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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
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17 septiembre 2009 4 17 /09 /septiembre /2009 08:14

Espacio Geográfico Natural, Voyager La definición de “Espacio Geográfico”

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica de Geografía Teórica;

http/espacio-geografico.over-blog.es/,

México, 08 oct 09.

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La definición de “Espacio Geográfico”.

 

                                 Y así, llegamos, no al final, sino al inicio.  A partir de aquí –disfrutemos de ser los protagonistas de la historia–, saltaremos de la definición del objeto de estudio de la Geografía entre otros posibles objetos: el “espacio terrestre” –lo que nos llevó prácticamente todo nuestro momento histórico (1975-1995)–, a la definición de su concepto.  Da comienzo, con ello, la elaboración de una Geografía científica.

 

La geografía fenomenista es justo a lo que contribuimos a que quedara superada hace ya prácticamente treinta años, elaborando los fundamentos de una geografía científica única, que no podía ser otra que la que históricamente así lo había sido: la geografía espacista (la geografía del espacio terrestre y su análisis cartográfico).

 

Respondiendo a esa abrumadora pregunta colectiva formulada en mil maneras, que se nos ha hecho llegar, de cuál es la definición de espacio geográfico, debemos decir que, definir algo, dice la Lógica, es exponer sus propiedades más generales y esenciales; y en ese sentido, la definición científica de “espacio geográfico”, sólo puede provenir de una geografía espacista consecuente (y esto no son palabras, sino categorizaciones científicas y filosóficas de la historia de la ciencia); que, por lo tanto, hace abstracción de todo fenómeno natural o social particular (objetos de estudio de otras ciencias), para delimitar a sí misma su propio objeto de estudio.

 

Las propiedades más generales y esenciales de algo, aquello que se ha de definir, están contenidas; y sólo están contenidas; en ello mismo.

 

¿Y qué propiedades son las que contiene el objeto “espacio geográfico”?  Pues, precisamente, en lo esencial, las que antes hemos enunciado en otras respuestas a consultas: distancia, lugar, localización, distribución, límites, extensión, situación, relación, conexión, isomorfismo, anamorfismo, simetría, asimetría, invariancia, continuo, discreto, dimensionalidad, etc; propiedades intrínsecas al objeto, dadas en los hechos.

 

Y esto último tiene una fundamental importancia, pues ello constituye la definición objetiva, la definición dada independientemente de nuestra presencia social o humana, de nuestra voluntad, de nuestros deseos o pensamiento.  Pretender definir algo a partir de las “ideas geniales” del sujeto, da lugar, por ello, a definiciones subjetivas, de suyo, totalmente arbitrarias.

 

En ese sentido, definir científicamente el “espacio geográfico”, ha de implicar partir de la objetividad del “espacio geográfico” mismo; esto es, de las propiedades más generales y esenciales del espacio, en su particularidad geográfica, o terrestre, que nos es dada por su realidad y naturaleza misma; muy independiente de nuestras “geniales ideas”, de nuestros deseos o voluntad.

 

En consecuencia, cuáles son esas propiedades más generales y esenciales del espacio en su determinación terrestre; es decir, no cósmicas, ni cuánticas, ni anfibológicas o metonímicas de ninguna especie.

 

Veremos que no otras, que justo aquellas que nos hablan de él: del carácter dialéctico del continuo y discreto, vacuo y pleno.  La adimensionalidad de un punto, la unidimensionalidad de una línea, la bidimensionalidad de un plano o superficie, la tridimensionalidad de un volumen o sólido; en general, la dimensionalidad; y en ésta, las propiedades de localización (de un punto), o de distribución (de un plano o volumen); del lugar y de la situación, y con ello, de las conexiones y relaciones (pero ¡atención!, de esas conexiones y relaciones físicas externas); del isomorfismo o anamorfismo; y otras propiedades esenciales semejantes.  En suma: ¿dónde está lo ecológico, lo económico o lo social, como propiedades generales y esenciales intrínsecas del espacio?

 

La tesis es el espacio, sus argumentos demostrativos son sus propiedades intrínsecas necesarias; introducir lo causal o accidental –como lo ecológico, lo social o lo humano–, es inducir una suplantación de tesis, en donde los argumentos son otros, inherentes a otras especialidades.

 

Ello, por supuesto, está altamente categorizado –es la implicación de toda definición–, esto es, que cada concepto en dicha definición, implica una vasta fundamentación teórica, misma que tiene que ser explicada; y esa explicación no es otra que, justo, la teoría del espacio geográfico; y con ello, el desarrollo de una Geografía científica (que tras quince años no sólo de estancamiento, sino de retroceso en la tergiversación oscurantista, significa, en consecuencia, tener que reiniciar el desarrollo de la Geografía científica).  Y, por lo tanto, aquí comienza una nueva etapa en el desarrollo de esta ciencia.

 

Conscientes de la secuencia de las etapas y momentos de la historia, disfrutemos, pues, de este nuevo momento histórico en la historia de la ciencia de la Geografía.  Ubicados en México, pareciera un asunto de la Geografía en México, pero puestos en Internet, en la Red Internacional, este asunto va de México al mundo, si bien nuestras referencias son muy locales.  De hecho, seamos protagonistas de la consumación del desarrollo de la Geografía como ciencia moderna.  No fue fácil; por una parte, el concepto de espacio ha sido uno de los más complejos a resolver en la historia del pensamiento humano; pero, por otra parte, lo más difícil ha sido –como ha dicho con absoluta justedad John D. Bernal– desbrozar el camino de las ideas preestablecidas, obcecadas por otros intereses, hasta el oscurantismo.

 

Concluyamos pues, y demos la definición de “espacio geográfico”, con lo cual a su vez, superada toda esa etapa histórica adversa, en nuestra dedicación específica ahora a la investigación de sus propiedades y leyes (más que a la lucha por superar las ideas preestablecidas), iniciemos la rigurosa Geografía científica moderna.  Bienvenidos los geógrafos con la suficiente presencia de ánimo para adentrarse con pasión científica en ello, se irá requiriendo cada vez más, para ser mejores, de un sólido aparato físico-matemático (por ahora nuestra ignorancia en ello podrá ser justificada por la historia).

 

En consecuencia, definir el objeto “espacio geográfico” hecho concepto, queda enunciado como:

 

 

“La dialéctica del estado material de la dimensionalidad continuo-discreta, determinada por la esfera terrestre” (Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri).

 

 

La primera pregunta que ha de surgir de esta definición, es, sin duda: <<¡¡¿y eso, qué es?!!>>.  Es –lo más que podemos decir de momento, ya nos adentraremos nosotros también en ello hasta donde podamos– la definición objetiva construida como reflejo de una faceta de la realidad objetiva.  No excluye a la geografía fenomenista, toda ella está ahí, dada en un proceso de subsunción lógica a la geografía espacista; su actual expresión, pasa a ser exclusivamente una forma divugativa del saber geográfico.

 

No obstante, y concluyamos con esta esencialidad, no se trata ahora de algo totalmente nuevo, exótico, misterioso; no se trata de una Geografía “nueva”, distinta: no es mas que la misma Geografía, pero conceptualmente desarrollada a nuestro tiempo.

 

No se trata de nada raro, distinto, sino de lo mismo, pero sobre otra base conceptual.  Para decirlo de otro modo; hasta principios de los años setenta del siglo XX, todos los esfuerzos del conocimiento geográfico –desde el origen de los tiempos, pero refirámoslo a México desde el siglo XVI– se centraron en la obtención de la Carta Geográfica del territorio.  Ello se consumó aquí en el curso de la década de los setenta en el siglo pasado, con los trabajos del levantamiento cartográfico en la alta escala de 1:50,000, luego completada en la escala 1:250,000, de la Dirección de Geografía del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI, en su origen, como Comisión de Estudios del Territorio Nacional, CETENAL).  Hasta entonces, el concepto de espacio terrestre era ese “algo muy concreto pensado” en su representación: el Mapa, la Carta Geográfica.  En lo básico, concluidos los trabajos que por varios siglos constituyeron el objetivo, a la nueva generación se nos planteó el problema de la continuidad del saber geográfico.  Y de manera natural vino la necesidad de la generalización teórica, para la que varios estudiantes estuvimos a la altura que el momento histórico nos demandaba; y así llegamos en nuestra tesis de Licenciatura, Geografía: Fundamentos de su Teoría del Conocimiento (1983), a la redefinición del objeto de estudio de la misma; no como un objeto de estudio distinto, sino como el mismo, pero desarrollado.  Ya no sería más ni lo que antiguamente desde el siglo XVI se llamaban Relaciones Geográficas, ni lo que en esos años setenta del siglo XX se llamaron Síntesis Geográficas; ya no sería más, tampoco, la Cartografía del territorio por sí misma, sino lo que de ella se obtendría.  Ya no sería más en calidad del objeto de estudio, la representación del espacio, sino el estudio del espacio mismo.

 

Lo que más propiamente debemos llamar Relaciones Geográficas (también fueron conocidas como Maravillas hacia fines de la Edad Media), es parte sustancial, y lo seguirá siendo, del conocimiento geográfico; sin ellas, el mapa es un espacio vacuo.  Lo que llamamos geografía fenomenista, es eso: geografía del levantamiento y estudio de Relaciones Geográficas; donde los fenómenos naturales y sociales seguirán siendo los fenómenos naturales y sociales, pero que desde la teoría del espacio, bien pueden ser entendidos como puntos o conjuntos de puntos en un medio escalar o vectorial.  Pero si el Mapa como tal no es ya el objetivo (no lo es desde hace más de un cuarto de siglo), mucho menos lo es la Relación Geográfica (en el saber geográfico, la Relación Geográfica ha sido sólo un medio, nunca ha sido el fin mas que por equívoco histórico).  Ahora el Mapa es a su vez un medio para un fin mayor: el estudio del espacio terrestre.  Ello es precisamente el resultado del procedimiento lógico conocido como subsunción, lo cual no quiere decir otra cosa, que ese desarrollo positivo histórico, progresivo, lógico, dialéctico y natural, de la Geografía como ciencia.

 

Y cuando hablamos de geógrafos con la suficiente presencia de ánimo, es porque nos referimos precisamente a esos geógrafos que no estarán esperando más la respuesta dada (no sólo porque no debe ser, sino simplemente porque no hay quien la de); sino que asumirán como primer reto, exactamente, investigar, darse a sí mismos la respuesta, eso es la investigación científico-geográfica acerca de qué es eso...; simplemente, porque acerca de eso, al momento, no hay nada más dicho.


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17 septiembre 2009 4 17 /09 /septiembre /2009 08:13

Espacio Geográfico Sector Tridimensional¿Se puede hablar de un “espacio geográfico abierto”?

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica de Geografía Teórica;

http/espacio-geografico.over-blog.es/,

México, 05 oct 09.

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¿Se puede hablar de un “espacio geográfico abierto”?

 

Y así llegamos a esta consulta.  Para mi caso, el autor de estas líneas, que una operación que implique más allá de la “tabla del 2” empieza a ser matemática avanzada, definir matemáticamente esta situación me resulta complejo.  Hay un razonamiento topológico para ello, y hasta donde lo creo entender, me parece que la respuesta (“matemática indemostrada” de mi parte), es que, sí; sí se puede hablar de un espacio geográfico abierto, en tanto ese espacio geográfico se define como un conjunto que es vecindad de todos sus puntos (aun cuando realmente eso habría que demostrarlo).

 

                              Más en lo empírico intuitivo, el espacio geográfico entendido como un sistema, es; apoyándonos en lo dicho en la respuesta a la consulta anterior sobre la tridimensionalidad del espacio; un sistema cerrado (lo que, por otra parte, nos parece, paradójicamente, no se contrapone con que sea por definición matemática, un conjunto abierto).  Ciertamente el asunto no obstante es discutible, no sólo por mi ignorancia, sino por el carácter infinitesimal del campo gravitatorio mismo de la Tierra que pudiera justificar, de algún modo, un sistema abierto.  Pero, en general y para fines prácticos, me inclino por la idea de que, como sistema físico, natural, no se puede hablar de un espacio geográfico abierto, si bien así pudiese responder a la definición matemático topológica.


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17 septiembre 2009 4 17 /09 /septiembre /2009 08:12

Espacio Geográfico Natural, Voyager Espacio Geográfico Tridimensional

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica de Geografía Teórica;

http/espacio-geografico.over-blog.es/,

México, 06 oct 09.


Espacio Geográfico Tridimensional

 

Cuando empezábamos nuestros estudios sobre el concepto y la naturaleza del espacio, elegimos momentáneamente la definición aristotélica de espacio, y definimos al espacio geográfico como la extensión adyacente a la superficie terrestre.

 

Tuvimos que hacerlo así, porque no entendíamos aún cómo penetrar al interior de la Tierra, campo de estudio del geólogo, mediante el concepto de espacio.

 

Pero el concepto aristotélico no soportó mucho, justo por la noción de tridimensionalidad.  El punto de origen de la vectorialidad del espacio tridimensional, difícilmente podía ser otro que el centro mismo de la esfera terrestre.  Cualquier otra determinación de coordenadas aparte de (X0, Y0, Z0), implicaba un espacio particular relativo (x1, y1, z1).  Y sin entenderle mucho al asunto, por simples razones teóricas, tuvimos que definir el espacio geográfico como lo determinado desde el centro mismo de la Tierra (a poco entendimos que era correcto, y ahí empezó nuestro real entendimiento de la naturaleza del espacio: a pesar de ello, nada tenía que ver con los geólogos).

 

Luego el espacio geográfico euclidiano muy concreto real se curva, la geometría euclidiana es insuficiente, y se hace necesario introducir la geometría esférica.  Y cuando con Newton en el siglo XVIII se entiende que la Tierra no es una esfera perfecta, esa geometría se hace insuficiente para entender el espacio geográfico, y aparece la geometría elipsoidal, que representa el análisis en alto grado abstracto del espacio geográfico, no obstante, en esa proporción, algo a su vez muy concreto pensado.

 

Así, la tridimensionalidad del espacio geográfico quedó vinculada a las propiedades físicas mismas de la Tierra, en particular, de su campo de gravedad.  Y las dificultades que teníamos para luego definir los límites de su magnitud tridimensional, quedaron despejadas.  Fue ello lo que nos llevó a afirmar que, en el cuadro de la clasificación de las ciencias, la Geografía era una ciencia natural físico-matemática; no era pues una simple matemática aplicada, sino una físico-matemática aplicada.

 

Ello nos impuso reflexionar sobre el factor Einstein en la definición del espacio geográfico, lo cual resultaba obligado, haciéndose en consecuencia más complejo el concepto y por lo tanto el objeto de estudio mismo: el espacio geográfico, tenía ahora que incluir una coordenada más, para entenderse como el “espacio-tiempo geográfico”.  Y el proceso finalmente tuvo un límite: incluir la velocidad de la luz, era del todo innecesario.  El estudio del espacio geográfico se satisface con la física newtoniana (por lo menos hasta donde lo entendemos, si bien es cierto que hay un delicado punto de linde con la Geofísica, en donde el estudio del espacio geográfico podría irse más allá, rayando por ahora en asuntos casi de ciencia-ficción, de los que en otro momento se pudiera hablar).

 

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17 septiembre 2009 4 17 /09 /septiembre /2009 08:11

Espacio Trigonal Esferoide-Elipsoide Dimensión y Escala

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica

de Geografía Teórica;

http/espacio-geografico.over-blog.es/,

México, 01 oct 09.

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Dimensión y Escala

 

En las respuestas a las consultas ya hemos mencionado ambos conceptos: dimensión y escala.  De este último hemos mencionado brevemente su definición matemática como relación de proporción, sin ameritar más explicación.  Agreguemos brevemente algo acerca de su noción físico-matemática en donde se usa el concepto “escalar”; dice el diccionario de la lengua: “Una magnitud numéricamente definible, y que puede, por tanto, referirse a una escala”; o bien, “En un espacio vectorial definido sobre un cuerpo conmutativo K, cada uno de los elementos de K”.  Ejemplos clásicos de esas magnitudes escalares son: la temperatura, la masa, o el trabajo (magnitudes adireccionales, en relación con escalas).  Pero es por esa segunda definición que lo escalar se vincula más claramente a la física y a las propiedades del espacio; por ella entenderemos que lo escalar es precisamente un atributo del estado continuo; aun cuando en la definición, dialécticamente se refiere a un estado discreto: un “cuerpo K”, por cada uno de sus elementos, lo que lo hace un continumm.  Las magnitudes escalares se distinguen de las vectoriales, en que estas últimas contienen una dirección.

 

Pero ahora nos detendremos en particular en la explicación del concepto complejo de “dimensión”.

 

Dimensión (de di, doble, duplicar, por sinónimo de agregar; y mensurable, de medir), etimológicamente se entiende como la “agregación de medidas”.  Una primera medida, es la adimensional, la medida de la no-medida, dada por el punto.  Si a ella se agrega una medida más, un punto más o tantos como se quiera, se obtiene la línea o unidimensionalidad.  Si a la línea se agrega de manera contigua más líneas, se construye un plano y con él la bidimensionalidad; y si al plano se agregan más planos, se tiene la tridimensionalidad, y así sucesivamente.

 

En consecuencia, la dimensionalidad, dicho de otro modo, es el movimiento del espacio en cuanto a su forma y tamaño, hasta aquí, dicho en términos euclideos y de la topología del espacio (es decir, dicen los matemáticos, de la inalteración de los cuerpos no obstante las transformaciones continuas del espacio).  Pero puede hablarse de la dimensionalidad vectorial del espacio, que, aún euclideo, se refiere ya no a la forma y magnitud del mismo, sino a las relaciones o funciones de éste bajo sus leyes de correspondencia.


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17 septiembre 2009 4 17 /09 /septiembre /2009 08:10

Espacio Geográfico Natural, Voyager Otras formas de decir “Espacio Geográfico”

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica de Geografía Teórica;

http/espacio-geografico.over-blog.es/,

México, 01 oct 09.

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Otras formas de decir “Espacio Geográfico”

 

Otra consulta curiosa, en la misma idea que la anterior, e igualmente válida, necesaria e interesante; tanto más, que justo de ello deviene el comprender otras propiedades del espacio geográfico.

 

Otra forma de decir “espacio geográfico”, la más simple y directa, es decir “espacio terrestre” (en tanto lo geográfico se refiere a lo terrestre).  Como formas incompletas o reducidas de decirlo, también sería como “distancia terrestre”, o “conjunto de localizaciones en el Globo Terráqueo”, “distribución del medio terrestre”, o “extensión del medio terrestre”,  Pero en conceptos análogos a “espacio”, otro arreglo y forma de decirlo sería: “dimensionalidad terrestre”; o en una forma más compleja, ya como “continumm terrestre”, o “continumm telúrico” o como “vacumm terrestre”; el “plenum terráqueo”, o el “vacumm terráqueo”, que se refiere a la consideración de los estados de espacio continuo o discreto.

 

En suma, estúdiese qué es el espacio, así, por sí solo; y de ello brotarán todos esos conceptos y más, que, como decíamos, van dándonos noción de las propiedades del espacio, traducibles a su determinación terráquea.


 

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17 septiembre 2009 4 17 /09 /septiembre /2009 08:09

 Otro concepto para Geografía

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica de Geografía Teórica;

http/espacio-geografico.over-blog.es/,

México, 30 sep 09.

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Otro concepto para Geografía

 

Curiosa consulta; suena a buscar explicaciones si se intentan otros nombres; a que quizá entendamos de qué se trata esta ciencia, si en vez de decirle Geografía, le decimos por algo semejante.  El ejercicio no sólo es válido, sino incluso necesario.  Yendo hacia atrás en la historia, otro concepto de Geografía sería “Descripción de la Tierra”; pero también, yendo hacia delante, pudiéramos decir que otro concepto de lo mismo, es “Dimensionalidad Terráquea del Continumm”, o “Continumm Telúrico”.  En todos los casos nos referiremos a lo mismo: el estudio del espacio terrestre.

 

En ese sentido, el geógrafo en la antigüedad también era conocido como cosmógrafo, pues apoyado en el conocimiento de los astros, empezó a conocer las propiedades del espacio terrestre, entre otras, por ejemplo, la orientación o la latitud, pudiendo describir cada vez de manera más completa y exacta sus formas y propiedades del espacio terrestre; como bien puede ser conocido a su vez, como espacista, dado que en esencia, de eso trata su labor históricamente dada de conocimiento.

 

Pero el problema también puede tener otro ángulo de consideración, en su variante de una especie de angustiante llamada de auxilio: ¡“otro concepto de Geografía”, porque el que tenemos no satisface!.

 

Y entonces, debemos partir del concepto que actualmente se tiene.  Para empezar, creemos que afortunadamente ya no es el viejo concepto positivista martoniano de la <<ciencia de los fenómenos naturales y sociales considerados en la superficie terrestre, de sus causas y relaciones>>, que reducía la Geografía a ciencia de la descripción enciclopédica.

 

Ciertamente dimos un salto cualitativo (si bien, pillado), y ahora hablamos de que la Geografía es la ciencia del estudio del espacio terrestre...; ¡pero como esto –justo por ser producto de una pillería– nadie ha sabido hasta ahora qué es!; a ese pensamiento oscurantista, retrógrada (que lo pilló), idealista filosófico, no se le ocurrió otra cosa para salvar la situación, que volver a su mismo cuento y pamplinerías: <<el espacio terrestre, es el medio ecológico humano; un constructo social>>.  Es decir, para esta geografía acientífica, <<“espacio terrestre” es igual a ecología, porque socialmente así se quiere>>.  Pero si el “espacio” es el sistema ecológico, ¿para qué enredar las cosas introduciendo el concepto de “espacio”, cuando es suficiente con el concepto “sistema ecológico”?  Ni para qué discutir más sobre ese absurdo de la Geografía en el concepto de una geografía fenomenista, hace treinta años superado.

 

La tragedia, es que justo ese es el concepto de Geografía que hoy se tiene, y por supuesto, que no satisface a las nuevas generaciones, como para nada nos satisfizo a nosotros en su momento dado en otra versión más antigua.  La diferencia es que ya no hay que luchar por que se entienda y acepte que la Geografía es ciencia del espacio, cosa que en su momento nos tocó a nosotros; y por lo tanto, que el concepto correcto de la Geografía, es en tanto geografía espacista; sino ya reconocido ello, el siguiente salto cualitativo (lo que ahora toca a vosotros, las jóvenes generaciones) ya es menor: ya simplemente es resolver qué se debe entender por estudio del espacio.  Y justo de esto último, es de lo que trata este Sitio.

 

*

 

Nos quedó un espacio para dar respuesta breve a una decena de nuevas consultas seleccionadas, las cuales no estarían consideradas del todo en los artículos que se están instalando.

 

De lo simple a lo complejo, se consulta (no se nos hace la pregunta directa) sobre la “situación o definición del espacio social” y la “definición del grado de intervención en el espacio”.  A quien busca así, debemos explicarle que decir “espacio social”, es una forma muy intelectualizada de decir simplemente “sociedad”; pero si finalmente se le quiere entender de manera geográfica, la definición de un “espacio social”, sería ese espacio cuyos atributos están determinados por el estado de espacio discreto más dinámico de transformación, denominado sociedad.  Determinar “su situación”, depende de su estudio concreto.

 

Luego hay consultas sobre los “componentes del espacio geográfico, y en particular, natural; y las diferencias entre espacio geográfico y espacio natural”.  Sobre los componentes del espacio geográfico en general, de ello hemos estado hablando; y acerca del “espacio geográfico natural” (o propiamente sobre-entendido como “de la naturaleza”), se puede decir lo equivalente a lo antes dicho sobre el “espacio social”: una forma de referirnos –centrado el lenguaje en el fenómeno–, al lugar terrestre de dichos fenómenos naturales o sociales; pero otra forma de referirnos a lo mismo, pero en un lenguaje geográfico espacista (donde el fenómeno como tal no nos interesa), es a los estados de espacio discretos que determinan ciertos atributos de ese lugar de la Tierra.

 

En particular, ahí están contenidos los dos grandes conceptos de Geografía; la geografía fenomenista, que por sí sola, por lo mismo tiene una difícil clasificación en el cuadro de la clasificación de la ciencias; y la geografía espacista, que subsumiendo al fenomenismo, por su esencia se le ubica, en general, como ciencia natural (en tanto el espacio como una propiedad física de la naturaleza), y luego en particular, como ciencia natural físico-matemática.  Su campo de conocimientos es la base de donde derivan las llamadas geociencias: Geofísica, Geoquímica, Geobiología, Geosociología, Geoeconomía, Geopolítica (v. Hernández Iriberri, Luis Ignacio; Geografía: Fundamento de su Teoría del Conocimiento; Tesis, UNAM, 1983).

 

Luego hay una consulta sobre el “conocimiento geográfico en nuestra época”.  Sobre ello estamos tratando aquí, en este Blog, de conjunto y en cada uno de sus detalles (pero es difícil dar una respuesta breve al desconocer algunas situaciones concretas, como, esencialmente hablando aquí ante el mundo –cosa que a cada instante se nos pierde de vista– la situación de la geografía en éste; o, limitándonos al panorama de la Geografía en México, desconociendo el qué tanto, treinta años después de que eso en función de la ciencia ya era inadmisible –más aún en función de lo académico, por la mafia que formaron–, aún el Colegio de Geografía tiene profesores normalistas incursionando en la educación superior, que demanda no sólo de mayor especialización científica, sino de satisfacción no esencialmente a la educación, sino a la producción).

 

Finalmente se consulta sobre la “Geopolítica del 2000 a la actualidad”.  Cuando en los años ochenta trabajábamos, primero en el Departamento de Cartografía y luego en el de Análisis Estadístico de la entonces Gerencia de Exploración de Petróleos Mexicanos, pretendíamos, como mejor ubicación como geógrafos en esa empresa, especializarnos en Paleogeografía (alguna vez contaré aquí lo que logramos hacer); pero muchos años después, precisamente entre 2001 y 2007, como profesor de tiempo completo en la Licenciatura en Relaciones Internacionales una Universidad privada, el vínculo lo vimos justo en la especialización en la Geopolítica (y los materiales producidos entonces, están por instalarse aquí, esperando sólo la autorización de los registros de Derechos de Autor, proceso algo tardado; un nuevo Javier Castañeda que aparezca, pagará ahora no sólo con cargo de conciencia; aun cuando en última instancia eso es lo más costoso).

 

 

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17 septiembre 2009 4 17 /09 /septiembre /2009 08:08

002 2500 ane Tablilla de Ga-Sur Representación del espacio geográfico

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica de Geografía Teórica;

http/espacio-geografico.over-blog.es/,

México, 30 sep 09.

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Representación del espacio geográfico

 

Hemos visto ya en las respuestas anteriores, que aquello que nos permite representar; o sea, volver a presentar; el espacio terrestre, es, en una escala dada y de manera isomórfica, el Globo Terráqueo; e, igualmente, pero con ciertas condiciones de anamorfismo, la Carta Geográfica.

 

El espacio geográfico a escala o relación de proporción 1 : 1, la mayor posible, es el espacio geográfico real mismo.  A una escala cada vez menor (en donde la relación 1 / 1 decrece expresado en forma, por ejemplo, de 1 / 1’000,000, ó 1 : 50,000), vamos obteniendo un espacio geográfico cada vez más generalizado y abstracto, su realidad ya no es la realidad objetiva concreta, sino va siendo cada vez más una realidad objetiva (en tanto reflejo de aquella), abstracta; o, dialécticamente dicho, una realidad objetiva concreta pensada, y, en este caso, representada.

 

Es precisamente este proceso de abstracción lo que nos permite descubrir las propiedades del espació terrestre, determinadas por las cosas, ya entendidas como puntos adimensionales, ya como estados de espacio discretos plenos, ya como fenómenos naturales o sociales.  De los que nos ocupamos, no porque se constituyan en objeto de estudio (cuando cada uno tiene su propio especialista), sino sólo en la medida de que los entendemos ya como estados de espacio, o bien que mediante ellos, es que descubrimos esas propiedades del verdadero objeto de estudio: el espacio.

 

La representación del espacio geográfico, y por lo tanto de su estudio, se enriquece, entonces, no en la medida que suplamos la Carta Geográfica por la imagen de satélite o el muy realista Fotomapa, incluso en sus colores más naturales; sino precisamente en la medida en que el mapa explica las relaciones causales de las propiedades del espacio, mediante un lenguaje gráfico simbólico abstracto (de manera semejante, decíamos en otra parte, a como el matemático lo hace con un lenguaje literal en que nos explica la propiedad espacial de la distancia entre dos puntos, mediante la ecuación: c2 = a2 + b2).  Y cuando ese lenguaje gráfico tiene, además, propiedades métricas, a manera como ocurre con el conjunto de las isolíneas, el estudio de ese espacio adquiere un mayor grado de precisión y rigor científico.

 

                             El mapa o Carta Geográfica es pues, el “laboratorio” de investigación del geógrafo.  Le interesa entender en él, no qué pasa con el fenómeno en sí (de lo cual se ocupa el propio especialista del fenómeno), sino qué pasa con sus propiedades espaciales (lo cual no estudia nadie más, que el geógrafo).

 

Cuando el mapa con toda esa carga de análisis abstracto y métrico es llevado al ámbito automatizado en lo que se conoce como los Sistemas de Información Geográfica (SIG), la capacidad del conocimiento geográfico se acrecenta, ya que mediante ese instrumental el espacio adquiere incluso movimiento simulado en los parámetros de un determinado modelo, siéndonos más fácil la labor de la predicción científica, y todavía más aún, en función de la llamada inteligencia artificial.

 

El asunto en el análisis automatizado no es ver rotar el paisaje de una sección tridimensional de la superficie terrestre en la plenitud de sus detalles realistas cual si fuésemos en un helicóptero.  No es para eso objetivo cuasi concreto real para lo que debemos trabajar con la dimensionalidad de la escala en un simulador automatizado; sino, por lo contrario, de lo que se trata en ello, es de trabajar con la dimensionalidad de la escala con lo objetivo, pero en lo más abstracto (o si se quiere, con lo cuasi concreto real pensado), en los creativos parámetros de un determinado modelo teórico y métrico simulado.


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17 septiembre 2009 4 17 /09 /septiembre /2009 08:07

Instrumental GeográficoGeografía y Tecnología

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica de Geografía Teórica;

http/espacio-geografico.over-blog.es/,

México, 28 sep 09.


Geografía y Tecnología

 

                              El conocimiento científico no llega por “genialidad” de ninguna especie, como resultado de “buenas ideas”; no es producto de la arbitrariedad intuitiva, y mucho menos de “acto de revelación” alguno.  El conocimiento científico es resultado de un trabajo paciente, ordenado y sistemático, por lo tanto, que se apega a un método.  Y en ese trabajo metódico, referido a ciertos protocolos de investigación y en función de la naturaleza del objeto de estudio, nos impondrá y obligará al desarrollo de cierto instrumental específico, propio a la indagación del mismo.

 

                             La tecnología en Geografía no es algo que nos venga dado de otros campos del conocimiento, si bien la afinidad entre las ciencias lo facilita.  Más aún, en su origen, fue la Geografía la proveedora de ese instrumental que contribuyó al desarrollo de otras ciencias, como la Cosmografía y Astronomía, o la Topografía y Geodesia.  Luego el proceso ha sido dialéctico, compartiéndose entre todas ellas el instrumental estudiando las facetas diferentes de una realidad muy próxima en común.

 

                              En la Sociedad Mexicana de Teoría e Historia de la Geografía, quien tendía a especializarse en este tema, fue el compañero Elios Salgado Herrera, de cuyas valiosas contribuciones ya tendremos oportunidad de comentar in extenso, no obstante el escaso material que haya quedado (a reserva de que pudiésemos volver a contactar y continuar aportando).

 

                               Pero, ciertamente, desentrañar este punto, volver a ser conscientes de nuestro propio instrumental, reapropiárnoslo en función de entender claramente la naturaleza de nuestro objeto de estudio, es algo que contribuirá enormemente a nuestra propia identidad profesional (algo irremediablemente perdido en la interpretación fenomenista de la Geografía, en donde todo nos parece venido de todas partes y  donde nada de ello nos es propio).

 

                               Había un ejercicio que solía hacer con los estudiantes de alguna materia de Geografía a fin de que, inductivamente, a partir del caso particular del instrumental, entendieran el caso general de la naturaleza del objeto de estudio de la Geografía.  Y entonces les pedía que me explicaran que dibujo harían para representar cada una de otras ciencias: la Matemática, la Astronomía, la Física, la Química, la Biología; e incluso las ciencias sociales como la Antropología, la Historia, la Economía, la Sociología y la Política.  Bastaba que se recordara las portadas de los libros de texto correspondientes.  Y finalmente les preguntaba qué dibujo harían para representar a la Geografía: invariablemente todos empezaban por enunciar un mapa, un Globo Terráqueo..., pero cuanto más pensaban en el asunto, más se desbordaba su imaginación y empezaban a mencionar las montañas y en general, los paisajes de la Tierra.

 

                              El ejercicio es curioso: 1) no se necesita ser especialista en nada, para saber exactamente de qué trata esa especialidad; 2) y en relación con la Geografía, de inmediato se entiende que lo que la representa, en tanto constituye su objeto de estudio, es aquello que a su vez representa al espacio terrestre; esto es, el mapa, el Globo Terráqueo; aun cuando por influencia de la geografía fenomenista, luego se venga toda una confusión en donde la Geografía acaba siendo todo, y a la vez nada; y así, 3) el geógrafo es un especialista en Geografía, el cual podrá saber de todo, menos acerca de qué trata su propia especialidad; por lo demás, asunto que sí está claro para todos los demás, pero como el especialista en geografía los enreda con sus elucubraciones fenomenistas, finalmente nadie sabe que diablos es eso llamado Geografía.

 

                              Pero quedémonos con el Globo Terráqueo como la representación del espacio geográfico en su conjunto, y con la transformación de su esfera en un plano en alguna Proyección Cartográfica.  Eso es lo que todo el mundo identifica como lo propio al saber geográfico de todos los tiempos.  Luego, por sólo poner este ejemplo, lo que el telescopio es al astrónomo (el instrumento para el conocimiento de los astros en el espacio cósmico); o lo que el microscopio es al biólogo (el conocimiento de lo invisible en tanto lo medible del espacio en micras), la Cata Geográfica o mapa es al geógrafo (el instrumento para el conocimiento del espacio terrestre; y, pudiéramos decir a su vez, siguiendo la analogía –y aquí hay un problema–, por lo tanto, aun cuando equívocamente, de lo que existe o es medible en ese espacio terrestre).  El ejemplo es un tanto difícil, induce un tanto a confusión (pero precisamente en plantearla y ver la diferencia está su virtud), porque si el astrónomo o el biólogo con sus instrumentos estudian no el espacio en sí, sino los objetos que observan en él; el geógrafo, con el mapa como su instrumento de conocimiento, sí estudia las propiedades del espacio como tal, y no los objetos en sí que existen en él, los cuales son sólo un medio para ello.

 

                               De aquí se desprende toda esa dificultad histórica de comprensión del objeto de estudio de la Geografía; pero precisamente, ya del estudio del papel de su instrumental propio (el gnomon, la plomada, el astrolabio, la brújula, etc), devendrá la aclaración.


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17 septiembre 2009 4 17 /09 /septiembre /2009 08:06

Categorías Geográficas y Propiedades-copia-2 El concepto de Metodología Geográfica

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica de Geografía Teórica;

http/espacio-geografico.over-blog.es/,

México, 28 sep 09.


 

El concepto de Metodología Geográfica

 

                             Este es un aspecto muy interesante, me devuelve a esos años intensos de mi vida académica en el Colegio de Geografía, de la Facultad de Filosofía.  Desde un año antes de ingresar a la carrera, cuando ya había decidido ser geógrafo atraído por la diversidad del conocimiento, toda mi atención se centró, justo, en el problema de la metodología del conocimiento geográfico; y ello me ocupó durante todos mis estudios.  La razón es simple: es resolver qué hace un geógrafo, y cómo lo hace; es decir, acerca de qué obtiene un conocimiento nuevo, y cómo lo obtiene.

 

                             La palabra “método”, en griego quiere decir, simplemente, “camino a seguir”, y en este caso, se refiere al “camino científico”; y, en consecuencia, de lo que se trata al preguntarse uno tal cosa, es, sencillamente, de aprender a caminar a la luz del conocimiento acumulado y en la certeza de las leyes objetivas del conocimiento como reflejo de la realidad objetiva.

 

                              La metodología geográfica, pues, no debemos esperarla tampoco producto de “geniales o arbitrarias ideas”; el método, el procedimiento para obtener el conocimiento cierto o verdadero acerca de la realidad objetiva, se desprende del objeto mismo de estudio (esto es, no podemos desentrañar el espacio terrestre en tanto objeto de estudio, con la leyes de la ecología o la sociedad, sino con sus propias categorías y leyes, que en esencia –hemos visto– son físico-matemáticas).

 

                              El método, y su estudio en la metodología, por más que consista en un camino de certidumbre y un conjunto de procedimiento rigurosos, no quiere decir, en lo absoluto, “receta”, una fórmula a seguir mecánicamente, por demás, inamovible.  El método, ciertamente es ese conjunto de procedimientos y rigurosos condicionantes, pero si algo le presupone en la investigación científica, es la creatividad; la creatividad justo con esas herramientas, como la creatividad de cualquier artista con sus propias técnicas rigurosas y sus herramientas especiales: la voz, un instrumento musical, la expresión corporal, la escritura del poema o la novela, la representación teatral, el pincel, el martillo y el cincel, et sig,  El arte, y con ello la técnica y la creatividad en la herramienta metodológica por excelencia del geógrafo, está en la elaboración cartográfica, en tanto la Carta Geográfica es justo esa representación abstracta del espacio terrestre, reflejo objetivo del espacio terrestre concreto (nosotros nos ocupamos mucho de ello cuando estudiantes, en relación con el protocolo de la ciencia en la sistematización del conocimiento; pero a la vez, el compañero José C. Martínez Nava se ocupó a tal punto del asunto, que su tesis de Licenciatura versó específicamente sobre ello, pero, en su caso, en el protocolo del método científico relativo a la metodología de la teoría del conocimiento; sobre lo cual abundaremos más adelante).

 

                               Así, carece de sentido lógico plantearse el problema de la metodología geográfica en la forma de su sistematización del conocimiento, sin antes plantearse el problema más general acerca del método científico, cuyo fundamento es, precisamente, la teoría del conocimiento.

 

                              Aquí tendremos que decir algo que por primera vez vamos a tener que decir; por treinta años lo habíamos omitido por el elemental respeto que debe uno que apenas está en el proceso de formación, hacia sus profesores, cualesquiera que sean.  Bajo la concepción de la “geografía de los profesores” –y ello es un concepto muy concreto que se refiere al papel que los Profesores Normalistas en México desempeñaron en la formación geográfica–; los cuales formados a su vez para la Educación Básica, al incursionar en la Educación Superior (un fenómeno que en México tiene una explicación muy específica), enfatizaron el carácter positivista de la Geografía; es decir, su carácter eminentemente empirista, descriptivista, y enciclopedista (donde la partícula “ista”, significa “doctrina de”, o “culto a”, cada una de esas cosas); esto es, en donde el concepto mismo de la ciencia se reducía a ello, porque el positivismo afirmaba que ello era la ciencia.  Más aún, donde la Geografía se entendía como una ciencia no-exacta, esto es, humanista o social (¿se va entendiendo por dónde anda el discurso de esos geógrafos fenomenistas?), y dado que otra característica fundamental en la definición de ciencia como conocimiento exacto por el positivismo, era su carácter matematicista, de donde, luego entonces, aceptar el contenido matemático en Geografía, sólo podía ser mediante una pretendida “mezcla de ciencias” (¿se entiende por qué se nos identifica por ahí?  No porque lo seamos, sino porque desde su marco teórico gnoseológico ahí se nos quiere poner).

 

                              Esa “geografía de los profesores”; la Geografía destinada a la Educación Básica y que en ese ámbito resultaba fundamental, expuesta de esa manera enciclopédica y divulgativa para la formación culta general de una población que a fines del siglo XIX y principios del siglo XX apenas sabía leer y escribir; al ser llevada al ámbito de la Educación Superior, tuvo por primer fin, la lógica misma del positivismo; pero inmediatamente después, el objetivo era preparar a los futuros geógrafos profesionales en esa misma línea, tal que justificaran a su vez la formación de los educadores; con la agravante de que el Colegio de Geografía de la UNAM, quedó convertido en una especie de “Normal Superior” a otro supuesto nivel.

 

                               Ello, con la lógica del Estado en una filosofía positivista, constituyó en cierto modo una necesidad social hasta fines de los años cincuenta.  Pero parte de la crisis gestada en la siguiente década de los años sesenta, fue también el rechazo que las generaciones de geógrafos no-normalistas de esos años, hicieron a su pretendida formación reducida a docentes (algunos de los cuales, profesionales laborando en distintas dependencias del Estado, tratamos ya como nuestros profesores; y con más delineamiento de lo que en realidad fue esa generación, como compañeros de trabajo, principalmente en la Industria Petrolera).  De viva voz de ellos conocimos los objetivos de la propuesta educativa que demandaban para sí, porque para ellos esa era su necesidad por el ámbito en que laboraban: formarse para satisfacer las necesidades, no de la educación, sino de la producción.  Nosotros fuimos la siguiente generación, y no sólo formamos parte inmediata de la misma necesidad, sino que a ello se sumó, en consecuencia, la necesidad de “reteorizar” el conocimiento geográfico.

 

                              Sin embargo, treinta años después, las nuevas generaciones aún necesitan la respuesta a qué es, primero, no la metodología geográfica, sino el método científico mismo, y luego cómo éste es llevado a través de los postulados, principios, leyes y categorías de la Geografía, al conocimiento de las propiedades de su objeto de estudio, el espacio terrestre.

 

                              Curiosamente, la próxima semana (lunes 28 de septiembre), con estudiantes de Administración de Empresas, inicio un curso titulado “Técnicas para el Proyecto de Investigación”.  Traídos sus apuntes a este Sitio, el mismo no será más nuestra respuesta a la clásica pretensión muy estudiantil, de un cursito más para acumular créditos, sino expuesto aquí, en la Red Internacional, conllevará el compromiso de aportar los elementos fundamentales del método científico (que ya veremos cómo lo resolvemos combinado para la Administración y la metodología de la Geografía).



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17 septiembre 2009 4 17 /09 /septiembre /2009 08:05

1994 Hernández Iriberri, Luis Ignacio; Geografía BásicaLa importancia de los conceptos de Geografía.

"Espacio Geográfico", Revista Electrónica de Geografía Teórica;

http/espacio-geografico.over-blog.es/,

México, 24 sep 09.

 

 

La importancia de la conceptualización de la Geografía

(escrito de la manera en que se nos formuló la pregunta,

pero que bien se entiende como la importancia de conceptuar

la Geografía).

 

La categoría esencial del conocimiento geográfico, es el espacio.  Y el espacio; junto con el tiempo y el movimiento; es una noción vital para todo ser consciente, cuya condición primera de toda condición de su existencia, es saber dónde se está.  O, en otra forma dicho, dónde se localiza; cuál es su lugar; dónde se sitúa o ubica; y ese posicionamiento lo hará, primero, empíricamente por referencia física, considerando sus relaciones y conexiones con el mundo físico que le rodea; y de las regularidades de este, derivará la referencia de su posición con recursos cada vez más abstractos: por orientación sidérea; por orientación magnética; y por orientación geométrica; y cada vez tendrá una noción más clara de dónde se está.

 

Saber dónde se está, es condición fundamental para ganar en la conciencia de sí.  Empezar a saber qué o quién se es, comienza por determinar su lugar en el espacio.

 

Todo eso, con un sentido filosófico de lo primario; pero la importancia en la manera de conceptuar la Geografía desde el punto de vista de lo económico y social, tiene que ver con algo igualmente fundamental: comprender el significado –dicho en su forma contemporánea– de la Geografía como rama de las matemáticas, o de <<la Geografía como matemática aplicada>> (Hernández Iriberri); algo que en el origen de la Geografía moderna, allá por mediados del siglo XVII, se enunciaba como: <<la Geografía como matemática mixta>> (Kekerman-Varenio); lo cual fue interpretado por la geografía fenomenista como: <<la Geografía como mezcla de ciencias>> (Horacio Capel); que si bien literalmente entendido, también así puede interpretarse, en el fondo, esa “mezcla de ciencias” quiere verse como el fundamento de la Geografía entendida como “sistema de ciencias”, justificando su orden fenomenista de <<“ciencia” del estudio de las relaciones entre los fenómenos tanto naturales como sociales>>.

 

La manera de conceptuar a la Geografía como “matemática mixta”, o entendido ello como “rama de la matemática” (denominada Geografía) que vincula el conocimiento matemático al conocimiento del espacio terrestre, tiene una fundamental trascendencia.  Si la matemática en general puede entenderse como “un lenguaje”; resolver una propiedad del espacio tan básica como la distancia entre dos puntos, dicho en el lenguaje llano –y aquí recordamos con aprecio a nuestro maestro, el Dr. Carlos Sáenz de la Calzada, que gustaba de exponer ejemplos semejantes al siguiente– lo expresaríamos como el que ello es una función de la superficie o área contigua a la distancia entre esos dos puntos, como resultado de la suma de las superficies o áreas cuyos lados formen un triángulo rectángulo con la distancia; o, dicho de otro modo, del plano cuadrado subtendido por dicha distancia, igual al valor de la suma de los cuadrados de las superficies o planos determinados por los catetos de la misma; que en el lenguaje matemático altamente abstracto, puede expresarse simplemente con el recurso pitagórico: c2 = a2 + b2, con lo que decimos exactamente lo mismo.

 

Así, en suma, podemos decir –de hecho lo tenemos dicho así desde nuestra tesis de Licenciatura y diversas ponencias a Simposios de Enseñanza de la Geografía y los Congresos Nacionales de Geografía IX a XI, desde principios de los años ochenta del siglo pasado–; que tenemos dos grandes maneras de conceptuar a la Geografía: 1) la de la geografía espacista (la del estudio de las propiedades del espacio, y la cual se expresa en el análisis cartográfico); y 2) la de la geografía fenomenista (la del estudio de las relaciones entre los fenómenos tanto naturales como sociales; la cual se expresa en el informe o historia, y la  estadística).

 

Y mientras la geografía espacista conceptualmente es una y la misma a lo largo de la historia (considerando los avances teóricos y metodológicos en el estudio del espacio); la geografía fenomenista, conceptualmente, ha ido adquiriendo diversas connotaciones: desde “ciencia del ecúmene”, a “ciencia de las relaciones entre los fenómenos”, “ciencia de la percepción”, “ciencia de la planeación geoeconómica regional”, “ciencia de la ecología humana”, “ciencia del espacio como constructo social”, et sig.

 

                              Ello no da lugar a dos geografías distintas, y mucho menos a múltiples geografías; efecto aparente a falta de la aceptación, hasta ahora, de la unidad teórico-metodológica de esta ciencia en la manera geográfico-espacista de conceptuarla.  Hay en todo ello una geografía única, expresándose en distintos niveles de esencialidad científica o divulgativa, o de generalización y abstracción teórica acerca de lo mismo: el estudio del espacio terrestre.


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