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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
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8 febrero 2010 1 08 /02 /febrero /2010 09:02

Cliché Espacio Geográfico, Revista 2010


La Geografía en la Teoría del Desarrollo
y Subordinación de las Ciencias de F. Engels.
  Ponencia al I Congreso Latinoamericano
de Historia de las Ciencias y de la Tecnología
(La Habana, Cuba, 1985) (2/4).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri

 

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica de Geografía Teórica 
http://espacio-geografico.over-blog.es/; 
México, 11 feb 10.

 

 

Introducción.

 

La necesidad de resolver las contradicciones fundamentales de la Geografía respecto a la definición de su objeto de estudio, su lugar en la clasificación de las ciencias y su método; nos ha llevado a la revisión histórica, apoyada en su vinculación a las teorías filosóficas, y en los marcos de la teoría del desarrollo y subordinación de las ciencias, expuesta por Engels en su “Dialéctica de la Naturaleza”.

 

Esa revisión histórica, por más general y superficial que sea, vinculada a la historia de la filosofía, muestra las filiaciones de cada una de esas formas del pensamiento geográfico a las dos grandes concepciones del mundo.  Para la geografía que define el objeto de estudio como el de los fenómenos tanto naturales como sociales, que supone el desarrollo de los mismos y por tanto su historicidad, su filiación al idealismo; y para la geografía que define el objeto de estudio como el espacio adyacente a la superficie terrestre; el espacio cartográfico que bien puede concebirse desde el punto de vista geométrico “como una cualidad posicional del mundo de los objetos materiales”, o bien, desde el punto de vista cinemático “como el recipiente de todos los objetos materiales”[1], al materialismo.

 

Para la geografía fenomenológico-historiográfica, su metodología se reduce a la sumatoria de los métodos de las ciencias especializadas sobre los fenómenos tanto naturales como sociales, y de ahí que se le ubique como “ciencia de relación” o “ciencia de síntesis” en tanto “sistema de ciencias”.

 

Para la geografía espacial-cartográfica, su metodología se finca en la física y matematización del espacio, este último como su categoría fundamental.

 

A partir de este conjunto de propiedades esenciales relativas al objeto de estudio de la Geografía, es posible determinar el lugar de ésta e el sistema general de las ciencias, siguiendo las ideas de Engels sobre la clasificación de las mismas, según las formas de movimiento, las etapas históricas de éstos, y sus tipos de materia; así como, para nuestro caso particular, de acuerdo a las formas de movimiento general, referidas a la forma de existencia terrestre, a su premisa o condición de existencia; y a las formas continuas y discontinuas de existencia.

 

 

La Geografía en el Cuadro 
de la Clasificación de las Ciencias.

 

Así, la ubicación de la Geografía se da en el ámbito de las ciencias naturales inorgánicas o físicas, en tanto su objeto de estudio, el espacio, no puede ser concebido sino como una entidad físico-matemática de la realidad objetiva.

 

Al desarrollo multifacético y a la subordinación, que va de la Filosofía, Astronomía y Matemáticas, a la Física, Astrofísica y conocimientos geofísicos generales, hasta llegar a la cosmografía, Topografía y Geodesia; le sigue la Geografía, como gráficamente puede verse en el cuadro adjunto.

 

Cuadro de Clasificación de la Geografía 

La Geografía en el Cuadro de la Clasificación de las Ciencias, según la teoría del desarrollo y subordinación de las mismas, de F. Engels (versión 1985).

[Fuente: Hernández Iriberri, Luis Ignacio; http://espacio-geografafico.over-blog.es/]

 

Por dicho cuadro se aprecia que la Geografía es una geociencia física, así como matemática en su forma geodésica, directamente; y sólo indirectamente, viene a ser una ciencia astrofísica y astronómica, punto en el cual más adelante detallaremos.

 

Basta con estos elementos para considerar que la metodología que le corresponde en términos generales, es aquella común a las ciencias naturales.

 

 

Generalización teórica 
a partir de la historia

 

La historia de la Geografía nos permite corroborar todo lo antes expuesto, y mediante la teoría del desarrollo y subordinación de las ciencias, demostrar los vínculos y relaciones de ésta con las demás.

 

La Geografía, como “descripción de la Tierra”, se refiere tanto a la descripción narrativa, como a la descripción gráfica, en el caso especial de gráfica que es el mapa o carta geográfica.

 

Todo el problema fundamental hasta ahora, ha radicado en el juego de la contradicción; que no siendo antagónica, se le ha tratado históricamente como tal; en cuyos opuestos están, de una parte, la relación naturaleza-sociedad, y de otra, el espacio.

 

Los geógrafos del pensamiento espacial-cartográfico, tienen sus raíces primeras en los elaboradores del mapa de Ga-Sur (2500 ane).  Pero es hacia el siglo VI ane, que tal forma de conocimiento se sistematiza definitivamente a partir de los trabajos del discípulo de  del materialista Tales de Mileto, Anaximandro (611-547), a su vez, un profundo materialista; como puede deducirse de su teoría del pneuma ápeiron, y cuya principal obra por la que es conocido como geógrafo, es su “Perimetrón”, primer mapa del mundo conocido hasta entonces.

 

Por su parte, el pensamiento fenomenológico-historiográfico, data desde las primeras escrituras grabadas en jeroglíficos, sobre el hecho histórico en el lugar ñeque acontece.  El indicio histórico de esta forma de descripción geográfica, se atribuye a Herodoto (484-424), dado que es del y no de Hecáteo (s.V ane), que se conservan sus historias, bajo la influencia del eleatismo parmenideano, par el cual no existe el espacio, sino sólo el hecho histórico en conexión.

 

En esas líneas fueron desarrolladas dichas dos grandes escuelas de pensamiento, que tratados en sus notables saltos fundamentales, fueron continuadas por Eratóstenes (272-196 ane), Hiparco (190-120 ane), y Ptolomeo (90-168), bajo la influencia del epicureismo, en tanto no declarados como pensadores estoicistas o escepticistas para aquel tiempo.

 

El primero que introduce el nombre de “Geografía” para ese saber ya sistematizado, logra medir la circunferencia terrestre y aporta las bases de la cartografía proyectiva, que más tarde Hiparco y Ptolomeo desarrollarán.

 

En tanto que, por su parte, estuvieron los estóicos Posidonio (135-51 ane), Estrabón (68-25 ane), y Plinio el Viejo (23-79), quienes se abocaron en sus obras geográficas a su forma naturalista e histórica; es decir, del acontecimiento ya natural ya social, en el lugar dado.

 

En la Edad Media, una geografía materialista fue continuada por Shirakatsi (s.VII), y Edrisi (1100-1164), conocidos por sus trabajos cartográficos; y con los escolastas Al Kendi (800-879), e Ibn Rochd (1126-1198), se desarrolla el pensamiento idealista en geografía.

 

El Renacimiento se ve representado por las notables figuras de Toscanelli (1397-1482), Martin Behaim (1492), y Mercator (1512-1594), renombrados geógrafos de los que por conocidos, poco hay que agregar; así como por Ibn Khaldun (1332-1401), Abul Fida y Bernardo Varenio (1650), cuya virtud es desarrollar los estudios sociales, y en el caso del último, aportar en su “Geografía General”, una especie de clasificación de las ciencias, divididas en natrales y sociales, a manera de conformar con ello la sistemática de la Geografía.

 

Las características de la geografía moderna, consideradas a partir  de D’Anville (1697-1782) por un lado, y por Humboldt (1769-1859) por otro; son las mismas, básicamente, que las de nuestra geografía contemporánea; con la diferencia del desarrollo de las teorías regionales y la planificación, y la influencia de la concepción del mundo, que antes predominaba bajo el positivismo, y ahora principalmente bajo el estructural-funcionalismo.

 

La Geografía como”descripción de la Tierra”, si bien etimológicamente destaca propiedades esenciales, es en su forma contemporánea, de la explicación causal del espacio, a partir de las maneras en que éste puede ser estudiado: en una investigación fundamental, físicamente; y en una investigación teórica dirigida, o aplicada, geométricamente.

 

Además de ello, sin hacer de la contradicción fundamental una contradicción antagónica, en la que un opuesto tenga que excluirse, y haciendo del espacio el polo dominante, las relaciones naturaleza-sociedad, quedarán como algo que necesariamente existe en el espacio y que incluso determina sus propiedades, pero que no constituyen la preocupación esencial.



[1]       Jammer, Max; Conceptos de Espacio; Grijalbo; México, 1970; p.137.


 
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8 febrero 2010 1 08 /02 /febrero /2010 09:01

Cliché Espacio Geográfico, Revista 2010

La Geografía en la Teoría del Desarrollo
y Subordinación de las Ciencias de F. Engels.
  Ponencia al I Congreso Latinoamericano
de Historia de las Ciencias y de la Tecnología
(La Habana, Cuba, 1985) (1/4).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri

 

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica de Geografía Teórica 
http://espacio-geografico.over-blog.es/; 
México, 8 feb 10.

 

 

Comentario Preliminar.

 

El presente ensayo, ponencia al I Congreso Latinoamericano de Historia de las Ciencias y de la Tecnología (La Habana, Cuba, 1985); es plenamente representativa de lo que constituye la investigación teórica, llamada no casualmente a su vez, investigación básica, investigación de frontera, o investigación de punta; que se cualifica por ser de una investigación que se juega en los límites del conocimiento.  No implicará tanto un mayor rigor en la aplicación del método científico, como entender que se avanza absolutamente sobre lo desconocido; donde el margen de error no importa tanto como justificación a los fallos, como lo significa el error mismo en el proceso de discriminación de hipótesis.  Esto es, que el descubrimiento del error, se convierte en algo tan importante como el descubrimiento del acierto mismo[*].

 

Este ensayo de 1985, fue el ápice de esa investigación de punta en la teoría del espacio como objeto de estudio de la Geografía (luego lo vamos a ver de igual manera en el caso de la ponencia al XI Congreso Nacional de Geografía de 1987, para el planteamiento general).  Hoy vemos que si bien habíamos avanzado mucho, no podíamos ir a más, nos faltaban aún muchos elementos de formación, un camino aún largo por recorrer para salvar los errores e incidir en los aspectos de esencia.  Nuestra capacidad de abstracción sobre el problema, adelantaba con mucho a nuestras capacidades para resolverlo.  No casualmente decidimos darle su tiempo al problema de la teoría del espacio, hoy aún en una multitud de apuntes manuscritos en nuestro archivo.

 

El ensayo que aquí presentamos ahora, en general, es correcto, sólo que la magnitud del problema que aborda lo pone en una situación vulnerable.

 

En él, aún sosteníamos la idea del objeto de estudio de la Geografía, como el “espacio adyacente a la superficie terrestre”; pero el avance de la comprensión del concepto de espacio en general comenzaba a ponerlo en entredicho.  Ya nos dábamos vaga cuenta de todo ello, pero entendíamos que íbamos a un foro internacional de historia de la ciencia, en donde, a pesar de su rimbombancia, nadie, no sólo no nos entendería, sino ni nos harían el menor caso.  Y como fue.  Así que todo aquello que sospechábamos que andaba débil, no nos importó exponerlo con nuestras propias dudas; no obstante, como ya se puede ver, entendíamos su trascendencia.

 

La clasificación de las ciencias es uno de los problemas más complejos del entendimiento humano, por lo demás, un problema constantemente inacabado.  Kedrov mismo, cuando trata el problema de la clasificación de la Geografía –que por lo demás reserva a una discusión posterior en su Tomo III que ya no conocimos si es que lo llegó a publicar–, muestra la falta de una teoría que sustente los conocimientos de la Geografía como tal; y no puede mas que incurrir, justo, en el mismo problema del desmembramiento de ésta.  Incluso intentamos una comunicación con él para explicarle nuestra apreciación del asunto, pero al parecer pos facto a su fallecimiento, el cual desconocíamos.

 

Así que, con nuestra teoría de la Geografía en función del espacio como su objeto de estudio y el debate teórico histórico entre la geografía espacista y la geografía fenomenista; intentamos su ubicación en el cuadro de clasificación de las ciencias, según la teoría de Engels; desarrollada por Kedrov para el conjunto de todas las ciencias; pero reservándose, no casualmente, el caso de la Geografía.

 

El centro de este ensayo es el cuadro particular mismo de la clasificación de la Geografía, por lo que, analizarlo, explicará todos aquellos errores.

 

Antes, conviene explicar breve y generalmente lo siguiente: este problema es complejo, en especial para con la Geografía, dado que involucra la relación filosófica entre el ser y el existir (que podríamos reducir a la relación entre el objeto o fenómeno, y el espacio).

 

Este problema es exactamente equivalente al de la relación filosófica más general y esencial, entre el ser y el pensar, que tiene dos facetas: 1) la de su independencia entre sí, y, 2) la de la presuposición de una respecto de la otra.  Para la filosofía idealista, el ser y el pensar, son dos cosas independientes entre sí, de donde establece la diferencia entre ontología (estudio del ser), y gnoseología (estudio del pensar).  Pero para la filosofía materialista, tal separación no existe; es decir, no puede haber el pensar sin el ser.  Más aún, para la filosofía idealista el ser y el pensar no sólo son independientes entre sí, sino que el pensar antecede al ser.  O dicho al revez, el ser, presupone el pensar; en tanto que para la filosofía materialista, ser y pensar no sólo son lo mismo, sino que se dan simultáneamente, tampoco una supone a la otra.

 

Análogamente, se da la misma solución respecto del ser y el existir.  Para la filosofía idealista, el ser y el existir son dos cosas independientes entre sí y que pueden ser dadas una sin la otra; esto es, que puede haber un objeto sin espacio, como un espacio sin objeto.

 

Para la filosofía materialista, por lo contrario, el ser y el existir son lo mismo, una cosa no puede darse sin la otra; es decir, en donde la sola presencia de un objeto, determina un espacio; como el espacio sólo lo es del objeto mismo.  Es en ese sentido que en el pensamiento materialista filosófico se habla del espacio, como la espacialidad del objeto, lo cual se sintetiza en el concepto del continuum.

 

En tanto que el continuum se compone de todo cuanto existe, ya continuo como discreto, ya en forma de campos o de sustancia; lo que la definición materialista del espacio antes expuesta tiene de valiosa, es que establece de suyo la dialéctica del espacio; esto es, su transición cualitativo-cuantitativa del continuo al discreto y viceversa, como las transiciones cuantitativo-cualitativas, de la misma manera, del campo y la sustancia.

 

Pero el punto crítico de dicho concepto materialista, está en que, a pesar de que el espacio se pueda entender como un concepto que es reflejo de una condición objetiva dada en las propiedades del objeto mismo.  El espacio es así, con todo, algo que simplemente se puede interpretar como un concepto cómodo para manejar el mundo de los objetos, y por el cual, como lo expresara el marxista Éli de Gortari, <<los objetos no existen en el espacio, sino que su existencia es espacial>>; y no obstante ello, todavía podríamos preguntar: ¿y en qué consiste esa “existencia espacial”; esto es, qué es el espacio?  La respuesta, hasta ahora, a nuestro juicio un tanto tautológica, consiste en que es el continuum (de suyo, la espacialidad de todos los objetos).  En última instancia, algo correcto, hemos dicho, en la dialéctica entre el ser y el existir, pero en donde aún queda considerar en el problema de la relación entre lo vacuo y lo pleno.  Lo cual puede adelantarse estableciendo la analogía entre el campo y la sustancia, como con lo continuo y lo discreto.

 

Quizá el idealismo, consecuentemente, no estuviese sino parcialmente mal en lo mismo; y, a nuestro juicio, lo está ahí donde es posible sustitir la metafísica con la dialéctica; es decir, cuando considera que el existir (el espacio) puede ser dado independientemente del ser, como algo carente de rerum natura; es decir, de la naturaleza de “algo”, sustancial y material.

 

Por lo tanto, entender la naturaleza del espacio, implica razonar, como lo ejemplificaba G. Kursánov en su Problemas Fundamentales del Materialismo Dialéctico, en la posibilidad teórica de un vacío absoluto (cuyo caso ideal sólo podría ser en un punto muy lejano de la metagalaxia), ausente incluso de campos.  Lo que queda ahí no es, exactamente “nada”; filosóficamente, “la nada” no existe, y decir que lo que queda es “nada”, luego entonces, lo que quedaría sería “algo” llamado “nada”.  Pero lo que queda, es simplemente eso: vacío absoluto (que no debe identificarse con “la nada”), y ese vacío absoluto, es desde luego, “algo”, el vacuum; en el que, como lo dijera Paul Davis, la más ínfima perturbación, sería capaz de provocar en él una reacción en cadena de sucesivas transformaciones de la materia.  De donde pudiéramos parafrasear diciendo: <<Dadnos una porción de vacío absoluto y quince mil millones de años, y os entregaré el Universo actualmente conocido>>.

 

Según los físicos cuánticos, el Universo conocido se generó así.  Por lo que puede aceptarse que ese vacío absoluto fuese en un momento dado el existir, el espacio, como un “algo” no sólo idéntico a su ser mismo, sino antecede al ser de los demás objetos o fenómenos.  Se vacuum (espacio), sería el origen de todas las posteriores y sucesivas transformaciones cuantitativas y cualitativas de la materia.  Pero hoy tal vacío absoluto; tal espacio continuo; tal existir idéntico a sí mismo como condición absoluta; sólo es condición teórica ideal, por lo tanto, dialéctica e indisolublemente unido a lo pleno (el ser, ya de su materialidad misma como espacio en calidad de un “algo”, ya del fenómeno discreto).

 

De esta manera, entonces sí nos podemos replantear la clasificación dada en el cuadro original de la ponencia; y eso ha consistido, sencillamente, en aceptar en lo teórico de una lógica dialéctica, el existir, previo al ser; el existir como condición de existencia del ser; o mejor aún, el existir, como estado transitorio original del ser.  Y entonces hemos invertido las cosas, y obtenido la nueva ubicación de la Geografía, en el nuevo cuadro de la clasificación de las ciencias, próximas a ella; el cual insertamos al final, en una segunda parte de estos comentarios, analizándolo nuevamente en particular.



[*] Y esto no debe entenderse como un quiebre al planteamiento popperiano “falsacionista” y de “contrastación de hipótesis”; e infinitamente menos como el oscurantista planteamiento “posmodernista” de Edgar Morin de una “dialógica del pensamiento complejo”.  Es, simplemente, la dialéctica materialista del avance en función de la hipótesis como un juicio categórico universal afirmativo, que, en tanto hipotético, puede llegar a verificarse como erróneo.


 
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4 febrero 2010 4 04 /02 /febrero /2010 09:00



Fundamento de la Exposición Sistemática
de la Geografía en la Enseñanza

Ponencia [no aceptada] al II Simposio de Enseñanza
de la Geografía en México, México, 1986.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri

 

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica de Geografía Teórica 
http://espacio-geografico.over-blog.es/; 
México, 4 feb 10.

 

Comentario Preliminar.

 

Primera parte: parte inicial:

 

                              Al rescatar de nuestros archivos los materiales que ahora estamos publicando, procurando su secuencia cronológica, nos encontramos con este ensayo, elaborado en conjunto con la geógrafa Silvia Castro López; en ese entonces catedrática de la Escuela de Geografía de la Universidad Autónoma del Estado de México; sobre una experiencia de enseñanza en el nivel medio superior; ponencia que se propuso, junto con otros dos ensayos personales, para el II Simposio Sobre la Enseñanza de la Geografía (México, 1986).  Pero esta última ponencia, no fue aceptada.

 

                              Recordábamos haber escrito tal documento con un sentido crítico, que no dejamos de considerar, en un momento dado, el que fuese excesivo; y al ser rechazado, y más aún involucrando a la compañera en colaboración, nos sentimos mal; e inconscientemente habíamos olvidado el contenido de tal ensayo como queriendo borrar esa historia, desechándolo en su importancia y algo no agradable como para formar parte de nuestro currículum.

 

                              En él se hace la revisión de todo lo esencialmente practicado en la enseñanza de la geografía en el nivel medio superior en México, durante los cinco años anteriores, desde 1978 a 1983, y expuesto tanto en los VII a IX Congresos Nacionales de Geografía, como en las Memorias del I Simposio de Enseñanza.

 

                              Deslindando ahora a la colaboradora en este trabajo, hemos redactado una segunda parte de estas consideraciones preliminares, en consecuencia, enfáticamente en primera persona.  Y hemos dividido en dos partes estos comentarios a dicha ponencia, en comentarios iniciales previos al texto original de la ponencia, y comentarios finales, pos facto a su lectura, a fin de dejar al lector en libertad de juzgar sobre dicho escrito, y luego considerar nuestra apreciación de las cosas, un cuarto de siglo después.

 

 

 

Ponencia.

 

 

Resumen

 

                              En este ensayo se discute por qué el estudio cartográfico constituye el fundamento de la exposición sistemática de la geografía en la enseñanza.

 

                               El punto importante que se destaca en este trabajo, es su generalización para la exposición sistemática de toda geografía en la enseñanza, a pesar de haberse aplicado particularmente en el nivel medio superior; concretamente, en la Preparatoria Agrícola de la Universidad Autónoma de Chapingo (1981-1982; Luis Ignacio Hernández Iriberri), y el Colegio de Ciencias y Humanidades Atzcapotzalco (1982-1983; Silvia Castro López).

 

                              La preocupación del mismo no es tanto por exponer la experiencia como tal, sino, a partir de la generalización de la misma, exponer el fundamento del programa y método en la explicación sistemática de la geografía, en el estudio cartográfico.

 

 

Introducción.

 

                              Para apoyar este trabajo, se han revisado los ensayos sobre enseñanza de la geografía expuestos en las Memorias de los VII, VIII, y IX Congresos Nacionales de Geografía, así como las Memorias del I Simposio de Enseñanza de la Geografía, cuyos eventos fueron efectuados entre 1978 y 1983; de manera que no sólo se han analizado específicamente los problemas básicos de la enseñanza de la geografía en los últimos cinco años, sino que, considerando la naturaleza de los eventos en que se han expuesto, bien se puede generalizar el problema de la exposición sistemática de la geografía en la enseñanza; ya que un Congreso Nacional de Geografía, se sobre entiende, resume los avances logrados por esta disciplina de conocimientos, hasta ese momento.

 

                              Por todo lo logrado en este ámbito, se resume de los trabajos considerados, que las deficiencias de la enseñanza de la geografía, se han visto en una serie de hechos aislados, mismos que, por lo demás, no son causa, sino efecto.

 

                               No obstante hay trabajos que enfilan en el sentido de nuestra apreciación del problema, aun cuando sólo han señalado o planteado el mismo, sin aportar una solución concreta.  Tales trabajos señalan la causa de la deficiencia en la enseñanza de la geografía, en la falta de un contenido científico; muy a pesar de que otros autores han planteado allí mismo, que la enseñanza de la geografía ha dejado de ser memorística, descriptiva, verbalista; para enseñarse como disciplina científica, sin demostrarse tampoco, por el contrario, su contenido científico.

 

Así, en este ensayo, presentamos un análisis distinto de lo hasta hoy considerado, tal, que aporta un fundamento de la exposición de la exposición sistemática de la geografía con un contenido científico.

 

Claro es, la causa de las deficiencias, radican en la falta de un contenido científico, pues la enseñanza y el aprendizaje de la geografía, no han rebasado, por más que se quiera repetirlo para aceptarlo a fuerza de ello, el nivel descriptivo, memorista y superficialista.

 

 

1  El Contenido Científico de la Geografía.

 

El real contenido científico de la Geografía, conduciría a la enseñanza sistemática de un objeto de estudio bien determinado, mediante un conjunto de teorías elaboradas con un sistema de conceptos fundamentales, avanzando con todo ello, hacia el desentrañamiento de las regularidades de dicho objeto de estudio, es decir, hacia el descubrimiento de las leyes que le rigen.

 

En la actual geografía no se investigan ni se estudian leyes propias acerca de algo; todo es tomado de otras especialidades; no existe conformado un sistema de conceptos fundamentales con el cual estructurar sus teorías propias, y a falta de ellas, la geografía con un contenido científico, es cuestionable, tal como la importancia de su enseñanza.

 

Para el objeto de este ensayo, se parte de considerar que ese objeto de estudio bien determinado de la Geografía, es el estudio de las leyes más generales y esenciales de la forma espacial de existencia de los fenómenos (es decir, su objeto de estudio es el espacio geográfico); para lo cual hace falta un desarrollo sistemático de sus teorías, tanto más, cuanto más hace falta teorizar sobre los conceptos fundamentales o categorías relativas al análisis espacial.

 

Sin embargo, independientemente de estos fundamentos teórico-metodológicos formalmente establecidos, pueden desarrollarse ciertas bases, las cuales hemos aplicado en el terreno de la enseñanza de la geografía.

 

En forma sintética, el problema consiste en aplicar el método dialéctico, bajo la premisa de que por teoría, se entiende la metodología (elemento complementario de las clases hasta ahora meramente informativas), y por práctica, el proceso de transformación de la realidad, fincada en dicha metodología.  Por lo tanto, la enseñanza de la geografía debe consistir, fundamentalmente, en la enseñanza de su metodología, con la cual el estudiante, independientemente de sus aspiraciones profesionales, recibirá los elementos teóricos esenciales de la geografía, que le auxilien en el conocimiento de la realidad.

 

Así, siendo el objeto de estudio de la Geografía el espacio adyacente a la superficie terrestre, por el cual se entiende es espacio continuo tridimensional de la exterioridad próxima a la superficie terrestre (e incluso determinado por ella, sin que se identifiquen, ya que dicha superficie, en tanto esférica, resulta a su vez tridimensional, pero correspondiente a una forma discreta o discontinua de la naturaleza, como lo es la Tierra en su conjunto), el elemento metodológico fundamental para el conocimiento del mismo es la cartografía, y subsecuentemente, todas las técnicas de análisis espacial (fotointerpretación, fotogrametría, imágenes de satélite, estereogramas, etc).

 

En consecuencia, la manera en que básicamente debe enseñarse la geografía, o sea, el análisis espacial, es a través, fundamentalmente, de la cartografía.  Debe, pues, capacitarse al estudiante en el manejo de ésta, desde sus conceptos básicos, sus propiedades y elementos, su interpretación, hasta las técnicas de su construcción desde su base matemática, en los niveles de complejidad de esto último.

 

 

2 La Geografía en la Educación.

 

                              Es precisamente la enseñanza de este elemento, la cartografía, lo que identifica el conocimiento geográfico, y lo que va a hacer de la Geografía una verdadera ciencia auxiliar de cualquier especialidad cuyo fenómeno de estudio se exprese espacialmente.

 

El estudio de las relaciones de los fenómenos tanto naturales como sociales considerados en su distribución en la superficie terrestre, en tanto que tales relaciones a estudiar sean espaciales, de coexistencia, de localización, etc; han de ser considerados a través de la cartografía, a fin de que adquieran una connotación geográfica y no de cualquier otra índole.

 

No se está pretendiendo, en consecuencia, la sustitución de un curso de geografía por uno de cartografía, sino la exposición del primero a través del segundo, en tanto elemento fundamental de su metodología.

 

Si el estudio de las rocas, el relieve, los suelos los ecosistemas, las razas, los pueblos, sus lenguas, su religión, su economía, su organización política, etc., han de realizarse en geografía necesariamente, esto habrá de hacerse mediante la teoría y métodos del análisis espacial.  No hacerlo así, es reducir a la geografía a censo y estadística, y limitarla, como hasta hoy, a la descripción y un enciclopedismo superficialista e inútil, motivo del desconcierto sentido por quienes han tenido preocupación por estos problemas.

 

 

3 Crítica al Programa de Enseñanza Media Superior.

 

                              Todo lo antes expuesto, que se refiere a los aspectos generales de la teoría metodológica en geografía aplicada a la enseñanza, se fundamenta en la crítica concreta a los programas actuales, tomando las principales instituciones: Escuela Nacional Preparatoria, Colegio de Ciencias y Humanidades, Colegio de Bachilleres, y Preparatoria Agrícola de Chapingo.

 

La crítica general a la Geografía como ciencia, acompaña a la crítica al programa de la Escuela Nacional Preparatoria, pues su fundamento teórico-metodológico (gnoseológico o epistemológico), se finca en la concepción filosófica positivista del mundo; si bien no tanto por su reconocimiento explícito, sí por su expresión práctica concreta.

 

El programa positivista de la Escuela Nacional Preparatoria (UNAM), consiste en una revisión totalizadora del conocimiento humano sobre el mundo, desde sus formas generales y sencillas, hasta sus aspectos pretendidamente más particulares y complejos, según el postulado de que: “el método de la ciencia es puramente descriptivo, en el sentido de que describe hechos y muestra relaciones constantes entre ellos (...) y la génesis evolutiva de los hechos más complejos partiendo de los más simples”[1].

 

Subsiguientemente, consideramos el programa impartido en el Colegio de Ciencias y Humanidades (UNAM).

 

En su origen, el Colegio de Ciencias y Humanidades, se planteó no sólo como una necesidad de satisfacer una creciente población estudiantil, sino más aún, como alternativa educacional con un espíritu renovador de los métodos pedagógicos hasta ese momento empleados.  Se instituyó así, la concepción filosófico neopositivista (en su forma de positivismo lógico) en la enseñanza, cuyo fondo es el empirismo y el eclecticismo en su doctrina gnoseológica.  De ahí que el docente se convierte en coordinador de discusiones de análisis empíricos sobre determinados problemas por parte de los estudiantes, conservándose el programa de enseñanza de la geografía con ese sentido totalizado, que en esencia no ve la unidad de la naturaleza, sus subordinaciones y su desarrollo, reflejados del mismo modo en la ciencia [a].

 

La enseñanza de la geografía en esta institución no mejoró en gran cosa las perspectivas de solución a las deficiencias de la enseñanza de esta disciplina de conocimientos.

 

Acto seguido, habremos de considerar el programa de enseñanza de la geografía en una reciente institución: el Colegio de Bachilleres [b].

 

Aquí el programa de enseñanza de la geografía adquiere otra acepción, concebido como programa de “Ciencias de la Tierra”; hecho nada casual, ya discutible de por sí [c]; pero, como quiera que sea, consistente exactamente en la idea totalizadora del conocimiento, tal como se expone en las limitaciones antes consideradas.

 

Es decir, en el Colegio de Bachilleres se experimentó la enseñanza del mismo contenido, con otra forma metodológica, ahora, bajo la teoría conductista (behaviorismo).

 

La base filosófica del conductismo es el pragmatismo, por el cual se establece que lo verdadero, lo es, por su utilidad práctica; la verdad es “lo que funciona” mejor para nosotros, en una posición de empirismo radical, que hace del conductismo una continuidad y extremización de positivismo y neopositivismo.

 

La necesidad de evaluar el aprendizaje como un cambio perceptible en l conducta, somete al docente, al curso, y a la examinación del estudiante, a un estricto control programático disciplinario, donde, con tale exámenes, sólo se está demostrando dos cosas posibles: una, la capacidad memorística del alumno; o dos, su habilidad para el manejo de “acordeones”, al eludir la vigilancia cuasi-policiaca del que la hace de profesor.

 

En consecuencia, el rígido control programático está operando como una poderosa limitante a la creatividad, tanto del profesor como del alumno, muy en contra de que se establezca teóricamente lo contrario.

 

Por último habremos de evaluar el programa de enseñanza de la geografía en la Preparatoria Agrícola de la Universidad Autónoma de Chapingo, y una experiencia particular.

 

El programa en sí, a pesar de estar referido a la geografía de México, guarda el mismo enfoque de los casos anteriores, propio a una concepción totalizadora del conocimiento.

 

Sin embargo, va más allá del positivismo, neopositivismo y conductismo, dado que priva en general un ambiente de análisis crítico marxista, que presiona al cuerpo de docentes de geografía, obligando a una inserción de categorías marxistas en el curso.

 

La unión de la enseñanza de esta geografía, por definición positivista, con el manejo de categorías marxistas, implica la expresión de un mismo contenido con otro método: el estructuralismo.

 

Con esta concepción filosófica, con tintes de marxista, la enseñanza de la geografía pretende revestirse de científica; no obstante, el estructuralismo no ha dado respuesta a las contradicciones fundamentales, sino las ha evadido mediante una desviación teórica  que hace por toda geografía, la “Geografía Económica”, para el manejo cómodo de las categorías marxistas.

 

Con el estructuralismo en geografía, el verdadero objeto de estudio de ésta (el espacio), se pretende investigar mediante teorías no correspondientes a él, sino a los fenómenos (principalmente económicos), sustituyéndose así en esencia el espacio, por otro objeto de estudio.

 

Finalmente, a manera de conclusión habremos de referirnos a una experiencia desarrollada en la misma Universidad Autónoma de Chapingo, dadas las condiciones de cátedra libre, con excelentes y óptimos resultados, e implementada a su vez en el Plantel Atzcapotzalco del Colegio de Ciencias y Humanidades.

 

 

Conclusión.

 

La experiencia consiste en desarrollar un programa de enseñanza de la geografía bajo dos premisas: 1) el uso de un método diferente, el método marxista de la teoría del conocimiento, dialéctico materialista; y, 2) la redefinición del objeto de estudio de a Geografía, que nos da un programa distinto.

 

En consecuencia, se abordó la enseñanza de un programa con contenido distinto, y con un método radicalmente diferente; opuestamente a la enseñanza común de un mismo y constante contenido programático, con diversos, pero filosóficamente semejantes métodos cada vez, los cuales son continuidad el uno del otro, teniendo todos las mismas raíces de la teoría del conocimiento.

 

El problema consiste en la enseñanza de la geografía con una base cartográfica; o sea, con una base en el elemento fundamental de la metodología geográfica: la cartografía.; en el sentido de enseñar al estudiante los elementos, propiedades y procedimientos de construcción de mapas, para el caso, exclusivamente, de la cartografía básica, entendiendo por ella, la que se construye proyectando la Tierra considerada como una esfera perfecta, a sabiendas de que los errores que se arrojan en las posibles proyecciones, son muy grandes; pero lo que se persigue es la utilización de todo ello como un recurso didáctico.

 

En general, el alumno (a partir de lo que un estudiante de secundaria y primer grado de preparatoria ya sabe: trigonometría plana y principios de trigonometría esférica), deberá ser capaz de construir desde su base matemática una carta geográfica, y comprender todas sus propiedades de uso en un sistema de proyección u otro.

 

Lo importante es el nivel de estudio de la espacialidad de los fenómenos, y con ello,, la comprensión del elemento fundamental del método para el estudio del espacio geográfico, considerado como el real objeto de estudio de la Geografía.

 

 

De los Comentarios Preliminares.

 

Segunda parte: parte final:

 

Ahora, decíamos, pos facto a la lectura del ensayo, viene nuestra apreciación a un cuarto de siglo, que esperamos no difiera en gran cosa de la opinión del lector.  La ética enseña que nosotros no podemos juzgar moralmente acerca de nosotros mismos, por lo que ese juicio es exclusivo de los que nos rodean valorando por nuestros actos, y, en su caso, en congruencia con nuestra palabra.

 

No obstante, no como un juicio de valor moral, sino como un juicio de valoración en el ámbito cognitivo o intelectivo, haré ahora una consideración sobre lo hecho, que para mi sorpresa, visto en la historia, este ensayo resulta ser de fundamental importancia y enormemente más significativo de lo que nunca pudimos haber imaginado.

 

Lo primero a considerar, es que me apoyé para hacer tal análisis y evaluación de los métodos y técnicas didácticas (incluso cumpliendo así con los propósitos explícitos enunciados en la presentación de propósitos en la Memoria del evento), en la premisa antecedente dada en las experiencias en la enseñanza de la geografía; en lo que, a mi juicio, solamente me podía apoyar: los ensayos en que tales experiencias se han expuesto sistemáticamente, como sólo lo pueden ser las ponencias en las Memorias de eventos dedicados a examinar tales hechos.

 

Citamos de la Memoria lo que en todos los casos se suele hacer, dado que para eso son estos foros: “El claustro de maestros de Geografía en los diversos niveles educativos desean hacer llegar al Sr. Lic Miguel González Avelar, Secretario de Educación Pública y a las más altas autoridades educativas, los resultados obtenidos, en forma de propuestas y soluciones, bien fundamentadas, durante estos tres días de trabajo.  Al mismo tiempo ofrecer colaborar activamente en la Revolución Educativa postulada por el Sr. Miguel de la Madrid H., Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, para que la materia profesada en la investigación y en la docencia –la Geografía–, vuelva a ocupar el lugar que científicamente le corresponde...”[2].  Esto es que, la propuesta y solución expuesta en este ensayo, por lo demás, sin duda, la más fundamentada teórico-prácticamente, por lo tanto, nunca llegó, para colaborar en esa “Revolución Educativa” (en el supuesto de que tal demagogia política tuviese alguna opción).

 

Ciertamente me pude haber limitado a exponer la experiencia concreta (como de hecho proceden todas las demás ponencias); pero esta ponencia no se limitaba a mostrar meros tecnicismos didácticos o a evaluar resultados según cierto fundamento pedagógico.  Por lo contrario, en ella se somete a crítica todo lo hecho, respecto de mi propio planteamiento teórico de la Geografía; esto es, lo que hasta entonces se había llevado a efecto con un fundamento teórico geográfico fenomenista; y lo que, en oposición, ahora yo hacía con fundamento teórico geográfico espacista.  Es decir, era simplemente mostrar los fundamentos teóricos y sus implicaciones prácticas, como parte de la misma argumentación demostrativa de lo que en el campo de la geografía teórica venía haciendo hasta ese momento.

 

                              La crítica de conjunto a todos los trabajos antecedentes (como parte de un protocolo de investigación documental básico), fue el que, en todos ellos, se exponían las deficiencias en hechos aislados; para nada en los fundamentos teóricos; y aún más, como consecuencia de ello, no en las causas, sino en los efectos.

 

                              El tratamiento natural de tal trabajo que resumía todo lo hecho, y que, además, lo hacía generalizando en los fundamentos teóricos, me puso por definición, por simple sentir de redacción, por encima de todos; pero sin ningún ánimo de jactancia, sino simplemente como el resumen que se comparte colectivamente, para colectivamente superar las deficiencias.  Pero, evidentemente, en un ámbito marxista estamos acostumbrados a ello, la dialéctica nos lo impone; sin embargo, en ese ambiente conservador y apolítico de la comunidad de geógrafos de aquel entonces, el procedimiento resultaba altamente impactante.

 

                              Ante ello, emitía un juicio crítico: en dichos trabajos, estaba sólo el planteamiento del problema, pero sin soluciones concretas, no viéndose que la causa de las deficiencias en la enseñanza de la geografía, estaba en la falta de un contenido científico, no de su didáctica, sino de la Geografía misma.

 

                              Y en esos ensayos –y aquí está una de las partes más pesadas de esa crítica–, cuyos autores estaban ahí presentes, no obstante se afirmaba que la enseñanza de la geografía <<había dejado de ser memorística, descriptiva, verbalista; para enseñarse como disciplina científica, pero sin demostrarse tampoco su contenido y método científico (por más que se quiera repetirlo para aceptarlo a fuerza de ello)>>, como decimos en la ponencia.

 

                              Distinguía así, lo hecho por ellos en una geografía fenomenista, del análisis distinto de lo hasta ese momento considerado, tal, que aportaba un fundamento de la exposición sistemática de la geografía con un contenido científico; como de hecho titulé dicha ponencia, centrando el propósito.

 

                             Por ello, incluso, volví, como en todos mis trabajos, al problema de la necesidad del objeto, categorías, teorías, y leyes, de la estructura científica dela Geografía; corroborando que tal aparato teórico no existía con congruencia.

 

                              Incluso lo que en esos momentos definíamos como objeto de estudio: forma espacial de existencia de los fenómenos, era aún una definición limitada; no obstante los elementos de la teoría del espacio ya bien desarrollados: <<espacio adyacente a la superficie terrestre, por el cual se entiende ese espacio continuo tridimensional de la exterioridad próxima a la superficie terrestre (e incluso determinado por ella, sin que se identifiquen, ya que dicha superficie, en tanto esférica, resulta a su vez tridimensional, pero correspondiente a una forma discreta o discontinua de la naturaleza, como lo es la Tierra en su conjunto)>>.  Pero también aclaraba que no había que esperar a que tal aparato teórico estuviera elaborado y acabado, para entonces asumirlo, sino que el proceso era al revez; esto es, que independientemente de estos fundamentos teórico-metodológicos formalmente establecidos, pueden desarrollarse ciertas bases, y más aún, que es con éstas, que habrá de llegarse a aquella generalización teórica.

 

                               Así, lo que determinó el dictamen sobre este trabajo, no fue sólo el enunciado explícito de una posición: el marxismo o la dialéctica materialista, sino algo realmente más esencial, como lo era la práctica geográfica fenomenista ahí cuestionada, para enseñar la cartografía como forma de representación y análisis del espacio terrestre; no sólo como “interpretación cartográfica”, sino desde las técnicas de su construcción en su base matemática, considerando los niveles de complejidad de esto último.

 

                              Hoy, un cuarto de siglo después, el docente me pregunta que ante esa definición del objeto de estudio, entonces qué y cómo se ha de enseñar.  Y veo ahora que aquí estaba ya la respuesta desde entonces.  Al no aceptarse la ponencia, esa solución se escamoteó a la comunidad de geógrafos participantes en la docencia.

 

                               Fue impactante por una característica esencial: no hubo en ella ya ninguna argumentación teórica filosófica que fuese la dominante; la explicación fue, si bien teórica, dada en los términos comunes, y los pocos elementos filosóficos como fundamento que se esgrimieron (y que hoy hemos complementado en alguna nota al pie), sólo hicieron, a la vista del profano en filosofía, más impactante la argumentación.

 

                              Y con la critica al estructuralismo volvió la crítica a la “Geografía Económica”, que no podía ser, mas que, involuntaria e indirectamente ya, dirigida al que trataba de hacer escuela en ello: el Dr. Ángel Bassols.



[1] Rosental, M.M-Iudin, P.F; Diccionario Filosófico; Ediciones Pueblos Unidos; Montevideo, 1965; (v. Positivismo)

[a] A decir verdad, cuando posteriormente ahondamos más en el asunto, encontramos que el proyecto en realidad, impulsado en aquel entonces por el Dr. Pablo González Casanova, tenía un fondo estructural-funcionalista.  En última instancia, dicho de una manera muy llana, una mezcla de objetivismo en un empirismo no idealista, sino materialista, con un positivismo lógico, al no ser ese estructuralismo consecuente con la dialéctica, como en cierto modo dejaba ver el Dr. González Cassanova.

[b] Se alude aquí al hecho de que se entiende al conocimiento científico como reflejo de la realidad objetiva.  El empirismo lógico, al no plantear la ciencia como un reflejo de ésta, sino por lo contrario, la realidad como un arreglo conforme a la  proyección de las ideas científicas, le imprime, en su empirismo idealista, una condición mecánica de sus relaciones.

[c] En realidad, cuando posteriormente profundizamos al respecto, nos dimos cuenta que las cosas habían sido un tanto al revez de cómo aquí cronológicamente lo presentamos.  Primero surgió el proyecto con un fundamento educativo pragmático de la filosofía norteamericana, del Colegio de Bachilleres; y como respuesta ante ese programa educativo alienante, el Dr. González Cassanova, entonces Rector de la UNAM, impulsó la alternativa educativa con tintes de formación en el pensamiento critico (de ahí el real fundamento estructuralista cuasi marxista)

[d] Se refiere al hecho de que ya desde fines de los años sesenta, las generaciones de entonces en el Colegio de Geografía de la UNAM en México, ya criticaban una formación en ella, exclusivamente dirigida a la docencia (lo que implicaba una crítica velada al fundamento positivista enciclopédico); reclamando una formación más bien dirigida al vínculo con la producción (en una natural e inconsciente demanda marxista; y sabemos que inconsciente, porque luego con algunos de ellos compartimos labores en el ámbito productivo y simultáneamente otros de ellos fueron profesores nuestros en la Facultad entre 1975 y 1979); fenómeno realmente generalizado a nivel mundial, que detonó el inicio de la discusión teórica en el “Hemisferio Occidental”, apareciendo poco después, en el curso de los años setentas, revistas como Antípode, en Los Estados Unidos, entre los llamados “geógrafos radicales”, 1974; Geocrítica, en España, con Horacio Capel, 1976; y Herodote, en Francia, con Yves Lacoste, 1976.

[2] Memoria del II Simposio Sobre la Enseñanza de la Geografía; Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, 6-8 de agosto; México, 1986; v. Propósito (subrayado propio)


 
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1 febrero 2010 1 01 /02 /febrero /2010 09:00

Cliché Espacio Geográfico, Revista 2010

Construcción de Representaciones
Cartográficas y Análisis Espacial, para la
Enseñanza Media Superior
. 
Ponencia al II Simposio de Enseñanza
de la Geografía en México,
México, 1986.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri

 

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica de Geografía Teórica 
http://espacio-geografico.over-blog.es/; 
México, 1 feb 10.

 

Comentario Preliminar.

 

                              Tratamos en esta ponencia el problema del análisis espacial, y por lo tanto, en primer lugar, hubimos de partir de nuestra definición del espacio terrestre o geográfico, que en aquel entonces, aún seguía siendo “el espacio adyacente a la superficie terrestre”.  No obstante, lo que caracteriza a este ensayo, es que en él aparecen ya los primeros elementos en contradicción con tal definición, como el continuo, y sus vínculos con la sustancialidad del medio geográfico o conjunto de fenómenos naturaleza-sociedad, que llevarían a ver las propiedades del espacio terrestre, más allá que el aristotélico “espacio adyacente”.

 

                              Otro aspecto esencial en el desarrollo de la teoría del espacio, estaba contenido en el enunciado de ser “un elemento de la diversidad infinita de la materialidad del mundo”; de donde el espacio, lo que fuere, era una forma más del movimiento de la materia, y no una “idea cómoda” para entender la forma y coexistencia de las cosas.

 

                              Una crítica que la marxología, principalmente en la que nosotros abrevábamos, la soviética, hacía a la noción de espacio, era el separar –decía esta– metafísicamente, el espacio, de sus formas de existencia.  Esto es, que el espacio no era así, una forma más de existencia de la materia, sino sólo la “espacialidad de las cosas”; pero, paradójicamente, a nuestro ver, con ello caía precisamente en lo mismo que criticaba: la metafísica kantiana de concebir al espacio tan sólo como una idea cómoda para entender la forma y coexistencia de las cosas.  El problema estaba en poder entender la sutileza extraña de esa forma de la materia que es el espacio; y no precisamente en el mecanicismo newtoniano como el recipiente infinito de las cosas, sino como la dialéctica einsteniana del continuum, como un campo.

 

                              Un cuarto de siglo ha transcurrido, le hemos dado vueltas al asunto, pero nada de ello, que no sea aquella definición muy limitada del concepto de espacio, o la precisión de conceptos como "discreto", en lugar de "discontinuo", etc., ha quedado cuestionado.

 

                               Fuera de ello, puede verse que lo dicho hoy, había sido ya dicho ahí, hace un cuarto de siglo.  Finalmente, aquí sí quedó el mapa didáctico en proyección Paralelogramática, con la que se buscaba compensar, infructuosamente, las deformaciones producidas con la Equirectangular.

 

 

Ponencia.

 

                              Una definición objetiva de la Geografía, ha de partir de delimitar la faceta de la realidad que es objeto de su estudio, y que a su vez, conforma su categoría fundamental; y así definimos –ya desde el I Simposio Sobre Enseñanza de la Geografía– que la Geografía es una ciencia del estudio del espacio adyacente a la superficie terrestre; a lo que ahora agregamos: campo de acción material, y continuo, cuya geometría describe sus vínculos con la sustancialidad del medio geográfico.

 

                               Desentrañando las propiedades de este campo, es como se ha ido dando el conocimiento geográfico.

 

                              Así, la Geografía se encarga del estudio de un elemento de la diversidad infinita de la materialidad del mundo, contribuyendo con ello, a su vez, a la comprensión de su unidad.  Rechazamos, pues, la proposición positivista de la Geografía como ciencia de los fenómenos o relación naturaleza-sociedad y su sentido enciclopedista, o mixto en su variedad de ciencia social acerca de la naturaleza.  La Geografía, así como la definimos, es una ciencia natural físico-matemática; donde lo social, lo mismo que lo natural, no son mas que procesos manejados y entendidos bajo sus propias leyes y teorías, determinantes de las propiedades del sistema de referencia del espacio.

 

                               Nos proponemos en este breve ensayo, fincado en los postulados anteriores, plantear un bosquejo general de las bases de la sistemática en la enseñanza de la geografía, que aun cuando generalizable a cualquier nivel, ha sido experimentado en el nivel medio superior oficial y privado.

 

                              Si hubiese que resumir en una figura toda esa idea, bien podríamos pensar en el contenido y extensión de un Atlas geográfico Universal, como los habidos desde Ptolomeo a nuestros días; es decir, en donde la Geografía es esencialmente un saber cosmográfico-cartográfico, en el que se fundamenta un conocimiento general del medio geográfico.

 

                              Tratando sobre los aspectos esenciales en que se fundamenta la sistemática de la enseñanza de la geografía, habría que considerar el proceso de formación del concepto de espacio, inicio del estudio de la faceta geográfica de la realidad, el cual empieza por la noción de las posiciones relativas de las cosas; asciende a la métrica de la corporeidad de las cosas y de las posiciones elativas entre las cosas; hasta la geometría que hace abstracción de las cosas mismas.

 

                              Dicha abstracción no constituye, de ninguna manera, una separación metafísica de la noción de espacio, de la realidad, sino tan sólo un momento más, en el desarrollo de su conocimiento, que llega hoy en día a considerarse como la geometría del campo.

 

                              Si las primeras páginas de un Atlas Geográfico Universal tratan del lugar de la Tierra en el Universo; es decir, dela cosmografía; este conocimiento puede obtenerse por simple referencia física –por ejemplo, el que la Tierra está entre Venus y Marte–, o bien, mediante el empleo de diversos sistemas de referencia matemáticos –esto es, como ejemplo, que la Tierra tiene una posición aparente respecto a otros cuerpos celestes, en una determinada altura y acimut, ascensión recta y declinación; o latitud y longitud celestes–, parámetros los cuales son transformables en un sistema de referencia geográfico correspondiente; es decir, de latitud y longitud geográficas, y cualquier otro sistema de coordenadas para el espacio geográfico.

 

                              Las siguientes páginas de dicho Atlas tratan del análisis espacial.  A partir de aquí, entramos en materia de representación cartográfica.

 

                              Un sistema de coordenadas geográficas como el canevá conformado por la latitud y longitud, presupondrá el conocimiento de la esfericidad de la Tierra y su simetría.  Luego, las transformaciones posibles entre este sistema sexagesimal y un sistema ortométrico centesimal, supondrá la medida conocida de equivalencia entre los 360º, y el perímetro de la esfera.

 

                              Aquí tiene lugar el cálculo de Eratóstenes que determina el perímetro de la Tierra.

 

                              Con este simple dato nos es ya posible construir tres representaciones cartográficas hiparquianas, que suponen un Tierra perfectamente esférica, y cuyas deformaciones en el plano pierden significado como sistemas imperfectos, para ser valorado más crudamente el fenómeno con fines didácticos.

 

                              La primera de ellas es la Equirectangular.  El perímetro del ecuador es representado como una línea recta horizontal a escala; el Meridiano Central se traza como un semimeridiano, o bien como el valor de un medio del perímetro ecuatorial.  Los paralelos y meridianos se trazan en la magnitud de estos ejes de origen con una separación convencional.  Finalmente, se igualan los rasgos entre las coordenadas extremas semejantes del mapa de un Atlas y nuestra representación cartográfica, configurando los continentes en los que se vierte cualquier contenido temático.

 

                              Una región cualquiera de un fraccionamiento planisférico, puede ser analizada con una transformación de escala de un área inscrita en un sistema de coordenadas  extremas que se desee.

 

                             La segunda, es la representación cartográfica Paralelogramática, cuya única diferencia respecto de la anterior, es que el Meridiano Central, se traza en igual magnitud que el ecuador, tratando de compensar las deformaciones de la Equirectangular.

 

                              La tercera es la Trapezoidal, que busca corregir simultáneamente las deformaciones de las dos anteriores.  El Meridiano Central es de un medio de la magnitud del ecuador, y en los polos se traza una línea simétrica y perpendicular al Meridiano Central, con una extensión de un medio del ecuador, con la misma subdivisión longitudinal convencional, por lo que los meridianos tienden a converger.

 

                              Por lo menos con estos elementos como base para tres sistemas espaciales relativos, ya se puede analizar la espacialidad de los procesos naturales y sociales (no a esos fenómenos en sí mismos, cuya explicación es complementaria), y descubrir las propiedades del espacio geográfico que habrán de conducir inmediatamente al estudio sujeto a leyes de la geografía.

 

                              Así, por ejemplo, en lugar de pretender infructuosamente un estudio nunca lo suficientemente exhaustivo sobre los fenómenos, este conocimiento debe reconocerse como meramente descriptivo del medio geográfico, y por lo tanto, susceptible de abreviarse en información; para, en su lugar, entrar en el análisis de los principios o leyes más generales espacial-geográficas, sobre el comportamiento continuo-discontinuo, homogéneo-heterogéneo, uniforme-desuniforme, isotrópico-anisotrópico, etc., del espacio geográfico, respecto al medio geográfico.

 

                              Para ello se puede ejemplificar aquí con la ley espacial-geográfica de la zonalidad planetaria, incluso deduciéndola de tal modo que dicha ley quede establecida para, en función de ella, observar las regularidades del comportamiento del espacio geográfico.  Todo lo cual puede ir siendo analizado geográficamente a través de su elemento metodológico fundamental: la cartografía; pues hacer una consideración cartográfica, es esencialmente hacer una consideración geográfica.

 

 

                                  Si hace más de dos mil años Eratóstenes, Hiparco y Ptolomeo, fueron capaces, con sus rudimentos, de llegar a una buena parte de esos planteamientos, resulta absurdo pensar que un estudiante de bachillerato de nuestros días, no pueda reproducir los mismos razonamientos.  En la práctica, nosotros nos hemos demostrado que sí lo puede hacer.  En consecuencia, no es la terca realidad la que no se ajusta a la teoría de esta geografía fenomenológica, sino que la misma, acientífica, no se ajusta a la realidad.  Ensayemos, pues, prácticas “nuevas” (por bien olvidadas).
 

 Ejemplo-mapa-didactico-UACH.jpg

Ejemplo de mapas didácticos de ejercicio; el superior elaborado empíricamente por referencia física, y el inferior en Proyección Paralelogramática, para la apreciación de las deformaciones según el tipo de Proyección

[Fuente: Hernández Iriberri, Luis Ignacio; http://espacio-gegrafico.over-blog.es/]

 
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28 enero 2010 4 28 /01 /enero /2010 09:00

Cliché Espacio Geográfico, Revista 2010

Aspectos Concretos de la Experiencia
en la Enseñanza Geográfico-Espacial,
en el Nivel Medio Superior.
 
Ponencia al II Simposio Sobre
la Enseñanza de la Geografía;
(México, 1986).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri

 

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica de Geografía Teórica 
http://espacio-geografico.over-blog.es/; 
México, 28 ene 10.

 

Comentario Preliminar

 

                              Un política institucional de “proscripción” de la comunidad de geógrafos hacia nuestra persona, se había puesto en marcha desde el IX Congreso Nacional de Geografía (1985); y el siguiente evento fue este II Simposio Sobre la Enseñanza de la Geografía (1986), en el cual las agresiones a nuestro trabajo comenzaron a ser físicas y directas.

 

                              Presentamos tres ponencias a dicho foro, dos personales y una en colaboración con la geógrafa Silvia Castro López, entonces docente en el Colegio de Ciencias y Humanidades y en el Colegio de Bachilleres; las dos ponencias personales se aprobaron, siendo rechazada la que compartía con dos autores la misma experiencia docente que se expone en aquellas otras dos.

 

                              Transcribimos aquí la primera de ellas, la cual, además, fue mutilada [a], al sustraérsele copia de un mapa hecho por los estudiantes, en el cual se mostraba no sólo la posibilidad real de la aplicación de esa didáctica, sino el ejemplo en el uso de una escala dada.  Los estudiantes mismos habían recibido una felicitación directa del Rector de la Universidad Autónoma de Chapingo por ese trabajo, en el cual habían descubierto que había un exceso en el volumen de agua utilizado, para la extensión agrícola del campo experimental.

 

                              En esta primera ponencia se describe la experiencia docente en general, al aplicar la propuesta que se explica; la segunda ponencia, titulada “Construcción de Representaciones Cartográficas y Análisis Espacial para la Enseñanza Media Superior”, se expone el aspecto particular de dicha experiencia didáctica.  La tercera ponencia, en colaboración, y no admitida en el Simposio, se titula: “Fundamentos de la Exposición Sistemática de la Geografía en la Enseñanza”, que, como puede deducirse por tal título, es el ensayo acerca de la generalización teórica de aquel trabajo práctico explicado por sus aspectos concretos y por la construcción de representaciones cartográficas.

 

                              En esta ponencia, los aspectos concretos se refieren al procedimiento didáctico general del programa impartido bajo esta nueva noción de la geografía, por la que destaca el uso especial de ciertas categorías que aluden a la teoría del espacio; y expresiones como “el estudio del espacio y medio geográficos”, que, siendo categorías distintas en la geografía espacista, hasta entonces podían entenderse indistintamente, al punto de sonar como un pleonasmo.

 

                              Desconocíamos entonces, por completo, los fundamentos teóricos de la teoría pedagógica, pero vista tal exposición didáctica desde nuestros días al principio del siglo XXI, nadie dudaría en calificarla de “didáctica constructivista”.  No tendríamos objeción a ello, pero sería una observación o calificación limitada, pues en realidad, lo que estábamos conformando con aquellas experiencias educativas, era nuestra propia teoría didáctica dialéctico materialista, la cual empezamos a exponer sistemáticamente, sólo diez años después, hasta 1996.

 

 

Ponencia.

 

                              El primer aspecto concreto de la experiencia en la enseñanza de la geografía –por definición, sobre lo espacial–, consiste en la determinación del punto de partida mediante un examen evaluativo: 1) se pide al estudiante, sin repaso alguno, haga una descripción del medio geográfico de un lugar por el que libremente opte, sin importar tampoco ni la extensión del lugar, ni la escala a considerar; 2) se pide al estudiante, en una segunda etapa de este examen, haga una “Carta Geográfica” del lugar que ha descrito.  Es evidente que dependiendo del grado académico, lo obtenido en el primer punto no pasará de ser de una escueta y vulgar descripción del medio geográfico de un lugar, hasta una extensa prosa descriptiva, quizá rica en conceptos, pero asimismo, vulgarizadora del conocimiento del medio geográfico de dicho lugar.  Por su parte, lo obtenido del segundo punto, seguramente no pasará de ser un mero croquis, por más que se enfatice lo de “Carta Geográfica”.

 

El segundo aspecto de lo concreto, consiste en demostrar que el saber geográfico, no es “el saber”, sino modestamente, sólo un saber más del infinito y multifacético conocimiento del hombre, el saber referido a lo espacial.

 

El tercer aspecto consiste, por su parte, en adentrarse creativamente en el mundo de la teoría del espacio geográfico.  Y el cuarto aspecto, darle importancia secundaria a la descripción del medio natural y social, como bien lo merece tan sólo una descripción; conocedora de la causalidad y no vulgarizada, pero al fin y al cabo, sólo una descripción.

 

La introducción a un curso así, después de estos aspectos de presentación y evaluación, se han de iniciar por el estudio de la aprehensión del espacio geográfico por el hombre.  Ello ha consistido en el estudio de cómo se fue elaborando el conocimiento del espacio geográfico desde épocas remotas, hasta el momento en que ya en las antiguas civilizaciones, el conocimiento del espacio se convierte en el conocimiento “topográfico”; es decir, de la descripción del lugar ya no sólo cualitativa, sino cuantitativa o métricamente, a través de la agrimensura, así como su representación cartográfica, al principio mediante croquis elaborados por referencia física.  Estos temas no deben llevarnos más de dos semanas.

 

A partir de aquí, se introduce al estudiante en los conocimientos de la Primera Unidad: Cosmografía, y de cómo mediante ello se ha hecho posible el conocimiento geográfico, o de todos los lugares de la Tierra.  Por lo tanto, se da más importancia al estudio de la esfera celeste; sus movimientos y sistema de coordenadas; que al estudio astrofísico; que es a lo que con el paso del tiempo, esta unidad se ha convertido.  Todo lo cual se da en no más de dos semanas.

 

El estudio de la cosmografía debe darse no como el conocimiento de una “ciencia geográfica” más, sino como el estudio de una base metodológica para el conocimiento del espacio geográfico.

 

El conocimiento tan remoto sobre cosmografía permitió el paso de la croquización por referencia física, a las representaciones cartográficas con una base matemático-geométrica, desde Eratóstenes; para transformarse luego éstas en las conocidas proyecciones de Hiparco, Marino y Ptolomeo, ya desde la Antigüedad, a las cuales acompañaban textos descriptivos de los lugares.

 

La Segunda Unidad, con una duración de tres semanas, se engloba bajo el título de Escalimetría.  Aquí se analizan los tipos de escalas, construcción y uso, nomogramas y la deducción y ejercicios con el módulo de escala, con croquizaciones arbitrarias, a fin de llegar, revisando los cálculos y operaciones de Eratóstenes, a la noción de representación a escala del perímetro de la Tierra, trazado como una línea recta.

 

La Tercera Unidad, para unos dos meses y medio, constituye una de las partes más importantes del programa, en la que esencialmente se estudia la construcción de representaciones cartográficas (Equirectanglar, Paralelogramática, Trapezoidal, Cilíndrica Pseudocónica, Globulares), a través de las cuales se busca la comprensión de los elementos y propiedades de la cartografía y representación espacial geográfica, lo cual se complementa con el estudio de las diversas técnicas gráficas de representación, las cuales llegan al análisis de la Carta Topográfica actual [b].

 

                              Esta unidad termina con la capacidad por el alumno, de construcción y graficación en un cuaderno de dibujo sencillo, de una carta a gran escala; por ejemplo, 1:50,000, y más convenientemente, entre ésta y 1:25,000; en la cual graficará selectivamente algún aspecto temático, a partir de haber medido y orientado los objetos relevantes de esa área del espacio geográfico [c].  Esto es, escalas menores escaparán a su facilidad de medición, en tanto que escalas mayores a 1:25,000 simplificarán demasiado el problema general del estudio del espacio y medio geográficos, a ese nivel de enseñanza.

 

En la Cuarta Unidad temática, y última, para un lapso de tres meses, el propósito es desarrollar el curso mediante investigaciones personalizadas o por grupos de trabajo, sobre aspectos temáticos de su interés, a ser analizados en su distribución y localización, y conexiones y relaciones en el espacio geográfico; por lo que aquí se abordan los temas tradicionales de la descripción explicativa del medio natural y social, y el análisis regional natural y económico.

 

Esto es, que en tanto el alumno se aboca a sus investigaciones, en clase se desarrollan los conocimientos fenomenológicos [d] y de su especialidad, a la vez que se les asesora en las dificultades de su trabajo teórico-práctico.

 

Mientras que en clase se analizan los aspectos naturales o socio-económico-políticos del mundo, en su espacialidad; es decir, en sus propiedades y leyes espaciales: como en sus propiedades de localización y distribución, límites y extensión, o de su generalización; así como en sus leyes de zonalidad y sectorialidad; el alumno aplica esos criterios a un problema que tiene entre sus manos, para estudiarlo geográficamente, es decir: espacialmente.

 

Aprendiendo todos estos conocimientos, el estudiante ha comprendido lo esencial de los elementos metodológicos fundamentales de la Geografía.  En adelante, no requerirá ya de un profesor-informante que le diga qué es el saber geográfico; ahora estará ya en posibilidad incipiente de desarrollarlo, independientemente de sus aspiraciones profesionales.

 

Al finalizar el curso hemos hecho la misma evaluación del principio, las que, comparadas, son prueba fehaciente de los conocimientos adquiridos; de tal manera que la evaluación de un estudiante, la hemos hecho aquí, ya no en función de su capacidad memorística (o habilidades para el fraude), sino en función de su demostración en el manejo del método geográfico, expresado en la presentación su trabajo de investigación, sobre el cual rinde un informe dirigido (para una calificación diferencial entre los miembros de un equipo).

 

Quien aplique, en términos generales y creativamente, esta experiencia, ya podrá sorprenderse de cómo un estudiante pasa de no saber de hecho nada, tanto sobre un mapa, como del conocimiento sistemático del mundo que le rodea; a comprender el orden de coexistencia de las cosas y la importancia y significado de una carta geográfica, tanto en la vida cotidiana, como en la investigación científica.

Mapa Didáctico UACH-1 

 Mapas Didácticos de Evaluación Diagnóstica Inicial, y Evaluación Final a Estudiantes de Educación Media Superior; Universidad Autónoma de Chapingo (UACH), 1982.
 [Fuente: Hernández Iriberri, Luis Ignacio; http://espacio-geografico.over-blog.es/]

[a] Una ingenuidad oscurantista de quienes cometieron el acto, o un muy desafortunado accidente específicamente en nuestro trabajo.

[b] Se hace referencia a la Carta Topográfica 1:50,000 del INEGI, en ese momento, lo último en avances cartográficos en México.

[c] Se había insertado un mapa elaborado por un equipo de estudiantes, tanto para mostrar la posibilidad real de la propuesta, como para dar la imagen de la escala sugerida.  En este caso, dicho mapa fue sobre un ejercicio con los mismos, en el nivel educativo de la Preparatoria Agrícola de Chapingo, UACH; quienes trabajaron en la zona de los campos experimentales, encontrando que había un volumen de agua excedente para la extensión de la superficie agrícola; y trabajo por el cual, luego el Rector de la Universidad halagó a dicho grupo de estudiantes.  Sin embargo, la breve ponencia fue mutilada, ya que dicho mapa, extrañamente, no se publicó en la Memoria del Simposio; y desafortunadamente nosotros tampoco conservamos.

[d]  Hoy preferimos el concepto “fenomenistas”.

 
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18 enero 2010 1 18 /01 /enero /2010 09:00

Cliché Espacio Geográfico, Revista 2010

La Geodesia,
como Generalización de la Topografía
en Ciencia.  Ponencia, ESIA 1984.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri

 

Espacio Geográfico”, Revista Electrónica de Geografía Teórica 
http//espacio-geografico.over-blog.es/; 
México, 18 ene 2010.

 

Comentario Preliminar.

 

En 1984 laborábamos en el Departamento de Cartografía de la Coordinación de Exploración de Petróleos Mexicanos, y ahí tratamos con el que en ese entonces era el Presidente del Colegio de Topógrafos en el Instituto Politécnico Nacional, y quien nos hizo ver su preocupación, sentida en ese momento en el ámbito de su especialidad, de la minimización que se hacía de los estudios de la carrera de Ingeniería Topográfica, viendo una posible solución en el cambio de nombre como Ingeniería en Geodesia.

 

Sabedor de que tenía conocimientos de historia y teoría de la Geografía y de la muy cercana proximidad entre ambas especialidades, nos sugirió hiciésemos un ensayo en el cual se pudiese justificar tal propósito, y de ahí el objetivo planteado del reconocimiento de la generalización de la Topografía en Geodesia.

 

El ensayo, en un estilo filosófico muy nuestro, era en principio una forma de aclaración propia del problema; luego de su explicación a dicho compañero, en la idea de que sería él, el que propiamente lo abordaría.  Sin embargo, nos pidió presentarla como ponencia en un evento en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA) del Instituto Politécnico Nacional, que ya estaba plenamente organizado y programado no habiendo espacio para esta ponencia.  No obstante, siguiendo sus intereses y no queriendo quedar mal con nosotros, comprometió al Presidente de la Mesa, y dicho extraño ensayo finalmente se presentó de manera “colada”.  Ahora que la revisamos, pensamos que no hubo quien realmente la entendiera ni le diera importancia; entre esa sesión de ingenieros, debimos ser escuchados como a un extraterrestre.

 

Sin embargo, a nosotros nos dejó elementos importantes de análisis.  Aplicamos para la Topografía y Geodesia, lo que habíamos hecho para con la Geografía; y de ahí el título del ensayo; y dicho análisis, en su corroboración, sirvió como comprobación de hipótesis, a través de la cual verificábamos nuestras ideas respecto de la Geografía.

 

*

 

Introducción

 

Este trabajo elaborado bajo la idea central de concebir a la Topografía como Geodesia restringida y limitada metodológicamente, se desarrolla en tres grandes puntos: 1) el análisis de la Topografía como técnica; 2) el análisis del panorama general del desarrollo de las ciencias y el lugar de la Topografía y Geodesia en el cuadro de la clasificación de las mismas, en tanto constituyentes de un saber sistemático; y, finalmente, 3) la consideración de las premisas generales y fundamentales del desarrollo de la ciencia, con las implicaciones que actualmente imprimen en la disciplina de conocimientos topográfico-geodésicos.

 

La pretensión de este pequeño ensayo, es, cuando más, demostrar que el desarrollo de la ciencia ocurre necesariamente conforme a la ampliación y profundización simultáneas del conocimiento de la realidad, y del desarrollo y perfeccionamiento de los métodos y técnicas empleados para ello.

 

Pero subyacente a esta pretensión, se encierra el ánimo de mostrar, a quienes sientan la preocupación de encontrar una salida lógica a la situación actual de la disciplina de conocimientos en correspondencia con el mundo contemporáneo y sus necesidades; que no basta resolver el espacio funcionalista y utilitario de la ciencia, que no basta considerar por todo análisis histórico una mera sucesión cronológica de autores y su obra; sino que es fundamental  realizar una verdadera indagación de la historia de la ciencia comprendiendo la esencialidad de cada momento histórico, y del conjunto de las relaciones de las ciencias mediante el análisis histórico-filosófico.

 

 

1  La Topografía como Técnica.

 

Etimológicamente, “ciencia” quiere decir saber, conocimiento; pero estos conocimientos y ese saber, pueden ser de diferentes clases: cotidianos, empíricos, teóricos, precientíficos y científicos.

 

El saber científico, por su parte, se finca en la investigación causal y esencial de una faceta de la realidad, desentrañando las leyes que regulan el desarrollo de ésta, bajo determinadas condiciones metodológicas, entre las cuales la fundamental es la condición teórico-hipotética; siendo finalmente así, la ciencia, un cuerpo de teorías formuladas y estructuradas a partir de hipótesis.

 

Cabe cuestionarnos entonces, bajo estas consideraciones, si la Topografía puede considerarse estricta y rigurosamente ciencia.  Inmediatamente caeremos en cuenta de una respuesta negativa, ya que en la disciplina de conocimientos estrictamente topográficos, no existe una investigación causal que conduzca al desentrañamiento de las leyes que rigen una faceta dada de la realidad; dando lugar a que, metodológicamente, no exista la necesidad de la elaboración de la hipótesis, y, en consecuencia, de que se construya un cuerpo de teorías.

 

Lo antes dicho no quiere decir que la Topografía se encuentre en un estado precientífico, y que en ella esté aún por desarrollarse dichos elementos teórico-metodológicos; simplemente, ello nos lleva a concluir  directamente, que la Topografía como tal, es tan sólo un recurso técnico.

 

La condición de la Topografía como recurso técnico es lo que explica que la misma sea utilizada, y en muchas ocasiones efectuada, por los más diversos especialistas, como materia auxiliar y elemento metodológico, par efectos de una determinación métrica y de localización.

 

El reconocimiento de la generalización de la Topografía en Geodesia; en donde esta última puede definirse claramente como ciencia, cuyo objeto o faceta de la realidad  de estudio: la forma, dimensiones y campo de gravedad de la Tierra; satisface la investigación causal teórico-hipotética sujeta al desentrañamiento de leyes, adquiriendo el rango de ciencia; que en principio no sólo justificaría lógicamente la reestructuración de planes de estudio para la carrera profesional de cinco años incluso, sino que otorgaría otra condición a la presencia profesional del topógrafo, entendido como geodesta.

 

La Geodesia, con su objeto de estudio así definido, significa una generalización de la Topografía, entendida a ésta como la descripción métrica y cuantitativa delos lugares, pues la Geodesia viene a dar más que la descripción, dando lugar a la explicación e investigación causal de la forma y dimensiones de todo lugar, es decir, de toda la Tierra.

 

Esta transformación no es –como aquí pretendemos demostrar– una simple modificación del nombre, un simple cambio de la forma que deja intocable el contenido del quehacer actual del topógrafo.

 

Por el contrario, es una consecuencia lógica del momento histórico de la ciencia por el cual, ahora se entenderían los trabajos topográficos, como parte del quehacer geodésico, que amplía y profundiza las perspectivas profesionales, bajo determinadas premisas, a las que nos referiremos más adelante.

 

 

2    Breve Panorama del Desarrollo de las Ciencias, 
      y el Lugar de la Topografía y Geodesia 
      en el Cuadro de la Clasificación de las Mismas.

 

Para comprender la importancia de las premisas que determinan el desarrollo de la ciencia, es necesario recurrir previamente, al análisis histórico.

 

Lo que debe considerarse en primera instancia, es la ciencia como saber o conocimiento, no más que un reflejo en el cerebro humano de una faceta dada de la realidad; y, por lo tanto, desde el momento mismo que el hombre hizo reflexión de su entorno, nació el pensamiento científico referido a todas y cada una de las facetas de la realidad, que dieron lugar a la simiente de cada una de las ciencias.

 

No obstante, u reflexión se centró en un principio en los proceso mecánicos, más fácil de comprenderse, e incluso en aquellos que regulaban su vida cotidiana, es decir, en los proceso de la mecánica celeste o astronomía; después, junto con el desarrollo de las matemáticas, pasó al desarrollo de la física o mecánica terrestre, y sólo más tarde incursionó en las trasmutaciones de los elementos mediante la alquimia, que dio lugar a la Química, que fue premisa necesaria para comprender posteriormente los procesos biológicos; finalmente, sólo apenas el siglo pasado, el conocimiento sistemático y científico sobre los procesos sociales y económicos fueron cabalmente comprendidos, separados de teorías biológicas o de otra índole.

 

Bajo esta que sería la secuencia principal del desarrollo de las ciencias: Astronomía, Matemática, Física, Química, Biología, y Sociología, evolucionaron una segunda y tercer secuencias del conocimiento de la realidad.

 

Estas otras secuencias se caracterizan por el estudio de la espacialidad y temporalidad d los fenómenos analizados por las ciencias de la secuencia principal.  En estas otras secuencias se tienen ciencias subordinadas y desarrolladas a partir de la secuencia principal, tales como la Cosmografía y la Cosmogonía, derivadas de la aplicación de la matemática; o subsiguientemente, de la Geografía y Geología, derivadas de la Física, etc., pudiendo matizarse esas transiciones, en denominaciones tales como en “agrimensura”, para el caso que aquí nos ocupa e interesa respecto a su desarrollo en Topografía y Geodesia.

 

Dichas ciencias fueron ampliando y profundizando su sistemática a través de la historia conforme aumentaba el conocimiento, penetrando cada vez más en el desentrañamiento de la esencia de la realidad; siendo ésta, precisamente, la premisa teórica del desarrollo de la ciencia, que obligó a imprimir cambios en el contenido del quehacer del harpenodapte agrimensor de la Antigüedad, al topógrafo del Renacimiento, y al geodesta de nuestra época contemporánea.

 

Pero no sólo esta premisa teórica obró como causal del desarrollo; a su vez, podemos referir la premisa social fundamental que le determinó; es decir, la necesidad de satisfacer los requerimientos económico-sociales de cada época histórica.

 

Ahora, creemos, será más fácil comprender cómo los trabajos topográficos; como parte del quehacer geodésico; amplía y profundiza la perspectiva profesional de esta especialidad, pues esta penetración del conocimiento que tuvo la topografía al integrar la agrimensura, correspondiendo a las necesidades del momento histórico.

 

 

3      Premisas del Desarrollo de la Ciencia
  y las Tendencias Actuales de la Disciplina de Conocimientos
  Topográfico-Geodésicos.

 

Si consideramos por su parte las premisas generales del desarrollo de la ciencia en el momento histórico que corresponda a nuestra época contemporánea, podemos distinguir las tendencias actuales y sus consecuencias lógicas.

 

La contradicción interna fundamental de la Topografía (la premisa teórica), se centra en: de una parte, la limitación de la Topografía al aspecto métrico y cuantitativo; y de otra parte, el desarrollo de la investigación sobre la forma y dimensiones, así como campo de gravedad de la Tierra, con base en complejos sistemas de referencia matemáticos y mediante métodos y técnicas altamente desarrolladas (instrumental de mayor precisión, densificación de redes, control satelital, etc.).

 

De la misma manera, la contradicción externa fundamental de la Topografía (la premisa social), se centra: en un opuesto, con la falta de comprensión por parte del sistema económico-social, del valor de la Geodesia, y en el otro opuesto, con las necesidades económico-sociales resueltas mediante una integración territorial a través de los estudios geodésicos.

 

Ambas premisas sujetan la evolución de la disciplina de conocimientos topográfico-geodésicos, a determinadas tendencias disyuntivas, algunas veces aparentemente incompatibles a falta de un análisis exhaustivo de la historia de la ciencia.

 

Una tendencia, sobreestimando la premisa o contradicción social, conviene en guardar el lineamiento tradicional; una segunda tendencia, por el contrario, sin subestimar la contradicción social, pone en primer plano la premisa o contradicción teórica interna que conduce a la generalización de la Topografía en Geodesia; aun cuando a nuestro parecer, a esta última tendencia le hace falta ahondar en el fundamento lógico-histórico que hace necesario el cambio que involucra el desarrollo de esta ciencia.

 

Por esta razón, conviene apuntar, finalmente, que, en gran medida, la comprensión de ese fundamento teórico-histórico; depende de considerar en su conjunto el desarrollo y relaciones mutuas entre las ciencias, sobre todo de aquellas que se encuentran próximas entre sí en el cuadro de la clasificación de las mismas; ya porque su objeto de estudio es compartido en el análisis de facetas distintas del mismo; ya porque, en consecuencia, tienen en común determinadas bases metodológicas.

 

 

Conclusión.

 

La Geodesia como generalización de la Topografía en ciencia, es pues, una consecuencia lógica del desarrollo de esta disciplina de conocimientos, que responde a una ampliación y profundización simultáneas del saber acerca de una faceta dada de la realidad, en este caso referida a la forma, dimensiones y campo de gravedad de la Tierra, que constituye así, una generalización de todo lugar de la Tierra.

 

Hablamos de una consecuencia lógica de dicha generalización que involucra el desarrollo de la ciencia; en tanto que un análisis de la teoría del desarrollo y subordinación de las ciencias expresada en el cuadro de la clasificación de las mismas, que parcialmente se ha referido, muestra que un aumento en la complejidad del conocimiento, especializa en una ciencia dada, las nuevas realizaciones.

 

Por otra parte, dicha consecuencia lógica de la Geodesia como generalización de la Topografía en ciencia, se finca tanto en el análisis de la premisa general del desarrollo de la ciencia a partir de su contradicción teórica interna, como de la premisa general a partir de sus contradicciones sociales externas.

 

El consiguiente lógico de ambas premisas imprime ciertas tendencias en la evolución necesaria de la ciencia, cuya disyuntiva acertada depende de la solución correcta de las contradicciones que encierra; las cuales habrán de ser comprendidas en su esencia, bajo un análisis minucioso de la historia de la ciencia, la cual va más allá de la secuencia cronológica mera de sus autores, penetrando en las raíces filosóficas de la esencialidad de una disciplina de conocimientos dada, y sus relaciones con el conjunto de las ciencias.


 

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14 enero 2010 4 14 /01 /enero /2010 09:01

Cliché Espacio Geográfico, Revista 2010

La Filosofía y el Método Científico en Geografía. 

 Ponencia al X Congreso Nacional de Geografía, 1985

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri

 

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica de Geografía Teórica 
http://espacio-geografico.over-blog.es/
México, 14 ene 10.

 

 

Comentario Preliminar

 

La ponencia al X Congreso Nacional de Geografía: La Filosofía y el Método Científico en Geografía (Morelia, Mich; marzo, 1985), dada la tesis que sustentaba: la reafirmación de la dialéctica materialista y la crítica al estructuralismo; y con ello una reafirmación de la crítica al Dr. Ángel Bassols Batalla; constituyó ya una gran presión para el sector retrógrada y conservadurista de la geografía institucional o académica en México; y no porque dicho autor lo fuera; ciertamente, aún en el ámbito institucional de por sí progresista en los años sesenta era, incluso, uno de los personajes más progresistas; sino que, por los prejuicios de ese sector conservador, éste salió en su burda defensa con un acto de ejercicio de autoridad, decretando nuestra “proscripción”.  Significó nuestra afortunada “proscripción” de la “ciencia” “oficial institucional”; y, evidentemente, quien perdió, fue la Geografía como ciencia en México.

 

Al Dr. Ángel Bassols no lo volví a ver nunca más, no volví a saber de sus conferencias, y no por una actitud deliberada en ese sentido de nuestra parte.  La ponencia al X Congreso, prácticamente era una exposición más elaborada y más dirigida a su crítica, que la que habíamos hecho un año antes en el “IV Aniversario del Fallecimiento del Dr. Jorge A. Vivó”, toda la parte final en tres páginas, es una reproducción íntegra de una parte de la anterior; de hecho, sin entrecomillar, recoge textos cruciales de la posición estructural-funcionalista de dicho autor (que ahora los referimos mediante notas al pie).

 

No “se defendió”, no respondió a nada, nada aclaró; correctamente “dejó pasar”, y a nuestra vista salió de la escena.  Pero en su defensa, para su infortunio, pues caracterizó más el hecho histórico, saltaron los mediocres espadachines que por todo arte sólo tenían el abuso del poder.

 

En principio, con una actitud positiva, la ponencia fue recibida en el Congreso.  Lo que habíamos venido haciendo por todo ese lustro previo, atraía la atención e interés de un gran auditorio, por lo que no casualmente la “Mesa de Teoría de la Geografía” no sólo fue abierta oficialmente por primera vez en un Congreso, sino más aún, se le dio el Auditorio principal para sesionar.  Empero, en los hechos, ello representó el máximo avance logrado.  Luego del Congreso –y alguna información se nos hizo llegar de que ya desde la detenida lectura misma de la ponencia una vez impresas las Memorias, se nos había declarado en “proscripción”–, se dejó sentir un rechazo sistemático por consigna.

 

Justo en esas fechas se nos negaba la titulación en la Maestría en Geografía (y con ello la continuidad en el Doctorado, que ya cursábamos) con un argumento pueril y reaccionario (que pedía que los fundamentos del marco teórico, la dialéctica materialista, fuese reducido a un comentario a pie de página), de un mediocre pusilánime; un tal Alberto López Santoyo; que se prestó para hacer valer la consigna del “matriarcado”.  Y comenzó el retroceso, que terminó en el estancamiento de la Geografía en México prácticamente por veinte años, durante la década de los noventa y primera década de los años dos mil; esto es, hasta nuestros días; esperando por nuestra parte que esta Revista contribuya –ciertamente en las condiciones muy difíciles de un oscurantismo ya abierto y generalizado– a un nuevo período de avance.

 

*

 

Resumen

 

La filosofía y el método científico en geografía no es ni podría ser, una expresión única.  La Geografía, históricamente dada, responde a una multiplicidad de concepciones filosóficas y formas metodológicas correspondientes a ellas.  Nos proponemos en este trabajo, considerar en forma generalizada la filosofía y el método científico en geografía, en sus dos expresiones de mayor trascendencia en nuestros días: el materialismo dialéctico o marxismo, y una concepción particular de éste, el estructuralismo; que constituye una desviación del método marxista al absolutizar en el análisis de la estructura, y a través del orden finalista del sistema, toda la expresión de la verdadera dialéctica materialista.

 

En forma sintética, diremos que no existe más filosofía científica que el materialismo dialéctico –disculpando la brusquedad del enunciado, obligado por el carácter sintético– y en consecuencia, no existe más método científico general, que el método materialista dialéctico (una demostración amplia de ello puede consultarse en cualquier manual sobre el tema o cualquier historia marxista de filosofía*).  No obstante, pequeñas desviaciones del marxismo, inducen a sutiles teorías del conocimiento idealista, revestidas de científicas al estar imbuidas de categorías marxistas y un lenguaje progresista y revolucionario, y este es precisamente el caso del estructuralismo o estructural-funcionalismo que consideremos en su expresión geográfica.

 

Antes, será necesario establecer primero, qué es la filosofía; después, qué es el método científico; y sólo entonces pasaremos a revisar la expresión de la geografía en las dos formas ya enunciadas.

 

La Filosofía es la ciencia de las leyes más generales y esenciales del ser y del pensar; es decir, de la realidad y el pensamiento (es la ciencia de las leyes más generales y esenciales de las relaciones naturaleza-sociedad, sustratos portadores de los conceptos realidad-pensamiento).

 

El problema fundamental de la filosofía consiste en determinar la primacía, ya de la realidad o del ser sobre el pensar; o bien, ya del pensar, del espíritu, de la idea, sobre la realidad material.  Y según sea la solución que se le de a tal problema, la filosofía se bifurca en dos grandes concepciones del mundo: 1) el materialismo filosófico, que da primacía al ser, a la materia, a la realidad objetiva; sobre el pensar, sobre el espíritu o idea.  Y, 2) el idealismo filosófico, que, por el contrario, da primacía al pensamiento, al espíritu o idea; sobre el ser o naturaleza.  Al problema fundamental de la filosofía, el materialismo ha respondido históricamente, que es la materia, el ser, lo que genera la conciencia, el pensar; por su parte, el idealismo filosófico ha respondido por el contrario, que es el espíritu supremo, la idea, el pensamiento, lo que genera la materia, la realidad.

 

Materialistas han sido: el geógrafo Anaximandro, discípulo del padre del materialismo occidental, Tales de Mileto; Eudemo, el seguidor en el Liceo del aristotelismo físico; Dicearco, el gran sabio Eratóstenes y el no menos notable Hiparco, todos ellos seguidores del epicureismo; Ptolomeo, Shirakatsi, Edrisi, Toscanelli, Mercator, Hettner y Humboldt.

 

Idealistas han sido: los geógrafos, Hecáteo, influido por el eletaismo parmenideano; el discípulo de Platón, Eudoxo; y los socráticos seguidores del aristotelismo ético-antropocentrista, Demetrio de Falera, Polibio y Posidonio; el gran sabio estóico Estrabón; los neoplatónicos y escolastas Al Kendi, lo mismo que Ibn Khaldun e Ibn Rochd; Kant, y Ratzel, por sólo hablar a grandes saltos, de algunos de los más representativos hasta principios de la época contemporánea.

 

Es pues innegable para quien tenga idea de la obra de cada uno de estos pensadores, la expresión de dos grandes geografía en función de las dos concepciones generales del mundo.  Existen, en consecuencia, razones suficientes para examinar las formas de hacer nuestra geografía contemporánea, ahora en función del materialismo dialéctico o marxismo, o del positivismo comtiano, del positivismo de Carnap o del Círculo de Viena, del neokantismo, del empirocriticismo, del pragmatismo, del eclecticismo, del conductismo o del estructural-funcionalismo, etc.

 

Cabe en este punto preguntarse, en consecuencia: ¿y cuál de todas ellas nos proporciona una interpretación más multifacética, más multilateral, que mejor y más profundamente nos refleje las propiedades y esencia de la realidad?  Dada esta pregunta, descartemos de antemano aquellas formas idealistas subjetivas que sostienen que la realidad se crea a partir de nuestros pensamientos; hagamos a un lado aquellas teorías del conocimiento idealistas objetivas que por demás evidentemente han entrado en conflicto con la realidad; el apriorismo neokantiano, el empirocriticismo, el pragmatismo, el conductismo, y la fenomenalismo que subyace en el fondo del positivismo comtiano, que tan profundamente ha influenciado hasta nuestros días, penetrando toda nuestra geografía contemporánea.  Desechémoslas, no sólo porque nos proporcionan una interpretación extremadamente limitada de la realidad, sino incluso, porque en ellas no se establece que el conocer, sea reflejo del ser; es decir, que el conocimiento sea un reflejo de la realidad objetiva; y aboquémonos al propósito de este trabajo: considerar dos concepciones que reconocen la materialidad y desarrollo del mundo independientemente de nuestro pensamiento, y que tal realidad no sólo es cognoscible en tanto reflejo elaborado en el cerebro humano, sino que, como producto de la trasformación de la misma, es posible penetrar en su esencialidad: el materialismo dialéctico, y una desviación de éste y su mezcla con concepciones idealistas, el estructural-funcionalismo, como dos grandes métodos generales del quehacer científico y sus implicaciones en geografía.

 

La geografía con un método materialista dialéctico, a nuestro juicio, está aún por desarrollarse; no tanto porque no haya quien pueda hacerlo, sino porque ello supone, en principio, un análisis marxista de su historia, que no se ha hecho, y en función de ello, una definición sin ambigüedades de su objeto de estudio, que subsecuentemente tampoco se ha hecho; lo que nos permita ubicarla correctamente en el sistema general de las ciencias, lo que a su vez, tampoco se ha hecho**; antes al contrario, los esfuerzos han ido en el sentido de subordinar el sistema general de la ciencias, a la Geografía; y determinar con ello su metodología científica de segundo orden, subordinada al materialismo dialéctico; ya de la esfera de las ciencias naturales, ya de la esfera de la ciencias sociales, o bien una metodología mixta científicamente argumentada y fundamentada, lo que tampoco se ha determinado; siendo esto evidente para quien mínimamente se haya ocupado de los problemas fundamentales, teórico-metodológicos, de la Geografía.

 

Considerar la filosofía y el método científico en la Geografía, es considerar la lógica, la dialéctica o la teoría que está por hacerse.

 

Así, grupos de geógrafos desde el punto de vista no sólo nacional, sino internacional, están desarrollando una geografía con base en la teoría marxista, cayendo en los mismos errores que los geógrafos idealistas que gustan de hablar de múltiples geografías: “activa”, “voluntaria”, “aplicada”, “dinámica”, etc; éstos, incluso en el seno de la Unión Soviética, hablan a su vez de una geografía “más verdadera”, o bien, de la “verdadera geografía”, una geografía “constructiva”.  Estos grupos de geógrafos de un marxismo inconsecuente, no son incluso conscientes de su desviación, y ya niegan su condición de estructuralistas, o bien, caen en el error de absolutizar en el análisis estructural y funcionalista, toda la dialéctica materialista***.

 

En consecuencia, analizar la expresión del estructuralismo en geografía y sus consecuencias, ha de referirse esencialmente a la expresión de un método general de la teoría del conocimiento en geografía, dependiente directamente de una concepción dada del mundo.  Esencialmente se analiza más un problema filosófico de la investigación geográfica, que operativo.

 

Esta teoría metodológica recurre a las más diversas teorías de las más variadas ciencias o especialidades, para interpretar otro hecho definido en el objeto de estudio.  Esto es, se realiza estudios geomorfológicos, climáticos, edafológicos, ecológicos, antropológicos, económicos o sociales, en un marco de referencia espacial, pretendiendo interpretarse con ello una teoría espacial (es decir, propiamente geográfica), revelándose en consecuencia contradicciones teórico-metodológicas en geografía****.

 

Hemos dicho que esta teoría metodológica proviene de una desviación del marxismo, en tanto que una premisa del método materialista dialéctico, es la consideración de la estructura del fenómeno, de tal modo que Marx postuló el análisis estructural, del cual prescindió más adelante en la interpretación de la teoría en cuestión.

 

Sin embargo, el estructuralismo significa una desviación, en tanto que no parte de considerar el análisis estructural como postulado de la investigación pudiendo prescindir más delante de él; por el contrario, hace del análisis estructural la forma absoluta del método dialéctico, sustituyéndose la investigación de la relación causal, por el orden finalista de la estructura del sistema estudiado; lo que encaja muy bien en la teoría actual de la geografía como sistema de ciencias, como ciencia de síntesis o de relación, en donde la investigación causal (siempre en el terreno de otras especialidades), es suplido por el orden finalista de la estructura territorial o regional.  Todo lo cual conduce a la marcada tendencia de la geografía como ciencia que propugna planeaciones regionales (orden finalista), que sean firmemente llevada a cabo para cambiar nuestra situación económico-social*****, convirtiéndose en apología del capitalismo; al grado que Carlos Nelson Coutinho, en su obra, El Estructuralismo y la Miseria de la Razón, llega a decir de éste, que es: “una ideología que generaliza en la teoría aquello que las nuevas formas del capitalismo intentan generalizar en la práctica...”1.

 

Aún más, el mismo autor señala que en el estructuralismo, el ser, la realidad objetiva, se subordina a la gnoseología (la teoría del conocimiento), y en esas condiciones –continua el autor– el estructuralismo tiende a transferir a la propia realidad los límites de su gnoseología”2.

 

El estructuralismo se erige con posterioridad a la Guerra Fría******, como teoría que corresponde al período del “capitalismo de confianza”; a esa etapa en la cual se quiere hacer aparecer al capitalismo como perfectible a través de políticas de planeación, en contra de toda lógica expuesta en el materialismo histórico y economía política marxistas, probadas en la práctica histórico-social misma.

 

Visto pues, que el estructuralismo es una ideología, una concepción del mundo específica y bien determinada, el problema consiste en analizar su expresión y sus implicaciones en Geografía.

 

Así, se define el objeto de estudio de la Geografía de las varias formas siguientes, entre las cuales, esta primera de Emmanuel de Martonne, nos parece sintetiza las demás: “La Geografía es la ciencia del estudio de los fenómenos tanto naturales como sociales considerados en su distribución en la superficie terrestre, de sus causas y relaciones” (Antonio Sánchez Molina); “Ciencia que se ocupa de los fenómenos de la superficie terrestre en su vinculación con el espacio” (Herder; Diccionario de Geografía, Editorial Rioduero); “Ciencia de la naturaleza la población y la economía, consideradas desde el ángulo de su estructura territorial” (Gerásimov, I; et al; El Hombre, Sociedad y Medio Ambiente; Instituto de Geografía, Academia de Ciencias de la URSS), etc; lo que hay de común entre todas ellas, es, finalmente, que la Geografía estudia los fenómenos, su causalidad y relaciones, consideradas en el espacio; espacio sinonimizado como región, estructura territorial, superficie terrestre, etc.

 

La vieja contradicción que reduce a la Geografía a ciencia de relaciones, en tanto que son otras especialidades las verdaderas investigadoras de la causalidad delos fenómenos, es aún sumamente frágil ante un atributo no exclusivo.

 

Sin embargo, invariablemente en toda definición se inserta explícita o implícitamente el concepto de espacio, que le da un contenido de exclusividad a la verdadera investigación geográfica.  La gran diferencia es que no se ha hecho conciencia de ello, y por lo tanto, mucho menos se ha elaborado una teoría del espacio geográfico, ni están definidas y menos aún teorizadas, el conjunto de sus categorías fundamentales; de ahí que sea fácil confundir el verdadero objeto de estudio de la Geografía, o bien, desviado de su fin último: el estudio del espacio geográfico determinado por la espacialidad de los fenómenos, que se ha limitado y desviado al estudio de los fenómenos; no obstante, para salvar la contradicción de interferir en el campo de estudio de otras especialidades, se afirma que el estudio geográfico alcanza su fin último, la investigación del espacio geográfico.

 

En consecuencia, se está interpretando un objeto de estudio determinado (el espacio geográfico), mediante un conjunto de teorías no correspondientes, en tanto pertenecientes a otras esferas del conocimiento (teorías geomorfológicas, ecológicas, económicas o sociales), de ahí que la Geografía quede como una simple disciplina de generalidades, y campo fácil de incursión por los más diversos profesionistas de las más variadas especialidades, capaces de hacer rigurosas investigaciones causales de su fenómeno de estudio correspondiente.

 

El error metodológico que se comete con el estructuralismo en geografía, es semejante al error cometido con la teoría organicista de Spencer de fines del siglo pasado, que pretendía interpretar el fenómeno social, mediante teorías biológicas.  Aquí se pretende interpretar el espacio geográfico mediante la exclusiva investigación causal de los fenómenos y sus teorías correspondientes, cuando el concepto de espacio, supone en principio una categoría física; y filosóficamente, expresa una de las formas de existencia dela materia, cuyas propiedades quedan referidas por las categorías de localización, distribución, límite, extensión, conexión, relación externa, etc; todas ellas, categorías de propiedades espaciales.

 

La valiosa aportación de la teoría metodológica estructuralista a la geografía, consiste más que en un método de investigación, en revelar los puntos sutiles que requieren teorizarse para el desarrollo de la Geografía como ciencia rigurosa.

 

En conclusión, no puede con este breve ensayo, pretender resolverse puntos tan esenciales del quehacer científico en nuestra disciplina de conocimientos.  Pero prácticamente es indiscutible, que enfrentar complejos problemas del desentrañamiento de los secretos de la realidad objetiva, no es la situación esencial de la geografía de nuestro tiempo; la misión principal de nuestro momento histórico, se refiere más al desentrañamiento del fundamento de la teoría del conocimiento geográfico, es decir, a la definición de su objeto de estudio y método, con lógica rigurosamente científica.



 Dinnik, M.A; Historia de la Filosofía; Grijalbo, México, 1968.

** Nosotros no estábamos presumiendo de ser los poseedores de una nueva teoría de la geografía, ni que por lo interpretado por nuestra parte hasta ahí, fuese verdaderamente un análisis marxista.

*** Aún dentro de una pretendida actitud modesta, nos lanzábamos osadamente en un descomunal desafío a la geografía internacional.

**** Y aquí se expresó la esencia del problema, que unificó de un lado a toda la geografía simuladora y conservadora, y del otro, nos quedamos solos “enfrentando al mundo”.

***** Este esencial pasaje estructural-funcionalista: “ciencia que propugna planeaciones regionales, que sean firmemente llevada a cabo para cambiar nuestra situación económico-socia”, es textual del Dr. Bassols en su Geografía Económica de México (Trillas; México, 197; p.); y fue un golpe mortal al intento de desarrollar su pensamiento geoeconómico en México como escuela.

 Nelson Coutinho, Carlos; El Estructuralismo y la Miseria de la Razón; Ediciones Era, Col. Biblioteca Era; México, p.58.

 Ibid. p.61.

****** Se entiende, evidentemente, con posterioridad al inicio, en 1950, de la Guerra Fría.


 
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11 enero 2010 1 11 /01 /enero /2010 09:01

Cliché Espacio Geográfico, Revista 2010 

Breve Ensayo Sobre la Crítica
a la Teoría Metodológica Estructuralista en Geografía.

 Ponencia, VI Aniversario

del Fallecimiento del "Dr.Jorge A. Vivó", 1985.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri

 

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica de Geografía Teórica. 
http://espacio-geografico.over-blog.es/; 
México, 11 ene 10.

 

Comentario Preliminar

 

                              La tesis doctoral en geografía, que ya preparábamos desde 1985, consistía precisamente en la discusión de los métodos de la teoría del conocimiento en geografía, y con este trabajo comenzamos a intentar, luego del análisis crítico al positivismo hecho en nuestra tesis de Licenciatura, la aplicación del análisis crítico filosófico de otros métodos influyentes en nuestra disciplina de conocimientos.

 

No casualmente elegimos el estructuralismo para la nueva crítica: lo habíamos identificado como fundamento gnoseológico en el pensamiento geográfico del Dr. Ángel Bassols Batalla, a su vez, principal figura influyente en la geografía en México en esos años.  Era pues, con todo, el momento de nuestro deslinde.

 

No deja de percibirse en este ensayo, ya por los errores, ya por las anticipaciones de ser un tema aún poco trabajado, y más aún por estar en proceso de construcción el nuevo planteamiento, un conocimiento aún débil y poco fundamentado.

 

Se trata, de paso, un problema seriamente discutido cuando cursábamos la Maestría en Geografía: sobre la posibilidad o no de la libre elección de un método dado de la teoría del conocimiento.  Lo que en nuestra opinión hemos sostenido que no, dado que éstos se constituyen de la natural interpretación del mundo por el sujeto; si bien es cierto que ello tendrá sus ajustes con el conocimiento.

 

La libre elección, por definición una posición ecléctica (de eklein, elegir; y, ego, yo; yo elijo), tendería a ocultar la posición filosófica real, idealista o materialista, y esta es una definición esencial en la teoría del conocimiento.

 

Así, el método estructuralista se hizo muy influyente en México en aquellos intelectuales que querían aparentar posiciones críticas marxistas, siendo que en realidad practicaban con ello un “marxismo vergonzante”, inconfeso explícitamente; que bien se disfrazaba en tanto que el mismo Marx recurrió al análisis estructural.  Sólo que, con la diferencia de que ahí donde Marx lo hacía para destacar las contradicciones dialécticas ente los elementos del sistema; los puramente estructuralistas sólo veían relaciones de dependencia funcional para un orden finalista.  Descubrir este matiz no era fácil, se convertía en una discusión del más alto nivel teórico para defender las verdaderas tesis del marxismo y criticar las limitaciones estructuralistas.  Y aquí, ahora, los elementos estructurales del sistema, encubrían el análisis fenomenista en geografía.

 

Cuando en nuestros primeros años como estudiantes, movidos por la influencia teórica del Dr. Ángel Bassols Batalla, en su formación de origen economista, sin dificultad llegamos a la conclusión de que la Geografía era una “ciencia de la planeación económico-social”.  Pero habiendo llegado a ello, llegamos al reductio ad absurdum; no sólo porque nos decidimos a criticar el arribo de otros especialistas al campo de la geografía entendida equívocamente como ciencia de los fenómenos, lo cual lo justificaba, y aún más, los hacia destacar; sino porque, en una frase de dicho autor en su texto de Geografía Económica de México, comprendimos lo que luego vimos explicado por Carlos Nelson Coutinho: que todo ello era sólo un apuntalamiento del sistema bajo la idea del “capitalismo perfectible”.  La frase es ingenua, pero precisamente en nuestro nivel de discernimiento estudiantil; dice ahí Ángel Bassols: “Para que las cosas cambien, es necesario cambiar la educación”, a lo que sin dificultad nosotros observamos lo opuesto: “Es, más bien, cambiando las cosas, lo que permitirá cambiar la educación”.

 

Nuestro campo intelectual aún era limitado, y no pudimos ver lo que había de fondo, ya en esos años setentas, en ese pasaje de Paul Claval, en donde éste dice: “durante la época de los años sesenta representaban la casi totalidad de los adeptos del Renacimiento”.  Y por “los adeptos del Renacimiento” lo que había que entender, era los partidarios del método científico de la ciencia de la modernidad.  Y, en consecuencia, más oculto aún estaba que tal estructuralismo era una forma más de los partidarios de la Escuela de Frankfurt y su “neomarxismo”, que comenzaba a convertirse en el pilar fundamental del nuevo “paradigma del método científico, de la ciencia de la posmodernidad”*.

 

En este trabajo, por lo demás, el último reducto de la definición fenomenista de la Geografía como “ciencia de relaciones”, también quedó desbaratado, al reflexionar en el papel de ciencias como la Geomorfología, la Climatología, la Edafología o la Ecología; o bien, la Antropología, o la Sociología.

 

*

 

Introducción

 

Siempre pudiera parecer extraño un trabajo con este tema en un evento geográfico; precisamente tanto más extraño, cuanto más lejanas en la historia quedan las palabras del sabio Estrabón, quien inicia su famosa obra en 17 libros: “Geografía”, con las siguientes palabras textuales: “Creemos que también la geografía, que ahora nos proponemos considerar, es propia, no menos que cualquier oto estudio, de la profesión del filósofo”1.

 

Tanto más se engrandece la confusión teórico-metodológica en el seno de la geografía; cuanto más el geógrafo contemporáneo olvida y desconoce el postulado de Estrabón.

 

La importancia fundamental del análisis filosófico del pensamiento geográfico, no es menos que la importancia del conocimiento de su historia; más aún, esto último se reduciría a una mera relación cronológica de autores y su obra sin análisis crítico alguno, que ayudaría en muy poco a resolver sus problemas esenciales.

 

Indagar en la esencia de las formas y contenido del pensamiento geográfico en cada momento de la historia, será del todo imposible sin un análisis filosófico, en tanto que con éste se descubren las leyes más generales y esenciales de las relaciones entre el ser y el pensar; de las relaciones entre el pensamiento y obra de sus autores, y su lugar y momento histórico.

 

Por extraño que pudiera parecer, o por difícil que se haga el desentrañamiento de las ideas filosóficas, si ellas no podremos comprender ni nos formaremos un pensamiento propio acerca de cómo se ha estructurad la Geografía en el devenir de su historia, ni acertaremos en las soluciones lógicas y correctas para el logro de su madurez como ciencia.

 

El presente ensayo, es apenas un trabajo; quizá falto de alternativas concretas ampliamente especificadas; acerca de un candente problema metodológico actual en geografía, cuya crítica revela que aún hay mucho por hacer en la fundamentación lógica de esta disciplina de conocimientos.

 

 

1      El Estructuralismo en la Clasificación Metodológica 
y su Expresión en Geografía.

 

La teoría metodológica estructuralista, no es un método más a que libremente el geógrafo puede optar para realizar sus investigaciones; como no puede optar libremente por el método dialéctico, o positivista, o funcionalista, u organicista, como quien escoge entre utilizar estadísticamente una media aritmética o una ponderada.  Y esto no depende, por cierto, del objeto de estudio.  Quien cree que esto fuese posible, a nuestro juicio, no alcanza a distinguir la lógica de la clasificación de la metodología.

 

Manejar un método estructuralista, dialéctico o positivista, etc; está determinado por una concepción filosófica del mundo, y aún a pesar de que se pretenda no ser “dogmático” asumiendo una posición aparentemente ecléctica, en la práctica, inconscientemente la más de las veces, se está procediendo conforme una determinada concepción del mundo; del materialismo filosófico en el caso del método dialéctico; o del idealismo filosófico en el caso del estructuralismo, en su variante de idealismo objetivo**, o del positivismo en su variante del idealismo subjetivo, por sólo referir estos ejemplos.

 

El estructuralismo  constituye un de los métodos más generales de la teoría del conocimiento, en este caso del idealismo filosófico objetivo, como una desviación del materialismo dialéctico marxista, por lo que puede clasificarse a su vez, de materialista dialéctico inconsecuente.

 

Si este tipo de métodos de la teoría del conocimiento dependen de la concepción del mundo, un nivel inferior de particularización, pasará a depender directamente de la esfera dada de conocimiento.  Se tendrá así una metodología general de las ciencias naturales, otra para las ciencias sociales y otra para las ciencias del pensar.

 

Un nivel más de particularización nos dará metodologías dependientes ya del objeto de estudio de cada una de las ciencias, en una subordinación directa a los niveles superiores de la clasificación de las metodologías.  Se tendrán así los métodos propios de la Física, Química, Biología, Sociología, etc; las cuales, puede decirse así, sufren traslapes con el conjunto de otras ciencias.

 

Finalmente, se puede hablar de métodos singulares compartidos por el común de las ciencias, es por ejemplo, el caso del método estadístico.

 

En consecuencia, analizar la expresión del estructuralismo en Geografía y sus consecuencias, ha de referirse esencialmente a la expresión de un método general de la teoría del conocimiento, dependiente directamente de una concepción dada del mundo.  Esencialmente se analiza más un problema filosófico de la investigación geográfica, que operativo.

 

El aspecto particular de la expresión del estructuralismo en geografía, radica en la distinción de por lo menos dos objetos de estudio, o bien, en el desdoblamiento del mismo en dos formas.

 

Esta teoría metodológica ha venido a reemplazar el método fenomenalista*** del positivismo en esta misma disciplina de conocimientos, por la cual, en esencia, se recurre a las más diversas teorías de las más diversas ciencias o especialidades, para interpretar otro hecho, definido a su vez en el objeto de estudio.  Este es, se realizan estudios geomorfológicos, climáticos, edafológicos, antropológicos, económicos o sociales, en un marco o sistema de referencia espacial, pretendiendo interpretarse con ello una teoría especial (es decir, propiamente geográfica), revelándose en consecuencia, contradicciones teórico-metodológicas en Geografía.

 

Con esto queda expresado sintéticamente el problema que nos ocupa, despojado de todo argumento demostrativo, que es a lo que nos referiremos en los siguientes apartados.

 

 

2  La Teoría Metodológica Estructuralista

 

Hemos dicho que esta teoría proviene de una desviación del método marxita, en tanto que una premisa fundamental del método dialéctico materialista es la consideración de la estructura del fenómeno, de tal modo que Marx postuló el análisis estructural, del cual prescindió más adelante en la interpretación del fenómeno o teoría en cuestión.

 

Sin embargo, el estructuralismo significa una desviación, en tanto que no parte de considerar el análisis estructural como un postulado de la investigación, pudiendo prescindir más delante de él; por el contrario, hace del análisis estructural la forma absoluta del método dialéctico, sustituyendo la investigación de la relación causal, por el orden finalista de la estructura del sistema estudiado; lo que encaja muy bien en la teoría actual de la Geografía como sistema de ciencias, como ciencia de síntesis o relación, en donde la investigación causal (siempre en el terreno de otras especialidades), es suplida por el orden finalista de la estructura territorial.  Todo lo cual conduce a la marcada tendencia en la Geografía, como ciencia de planeación; fin último del análisis estructuralista en Geografía: el orden a que debe estar abocada la estructura del sistema (por ejemplo de un sistema regional); convirtiéndose en apología del capitalismo, al grado de que Carlos Nelson Coutinho, en su obra: “El Estructuralismo y la Miseria de la Razón”, llega a decir de éste, que es: “una ideología que generaliza en la teoría aquello que las nuevas formas del capitalismo intenta generalizar en la práctica...”2.

 

Aún más, el mismo autor señala que en el estructuralismo, la ontología (la teoría del ser), se subordina a la gnoseología (la teoría del conocimiento), y “en estas condiciones –dice el autor–, el estructuralismo tiende a transferir a la propia realidad los límites de su gnoseología”3.

 

Por otra parte, “la moda” del estructuralismo no es casual, como no ha sido casual en su momento histórico correspondiente, el eleatismo, el aristotelismo ético-antropocentrista, el estoicismo, el neoplatonismo, la escolástica, el enciclopedismo o el positivismo.

 

El estructuralismo se erige posteriormente a la Guerra Fría como teoría que corresponde al periodo del “capitalismo de confianza”;  a esta etapa en la cual se quiere hacer aparecer al capitalismo como perfectible, a través de políticas de planeación, en contra de toda lógica expuesta en el materialismo histórico y economía-política marxista, probadas en la práctica histórico-social misma.

 

Esto lo testimonia Paul Claval en su concepto de la nueva geografía: “La nueva geografía ha nacido en una época de intensa fragmentación intelectual y se desarrolla en una atmósfera de agitación social.  A menudo desorienta a quien la aborda debido a la diversidad de sus aspectos y sus orientaciones.  Algunos de quienes la practican invocan el neopositivismo lógico: durante la época de los años sesenta representaban la casi totalidad de los adeptos del Renacimiento.  Actualmente suele estar de moda el reconocimiento de un punto de vista fenomenológico.  En Francia es más corriente inclinarse del lado del estructuralismo”4.

 

De ahí la atención que los geógrafos mexicanos debemos prestar a estos análisis, pues debemos reconocer la fuerte influencia, consciente o no, de las implementaciones teórico-metodológicas desarrolladas precisamente en Francia; aun cuando esta tendencia no es un atributo exclusivo de la expresión de la geografía en Francia, sino incluso en la misma geografía soviética, pues este no es un problema de las capacidades de los geógrafos de un país u otro; la necesidad de prestar una doble atención a estos problemas, radica en que atañe al desarrollo de la Geografía como ciencia.

 

 

3      La Teoría Metodológica Estructuralista en Geografía 
y sus Consecuencias.

 

Visto pues, que el estructuralismo es una ideología, una concepción del mundo específica y bien determinada, el problema consiste en analizar más ampliamente su expresión y sus implicaciones en Geografía.

 

Para ello es fundamental determinar el objeto de estudio de la Geografía, el cual se pretende aprehender mediante tal método general.

 

Así, se define el objeto de estudio de la Geografía de las varias formas siguientes, entre las cuales, esta primera de Emmanuel de Martonne, nos parece sintetiza las demás: “La Geografía es la ciencia del estudio de los fenómenos tanto naturales como sociales considerados en su distribución en la superficie terrestre, de sus causas y relaciones” (Antonio Sánchez Molina); “Ciencia que se ocupa de los fenómenos de la superficie terrestre en su vinculación con el espacio” (Herder; Diccionario de Geografía, Editorial Rioduero); “Ciencia de la naturaleza la población y la economía, consideradas desde el ángulo de su estructura territorial” (Gerásimov, I; et al; El Hombre, Sociedad y Medio Ambiente; Instituto de Geografía, Academia de Ciencias de la URSS), etc; lo que hay de común entre todas ellas, es, finalmente, que la Geografía estudia los fenómenos, su causalidad y relaciones, consideradas en el espacio; espacio sinonimizado como región, estructura territorial, superficie terrestre, etc.

 

La vieja contradicción que reduce a la Geografía a ciencia de relaciones, en tanto que son otras especialidades las verdaderas investigadoras de la causalidad delos fenómenos, es aún sumamente frágil ante un atributo no exclusivo (piénsese en la Geomorfología, la Ecología, la Antropología, la Sociología), por más carácter antropocéntrico que se le quiera dar.

 

Sin embargo, en toda definición se inserta explícita o implícitamente el concepto de espacio (entendido como ese espacio de la superficie terrestre), que le da un contenido de exclusividad a la verdadera investigación geográfica.  La diferencia es que no se ha hecho conciencia de ello, y por lo tanto, mucho menos se ha elaborado una teoría del espacio geográfico, ni están definidas y menos aún teorizadas, el conjunto de sus categorías fundamentales; de ahí que sea fácil confundir el verdadero objeto de estudio de la Geografía, o bien, desviado de su fin último.

 

Esta situación tiene como consecuencia el que, siendo el fin último el estudio del espacio geográfico determinado por la espacialidad de los fenómenos, el estudio geográfico se limita y desvía al estudio de los fenómenos (en el sentido de su investigación causal); no obstante, para salvar la contradicción de interferir en el campo de estudio de otras especialidades, se afirma que el estudio o investigación geográfica analiza su fin último: la investigación del espacio geográfico.

 

En consecuencia, se está interpretando un objeto de estudio determinado (el espacio geográfico), mediante un conjunto de teorías no correspondientes, en tanto pertenecientes a otras esferas del conocimiento (teorías geomorfológicas, ecológicas, económicas o sociales), de ahí que la Geografía quede como una simple disciplina de generalidades, y campo fácil de incursión por los más diversos profesionistas de las más variadas especialidades, capaces de hacer rigurosas investigaciones causales de su fenómeno de estudio correspondiente.

 

El error metodológico que se comete con el estructuralismo en geografía, es semejante al error cometido con la teoría organicista de Spencer de fines del siglo pasado, que pretendía interpretar el fenómeno social, mediante teorías biológicas.  Aquí se pretende interpretar el espacio geográfico mediante la exclusiva investigación causal de los fenómenos y sus teorías correspondientes, cuando el concepto de espacio, supone en principio una categoría física; y filosóficamente, expresa una de las formas de existencia dela materia, cuyas propiedades quedan referidas por las categorías de localización, distribución, límite, extensión, conexión, relación externa, etc; todas ellas, categorías de propiedades espaciales.

 

La valiosa aportación de la teoría metodológica estructuralista a la geografía, consiste más que en un método de investigación, en revelar los puntos sutiles que requieren teorizarse para el desarrollo de la Geografía como ciencia rigurosa.

 

 

Conclusión.

 

No puede, con este breve ensayo, pretender resolverse puntos tan esenciales del quehacer científico en nuestra disciplina de conocimientos.  Pero es prácticamente indiscutible, que enfrentar complejos problemas del desentrañamiento de los secretos de la realidad objetiva, no es la situación esencial de la geografía de nuestro tiempo; la misión principal de nuestro momento histórico, se refiere más al desentrañamiento del fundamento de la teoría del conocimiento geográfico, es decir, a la definición de su objeto de estudio y método, con lógica rigurosamente científica.

 

La teoría metodológica estructuralista, como ideología o concepción del mundo, y como sutil teoría que se reviste de rigurosamente científica al pretender ser la expresión de la dialéctica materialista más general, constituye un mayor peligro para el desarrollo de la Geografía como ciencia, que su actual y aún predominante influencia del positivismo.  Sin embargo, a su vez, es notable cómo, mediante su crítica, se está más cerca de resolver una teoría de la geografía científicamente fundada.

 

La existencia cada vez más frecuente de trabajos como éste, mediante los cuales nuestra disciplina adquiere conocimiento de su propia estructura y de su desarrollo lógico, testimonia su madurez.



*    “Posmodernismo”, concepto que en aquel entonces menospreciamos, tomándolo como una asunto de mero snobismo.

1    Estrabón; Geografía, Prolegómenos; Editorial Aguilar; Madrid, 1980; p.5.

** Sin duda, aquí hay un error.  El idealismo objetivo es la metafísica, y no se puede identificar al estructuralismo con ésta.  Esto deviene de la dificultad misma de ubicar al estructuralismo, que en tanto se atiene al análisis de las contradicciones, es parte de la metodología dialéctico materialista; pero en tanto se limita al análisis de los elementos del sistema con miras a un orden funcionalista, se cae en idealismo subjetivo.

***El concepto correcto es “fenomenologista”.

   Nelson Coutinho, Carlos; El Estructuralismo y la Miseria de la Razón; Ediciones Era; México, 1973; p.58.

   Ibid. p.61.

   Calval, Paul; Evolución de la Geografía Humana; Oikos-Tau; Barcelona, 1974.


 
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8 enero 2010 5 08 /01 /enero /2010 09:00

Cliché Espacio Geográfico, Revista 2010

Fundamento de la Teoría 
del Conocimiento Geográfico.
Ponencia, IX Congreso Nacional de Geografía,
México, 1983.*

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri**

 

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica de Geografía Teórica. 
http://espcio-geografico.over-blog.es/; 
México, 7 ene 2010,

 

Comentario Preliminar

 

Nuestro planteamiento de tesis en la primera ponencia que presentamos en el I Simposium de Enseñanza de la Geografía en México (mayo, 1982), quedó bastante diluido en la explicación de la didáctica explicada ahí; luego entonces, “no pasó nada”.  El problema teórico en Geografía se disparó, justo con esta ponencia presentada al IX Congreso Nacional de Geografía (Guadalajara, Jal; febrero, 1983), en la cual se sintetizaba nuestra tesis de Licenciatura en Geografía; elaborada entre 1979 y 1981, pero que, por lo desconcertante de sus resultados, no nos atrevimos a presentar de inmediato, y retuvimos considerándola una y otra vez, por todo 1982.

 

Es en esta ponencia, en su estructura dada en tres apartados, es en donde con más claridad quedó expuesta la lógica natural de nuestro trabajo dado en la inferencia mediata que ya en otra parte comentábamos, y que en mucho, de manera natural, lleva en ello su fuerza demostrativa:

 

Pero, ciertamente, no fue ese rigor lógico intuitivo, no obstante su fuerza, la causa de la problemática teórica que a partir de ahí quedó abierta, sino –visto con el tiempo–, lo fue una cerrazón oscurantista, de intolerancia a las ideas, por grupos de poder en nuestra comunidad de profesionales de la Geografía.  Aún a ocho años de la caída del socialismo, imprevisibles, y aún inimaginables esos acontecimientos, el que explícitamente nos pronunciáramos por los fundamentos marxistas como jóvenes universitarios recién egresados, nada tenían de extraño, como sí la reacción de los grupos conservadores; y más aún, la complacencia y condescendencia con ello, de quienes, aduciéndose “progresistas”, decían compartir los fundamentos de la dialéctica materialista.

 

Ya el historiador de la ciencia aclarará, si es que algún día esto amerite aclararse, qué fue exactamente lo que ocurrió.  En nuestra interpretación, por una parte hubo esa reacción; pero, a la vez, viéndose empujada y reducida por la fuerza de los argumentos.  De ahí el doble comportamiento: aparentar la apertura, en el desconcierto y empuje de los argumentos, que se dio entre este y el X Congreso Nacional de Geografía (Morelia, Mich; marzo, 1985); y, al mismo tiempo, cancelar toda posible viabilización, ya de las ideas, como de nuestra promoción en la cátedra.

 

Hubo un proceso de ascenso de 1982 a 1985, y un marcado proceso de descenso de 1985 a 1987 en que tuvo lugar el XI Congreso Nacional de Geografía (Ciudad de México, 1987).

 

No nos obstinamos en nada, simplemente hacíamos lo que juzgábamos nos correspondía en legítimo derecho, no sólo legal, sino principalmente moral, y de compromiso con el pensamiento científico; y, sin nadie que nos orientara, simplemente nos dejamos llevar por el curso natural de los acontecimientos.  Y, aún así, la fuerza de lo dicho y de lo hecho fue tal, que aún la reacción de ese conservadurismo oscurantista “ganando”, quedó, histórica –como necesariamente tenía que ser a la vista del que mínimamente conoce algo de las leyes de la historia–, y moralmente, derrotada.  Y ello no es un dicho, treinta años después, lo que necesariamente tenía que ocurrir, ocurrió, la historia misma lo demostró.

 

En este ensayo, que disparó toda la problemática contemporánea de la Geografía, por lo menos en México, y que aún llega a nuestros días, por lo que se discute en este Blog, planteó sin mediación alguna, de manera directa: a) la reconsideración del objeto de estudio de la Geografía; b) la necesidad de la definición de una metodología geográfica específica; y, c) el problema de la clasificación de la Geografía en el cuadro de las ciencias; y todo ello, a partir de establecer una contradicción esencial entre dos planteamientos teóricos históricamente dados de esta ciencia: la geografía espacista, y la geografía fenomenista.  Fue esta una primera interpretación en ese sentido, en función de que fue esta la primera vez que se planteaba una tesis con un marco teórico dialéctico-materialista.

 

Se sometió a crítica, por primera vez, el hacer de nuestra disciplina de conocimientos, desde dentro; esto es, ya no como la crítica que pudiera venir de fuera, desde el que no es especialista en geografía, y por lo tanto “no sabe” de que se trata realmente.  Y en ese entonces, se entenderá, esa crítica se centraba más en la refutación de una geografía no-científica, que en la nueva propuesta de una geografía que sí sería científica.

 

A lo más, al respecto, se establecieron sus bases teóricas, pero con tal consistencia lógica e histórica, y tales implicaciones trascendentales, que quienes se vieron de inmediato afectados en su posición e intereses, pusieron en entredicho todo lo expuesto.  Y entre ellos destacó, preeminentemente, el Dr. Ángel Bassols Batalla.

 

El que esto escribe, tomó la final decisión de hacer los estudios profesionales en Geografía, a partir de haber encontrado, en el año 1974, en la prestigiada e ideológicamente influyente en nosotros, librería del Instituto de Relaciones Culturales México-URSS, la obra: “Geografía para el México de Hoy y Mañana”, de editorial Nuestro Tiempo (México, 1971; ejemplar folio Nº 503), precisamente, del Dr. Ángel Bassols.  Entusiasmados por ello, la primera tarea fue adquirir toda su obra, y así nos hicimos, dificultosamente, ya que para entonces algunos de sus libros ya estaban agotados, tal como “La División Económica Regional de México”, en su primera edición de 1967; que por mucho tiempo nos marcó la pauta teórico-metodológica; o el facsímil del libro “El Estado de México, Panorama Económico”, de 1956; incluyendo en él la dedicatoria manuscrita y rúbrica, al Dr. Jorge A. Vivó, que fungió como manual de laboratorio, pues en lo práctico recorrimos a pie las montañas y valles del mismo, y en lo teórico estudiamos con dicho documento el Estado de México; que junto con el trabajo de “Las Huastecas”, tradujeron esa metodología teórica general, en ejemplos particulares concretos.

 

Impensable, pues, el que un lustro después, por la objetividad en el desarrollo del pensamiento geográfico, formalmente el discípulo hiciera a un lado al maestro, principal figura del pensamiento geográfico fenomenista en México dado su origen de formación como economista, con su doctorado en Geografía.  Antes, en nuestras reflexiones de estudiante, “informalmente”, ya lo habíamos dejado a un lado cuando, estudiando se obra: “Geografía Económica de México” (1976), subrayábamos allí donde decía: “La geografía trata de los más importantes aspectos objetivos...   No analiza problemas hipotéticos..., sino..., acontecimientos y factores reales y concretos...”[1]; y, siguiendo a Engels, no podíamos aceptar la desafortunada frase en que se negaba el valor de la hipótesis.

 

Pero más impensable aún, el que justo quien determinó la decisión en nuestra elección profesional y nos llevó por un tiempo en el camino, era ahora el que nos descalificaba, al verse cuestionado por nuestros propios desarrollos teóricos, como geógrafo rigurosamente científico.

 

Desgraciadamente no recordamos todos los argumentos con que se nos cuestionó (bloqueo mental involuntario), pero nos quedó presente quizá lo esencial: <<Esto quiere decir –asentó finalmente el Dr. Bassols con un cierto dejo de ironía que le caracterizaba–, que ahora todo lo hecho ya no es geografía...>>.  Pero en la ironización, por ligera, imperceptible y tenue que fuese (sic), para ser tal, obligaba, por su naturaleza, a la exageración, a hiperbolizar, a la generalización y absolutización, y en ello mismo iba la falsa premisa para refutarlo.  Aclaramos sin dificultad: todo ello era geografía, pero aún precientífica.  No obstante, a partir de ese momento, ya no valía argumento alguno, sino sólo el dictatum, el magíster dixit.  Y así comenzó –la historia de treinta años lo ha demostrado– una nueva época en la historia de la Geografía en México.

 

Habíamos roto con el pasado, era ahora la negación negada, de la cual nosotros mismos pasábamos a ser su dialéctica afirmación, en otro ciclo del desarrollo de la Geografía.  Pero construir lo nuevo no ha sido fácil; a treinta años de entonces, eso nuevo está, pero tergiversado, retorcido: sí, es el espacio el objeto de estudio, pero <<el espacio humanizado>>, el <<espacio socialmente construido>>.  Agreguémosle la preposición “de”, no cambia el sentido y sí enfatiza la idea: <<el espacio de lo humanizado, el espacio de lo socialmente construido>>.  El espacio ahí, es sólo una alegoría, una forma de expresión; si se suprime dicha palabra no se altera el propósito: <<la Geografía estudia lo humanizado, lo socialmente construido>>, lo que necesariamente ha de ser tanto en el tiempo como en el espacio; y con tal trapacería, se vuelve a una forma del pensamiento geográfico que absolutizado, hace a la acientífica geografía fenomenista.

 

Nosotros, y con un cierto e ineludible costo, hicimos nuestra parte.  Queda a las nuevas generaciones, si no han de ser incultas, indolentes, e ideológicamente conservadoras, dar el siguiente paso, propio a su momento histórico.

 

*

 

Fundamento de la Teoría

del Conocimiento Geográfico

 

 

Resumen

 

En este trabajo se discuten la esencia y consecuencias de los fundamentos teóricos del conocimiento geográfico en cada una de sus dos grandes vertientes de pensamiento, consideradas únicamente en su período histórico moderno y contemporáneo.

 

En el primero de tres apartados, se tratan las consideraciones generales y esenciales de la teoría del conocimiento en la ciencia, en los marcos de la filosofía y su papel determinante en la teoría geográfica.

 

En el segundo apartado, se revisan las características teórico-metodológicas de la escuela o corriente de pensamiento geográfico predominante a lo largo de la historia moderna y contemporánea, de esta disciplina de conocimientos.

 

Finalmente, en su tercer y último apartado, se trata acerca del fundamento teórico del conocimiento geográfico, en los términos de una ciencia rigurosamente dicha, contenida en una de sus dos escuelas de pensamiento geográfico principales.

 

 

1 Concepto, elementos y función de la teoría del conocimiento en la ciencia.

 

La teoría del conocimiento (gnoseología o epistemología), es aquella que se refiere a los procedimientos e intermediaciones metodológicas para la aprehensión de la realidad.

 

El proceso de adquisición del conocimiento de la realidad objetiva contiene dos fundamentos esenciales: la teoría y la práctica, indisolublemente unidas en función de que en el proceso del conocimiento, por práctica, debe entenderse el proceso de transformación de la realidad, el cual contiene necesariamente una teoría, por la cual, a su vez, debe entenderse la metodología determinada por tal proceso.

 

Es así, que una práctica para adquirir un conocimiento científico que no contenga necesariamente una definición teórico-metodológica, es una práctica que no alcanza tal conocimiento de naturaleza científica, quedándose en intención puramente empírica e intuitiva.

 

La teoría del conocimiento en la ciencia desempeña, pues, el papel de definir y estructurar todo un cuerpo teórico-metodológico que haga de la práctica, como transformación de la realidad, un proceso de adquisición del conocimiento en forma lógica, dando lugar al conocimiento científico.

 

Estableciendo esto en la ciencia en general, arrojará la definición y estructura de una metodología afín, es decir, igualmente general y universalizada, la cual puede resumirse como la consistente en: 1) la definición de un objeto de estudio bien determinado; 2) la ubicación de las esferas del conocimiento a las cuales corresponden determinados campos metodológicos en particular; 3) el establecimiento de postulados que den por verdaderos ciertos hechos a partir de los cuales arranca el conocimiento científico; 4) la definición de principios de la teoría de la ciencia; 5) el descubrimiento y establecimiento de leyes, misma que rigen objetivamente los procesos de la realidad; 6) la estructuración de un aparato de categorías fundamentales con las cuales la teoría científica se sistematiza haciéndose coherente y lógica; y 7) en disponer de un carácter teórico-hipotético, es decir, de un motor interno y propio para su desarrollo.

 

Es el problema de la teoría del conocimiento, la ciencia se fundamenta en la filosofía, ya que es en ella que se estructura dicha teoría.

 

Sin embargo, la filosofía misma tiene múltiples manifestaciones conceptuales que determinan diversas expresiones en la teoría del conocimiento.  En general, pueden considerarse dos grandes expresiones de ésta en función de las dos concepciones filosóficas del mundo: la teoría del conocimiento del materialismo filosófico y la teoría del conocimiento del idealismo filosófico.  Ambas se bifurcan en múltiples expresiones particulares del materialismo premarxista con respecto al materialismo dialéctico o marxista, así como en distintas concepciones idealistas.

 

De todas ellas, una es la verdaderamente científica, dado que expresa de manera más multilateral el proceso del conocimiento, y esta es, a nuestro juicio, la teoría del conocimiento o gnoseología materialista dialéctica o marxista, la que parte del reconocimiento del carácter objetivo del mundo exterior al pensamiento; es decir, del reconocimiento de la existencia real del mundo, independientemente de nuestra voluntad y pensamiento, y de que es posible conocerlo penetrando en su esencialidad.

 

La gnoseología de las corrientes del materialismo premarxista, por su parte, adolecía del defecto de ser contemplativa, no comprendiendo el papel decisivo de la actividad del hombre en su práctica transformativa de la realidad.

 

En lo tocante a la teoría del conocimiento en el idealismo filosófico, existen tantas concepciones  como corrientes idealistas se consideren.

 

Entre todas ellas, reviste un particular interés en relación con los criterios manejados en geografía, la concepción filosófico idealista del positivismo, cuya teoría del conocimiento es el fenomenalismo***, el cual considera que únicamente las sensaciones son objeto inmediato del conocer; es decir, por absurdo que pueda parecer, que considera que el mundo es un conjunto de ideas o complejo de sensaciones, lo que se puede entender en dos sentidos: uno, en el cual el mundo se crea a partir de nuestras ideas; o dos, que el mundo es, según nuestras sensaciones particulares: y, en consecuencia, se ha declarado por quienes sustentan esta filosofía, que el objeto de la ciencia se cifra en la descripción pura de los hechos dados por las sensaciones, adquiriendo una forma agnóstica al negar la posibilidad de elucidar tales hechos.

 

Bajo estas dos concepciones generales, el materialismo dialéctico y el positivismo, es que habremos de considerar el fundamento teórico del conocimiento en la geografía científica a construir.

 

 

2      El fundamento teórico del conocimiento

en la geografía moderna y contemporánea.

 

La geografía moderna, ampliamente dicho, comprende una época que va de los trabajos de Toscanelli (1387-1492), y de la publicación de la “Geografía General” de Bernardo Varenio (1622-1650), hasta la publicación del “Cosmos” de Alejandro de Humboldt (editada entre 1845 y 1858), y lo trabajos de Alfred Hettner (1859-1941).  La geografía contemporánea viene a ser toda la posterior a Humboldt, y en esa línea, hasta nuestros días.

 

Las diferencias entre la geografía moderna y la geografía contemporánea no son sólo, obviamente, diferencias de temporalidad, sino esencialmente, diferencias en el perfeccionamiento de los planteamientos teórico-metodológicos para el quehacer práctico, que permite dar predominancia hasta nuestros días, a una determinada escuela de pensamiento geográfico.

 

En nuestro muy particular planteamiento del desarrollo histórico de la Geografía, consideramos la existencia de dos grandes escuelas de pensamiento geográfico a las que hemos denominado: espacial-cartográfica a una, y fenomenológico-historiográfica a otra, predominando en ese orden cada una, en la primera y segunda mitad del período de la geografía moderna; y así como para la escuela espacial-cartográfica no se lograron salvar ciertas limitaciones, como el estudio geográfico del espacio en la noción aristotélica, y aún la representación misma de las deformaciones del relieve de la superficie terrestre; para la escuela fenomenológico-historiográfica, en cambio, la obra de Varenio le daba una sólida base metodológica estructurad en función de la sistemática de las ciencias, de donde se establecía, de manera más lógica, la definición de una forma de objeto de estudio: las relaciones entre los objetos considerados.  Aun cuando el lugar de la Geografía entre las ciencias, se ubicaba por encima de todas, como una ciencia de ciencias; lo que imprimía una diversificación metodológica muy amplia e indefinida prácticamente.

 

Los postulados aceptados, en consecuencia, como únicos válidos en Geografía, nuevamente fueron en el sentido de que todo hecho histórico, era su vez, geográfico, y que la geografía estudia los fenómenos en todos sus ángulos.

 

Se asentaron como principios de la teoría geográfica: la localización y la relación, es decir, el considerar el lugar en que acontece una determinada relación temporal entre los fenómenos; por lo demás, el establecimiento de leyes geográficas, la estructuración de un aparato de categorías fundamentales, y la definición de un carácter teórico-hipotético, no fue definido.

 

La geografía contemporánea, en sus dos grandes bifurcaciones de pensamiento, encontró en Hettner y Chizov principalmente, un nuevo intento de continuidad histórica en lo que se refiere a la escuela espacial-cartográfica, sin que prosperara; y en Humboldt y Ritter, a los herederos del pensamiento fenomenológico-historiográfico.

 

Con los trabajos de estos dos últimos pensadores, el fundamento metodológico de la Geografía en su corriente fenomenológico-historiográfica predominante en nuestros días, se fortalece y amplía en lo referente a los principios, introduciéndose el “principio de causalidad”, y haciéndose pasar por leyes geográficas, las leyes que rigen los fenómenos estudiados particularmente por otras especialidades, bajo el supuesto de que tales ciencias especiales son parte de la Geografía; permaneciendo aún en la indefinición, un sistema de categorías fundamentales y un carácter teórico-hipotético; amén de que en la geografía contemporánea, se han arrastrado contradicciones teórico-metodológicas, como la ambigüedad del objeto de estudio, o el considerar a la Geografía como la suma de la sistemática de las ciencias que la hacen aparecer como ciencia de ciencias en el cuadro de la clasificación de las mismas.

 

Así pues, el fundamento metodológico en parte de la geografía moderna y en toda la geografía contemporánea, está dado exclusivamente por tan sólo una de sus dos escuelas de pensamiento geográfico; precisamente por la que aquí hemos denominado fenomenológico-historiográfica, predominante de fines del Renacimiento a la actualidad.

 

Sin embargo, lo importante es considerar finalmente, la esencia y consecuencias de tal fundamento metodológico en los marcos de la teoría del conocimiento.

 

Una Geografía que toma finalmente por objeto de estudio la relación entre los fenómenos, a manera de que un fenómeno o conjunto de ellos, es la causa de otros fenómenos (por ejemplo, el clima es la causa de la vegetación), no permite conocer nada acerca de estos (es decir, en el ejemplo mencionado, por el clima no se puede saber nada acerca de la vegetación, ni siquiera de la estructura básica de la vida vegetal, mucho menos en lo relativo a las funciones, etc), ya que esta disciplina de conocimientos no dispone ni de los medios, técnicas ni instrumental propio para la investigación causal de todos ellos en su conjunto, como en la práctica actual pretendidamente sucede, quedándose en la descripción pura de los hechos, por más que tal descripción sea una “descripción calificada”, es decir, una descripción científica o explicativa en tanto conocedora dela causalidad del fenómeno; descripción dada por quien no es precisamente el directo investigador de la causalidad interna del fenómeno mismo.

 

Este es pues, el problema esencial en el fundamento teórico-metodológico de la geografía contemporánea, que con ello responde a la teoría del conocimiento fenomenológica del positivismo.

 

Tal limitación e imprecisión al definir así el objeto de estudio de la Geografía, acarrea aspectos oscuros al tratar de ubicarla en el cuadro de la clasificación de las ciencias, para derivar de ello un campo metodológico; y no clasificada estrictamente ni como natural ni como social, sino como una ciencia mixta en que se consideran las dos grandes esferas de conocimientos, cuando más, subordinando los aspectos naturales a los sociales; la geografía, en su concepción fenomenológico-historiográfica en calidad de ciencia mixta, finalmente pasa así, por una variedad de ciencia social, carente de un aparato metodológico propio y definido, de cuya consecuencia se sigue una práctica geográfica precientífica; o sea, puramente empírica e intuitiva, de la cual no se obtienen conocimientos de la naturaleza rigurosamente científicos, sino, a lo más, un saber estadístico, enciclopédico, puramente descriptivo; pretendiendo justificarse –más que demostrarse– como ciencia, supuesto el “principio de causalidad”, pues de tener el carácter realmente de una ciencia rigurosa, no requeriría explicitar tal “principio”, pues toda ciencia es necesariamente causal.

 

 

3 El fundamento teórico del conocimiento

en la geografía científica.

 

Hablar de la geografía científica, no es hablar de una “nueva geografía”, así, en esos términos; por el contrario, es hablar –como dijera un historiador de la ciencia–, de “lo viejo bien olvidado”.

 

La geografía científica –en nuestra muy particular apreciación– es precisamente la geografía concebida en la escuela de pensamiento espacial-cartográfica.  Es la geografía que hemos considerado en el primer período del Renacimiento, de Toscanelli a Mercator; y que desde el lado fenomenológico-historiográfico ha sido llamado simplemente como cartografía, es decir, como una ciencia más que forma parte del saber geográfico.

 

Debe aclararse, que ambas escuelas del pensamiento geográfico, no parten del período renacentista; aquí nos hemos circunscrito a la geografía moderna y contemporánea; pero ambas escuelas conforman las expresiones de la Geografía desde su origen mismo en la antigua Grecia.

 

Esto quiere decir que la Geografía ha desarrollado un contenido científico desde su origen, pero que se ha olvidado, prácticamente desde mediados del siglo XVII, tras la obra de Varenio.

 

Un siglo antes, el último de los geógrafos notables en esa línea, fue Mercator (1512-1594); más popularizado por los geógrafos descriptivistas y enciclopedistas que han reclamado para su saber la verdadera y científica Geografía, como un pensador de una de las “ciencias geográficas”, reconociéndolo tan sólo como “cartógrafo”.

 

Hacia este siglo, son sus contemporáneos Nicolás Copérnico (1473-1543), Giordano Bruno (1548-1600), Galileo Galilei (1504-1642), y Johanes Kepler (1571-1630), quienes inician el asedio a las teorías aristotélico-ptoloméicas.

 

El concepto de espacio aristotélico como un continuo bidimensional es desechado, y los ejes de un sistema de coordenadas tridimensional para el Universo, son desplazadas de su origen en la Tierra, a su origen en el Sol.

 

Hasta entonces, el espacio bidimensional aristotélico era fácilmente representable en un plano.  Hablando en particular del espacio geográfico, éste, considerado como la simple superficie terrestre, era relativamente fácil el representarlo en un mapa o carta geográfica.  Los geógrafos posteriores a Mercator; precisamente los contemporáneos de Newton (1642-1727), quien puso punto final al aristotelismo; tendrían que verse nuevamente con la discusión del concepto de espacio y su representación en un sistema de tres valores.  El espacio geográfico, pasó a ser el espacio adyacente a la superficie terrestre, y no la superficie terrestre misma.

 

Pero la Geografía, en esa escuela de pensamiento espacial-cartográfico, encontró limitaciones insalvables: el concepto de espacio newtoniano como el vacío absoluto, y el estudio y representación de tal espacio, como espacio geográfico.

 

Hasta en tanto no se desarrollaron otras ciencias, principalmente la física y la matemática, esta escuela de pensamiento geográfico permaneció en el olvido por alrededor de tres siglos, suficientes para que varias generaciones de geógrafos formados en el pensamiento fenomenológico-historiográfico, pudieran considerar ajena, e incluso dar por muerta, esa “tendencia cartográfica” en geografía.

 

Sólo en algún escrito de Kant y concretamente en los trabajos de Alfred Hettner y su contemporáneo, el geógrafo y periodista ruso Chizov, se sostuvo el planteamiento dela Geografía como ciencia del estudio del espacio y no de los fenómenos.  Pero el fundamento para sostener tal planteamiento, no se posibilitó sólidamente y en toda su lógica, sino hasta la aparición en 1905, de la Teoría de la Relatividad Generalizada de Albert Einstein, que derribó el obstáculo newtoniano del espacio como el vacío absoluto.

 

Definido el fundamento teórico del conocimiento de la geografía teniendo como objeto de estudio el espacio terrestre adyacente a su superficie, en tanto determinado por ésta, dicha disciplina de conocimientos puede ubicarse en el cuadro de la clasificación de las ciencias, en la esfera de las ciencias naturales, dado que su objeto de estudio se refiere en particular al espacio como atributo físico de la realidad.

 

Lo anterior define perfectamente el campo metodológico de la Geografía, como ciencia que parte de postular que todo hecho geográfico, es un hecho espacial manifestado por sus interacciones físicas externas, cuya descripción se resuelve mediante el formalismo matemático; a partir de lo cual, sus principios, como leyes más generales del saber geográfico referido al espacio y sus propiedades, adquieren una coherencia lógica en el cuerpo teórico-metodológico: el principio de interacción física externa, el principio del orden de coexistencia, el principio de relación universal, y el principio de localización, los cuales ajustan perfectamente como leyes generales de propiedades espaciales.

 

Evidentemente, deja de considerarse la causalidad como un principio, dado que aquí la Geografía tiene definido necesariamente un carácter causal.  Se estudia la causalidad de las propiedades espaciales, las cuales habrán de constituir el objeto de su investigación bajo un aparato bien definido de categorías fundamentales; es decir, de conceptos relativos a propiedades espaciales, tales como la localización, posición, distribución, ubicación, conexión, lugar, etc; que permitan expresar teorías eminentemente geográficas (esto es, en las que no intervienen de manera fundamental, conceptos de otras especialidades para explicar la esencialidad de una teoría geográfica), de donde se derivará el carácter teórico-hipotético y el descubrimiento y establecimiento de leyes que rigen independientemente de nuestra voluntad y pensamiento, la faceta geográfica dela realidad; que, dicho en otros términos, es la faceta espacial de la realidad adyacente a la superficie terrestre.

 

                              Este fundamento teórico del conocimiento geográfico, sobre la base de la posibilidad del conocimiento esencial de la realidad objetiva en su faceta espacial, y en oposición al fundamento teórico del conocimiento que se limita a la descripción pura de los hechos, dando lugar a un saber enciclopédico, habrá de posibilitar la construcción de una Geografía auténticamente científica.


*    Ponencia presentada al IX Congreso Nacional de Geografía, Guadalajara, Jal; México, febrero, 1983; “Memoria IX Congreso Nacional de Geografía”, Tomo II, pp.573-582.  Síntesis de la tesis de Licenciatura en Geografía del mismo autor, sustentada unos días después.

** Departamento de Cartografía; Gerencia de Exploración, Petróleos Mexicanos.  Catedrático Investigador, Universidad Autónoma de Chapingo (UACH).

[1] Bassols Batalla, Ángel; Geografía Económica de México; Trillas; México, 1976; p.22 (subrayados suyos).

*** Más propiamente dicho debió decirse “fenomenología” (trascripción, 2009).


 
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4 enero 2010 1 04 /01 /enero /2010 07:01

Cliché Espacio Geográfico, Revista 2010

La Enseñanza de la Geografía 

como Ciencia del Estudio del Espacio.

 Ponencia, I Simposiumm de Enseñanza

de la Geografía en Mexico, 1982*

Luis Ignacio Hernández Iriberri**

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica de Geografía Teórica; 
http://espacio-geografico.over-blog.es/; 
México, 4 ene 10.

 

Comentario Preliminar

 

                            Esta fue la primera ponencia que presentamos en un foro de discusión de asuntos de la geografía.  Puede decirse que con este trabajo se hacía por primera vez del conocimiento público; o por lo menos en el ámbito de nuestra comunidad de geógrafos en México, un planteamiento distinto en la teoría de la Geografía, por cuanto la definición de su objeto de estudio, y de sus elementos metodológicos, a partir de una interpretación distinta de la historia de esta ciencia.

 

Hasta entonces, la historia de la Geografía se había planteado como la simple y lineal sucesión cronológica de los aportes de sus autores, sin más crítica que referir los hechos, en una metodología muy propia del positivismo, por lo demás, profundamente influyente en el pensar geográfico en México; pero a partir de este ensayo, fundados en un marco teórico dialéctico materialista en cuya metodología es condición necesaria el análisis de las contradicciones (y por supuesto que no del lenguaje, sino lógicas) a partir de una principal; es que por primera vez se planteaba el análisis de la historia de la Geografía a partir de lo que llamamos, sus dos escuelas fundamentales: la geografía de la escuela espacial-cartográfica, y la geografía de la escuela fenomenológico-historiográfica.

 

El uso de esos nombres combinados, pretendía poner en relieve simultáneamente tanto el objeto, como el aspecto esencial del método de estudio.  Hoy nos referimos a una simplemente como la geografía espacista, y a la otra como la geografía fenomenista.  En esta última, desde siempre nos sentimos incómodos con la denominación de “fenomenlógica”; concepto que la asociaba –si bien no equivocadamente, como alguna vez se lo hizo ver el Dr. Carlos Sáenz de la Calzada al profesor, en aquel entonces Coordinador de la Carrera, Lic. Francisco Hernández–, si dando lugar, y en ese sentido concediendo la razón al profesor Francisco Hernández, a la confusión de categorías; por lo que a poco preferimos el término de “fenomenísta” que hoy le aplicamos, cuya morfología quiere decir: “doctrina de, o culto a”, los fenómenos).

 

Habíamos estado tratando de corrobora nuestras ideas en lo práctico, y aprovechamos la condición de autonomía de la Universidad de Chapingo, para aplicar un programa experimental de geografía sobre otras bases: en su esencia, el análisis cartográfico; que si bien en aquel entonces aún muy limitado, arrojó resultados enormemente exitosos en todos sentido (en nuestra formación profesional, en el esfuerzo por hacer que los estudiantes hiciesen un levantamiento cartográfico más propio, “redescubrimos” el procedimiento de construcción de la Proyección Sinusoidal, si bien es cierto que los estudiantes no la aplicaron y prefirieron tomar, no muy propiamente ni por la proyección ni por la escala, la cartografía del INEGI*).  No continuamos desarrollando el proyecto, porque poco después, dada la posibilidad de trabajo profesional en la Gerencia de Exploración de Petróleos Mexicanos, salimos de dicha Universidad.  Esa experiencia es la que se resume en esta ponencia.

 

*

 

Resumen

 

El presente trabajo parte de considerar la existencia de dos grandes escuelas del pensamiento geográfico: aquella para la que la Geografía es una ciencia única que tiene por objeto de estudio el espacio adyacente a la superficie terrestre; y aquella para la que la Geografía es un sistema de ciencias, que tiene por objeto de estudio los fenómenos y sus relaciones en el espacio; sin que hasta hoy haya sido conformada una teoría unificada para ambas.  Con base en esta idea se puso en práctica un programa experimental bajo la consideración de la Geografía como ciencia del estudio del espacio.

 

Con ello se logró obtener no sólo un concepto más científico de la Geografía y de su enseñanza, sino incluso el romper con concepciones filosóficas que imprimían en nuestra ciencia un carácter rígido y formal; desarrollándose entonces como técnica de enseñanza, la investigación, misma en que se expresa el vínculo dialéctico teoría-práctica que da lugar a un proceso de enseñanza-aprendizaje creativo, científico.

 

 

Introducción.

 

El principal problema de la enseñanza de la Geografía, es el problema mismo de la educación en México, como consecuencia de la base filosófica en que se sustenta.

 

El problema de la enseñanza y el aprendizaje es, antes que un problema de carácter pedagógico o didáctico, un problema esencialmente filosófico.

 

Por tal razón es necesario ir a la raíz de las concepciones filosóficas de esta disciplina de conocimientos, ya que el carácter de la Geografía como ciencia, en términos de un saber riguroso, exacto y sistemático, aún no ha sido expuesto en una teoría unificada.

 

En lo importante, toda la época contemporánea de dicha disciplina de conocimientos en cuanto ciencia, ha sido considerada tan sólo como un saber formal, reducido a servir en las universidades e instituciones de enseñanza de grados inferiores, únicamente.

 

Así, resolver el problema de la enseñanza de esta disciplina de conocimientos, implica no sólo esclarecer los planteamientos “epistemológicos” de la filosofía que ha nutrido la teoría educacional contemporánea en México: el positivismo; sino esclarecer también por su parte, el carácter de la Geografía como ciencia; en donde, con respecto a lo primero, antes que postular –con el positivismo– la descripción como fin de la ciencia, es necesario definir el nivel explicativo y causal sujeto a ley en ésta.  Y con respecto a lo segundo, antes que postular una Geografía científica, definir qué clase de ciencia, con qué sistemática y con qué método es precisamente que el estudiante de esta materia de conocimientos, se ha de apropiar de la faceta de la realidad objetiva que dicha ciencia refleja.

 

Así, del esclarecimiento de estos puntos, se discute en el primer apartado (de los dos de este trabajo) el cuestionamiento a los programas actuales de Geografía, en particular a los impartidos en la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH); y en el segundo, se analiza la estructura del programa experimental propuesto como alternativa de reemplazo para el curso “clásico” de “Geografía de México”, y que puesto en práctica proporcionó resultados positivos.

 

 

1  La Enseñanza de la Geografía como Sistema de Ciencias.

 

Una concepción de la Geografía, radica en entender a ésta como un sistema de ciencias referidas al estudio de los objetos y fenómenos que ocurren en la superficie terrestre, tanto en el tiempo como en el espacio, tomados éstos a su vez, como marcos de referencia.

 

Bajo esta concepción es impartida la Geografía no sólo en la Universidad Autónoma de Chapingo en donde ha sido analizada la experiencia que se resume en este trabajo; sino incluso en casi todas las instituciones de enseñanza especializadas o no en esta disciplina.  Tal concepción de la Geografía es, en mucho, afín a los postulados de la teoría del conocimiento fenomenológica del positivismo, que la limita –a pesar de oponerse constantemente a ello–a la descripción pura de los hechos, y que en el intento por salvar tal limitación, se conducida a incursionar en el terreno de las ciencias particulares en sí.

 

Es aquí donde pesa aquella acusación de Heráclito dirigida a Hecáteo, por si saber formal, disperso; en que, según aquella crítica, ciertamente, no se veía la unidad de la naturaleza.  En esta Geografía contemporánea, si bien se reconoce dicha unidad, ésta se entiende positivistamente, de manera mecánica y no dialéctica.  Hasta hoy, sólo la Filosofía como ciencia de las leyes más generales de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento humano, es capaz de proponer la síntesis de la realidad con base en la sistemática de las ciencias; definidas por Engels según la subordinación de las formas de movimiento de la materia, cuyo estudio se ve reflejado por cada una de las mismas, sin tener que incursionar en el terreno propio y en sí de cada una de ellas.

 

Es decir, para la dialéctica, la realidad no es una simple suma de partes coordinadas, como pretende el positivismo, son un todo único de múltiples e infinitas facetas subordinadas según la complejidad de las formas de movimiento de la materia.  De ahí la dificultad para establecer un fundamento teórico y científico en esta concepción geográfica influida por la filosofía de Comte, en donde el sistema de ciencias significa un sistema de partes coordinadas de la realidad y reflejada en ellas; teniendo esta geografía por objeto último de estudio, la “investigación” de las relaciones entre los diversos fenómenos, relaciones mismas que no puede concretarse mas que a describir, o intentar su explicación causal que sólo podrá ser tanto más precisa, cuanto más se ahonde en el terreno particular de aquellas ciencias abocadas al estudio en sí de dichos fenómenos dados.

 

Tal dificultad en el campo de investigación y teoría geográfica, se extiende a la sistemática de exposición de los cursos de Geografía, ya sea en general, regional, o como “Geografía Física”, “Humana”, o “Económica”; y en consecuencia, muy poca redituación práctica vinculada a las esferas productivas puede obtenerse de un saber tan descriptivo en un caso, y tan general en el otro.

 

Dichos cursos donde el contenido se desarrolla bajo la sistemática de las ciencias y como ciencia económica en un marco de referencia espacial, eran, por otra parte, repetitivos con otros cursos como Geología (y Geomorfología) en cuarto grado; Meteorología (y Climatología) en segundo grado; Hidrología, en cuarto grado; Edafología e introducción a la Agronomía en primer grado; Ecología en la materia de Biología, en segundo grado; la esencialidad de los fenómenos históricos en Historia; la esencialidad de los fenómenos económicos en Economía y Sociología, en tercer y segundo grados respectivamente.  Todo lo cual sólo se hacía justificable, si se aceptaba hacer de la ciencia geográfica, una ciencia de introducción a las demás ciencias.

 

Por lo demás, este curso enfrentaba la dificultad de conformarse tan sólo con referir todos esos conocimientos al territorio de México como ejemplificación.  Y por otra parte, dichos cursos de Geografía resultaban de poco interés práctico por sí mismos para el estudiante de agronomía; quien finalmente ve integrado el conocimiento geográfico (en esta concepción de la Geografía), en la serie de cursos que se imparten y en un nivel de explicación causal que finalmente no se alcanza en los cursos de geografía, y no precisamente por la brevedad semestral.

 

En resumen, el curso de Geografía bajo un programa que lo entiende como un sistema de ciencias, descriptivo y como saber general manifiestamente formal, fue sustituido mediante un programa experimental en un grupo académico.

 

La idea central fue la utilidad práctica en la esfera agronómica productiva.  Las bases de sustento de dichas ideas fueron, por un lado, una breve investigación sobre dos concepciones del quehacer científico: el positivismo, del que ya hemos hablado, y una filosofía sustitutiva a éste en el proceso de enseñanza-aprendizaje: el materialismo dialéctico y su planteamiento particular acerca de la teoría del conocimiento científico.

 

Por otro lado, una investigación un poco más extensa acerca del análisis histórico de la Geografía para entender a ésta como ciencia del estudio del espacio (espacio geográfico), con un método y sistemática propias; ya no como ciencia del estudio de los fenómenos de un sistema de ciencias, con la correspondiente diversidad de métodos con el común denominador de la descripción en el espacio.

 

Dicho programa experimental –que comentaremos en extenso en el siguiente apartado– centró su contenido fundamentalmente, en el estudio cartográfico; dada la consideración de la Carta Geográfica no sólo como medio de exposición, sino principalmente como medio de investigación del espacio geográfico reproducido experimentalmente a escala en la Carta.

 

Este curso conlleva el hecho de que, por señalar un ejemplo, los límites geográficos regionales dejen de considerarse como los ríos, las montañas, las depresiones, etc; los cuales, como rasgos de lugar, connotan más bien límites topográficos.  Ahora, en este curso, como límite geográfico regional, debe entenderse la correspondencia biunívoca dada del sistema de coordenadas al objeto o conjunto de objetos de dicha región, en una determinada escala.

 

El estudio de tal correspondencia supuso el estudio de nuevos conceptos en geografía; “nuevos”, sólo por ser viejos conceptos bien olvidados, principalmente físico-geométricos; el estudio de proyecciones cartográficas, escalas, y teorías básicas de coordenadas, así como el análisis de la descripción calificada de los objetos; punto en el cual se satisface el contenido fundamental del curso “clásico”.

 

Si por una parte en todo lo anterior radicó el aspecto “teórico” del curso experimental; y por su lado “práctico”, el mismo se desarrolló  en función de una investigación real y concreta por parte de los estudiantes, en pequeños grupos de trabajo que libremente escogieron el problema de su propio interés; que en la mayoría de los casos siempre resultó de carácter agronómico; a investigar en cuanto a las propiedades de su lugar en el espacio.

 

Puede concluirse que los resultados no fueron ni más ni menos que los esperados, que puede resumirse en el vivo interés despertado en los estudiantes, al ofrecerles un método concreto y propiamente geográfico para entender la realidad, en su inquietud agronómica.

 

Las deficiencias fundamentales que se presentaron en este curso experimental, fueron: 1) el no lograr una clara y suficiente explicación de la indisoluble unidad entre Geografía y Cartógrafa, como la unidad indisoluble que hay entre la ciencia y su método; y 2) quedó siempre una idea vaga de un curso de “Cartografía de México”, que en los siguientes cursos habrá que precisar, primero, como de Geografía específicamente; y segundo, como de Geografía de México en particular.

 

 

2 Programa Experimental para el Curso

de Geografía de México, como Ciencia

del Estudio del Espacio.

 

Como ya se expresó, el programa experimental se basa en la negación del positivismo y de la Geografía como sistema de ciencias; así como en la aplicación de la teoría del conocimiento del materialismo dialéctico, bajo la concepción de la Geografía como ciencia del estudio del espacio.

 

Este programa se dividió en dos grandes apartados, de los cuales el primeo se haría teóricamente innecesario en lo general, suponiendo las elementales bases adquiridas en el estudio previo de esta corriente de concepción de la ciencia geográfica, por lo menos en el nivel medio de la enseñanza; cuestión que no se da.

 

La primera unidad se constituyó básicamente en la discusión del objeto de estudio de la Geografía; es decir, de la interpretación del espacio a partir de un somero análisis histórico-filosófico, y de su conocimiento en función de diversos sistemas de referencia: físico, matemático y geográfico, desarrollando en particular este último, según el paso de las coordenadas cartesianas x,y, a las propiamente geográficas f,l, las cuales nos dan la red de coordenadas a partir de las que se hace posible no sólo la localización rigurosa, sino principalmente la proyección cartográfica científica, y subsiguientemente la determinación escalar.

 

En esta unidad se introdujo al estudiante en nuevas nociones en Geografía de contenido físico y geométrico, en el concepto de espacio y en la trigonometría esférica.  Se buscó que el estudiante viera en el mapa no sólo un medio de información acerca de los lugares y la distribución de las cosas, sino fundamentalmente un medio de investigación haciéndole comprender el conjunto de elementos y propiedades de toda carta geográfica científica, qué significan y para qué sirven; haciéndolo observador de ciertos detalles y la manera de trabajar con ellos, de tal modo que el mapa dejase de servir únicamente como una especie de “directorio gráfico”.  En consecuencia, se analizan las propiedades de las proyecciones cartográficas más importantes, por conocidas, en el orden de su clasificación misma, y las utilidades que representa cada una de ellas.

 

Se discutió la comparación de la carta con la fotografía aérea, la imagen de satélite y sus mosaicos restituidos, para resaltar la no-sustitución de un recurso por otro, sino más bien, su complementación.

 

La escala geográfica fue tratada como algo más que una simple razón de proporcionalidad de distancia y superficies, sino como estudio de las relaciones del espacio continuo y discreto.

 

En la segunda unidad, por su parte, se desplegó el material didáctico correspondiente; sin embargo, no pudiéndose decir por ello que se dejó atrás el problema de su subutilización, misma que quedó evidenciada por otras causas, más bien de tipo infraestructural.

 

Finalmente, en el programa se abordó el estudio de la descripción calificada de los objetos; lo que fue tanto como impartir el curso “clásico” de Geografía General, sin ir tanto a las particularidades, sin extenderse en el análisis del fenómeno, tratando más brevemente con el contenido de su esencia, y refiriéndonos más bien a la calidad, que a la cantidad de los objetos y fenómenos en el espacio y en interacción recíproca.

 

En este nuevo programa se logró salvar la limitación de la descripción al abordarse la explicación causal de las contradicciones internas del espacio; y, en consecuencia, se eludió el incursionar en el terreno de otras especialidades en el estudio causal y sujeto a ley de los fenómenos que estudia; y con los que la geografía entra en relación, tan sólo como objetos cuya descripción calificada nos permite obtener el conocimiento de su existencia en la superficie terrestre y espacio geográfico, y por lo tanto como elemento de integración del que hay que precisas sus características externas, y su localización y distribución exclusivamente.

 

El vínculo dialéctico teórico-práctico del curso, se expresó en el manejo de los conocimientos adquiridos, como elementos de método para la investigación y apropiación de la faceta geográfica en relación con el problema planteado: investigación real y concreta efectuada en los campos agropecuarios experimentales de la Universidad, y comunidades en el área de influencia de Chapingo; lo que les permitió ver la utilidad práctica de la Geografía en función de su método de investigación, llevando así al estudiante en el conocimiento, de lo abstracto a lo concreto; es decir, que la investigación (“práctica” geográfico-agronómica) propia que el estudiante realizó, desarrolló a su vez su capacidad del manejo del método (“teoría” geográfica).

 

Finalmente, la evaluación también fue negada en su sentido positivista, en donde un alumno, es tanto más buen estudiante, cuanto más información demuestra haber acumulado, dada su capacidad memorística puesta a prueba en un cuestionario-examen.  Ahora, por lo contrario, la evaluación se hizo de acuerdo con la capacidad demostrada mediante un trabajo de investigación, de la comprensión y manejo del método geográfico, a aplicar en lo subsiguiente en la investigación y solución a todo planteamiento de problema, que necesariamente implicará un lugar en el espacio.

 

 

Conclusión y Sugerencias.

 

Puede decirse, con seguridad, que la educación en el proceso de enseñanza-aprendizaje escolar, debe despojársele de su actual carácter rígido y formal, rigurosamente ceñido a un programa que impone una determinada secuencia; el programa debe servir únicamente para señalar el orden de conocimientos que el estudiante deberá poseer al finalizar el curso; en su lugar debe cobrar vida y desarrollarse el carácter creativo obligado por el asesoramiento a investigaciones reales y concretas, que en su debido nivel, todo estudiante debe ser capaz de resolver; carácter creativo que debe ser guiado por la solución a problemas reales y concretos; que, por lo demás, demuestre al estudiante la utilidad práctica de los conocimientos adquiridos; y no sólo ello, sino aún más, la aplicación de éstos para la solución de cualquier problema, y en el momento en que le sea dado en su imaginación como conjetura o verdadera hipótesis.

 

Este es el resultado de la solución al problema particular de la enseñanza de la Geografía en la UACH, tratado en sus raíces esenciales filosóficas, y a partir de una definición de la Geografía en cuanto ciencia rigurosa.

 

Por último, cabe hacer una sugerencia más, en cuanto a abrir a las cátedras del Colegio de Geografía de la UNAM, y Facultades de la misma en otros Estados de la República, así como en la Escuela Normal Superior, la escuela de pensamiento geográfico que concibe a esta disciplina como ciencia del estudio del espacio adyacente a la superficie terrestre; con impartición, asimismo, de cátedras sobre historia y metodología de la Geografía, de su “epistemología” o teoría del conocimiento.



* Ponencia al I Simposium Sobre Enseñanza de la Geografía en México, México, 6-8 mayo, 1982.  En “Memorias...; pp.216-226”; Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (SMGE), México, 1982.

** Profesor de Tiempo Completo, Universidad Autónoma de Chapingo (UACH).

* INEGI. Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, que producía la Carta UTM en escala 1:50,000.


 
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