificación

en la Exploración Petrolera en México.

  Tesis, Maestría en Geografía, 1986 (5/13).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica;

http://espacio-geografico.over-blog.es/;

México, 17 jun 10.

 

 

II  Datos Históricos

 

 

1  El uso del subsuelo de México por las Compañías extranjeras

 

Hemos expuesto en el capítulo anterior el planteamiento esencial del problema que nos ocupa, despojado de una serie de consideraciones secundarias y su argumentación histórica minuciosa.

 

Pasaremos ahora a reforzar el procedimiento demostrativo empleando por la condición constitucional y su importancia en el correcto uso y aprovechamiento del recurso petrolero, mediante el análisis histórico.

 

La exploración sistemática del recurso petrolero se inició en México en 1900, un año antes en que el gobierno de Porfirio Díaz expidiera una ley que facultaba al gobierno para dar concesiones petroleras en los terrenos nacionales y en las zonas federales.

 

Dicha ley siguió los lineamientos del Código de Minería de l884, que asimilaba a la propiedad del suelo, a la del subsuelo, y reconocía expresamente a los dueños de la propiedad privada el privilegio de explotar el petróleo.

 

Sobre la base de esta legislación, se otorgaron al inglés Weetman Dickinson Pearson fundador, de la “Pearson and Son Ltd”, y al norteamericano Edward L. Doheny, fundador de la “Méxican Petroleum Co. "', las primeras concesiones importantes.

 

Al inglés Pearson, favorecido por el gobierno de aquel entonces, se le dieron concesiones que comprendieron los terrenos de propiedad federal de la entidades: Tamaulipas, San Luis Potosí, Veracruz, Tabasco, Campeche y Chiapas; en tanto que por su parte, el norteamericano Doheny había optado por adquirir en propiedad privada terrenos, bajo el amparo de la misma ley, con la desventaja de poder ser expropiado por utilidad pública.

 

La compañía “Pearson and Son Ltd”, se expandió entonces con filiales como la "Pensylvania Oil Company” entre otras; así como la norteamericana “Mexican Petroleum Company” de Doheny, fue seguida por la “Huasteca Petroleum Company" y una cadena más poderosa. En total, en México llegaron a haber alrededor de unas 150 compañías petroleras las cuales pueden resumirse a estos dos grupos: el inglés, con un 32% de las compañías controladas, y el norteamericano con el 65% de las compañías controladas; el 3% restante lo controlaba la empresa semioficial “Petróleos de México, S.A.” (Petromex). Todas ellas (a excepción de Petromex, s.a.) como filiales y subsidiarias de los grandes monopolios internacionales al ir siendo absorbidas por éstos más adelante.

 

Las áreas concesionadas hasta el 30 de junio de 1937 mediante 2319 títulos de concesión, comprenden un total de 5,238,601.9 Ha (52 386 Km2) del territorio nacional, comprendidos en los Estados de San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz principalmente.

 

Los antecedentes de esta situación, relativa al uso del subsuelo de México, datan de los criterios establecidos desde la legislación española anterior a la Colonia, por la cual el subsuelo era patrimonio del Rey y no se concedía al otorgarse derechos de superficie; la que prevaleció durante el reinado de la Nueva España, mediante la expedición de las “Ordenanzas de Aranjuez” de 1783, mismas que permanecieron vigentes hasta 1884, en que fueron sustituidas por él Código de Minas de los Estados Unidos Mexicanos, por el que a la propiedad de superficie le acompañaba 'a propiedad del subsuelo y sus productos; pero en tanto, en 1836 con el reconocimiento por parte de España de la Independencia de México, se cedió en favor del gobierno mexicano todos los derechos del Rey.

 

“El Código de Minas resultaba, en esa época, un producto natural de las doctrinas económicas del liberalismo en concordancia con la organización social y política del país: se repudió el criterio que atribuía al Estado derechos patrimoniales sobre el subsuelo, y se sostuvo en cambio, que eran de la exclusiva propiedad del dueño del suelo, entre otros productos, el petróleo y los manantiales gaseosos”1.

 

Esta condición favoreció la política económica del Porfiriato, que en materia del petróleo cristalizó con la ley de 1901, no siendo superada sino hasta 1917 en que se modificó con el texto del Artículo 27 de la Ley Fundamental, volviéndose a la fórmula de la exclusividad del Estado en el uso del subsuelo;” permaneciendo por el lapso de los 21 años si­guientes hasta la expropiación petrolera, la no obligatorie­dad del Estado, y por tanto 1ª facultad del otorgamiento de concesiones discrecionales, cedidas bajo las presiones invaso­ras de los norteamericanos desde 1914, las cuales sólo fueron mitigadas dolorosamente con los discutibles “Tratados de Buca­reli” de 1923.

 

Con el acto expropiatorio, vino una consiguiente reforma al Articulo 27 Constitucional (1938-1940), por el cual se suprimía definitivamente el régimen de concesiones y establecía la exclusividad absoluta -la obligatoriedad- del Estado en el uso del subsuelo.

 

 

2  Implicaciones Técnicas del Trabajo de las Compañías Extranjeras.

 

Respecto a las implicaciones técnicas del uso del subsuelo de México por las compañías petroleras, se conju­gan dos características importantes: la gran cantidad de áreas concesionadas y la gran extensión en manos de un consorcio, con la autonomía técnica de sus subsidiarias.

 

Pasaremos a explicar esta situación, con la cual se contrajo un grave problema técnico heredado a los tra­bajos de exploración postexpropiatorios; a saber, que siendo la base técnica de los trabajos de prospecci6n el levantamien­to topográfico -como en capitulo aparte 10 hemos señalado- es­tos se llevaron a efecto siempre bajo una serie de sistemas locales de coordenadas cartesianas, con orígenes totalmente arbitrarios, que no siempre (prácticamente nunca) respetaron el precepto topográfico de que dichos sistemas de coordenadas no deben rebasar en distancia rectilínea los 20 Km, con un cubrimiento superficial no mayor de 400 Km2(aproximandamente 40 000 Ha), a fin de que la porción curva de la tierra medida en ese rango, arroje tan solo un error despreciable dentro de cierta tolerancia, de tal maneta que se le considere plana.

 

El número de sistemas locales a que se ligaron los diversos trabajos, llegaron a ser  alrededor de unos 90 sistemas. con un nombre determinado, sin contar 9quellos denominados como propiamente arbitrarios que se establecianen cual­quier punto sin otro nombre específico, todo lo cual dio lugar a una cartografía heterogénea en cuanto a escala y formato, y obviamente ajena a todo sistema de proyección cartográfica ge­neral que pudiera permitir cálculos, correlaciones e interpre­taciones de precisión.

 

Esto sin embargo, no significaba un problema real en la época de las compañías, pues el desarrollo técnico tanto en lo relativo a lo cartográfico como a la interpretación era incipiente, reflejándose en las perforaciones someras de apenas 600 m.

 

Por otra parte no existía evidentemente por parte , de las compañías, la necesidad de un sistema integrado de producción nacional, lo cual no solo justificaba el tipo de trabajo topográfico sino que incluso lo mantenía como una solución suficiente, investigativa y económicamente, para sus propósitos; creando un círculo vicioso que impedía a su vez un mayor desarrollo técnico, lo cual repercutía necesariamente en el papel que la cartografía debería jugar, limitándola a “di­rectorio de localizaciones”  prácticamente sin mayor utiIidad.

 

Es de esta manera en que se expresa el subdesa­rrollo, el tercermundismo ola dependencia en que nuestra Na­ci6n, nuestro pueblo y nuestro suelo se vio sujeto por una explotación irracional, de saqueo y rapiña imperialista, en la que por otra parte, no se creaba una base técnica real que sirviera de apoyo al futuro desarrollo de la industria.

 

Hoy bajo la industria nacionalizada, el levantamiento cartográfico debe sustentarse en un análisis geodésico, que de respuesta suficiente a las necesidades económicas y de investigación propios de una integración territorial para el país en su conjunto.

 

Esto es lo que en realidad se ha venido haciendo ya desde principios de los años setenta. en que se empezaron a levantar las primeras redes geodésicas y se introdujo el convenio internacional del uso de la proyección cartográfica de Gauss-Kruger, o Universal Transversal de Mercator (UTM), que para los fines de la industria se manejo a escala 1:200 000 en un principio, en hojas de 1°30’ de longitud, por 1°00 de latitud.

 

Hoy, todos los trabajos de correlación e interpretación de áreas de exploración se realizan sobre una base cartográfica homogénea en cuanto a escala y formato, y riguro­samente determinada por un sistema de proyección.

 

Otros son los problemas que se han derivado del sistema UTM, dado que esta es  una proyección interrumpida, creando dificultades en las zonas de traslape de hojas, con la pérdida de continuidad, asi como con su característica de proyección poli cilíndrica, que presenta problemas en los cambios de meridiano central. Esta es la razón de que se este poniendo en consideración el empleo de la Proyección Cónica Conforme de Lambert, no tanto en el sentido de sustituir la convención internacional de la UTM, si no para optimizar el apoyo cartográfico correlativo e interpretativo.

 

El uso de la proyección conforme sirve para re­solver acertadamente la mayoría de los trabajos exploratorios petroleros, dada su expresión lineal, no obstante, toda vez que se está entendiendo la importancia y significado, así co­mo f1exibilidad del empleo de la cartografía, ésta habrá de considerarse en un futuro para estudios particulares de expresión superficial y cuantificación de áreas, que es el caso es­pecifico que nos ocupa en el cargo de “Analista de Indicadores Geográficos”, en el Departamento de Análisis Estadístico, en donde la diversidad de trabajos sobre los que especificaremos al final de la tesis, de índole estadística y de planificación, requieren de una proyección equivalente.

 



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