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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
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6 octubre 2013 7 06 /10 /octubre /2013 22:00

“2 de Octubre…”, y Ya Se Me Olvidó Qué Más…

Luis Ignacio Hernández Iriberri.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

7 oct 13.

 

Unos días antes del 2 de octubre con motivo del cuarenta y cinco aniversario del Movimiento Estudiantil-Popular de 1968, redactamos un testimonio acompañado de algunos comentarios, y en ellos; no nos equivocamos; afirmábamos (o reafirmábamos algo que ya decíamos desde el cuarenta aniversario): es ya otra época, el momento histórico del Movimiento Estudiantil-Popular de 1968, su impulso y sus efectos, comenzaron a declinar en 1988, y llegaron dificultosamente sólo hasta el 2006.  No hay en esta expresión ningún ataque reaccionario al Movimiento del 68 como lo es en los comentaristas de los medios, afanosos en desestimarlo (ni una tramposa minimización como la elaborada por el Rector de la UAEM acompañado de Javier Sicilia, que para horas antes inventaron una “Marcha” por otras demandas estudiantiles, saboteando el acto en sí del 2 de Octubre); por lo contrario, queremos darle su lugar histórico trascendente, y al mismo tiempo, entender las luchas del presente por sí mismas, deshaciéndose del anclaje histórico.

 

Quedé de encontrarme con un compañero en el curso de la manifestación conmemorativa.  Venía en el transporte público, y una sirena que en su ulular crispaba los nervios, hacía por rebasarnos; fue una pick-up del servicio de bomberos que se dirigía hacia el centro.  A no mucho, un nuevo ulular intentaba adelantar el tránsito de la estrecha calle, y en su frenesí tuvo que subirse incluso a la banqueta; ahora fue una pick-up blanca sin ninguna identificación en la misma dirección.  Me empecé a preguntar si habría problemas en el evento.  El deambular de la gente y la vida de la ciudad una calle más allá del perímetro de los acontecimientos, como en 1968, en este país surrealista, no era indicativo de nada.

 

Me dirigí por la parte sur a la Plaza de Armas de la Ciudad de Cuernavaca, nada relevante, en el centro de la misma, ocupada por lo que me pareció no más de una decena de “darketos”, de “góticos”, todos de negro y maquillados, émulos de vampiros, oscuros como su ignorancia oscurantista medieval misma, sin arengas, sin discursos, sin consignas, sin pancartas; estaban sólo ahí, vacíos de todo, literalmente dicho, “plantados”.  Era el grupo de los “anarquistas” (en su sentido más sinonimizado de “caóticos”).  Unos pasos más adelante, algo que antes aceptaba por razones de cultura, ahora me causó aversión: en medio de un tamborileo ensordecedor y monótono hasta la inducción de la hipnosis (que ese es su fin: la generación de estados alterados de conciencia, droga sonora-dancística generadora de un estado de conciencia que toman por éxtasis con su nahuatlaca divinidad), en un gran círculo “danzaban los danzantes”; abstraídos, pletóricos de esotérico dualismo metafísico, evadidos de la realidad.

 

No había la muchedumbre que suponía en una manifestación que creía multitudinaria.  Crucé la Plaza suponiendo que no siendo entonces tan grande, estaría en la Plaza del Capitel; pero en el cruce de la siguiente avenida, vi dicha concentración a espaldas del Palacio de Gobierno: un centenar y medio de personas, de las cuales, un centenar lo eran jóvenes del Partido Comunista.

 

Me encontré fácilmente con el compañero con el que así quedé, y en un discurso le hice el comentario: “fíjate en el discurso: <<no estamos de acuerdo con esto, ni con el otro, ni con lo demás allá…>>, y él mismo respondió: “faltan las propuestas”.  Y ya sólo me quedé pensando en que no podrían ser sino las propuestas correspondientes a este momento histórico…, pero ellas, como lo expuse en los comentarios a mi testimonio que titulé “Cuarenta y Cinco Años Ha…”, ya son profundamente diferentes y de enorme trascendencia para la humanidad misma.

 

Luego de un rato me fui replegando, saqué mi viejo teléfono celular (aún de teclas), pero que compré interesado en su cámara fotográfica de 2Mp; le conecté los audífonos y me puse a escuchar por la radio las noticias; en lo que daba media vuelta y me retiraba; más allá de la patrulla de policía que cerraba el paso, nuevamente la vida frívola tenía lugar.

 

En ese momento por la radio comenzaba una entrevista con una de los representantes del 68: Gilberto Guevara Niebla (hoy al servicio del “Instituto Nacional de Evaluación”), y a la inquisitiva e inductoras preguntas del periodista, las respuestas fueron en la misma dirección: “el Movimiento del 68 era ya un cadáver”, que “se intentaba resucitar con otros propósitos”, “el Movimiento fue derrotado”, etc.

 

Pasé a comprar pan, y una atractiva chica preguntaba a quien le acompañaba, acerca de esas manifestaciones, y por toda respuesta obtuvo un, “quién sabe…, ya de todo se protesta y se hace lio”, y el dependiente, en su mezquindad de capitalista, agregó: “esas manifestaciones nada más nos afectan, no hay ventas”.  Y atrás había dejado a aquellos que protestaban contra la privatización de la energía, contra una educación oscurantista, contra el abaratamiento de la mano de obra y la falta de empleo, contra los impuestos, contra esto, contra aquello, contra lo otro, etc.

 

Pronto pasó mi transporte público y ya en plena noche llegué a mi casa…, recordando los hechos…, de 45 años después.

 

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