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  • : Espacio Geográfico. Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
  • : Espacio Terrestre: objeto de estudio de la Geografía. Bitácora de Geografía Teórica y otros campos de conocimiento del autor. Su objetivo es el conocimiento científico geográfico en el método de la modernidad.
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13 julio 2014 7 13 /07 /julio /2014 22:04
hettner-alrededores-de-zipaquira-90aLa Metodología de Investigación en Geografía Aplicada, Desde…: La Síntesis Geográfica, 1981 (antecedentes).  Investigación, 2012 (6/…).
Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.
Espacio Geográfico, Revista Electrónica
de Geografía Teórica.
13 feb 12.
 
Trataremos aquí de las Síntesis Geográficas producidas a principio de los años ochenta por la Dirección General de Geografía, adscrita a la Secretaría de Programación y Presupuesto, teniendo a la vista la Síntesis Geográfica del Estado de Morelos, 1981.

Aun cuando en la entidad de Morelos se produjo primero el trabajo de la crónica (1966), mencionaremos en primer orden el trabajo de las llamadas “Síntesis Geográficas”, elaboradas por la entonces, Coordinación General del Servicio Nacional de Estadística, Geografía e Informática, en su Dirección General de Geografía del Territorio Nacional.

En la Presentación de la Síntesis Geográfica de Morelos, 1981, firmada por el Presidente de la República Miguel de la Madrid, aun cuando haya sido redactada por alguien aparte, se asienta: “La información que integra este trabajo ha sido tomada en su mayor parte de la cartografía y de la verificación de campo…”[1], y el dato no es para nada irrelevante, así en su tiempo, cuando en la comunidad de geografía apenas se comenzaba a discutir lo teórico, haya pasado totalmente desapercibido.  Y así, correctamente como síntesis, ésta se elabora a partir de cierta información cualitativa dada, por ejemplo, en una Relación Geográfica, de la cual se abstrae y generaliza en un análisis cualitativo una Cartografía Geográfica, a partir de la que, se dice aquí, se produce la síntesis; y con ello la lógica no podrá ser más impecable, y de ahí la importancia teórica, en principio, de tal documento.

Cuando se empieza a leer su Introducción, no se puede pensar sino en una clara influencia del pensamiento marxista, dadas las categorías usadas: “La modalidad que el hombre impone al uso de los recursos naturales están determinados por el medio geográfico natural en la medida en que de él se obtienen, en principio, todas las materias primas para la producción de bienes materiales; y por las condiciones políticas, económicas y sociales, ya que en ellas estableemos la relaciones y formas específicas de producción”[2].  Y ello, en los años setenta es perfectamente comprensible, pues ahí la influencia del marxismo alcanzó su máximo; y venida esta influencia principalmente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviética (URSS), hay que considerar que la Geografía aquí, entonces, era entendida principalmente con fines económicos, en donde, nos dice Pokshishevski en su “Geografía de la Unión Soviética” (1974), “ha adquirido una gran significación aplicada para la planificación, para l solución de problemas prácticos de aprovechamiento de los recursos naturales y para la determinación de la vía del progreso de los distintas zonas del país”[3].

De igual manera se tiene la obra “El Hombre, la Sociedad y el Medio Ambiente” (1976), de un colectivo de autores presidido por I. Guerásimov, en la que se asienta como subtítulo, la caracterización más esencial de su contenido: los “Aspectos geográficos del aprovechamiento de los recursos naturales, y de la conservación del medio ambiente”; y tomando una parte de la cita que inserta Guerásimov en la redacción del Prefacio, tomada por él de “Geografía Soviética, Balance y Problema” (1960), dice: “La misión principal de la Geografía moderna (…), estriba en prestar un servicio científico omnilateral a la magna obra de la humanidad en el aprovechamiento multiforme y cada vez más intenso de los recursos naturales…”[4]; todo lo cual venía de la preocupación mundial despertada en esos años acerca del impacto socioeconómico sobre el ambiente natural, manifiesta en la Conferencia Internacional sobre los Recursos de la Biósfera (1968), convocada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

La penetración de esa influencia en México se dio, preeminentemente, en la figura de uno de los principales geógrafos aquí en esa época, el Dr. Ángel Bassols Batalla, quien será muy reiterativo en la idea expuesta en un pasaje que tomamos de su extraordinariamente representativo trabajo de esa época: “Geografía para el México de Hoy y Mañana” (1971)[a]: “La Geografía tiene que prestar una contribución digna par la satisfacción de las necesidades de la humanidad a base de los recursos naturales con que cuenta el mundo, luchando por l conservación y el mejoramiento del medio geográfico”[5].

El autor de este trabajo, en el mismo, da cuenta de las ideas centrales de un conjunto de ponencias presentadas en el Congreso Mundial de 1964, refrendando la idea esencial de atender a los recursos naturales y el medio.
Así, las Síntesis Geográficas producidas por la Dirección de Estadística, Geografía e Informática, no podían ser ajenas a esta influencia, centrándose en “el aprovechamiento de los recursos en las actividades agrícolas, ganaderas y forestales…”[6].
Continuando en una idea metodológica acertada, respecto a la síntesis, se asienta: “En el trabajo, se han usado para referir, cuantificar y sumarizar la información, tres grandes regionalizaciones: 1) la Geoestadística; 2) la División Nacional de Regiones, Cuencas y Subcuencas Hdráulicas (Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, SARH); y, 3) el Sistema de Topoformas”[7].  Es decir, en el sentido de que la síntesis deviene del análisis cartográfico, y, por lo tanto, espacial, representado en las regiones, y de la cuantificación en ello.

El momento teórico-histórico, determinó que tal síntesis quedara realizada, básicamente, en la noción de “uso potencial”: “Al hablar de la posibilidad del aprovechamiento de los recursos en las actividades agrícolas, ganaderas y forestales, se está haciendo mención a lo que ha sido hasta ahora conocido –dentro de los trabajos de la Dirección General de Geografía del Territorio Nacional–, como definición de Uso Potencial de la Tierra; aclarando que, tanto los conceptos que esta definición incluye, como los métodos de trabajo, han sido reorientados y ampliados…”[8]; entendiéndose por “Uso Potencial de la Tierra”: “la capacidad de uso y aptitud de la tierra…, como cualidad que presenta un área del terreno para permitir el establecimiento de un cierto número de tipos alternativos de utilización (agrícola, ganadero o forestal)…, en función de las condiciones ambientales”[9].

Como era de esperar en una síntesis, primero se ofrecen los elementos del análisis; en este caso, en primer lugar, de los sustratos portadores concretos de los recursos naturales (clima, geología, hidrología); y luego del análisis cuantitativo, en este caso, de lo que en el estudio se denomina como “provincias fisiográficas”.


[1]        Síntesis Geográfica de Morelos, Presentación; Secretaría de Programación y Presupuesto; México, 1981 (subrayados nuestros)-
[2]        Ibid. p.1.
[3]        Pokshishevski, V; Geografía de la Unión Soviética; Editorial Progreso, Moscú, 1974; p.6.
[4]        Guerásimov, I; El Hombre, la Sociedad y el Medio Ambiente; Editorial MIR, Moscú, 1976. p.13.
[a]       Summum del pensamiento geográfico, al borde mismo de la reductio ad absurdum; edición de la cual poseemos el ejemplar con folio Nº 0503, y misma por la cual decidí hacerme geógrafo.
[5]        Bassols Batalla, Ángel; Geografía para el México de Hoy Mañana; Editorial Nuestro Tiempo; México, 1971; pp.50-51.
[6]       Síntesis Geográfica de Morelos, Presentación; Secretaría de Programación y Presupuesto; México, 1981; p.1
[7]       Ibid. p.1.
[8]       Ibid. p.2.
[9]       Ibid. p.2.

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13 julio 2014 7 13 /07 /julio /2014 22:04

003 Mapa Original de Anaximandro; Ejes de SimetríaLa Primera Representación del Espacio Geográfico Tridimensional: el Espacio de Simetría Regular de Anaximandro (s.VI ane).  (1/2)

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

14 ene 13.

 

Anaximandro (611-545), filósofo jonio, discípulo de Tales de Mileto.  Los geógrafos lo tomamos como el primer geógrafo de la historia, en tanto que, derivado de su cosmovisión, dio la primera interpretación del espacio geográfico: la semiesfera formada por la bóveda celeste, teniendo como base la superficie terrestre plana y circular.

 

 Modelo-de-la-Cosmovision-de-Anaximandro.jpg

Modelo de la Cosmovisión de Anaximandro (s. VI ane)

[Fuente: Hathway, James A; Historia de los Mapas; Organización Editorial Novaro, Col. Libros de Oro del Saber, 6ª edición; Ilustración: Harry McNaught; México, 1981; p.5]

 

De ello elaboró el primer mapa del mundo, conocido como el Perimetrón: la masa continental euro-asiático-africana que aproximaba sus verdaderas formas, mostrándose completamente por el océano mundial.

 

 003-Mapa-Original-de-Anaximandro--Autor-.JPG

El Perimetrón de Anaximandro (s.VI ane), primer mapa de todo el mundo conocido.

[Fuente: Hernández Iriberri, Luis Ignacio; http://espacio-geografico.over-blog.es/; modificado por el autor del Mapa de Herodoto, con base a los datos de que Anaximandro consideraba el Mar Caspio abierto, y, derivado de su modelo cosmovisivo, la relación de sus ejes de simetría era 1:1]


 

En la historia de la astronomía, lógicamente, se ha puesto más atención a la representación de su cosmovisión, como en la historia de la geografía se ha remitido a su mapa.  Sin embargo, considerada la geografía como ciencia del estudio del espacio terrestre, en tanto este es por su realidad objetiva tridimensional, el rescate histórico del origen de tal noción, se remite necesariamente a la cosmovisión de Anaximandro.

 

Luego, a partir de ahí, en una reinterpretación a la luz de la moderna teoría del espacio, destaca la teoría de éste en el proceso empírico-espontáneo del origen de la Geografía como ciencia del estudio del mismo.  Y, en consecuencia, brevemente eso es lo que a continuación procederemos a hacer.

 

La noción de espacio y su propiedad tridimensional, ciertamente como han dicho los estudiosos de ello, es un hecho de experiencia a lo largo de la historia de la humanidad.  Para Anaximandro, ocupando la Tierra en forma de disco plano el centro del Universo, la representación del espacio geográfico tridimensional corresponde a una semiesfera, y, por lo tanto, de igual radio en sus tres direcciones.

 

  003-Mapa-de-Anaximandro-con-Ejes-de-Simetria.jpg

El Espacio Geográfico tridimensional de Anaximandro definido por sus tres ejes de simetría básicos.

 

Esta condición hace de suyo al espacio geográfico, como un espacio de simetría regular; es decir, en el cual, sus ejes (r1 = r2 = r3 = x) son perpendiculares entre sí, de modo que los ángulos en el vértice central son: a = b = g = 90°.

 

Esos tres ejes, a su vez, subtienden planos diedros (a = b = c), dado que sus aristas son de igual magnitud.

 

003-Mapa-de-Anaximandro-con-Planos-de-Simetria.jpg 

El Espacio Geográfico Tridimenisonal de Anaximandro definido por sus tres planos de simetría regular.

 

Por ambos hechos, ángulos iguales entre sí y planos iguales entre sí, el espacio geográfico tridimensional de Anaximandro se clasifica como un espacio de simetría regular, que es la forma más básica de la clasificación de la simetría del espacio, dados hasta en siete formas posibles de acuerdo a los parámetros básicos expuestos.

 

Una característica adicional, que formalmente omitimos en principio ya que en la teoría geográfica del espacio se define con posterioridad, es su condición euclidea.  Haciendo la reinterpretación, hemos dicho, a la luz de la teoría moderna, el espacio geográfico de Anaximandro, completamente definido, es entonces un espacio tridimensional euclidiano de simetría regular.

 

Tal espacio tiene una particularidad: la condición plan a de la Tierra, pero donde la bóveda celeste se considera como parte de ella.  Bajo ese parámetro, el espacio geográfico de Anaximandro es un espacio absoluto.  Mas, luego de descubierta la esfericidad de la Tierra, se convertirá en un espacio geográfico relativo y sus ejes de simetría quedarán determinados ya no por la magnitud, en este caso indefinida, del radio de la semiesfera, sino por otros criterios.

 

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6 julio 2014 7 06 /07 /julio /2014 22:04

Lo Cuantitativo del Fenómeno, y el Conocimiento de la Esencia Subyacente.  Artículo, 2012.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografíco.over-blog.es/

25 jun 12.

 

Candelero, Caricatura

¿Qué es esto dibujado en cinco líneas?

 

Anaximandro, al describir la Tierra en su Perimetrón, nos daba por primera vez un análisis cualitativo de lo concreto dado a la percepción sensible.  Eratóstenes, cuando ya en su época la Tierra se hipotetizaba esférica, la demostró como tal y determinó la medida de su perímetro, con lo que nos dio un análisis cuantitativo abstracto que explicó ciertas esencialidades de la Tierra, y propiamente del espacio terrestre.

 

Ese ha sido el movimiento inexorable de la historia del pensamiento geográfico, al que ahora agregamos un elemento más: la cantidad de información que se deriva ya de la cualitativa descripción de lo concreto que se queda en el fenómeno, o bien de la cuantitativa explicación de lo abstracto que incide en la esencia subyacente.

 

En la Edad Media, con Cosmas y Jaldún, se volvió a la descripción cualitativa de lo concreto, pero en una nueva etapa del desarrollo en donde de la descripción simple de las cosas, se pasó a la descripción de los fenómenos (Jaldún).  Pero de El Idrisi y Fra Mauro, a Toscanelli y Behaim, para culminar con los trabajos de Colón y Vespucio, se volvió a medir y cuantificar en un proceso teórico abstracto dando las nuevas explicaciones al espacio terrestre.  Y esto se prolongó con gran fertilidad todo el Renacimiento y la Ilustración, en donde los trabajos geodésicos y cartográficos de un alto grado de abstracción en propiedades y conceptos como el elipsoide, la conformalidad o la equivalencia, y la isolínea, en Mercator, Sanson, Bauche y Humboldt, y dieron nuevas explicaciones más allá de lo dado a la percepción sensible.  Pero con el mismo Humboldt y con Ritter, se pasó a una nueva etapa de la descripción cualitativa de lo concreto, que no volvió a superarse en el proceso teórico abstracto, sino hasta Vidal de la Blache, Hettner y Riábchikov, que nuevamente dieron pauta al análisis cuantitativo del espacio terrestre en un nuevo proceso de abstracción y generalización teórica del mismo.

 

Ese proceso llega a la elaboración teórica del portador de la pluma de estas líneas, en la abstracción, generalización y síntesis lógica de los estados de espacio, en la nueva explicación del espacio geográfico o terrestre.  Ese ha sido el movimiento inexorable de la historia del pensamiento geográfico, al que ahora agregamos un elemento más: la cantidad de información que deriva ya de la cualitativa descripción de lo concreto que se queda en el fenómeno, o bien de la cuantitativa explicación de lo abstracto que incide en la esencia subyacente.

 

Al pie de la imagen de portada preguntábamos qué era la imagen; ahora volvemos a preguntar de la siguiente imagen, qué es:

 

 

Candelero

¿Qué es esto?

 

Ahora, partiendo del supuesto de que se han identificado las dos imágenes, la pregunta final es: ¿Cuál imagen aporta mayor cantidad de información?

 

Piénsese.  La fotografía del candelero, y más aún el candelero mismo concreto, físico, real, se reduce a lo dado a la precepción sensible…, de lo cual, prácticamente nada más hay qué agregar.  Su imagen concreta es suficiente para dar su descripción y el conocimiento del objeto.

 

En consecuencia, la caricatura del candelero, y más aún la idea abstracta del candelero mismo, su teorización más allá de la percepción sensible (pero que deriva de ello), resulta ser lo que más aporta información acerca del objeto.  Esa caricatura abstracta nos da, en cinco trazos, la cantidad de lo esencial que explica al objeto.

 

Así, la geografía que se queda en lo cualitativo del fenómeno concreto, está condenada a la descripción pura y escueta sin mayor aporte de información.  La geografía que salta a la cantidad y a la abstracción del fenómeno, salta a la explicación de la esencia, aportando mayor cantidad de información.

 


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6 julio 2014 7 06 /07 /julio /2014 22:02

Mapa-Ideografico--Estrategas-Analizando-un-Plano.jpgLa Metodología de Investigación en Geografía Aplicada, Desde…: Relación de las Cuatro Villas, en Las Relaciones Geográficas del Siglo XVI.  Investigación, 2012 (5/…).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

06 feb 12

 

Como antecedente para nuestro estudio se ha obligado la consideración de todos estos documentos, pero sus aportes nos han sido nulos, no sólo en su parte de la descripción concreta, como en el caso de las Relaciones Geográficas del Siglo XVI, sino en su parte de los mapas (pinturas), que en algunos casos acompañaban a la Relación.

 

Pero desde las Relaciones Geográficas del siglo XVIII, todo el siglo XIX fue un vacío de informes, y sólo hacia fines del siglo XX, en el último tercio, se retoma, primero oficialmente por parte del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en las Síntesis Geográficas (1981), para cada una de las entidades federativas, y luego mediante el ejercicio de la crónica regional, la posibilidad de rehacer la Relación Geográfica como base del estudio geográfico, y a la primera de las cuales nos referiremos en un próximo artículo.

 

Acerca de las Relaciones Geográficas, resta hacer un último comentario.  La mayoría de las Relaciones Geográficas del Siglo XVI, iban acompañadas de una “pintura” hecha por los nativos; ésta no era otra cosa que un “mapa ideográfico”.

 

El “mapa ideográfico”, como puede verse en el ejemplo inserto, del fragmento del “mapa ideográfico de Tepoztlán”, es, en el proceso intelectivo de la elaboración cartográfica, un primer paso en el desarrollo de la abstracción de la realidad o representación concreta: la combinación simbólica de la aproximación de lo concreto real, con una idea abstracta de ella.  Y esta representación cartográfica, imponía un ángulo de observación del terreno.

 

Los “mapas ideográficos”, a semejanza de los mapas árabes medievales llamados “Itineraria Picta”, no son representaciones en una “vista perpendicular” del terreno, sino son representaciones en una “vista oblicua”, de modo que, por ello, puede verse “la fachada” de los edificios más representativos de los lugares.  Por ello, a su vez, y siendo lo que esencialmente les caracteriza, se combina con una ausencia total de controles o referenciación geométrica, tanto en forma de coordenadas, como de escala u orientación.  Así, los “mapas ideográficos” de las Relaciones Geográficas del Siglo XVI, en una descripción gráfica dada de la localización y distribución de las cosas sólo por referencia física, antes que considerarse –como cabría esperar del procedimiento lógico, y tal como ya lo apuntaba José Antonio de Alzate y Ramírez en 1772– como un resultado de la descripción narrativa, son sólo un apoyo a ella.; pero, precisamente, esa parte de la Relación Geográfica, que ya adelanta el propósito teórico geográfico de la misma*.

 

Finalmente, hemos de decir, que dichos “mapas ideográficos”, no son representativos de los posibles avances en los conocimientos cartográficos mesoamericanos, pues tales “mapas ideográficos” fueron elaborados por gente común, y no la gente de conocimientos de aquella sociedad.

 



*        El error de la “geografía fenomenista”, fue quedarse en la idea de que la Carta Geográfica, es sólo apoyo a la descripción narrativa, siendo esto lo importante o esencial.  Para el planteamiento “geográfico espacista”, ese asunto es, primero, exactamente al revés; y segundo, algo a llevar más allá que la pura descripción.

 



 

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29 junio 2014 7 29 /06 /junio /2014 22:04

Esfrágida TriclínicaLa Analogía: Primer paso en el Conocimiento Científico.  Artículo, 2012.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

18 jun 12.

 

Cuando pequeños infantes de menos de diez años de edad, se nos regaló un estuche de Química de “Juegos Mi Alegría”; comenzamos a experimentar poniendo unos gramos de sales en un pequeño plato de vidrio y mezclándolas con agua, observándolo por el lapso de varios días.  Nos convertimos, de pronto, en hacedores de regulares estados de espacio discretos.  Nunca hubiéramos podido imaginar que medio siglo después, estaríamos reflexionando  profesionalmente en el espacio en que estamos inmersos y en su diversidad cualitativa, justo, por analogía, a partir de aquellos mismos experimentos.

 

La analogía está en que ciertos segmentos del espacio terrestre, parecen tener la estructura de un cristal.  Y esta observación, ciertamente, no es nuestra, sino del mismo Eratóstenes en el siglo III ane, quien, a esta estructura objetivamente dada del espacio terrestre, les llamó, tanto plintias, piezas fundamentales o unidades morfológicas del espacio terrestre, como esfrágidas, o sea, “gemas”, entendibles ya sea como “joyas de la naturaleza”, en la idea de esos transparentes cristales de invariables ángulos, aristas y caras de refulgentes colores; o bien, sencillamente, ya como una estructura cristalina.

 

Una esfrágida (o sfrágida), o unidad morfológica del espacio terrestre (el segmento de una de las llamadas “zonas climáticas”), tiene la propiedad de ser homogénea, es decir, de tener las mismas propiedades en toda ella, ya de manera uniforme o bien en una variación isotrópica continua.  La esfrágida es una formación objetivamente dada, y en su estructura tridimensional, presenta siempre elementos estructurales como caras, aristas y vértices propios, o elementos naturales morfológicos, quedando determinada por su distribución física y el conjunto de estados de espacio.

 

En esos elementos morfológicos se distinguen la simetría como un operador interno que establece la relación de equivalencia entre ellos, con sus componentes dados como ejes, planos y puntos centrales de simetría.

 

Hay un par de leyes geométricas universales de las formas tridimensionales, estas son: 1) la ley de la “ley de la … de los ángulos diedros”, y 2) la “ley de equivalencia “, misma que se establece en <<la relación de los elementos morfológicos (caras, aristas y vértices) del espacio dado, respecto su estructura de simetría (ejes, planos y puntos centrales de simetría)>>; es decir, una ley que establece la relación entre las caras de la esfrágida (una o más), y, ya un centro de simetría, o un eje, un plano, o una arista, determinando por esto, el prisma de una zona.

 

En función de ello se establece un grado de simetría, por el conjunto de los elementos tridimensionales morfológicos coexistentes en un espacio dado, por su estructura de simetría.

 

Así, las propiedades fundamentales del espacio geográfico son. 1) la homogeneidad o heterogeneidad; 2) la isotropía o anisotropía; y 3) la simetría o asimetría, los distintos grados dialécticos entre ellas; de donde se puede tener desde un monoespacio, plenista homogéneo, isotrópico y simétrico; a un poliespacio, plenista heterogéneo, anisotrópico y asimétrico.

 

En 1981 afirmamos, finalmente, que el objeto de estudio de la Geografía era el espacio terrestre.  Recién en 2012, reflexionando sobre las categorías de síntesis y de abstracción y generalización en el método científico de la modernidad, descubrimos el proceso histórico, prácticamente ya en el siglo XX, por el que las categorías de “espacio” y “fenómeno”, atravesaron en su abstracción y generalización penetrando profundo en la esencia de ese espacio terrestre, y más aún, entendimos, por ello, la unidad del espacio dado en su misma diversidad, formada ésta por los componentes de los estados de espacio.

 

Siguiendo unos conceptos a otros, vimos en las estados de espacio a aquellos cristales que, a nuestra vista, se formaban en nuestros primeros experimentos de química d la infancia.  Surgió así la analogía, y este artículo lo hemos redactado trasladando “término a término” la teoría general de la cristalografía a las condiciones y categorías del espacio geográfico; y como puede verse sin dificultad, nada hay que impida tomar a lo uno por lo otro, y la diferencia en ello es sólo el grado de abstracción del espacio, que va de un espacio cristalino muy concreto tangible, medible física y directamente con un goniómetro, a un espacio terrestre que aún siendo objetivo, igualmente medible física y directamente con astrolabio, sextante o teodolito; y gnomon, brújula y giróscopo, para luego, mediante procedimientos matemáticos, entenderlo en un alto esfuerzo de abstracción.

 

De inmediato empezamos a desarrollar un modelo de aplicación, obteniendo el resultado de una exquisita simplificación de singular belleza, entendiendo cabalmente lo que la estética significa en la ciencia.

 


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29 junio 2014 7 29 /06 /junio /2014 22:03

Carta-Topografica-CuernavacaLa Metodología de Investigación en Geografía Aplicada, Desde…: Relación de las Cuatro Villas, en Las Relaciones Geográficas del Siglo XVI.  Investigación, 2012 (4/…).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

30 ene 12

 

En 1892, con motivo de la Exposición Histórico Americana, en España, Francisco del Paso y Troncoso encabezó la delegación mexicana, y aprovechó para consultar distintos archivos, entre ellos el Archivo de Indias de Sevilla, de donde rescató , entre otros documentos, las Relaciones Geográficas, tanto “de la Villa de Tepuztlan”, levantada el 19 de septiembre de 1580, con pintura (ilustración) adjunta, ya extraviada; como de la Relación de Tetela y Ueyapan (sin pintura), levantadas el 20 de junio de 1581*.

 

El levantamiento de las primeras Relaciones Geográficas se dio desde 1577, según la Instrucción y Memoria para su levantamiento, hasta finalizar el siglo, a cargo de los corregidores.  Medio siglo después se emprendió por segunda vez la tarea, con el levantamiento realizado por José Antonio Villaseñor y Sánchez, entre 1743 y 1746 (que en artículo anterior hemos comentado).  Un tercer esfuerzo se llevó a cabo con las Relaciones Geográficas de 1777 a 1778 ordenada por Carlos III, en el contexto de las Reformas Borbonas, ejecutadas por José de Gálvez; y finalmente, entre 1789 y 1792, se realizó un cuarto levantamiento.

 

En 1985, el investigador René Acuña publica su Relaciones Geográficas del Siglo XVI, en nueve volúmenes, dedicando en una arte del Volumen 6, a las Relaciones Geográficas de las Cuatro Villas (1584), del Marquesado del Valle, que en su conjunto, explica René Acuña en su Introducción, formaban una Alcaldía Mayor.  Tales cuatro villas de esta Alcaldia eran, en la terminología usada, pues: Acapixtla, Huaxtepec, Tepuztlan y Yauhtepec**.

 

Mapa-Pintura-de-Huaxtepec--s.XVI.JPG 

Pintura de Huaxtepec

[Fuente: Acuña, René; Relaciones Geográficas del Siglo XVI; Tomo I, Vol. 6]

 

 

La Relación Geográfica de las Cuatro Villas, narra René Acuña, llegó incompleta a finales del siglo XX; de ella se perdió tanto la pintura (mapa) de Tepuztlan, como la Relación de Yauhtepec.  Adicionalmente, René Acuña juzga que de ello, también debió formar parte la Relación Geográfica de Ocuituco, sede del corregidor, no obstante no se menciona en la Relación General.

 

Ahora bien, al conjunto habrá que agregar la Relación Geográfica de Tetela del Volcán, recopilada por Francisco del Paso y Troncoso (al parecer, sin pintura).

 

De esta consideración de René Acuña, podemos entender también, el por qué de la ausencia de una Relación Geográfica de Cuaunahuac: no obstante su importancia política-administrativa, resultaba secundaria (como en el caso de Ocituco), dado que eran ya ampliamente conocidas por los españoles.  Esto es, que, la razón de ser de las Relaciones Geográficas, ha sido un conocimiento de Estado acerca de lo que se ha de administrar.

 

De ahí que la Instrucción y Memoria para las Relaciones Geográficas de cada época, por el énfasis en algún aspecto en particular: primero, en las Relaciones Geográficas del Siglo XVI, fueron los elementos fisiográficos y las costumbres de los pueblos; luego, en las Relaciones Geográficas de mediados del siglo XVIII, el acento estuvo en la población; posteriormente, en las Relaciones Geográficas del fines del mismo siglo XVIII a principios del siglo XIX (1766.1827), la de las reformas borbonas, lo central fue la regulación económica administrativa.  De estas,, las compiladas por Enrique Flores Cano e Isabel Gil Sánchez, hay una publicación en dos volúmenes, para las “Descripciones Económicas Regionales de Nueva España”; I Volumen: Provincias del Norte, II Volumen: Provincias del Centro y Sur***, no obstante, en esta última, como cabría esperar, no encontramos datos para nuestro lugar objeto de estudio.  Una derivación de esto estaría, por ejemplo, en los contemporáneos estudios geoeconómicos regionales, como es el caso, por citar lo más conocido, de la regionalización geoeconómica de México del Dr. Ángel Bassols Batalla.  Nuestra área de estudio se ubica en la V Región, Centro-Sur, siendo una fracción insignificante en toda ella; por lo que, tampoco, en este caso, nos ha de ser útil.

 



*        Del Paso y Troncoso, Francisco; Relaciones Geográficas de México; 1ª edición, 1890; Editorial Cosmos, México, 1979; pp 237-250 (datos de la Presentación, de Margarita Olivo Lara).

**       Acuña, René; Relaciones Geográficas del Siglo XVI; México, Tomo I, Vol 6, 1ª edición, 1985; pp.177-223.

***     Flores Cano, Enrique-Gil Sánchez, Isabel; Descripciones Económico Regionales de Nueva España; Sep-Inah; México, 1976.


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22 junio 2014 7 22 /06 /junio /2014 22:04

El Por Qué del Dónde 9La Metodología de la Investigación en Geografía Aplicada, Desde…: “La Jurisdicción de Quauhnahuac, llamada Cuernavaca”, en el “Theatro Americano”, de José Antonio Villaseñor y Sánchez, 1746. (3/)  Artículo, 2012.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

23 ene 12.

 

Comentamos aquí el extracto que hace el cronista Valentín López González, en su “Morelos en 1746”[1], contenida en el Theatro Americano de José Antonio Villaseñor y Sánchez.

 

En artículo anterior hemos referido a las comunidades intelectuales con sus publicaciones características, distinguiéndolas de la comunidad intelectual académica institucional cuyas características son comúnmente conocidas, principalmente por sus apoyos y posibilidades.  Una de esas comunidades intelectuales no-académicas, pero que ha conseguido el apoyo “oficial” gubernamental, es representada precisamente por el cronista Valentín López González.  Destaca en general en estos trabajos no inmersos en la institucionalidad académica, y dada la falta de recursos que implica el trabajo editorial, una serie de fallas técnicas comprensibles en las modestas y más o menos rústicas publicaciones, hechas más con el amor al conocimiento de lo propio y su difusión, que –como ocurre en el ámbito académico– por el puntaje para calificar a un determinado ingreso económico.

 

Así, el primer infortunio de esta publicación del extracto de Theatro Americano:  <<La Región de “Morelos en 1746”>>, es el lamentable olvido de la fecha de su publicación, apenas rescatable al mencionarse que la misma se hace bajo el auspicio del gobierno de Armando León Bejarano (1976-1982).

 

Ciertamente, el Theatro Americano, de José Antonio Villaseñor y Sánchez, de 1746, es uno de los documentos más valiosos para la geografía e historia de México; aun cuando no es exactamente “el primer esfuerzo hecho en la Nueva España por presentar una descripción general sobre la estadística, la política y la historia económica del virreinato”[2], pues antes hubieron, de igual manera, las Relaciones Geográficas desde el siglo XVI.

 

Villaseñor y Sánchez emprende la tarea del levantamiento descriptivo del territorio de la Nueva España, por orden del rey Felipe V al virrey Conde de Fuenclara, en 1740, terminando el trabajo en 1746.  Dos años después, nos narra Valentín López González en la Presentación del extracto, se publica un segundo tomo (1748), en el cual va incluida la descripción de la provincia de lo que más tarde habrá de recibir el nombre de “Morelos”, descripción dada en “los capítulos XXVII referente a Quauhnahuac y sus pueblos, el Capítulo XLII que tiene el informe sobre Cuautla de Amilpas y sus pueblos…”[3].

 

Pasando al texto de Villaseñor y Sánchez luego de la breve Presentación de Valentín López González, dice aquel: “…Quauhnahuac, llamada Cuernavaca…”, de la que, marginalmente, Villaseñor y Sánchez refiere sus coordenadas geográficas azimultales, con lo que debe ser necesariamente, con origen en el Meridiano de las Canarias: 19º35’ de latitud norte, por 273º45’ de longitud Az*.

 

Dichas coordenadas corresponden en realidad a la Ciudad de México, por lo que hay ahí una confusión, ya que para el siglo XVIII, por lo menos el valor  de coordenada de la latitud, era ya muy preciso, e impensable con un error en más de medio grado (un error un tanto mayor a 50 km), y el de longitud sería aproximadamente correcto, siempre y cuando el Meridiano de Origen fuese el Meridiano de las Canarias.

 

Limitándonos a la descripción que José Antonio Villaseñor y Sánchez hace de Cuernavaca, dice este de tal sitio, el estar a 14 leguas (58 km) de la capital de México**, al sur, “en terreno quebrado, y su temperamento es templado; es fértil, y amena por la abundancia de aguas…”[4].  Luego describe algunos rasgos de infraestructura social, como sus acueductos y su iglesia.  A continuación da el censo de población: “habitan trescientos catorce familias, la mayor parte de españoles, y seiscientas veintidós familias de indios nahoas”[5].

 

Seguidamente, pasa a la descripción de la estructura urbana: refiriéndose a las familias de indios, “estos viven en división de nueve Barrios, que hacen círculo a la Población principal”[6], regulándose por once pueblos, los que a continuación menciona.  Finalmente se refiere, distantes en más de tres leguas, a los pueblos más próximos a Cuernavaca.  Y sigue la descripción ampliando el radio ampliando el radio en leguas a partir de esta ciudad.

 

El conteo por familias sería aproximadamente a las casas existentes, y ello habla de una ciudad formada por casas de españoles, rodeada por 11 poblados que suman poco más de 600 casas de indios (un promedio de 60 casas por poblado).

 

El valor de esta descripción, que como tal sólo nos da las cualidades más generales de lo relativamente estable, quedará de manifiesto al poder compararla históricamente con otras posibles descripciones, y, particularmente, con mapas, pudiendo apreciar con ello el movimiento en el tiempo y los procesos cambiantes en la estructura del espacio geográfico de este territorio.

 



[1]        López González Valentín; La Región de “Morelos en 1746”; en el “Theatro Americano”, de José Antonio Villaseñor y Sánchez; Summa Morelense, Gobierno del Estado de Morelos, México (s/f)

[2]        Ibid. p.1.

[3]        Ibid. p.2 (en una falla técnica, dice “capítulos XXVII, debiendo ser: Capítulo XXXVII)

*        Convencionalmente, y para facilidad de memoria, hemos tomado las coordenadas 18º57’ jN con 99º14’ lW, en valores a lo más, fraccionados en minutos, como punto geográfico central de referencia para la Ciudad de Cuernavaca (equidistante en 3’j, o 5.6 km, entre los 18º54’ jN en el puente de la carretera México-Acapulco sobre la Barranca de Amanlco, y los 19º00’ jN); si bien un tanto ubicado hacia el norte de la ciudad, en un lugar urbano de fácil ubicación y memorización, dado en la esquina de las calles Nueva Italia y Privada de Nueva Italia, equidistante entre la Glorieta de Tlatenango y la Av. Teopanzolco, y alineado aproximadamente con el Sitio Arqueológico de Tepoanzolco.  Los 19º00’ jN, quedan 5.6 km al norte de este punto central de referencia , fuera ya de la zona urbana, sobre la Sierra de Chichinautzin; de modo que los 19º35’ que Villaseñor y Sánchez da como latitud para Cuernavaca, en realidad es un valor que corresponde a la Ciudad de México.

**       1 legua = 4,190 m.

[4]        Ibid. p.3.

[5]        Ibid. p.3.

[6]        Ibid. p.3.


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22 junio 2014 7 22 /06 /junio /2014 22:04

Muestra de Agua, Parque Porfirio Díaz (1 semana)De la Geografía de lo Aparente, a la Geografía de lo Subyacente.  Artículo, 2012.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

11 jun 12.

 

Cuando Eratóstenes denominó como “Geografía” a un conjunto dado de conocimientos, esa “grafía” o dibujo de la representación de la Tierra, se refería, inicial y necesariamente, a su descripción.  Ello implicó el Mapa en una proyección geométrica dada; y por más que Estrabón dijera que esa “matemática” y esa “física” no era la Geografía, la realidad es que la Geografía nació en el siglo III ane, siendo así, una física-matemática aplicada (o “mixta”, como la llamara Varenio).  Más aún, pudiéramos estar en desacuerdo con Estrabón, de que la Geografía fuese “la historia en los lugares”, no obstante, lo que estaba en ello era el movimiento de lo descrito, ya como historia natural, ya como historia social.  Nada se obtiene con negar la Geografía de Estrabón, como ciencia de la Geografía; es que ésta era sólo así.  Junto con la Geografía de Ptolomeo, eran la expresión más avanzada y científica de la Geografía.

 

Y con la misma tónica nos pudiéramos ir recorriendo cada etapa de la historia, y una es la geografía de Cosmas, El Idrisi, Fra Mauro, etc; y otra la geografía de Ibn Jáldun.  Al final, no es que una lo fuese y otra no, sino que, en su momento histórico, la Geografía era así: la descripción y el método empírico de lo dado objetivamente a la percepción sensible.

 

Del siglo XX hacia atrás en la historia hasta el origen, el conocer geográfico ha sido sólo de lo aparente.  Lo aparente lo entendemos aquí como la manifestación externa de lo directa y objetivamente dado a los sentidos; y debajo de esa manifestación externa, subyace la esencia.  La finalidad de la ciencia, consiste en lograr pasar de la apariencia, a la esencia.

 

Lo más importante a entender aquí, es que el conocimiento de la esencia, sólo es posible mediante el pensamiento abstracto a partir de lo dado en lo aparente, elaborando la teoría.  “Toda ciencia alcanza su madurez y perfección únicamente cuando pone de relieve la esencia de los fenómenos que investiga…”[1].

 

La Geografía sólo en el siglo XX empezó a transitar de lo aparente a lo esencial.  Hasta entonces el conocimiento geográfico había sido sólo así en cada momento de la historia., un conocimiento de lo aparente, sin poder descubrir lo que realmente subyacía en ello como la esencia de su objeto de conocimiento.

 

Vidal de la Blache refiriéndose a la localización y los lugares; Emmanuel de Martonne destacando la “consideración de los fenómenos en su distribución y relaciones”; para llegar a Alfred Hettner, en donde esas propiedades particulares se abstraen y generalizan en el concepto de espacio; en donde ese espacio, no obstante, se reduce a la región y al “paisaje”, y éste al conjunto corográfico de las unidades morfológicas o geomórficas; que requirió de una abstracción y generalización aún mayor para realmente entender la naturaleza de lo subyacente como lo esencial.

 

Esa abstracción y generalización mayor nos ha tocado a nosotros hacerla, refiriendo al espacio como el vacuum (la relación continuo-discreto), como algo que se sigue con consistencia lógica de ese proceso histórico en el que, dado este momento histórico, esta Geografía es así, con la diferencia de hacer evidente su madurez y perfección, al poner de relieve la esencia subyacente de su objeto real de estudio en ese proceso histórico de abstracción y generalización dado a lo largo del siglo XX.

 



[1]        Forova, A.N; Diccionario de Filosofía; Editorial Progreso, Moscú, 1984; (v. Esencia y Fenómeno).


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15 junio 2014 7 15 /06 /junio /2014 22:04

Ícono Educación (enlace)La Metodología de la Investigación en Geografía Aplicada, Desde...: La Relación Geográfica y la Crónica.  Investigación, 2012 (2/…).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

“Espacio Geográfico”, Revista Electrónica

de Geografía Teórica.

http://espacio-geografico.over-blog.es/.

16 ene 12.

 

Habíamos empezado a redactar esta serie de artículos sobre el proceso de investigación en “La Metodología de la Investigación en Geografía Aplicada, Desde los Fundamentos Espacistas de la Investigación en Geografía Teórica: Un Modelo”, narrando nuestro proceder paso a paso, precisamente, en la elaboración de un modelo muy concreto, aplicado a un lugar  geográfico específico.

 

Elaborábamos los primeros cuatro o cinco artículos de introducción, de exploración del área objeto de estudio, del análisis cualitativo y de la indagación de las fuentes documentales antecedentes, hasta llegar a las consideraciones cuantitativas básicas…; y ahí empezó una reflexión que nos condujo a alterar todo el proceso de exposición inicial de este estudio.

 

De inmediato, apenas considerados los primeros y más básicos elementos cuantitativos, nos dimos cuenta que aquí estábamos aportando algo nuevo.  Y ello, aún más, ocurrió de manera paralela a nuestra sorpresa en la indagación de las fuentes documentales antecedentes: básicamente, a estas fechas de 2011, hay sólo dos trabajos antecedentes –y permítanos el lector referirnos a ellos de momento en forma abstracta, ya haremos más adelante su merecido reconocimiento a su valía–, y de ellos, tan sólo uno, y que data de hace tres lustros, es una crónica específica del área objeto de estudio, publicada en rústica; es decir, no perteneciendo al ámbito institucional académico, pero sí –y de hecho ambos trabajos– con cierto apoyo de la “oficialidad” institucional gubernativa.

 

La indagación sobre estas fuentes documentales, nos puso, impensadamente, en la estructura directa con los distintos personajes de las comunidades intelectuales que, en el ámbito de este estudio, se aparecieron como los variados grupos de cronistas de esta entidad.

 

Nuestra búsqueda, por supuesto, era sobre los antecedentes geográficos; incluso considerando que no aparecerían en la forma en que nosotros los entendemos en esta ciencia, sino con todo su corte “fenomenista”; y fuimos encontrando tanto lo apropiado, como lo que los demás entienden por geografía.  Y lo apropiado fue cierto análisis espacial dado en una muy escasa cartografía (como siempre en la historia, muy reservada), en tanto que lo demás con cierta noción geográfica, vino dado en los trabajos de la crónica histórica.

 

Nos hicimos de ello, y abstrajimos, a nuestro criterio, dados nuestros fundamentos teóricos, lo geográfico.  Pero he aquí, justo, esa parte fundamental del estudio geográfico: el análisis cualitativo, dado en la descripción de las propiedades estables de los grupos de cosas, mismo que se elabora en la Relación Geográfica.

 

Pero la Relación Geográfica de los siglos XVI-XVIII, en los siglos XX-XXI, específicamente aquí, en este ámbito social, se tiene en la Crónica Histórica; y la mayoría de ellas, en manos de las comunidades intelectuales no-académicas, no obstante, algunas de ellas ya con un cierto grado de “oficialidad” que viene del orden político-gubernativo, y las otras siendo totalmente independientes.

 

Y, curiosamente, se nos ha tomado por un “cronista” más (y cómo explicamos que no somos tales; y menos aún, cómo hacer entender lo que somos como especialistas de la geografía; apenas lo empezamos a explicar, y parecemos un extraterrestre venido de un remoto planeta de una lejana galaxia, teletransportado y materializado in situ e iso ipso aparecido de la nada; todo el mundo no pasa de decirnos que “que interesante”, pero buscando al mismo tiempo con su mirada la puerta de salida; y entonces tenemos que “moderarnos” y dejarnos hacer pasar por “cronistas”; y, pues, bueno, acá la hago de “cronista”: al fin, un “José Antonio de Alzate y Ramírez”, dependiendo de un “José Antonio Villaseñor y Sánchez”).  Ciertamente, entendiéndonos ya no exactamente como un cronista histórico, sino como un cronista geográfico (un geógrafo, levantando la Relación Geográfica).

 

Nuestros colegas “cronistas”, al fin, no tienen por qué preocuparse de precisar esas cosas, pero los lectores de esta revista electrónica, “Espacio Geográfico”, deben ser, en su mayoría, geógrafos (“lo que eso sea”), y aquí el fin es aclarar qué es o no es, o, en todo caso, como dijera Heráclito, de qué forma lo que no es, también es.

 

Así, como geógrafos, no somos cronistas, pero la forma en que el no-cronista es geógrafo, está precisamente en el hacer de la primera etapa de la investigación geográfica: el análisis cualitativo del espacio terrestre, dado en la Relación Geográfica, o Crónica Geográfica.  Y en el obligado análisis de las fuentes antecedentes, al hacer aquí un estudio regional, se nos dio la oportunidad de remitirnos a las Relaciones Geográficas del Siglo XVIII, levantadas por José Antonio Villaseñor y Sánchez, publicadas en 1746.  De ellas, el cronista histórico Valentín López González, nos da ya el extracto de la “La Región de Morelos en 1746”, la cual comentaremos aparte.

 

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15 junio 2014 7 15 /06 /junio /2014 22:03

Ícono Filosofía-copia-1La Contradicción Dialéctica e Histórica Esencial de la Geografía en su Doble Carácter.  Artículo, 2012.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

http://espacio-geografico.over-blog.es/

26 abr 12.

 

Es Eratóstenes (284-192 ane), el que, hacia fines del siglo III ane, hace una síntesis lógica de un tipo de conocimientos dados que venían desde mucho antes de los tiempos de Anaximandro (610-546 ane).  Justo un siglo antes del propio Eratóstenes, Aristóteles (384-322), en el Liceo, hizo la primera segregación de los conocimientos en diversas ciencias particulares, y a su discípulo Dicearco (326-296), le tocó agrupar esos conocimientos especiales acerca de la Tierra, pero, sin darles una denominación, por lo menos, que trascendiera, y como consecuencia, es el epicureista Eratóstenes el que se referirá denominándolos en el griego más puro, como geografía (de gea, la deidad de la Tierra; y grafía, dibujo, símbolo), el “dibujo o representación de la Tierra”, su representación simbólica en el Mapa, dando, en principio, un conocimiento descriptivo referido a la enumeración de sus cualidades.  Con ello, se formaba así una ciencia más con su plena identidad.

 

Un siglo después hace su aparición en el proscenio el geógrafo Posidonio, quien en aquella identidad de la Geografía dada en el Mapa como “dibujo de la Tierra”, vio ya definitivamente algo diferente: que lo geográfico bien debería incluir los datos acerca de los fenómenos; Estrabón (58 ane-25 dne), historiador estoicista, fue más allá, e hizo de esa diferencia una clara contrariedad en el objeto de la geografía, de modo que, para él, ésta tendría que referirse, al final, a lo social-histórico como lo importante y digno de memoria.  Se introdujo con ello, con no más autoridad que la dada políticamente por el Imperio Romano, un factor subjetivo en lo que daba identidad a la Geografía; es decir, no como algo extraído objetivamente de su propia y larga historia; y de ello se formó, de manera consistentemente en los filósofos materialista del epicureísmo por una parte, e idealistas del estoicismo por otra, una situación de diferenciacontrariedad por la que se tomaba posición de uno u otro lado.

 

La historia se repite igual entre los materialistas renacentistas de los siglos XV-XVI a partir de Toscanelli y Behaim, y otra vez, dos siglos después, con los idealistas del reomanticismo ritteriano-humboldtianos del siglo XIX; y lo que en tiempos de Estabón era sólo una diferencia y contrariedad dado el nivel de desarrollo de los conocimientos en general, se empezó a hacer ya abierta contradicción entre una “geografía espacista” y una “geografía fenomenista”, que empezaron a negarse excluyéndose mutuamente, en el desarrollo lógico de la Geografía como ciencia, en el conjunto de las demás ciencias particulares cada vez más especializadas, lo cual se hizo ya abierta contradicción antagónica en la transición del siglo XVIII al XIX, de modo que, ante la imperiosa necesidad de definir claramente su objeto de estudio propio cuya carencia era la base de esa contradicción histórica, la Geografía, durante la segunda mitad del siglo XIX y ya propiamente el siglo XX, vivió una intensa polémica teórica que no se resolvió sino hasta fines de ese siglo y principios del XXI.

 

Nosotros, en particular, estuvimos fuera del ámbito de toda discusión teórica por los últimos quince años (1994-2009); de mediados de los años noventa, a fines de la primera década de este siglo; y fue gracias a la tecnología de los blogs por Internet que nos fue posible volver al escenario.  Retomamos entonces las cosas en el punto en el que las habíamos dejado tres lustros atrás, pero, curiosamente, no podíamos hacerlo sino inmersos aún en aquella contradicción histórica entre el "espacismo" y el "fenomenismo"; y justo cuando nosotros con los recursos de nuestros propios elementos teóricos llegábamos a la solución de aquella antigua contradicción a principios de 2012, nos dimos cuenta que lo que a nosotros nos había consumido treinta años de reflexión teórica, a la “oficialidad” institucional le había bastado un decreto; literalmente dicho, un “auto de fe”, pronunciado hace ya diecisiete años, en 1995, para abolir tal contradicción: no sólo se había aceptado institucionalmente desde fines de 1989 al espacio terrestre como objeto de estudio de la Geografía, sino faltaba hacerlo sin dejar de tener en el centro de la atención a los fenómenos.  Y varios profesores normalistas de Educación Básica con capacidad para publicar y difundir ideas con el respaldo de la misma Secretaría de Educación Pública, se prestaron a la patraña de usurpar la teoría y retorcerla, nuevamente, a favor de su pobre concepción fenomenista de la Geografía.

 

Como quiera, con el reconocimiento “oficial” del espacio terrestre como el objeto de estudio, el resultado final fue la solución por abandono (que no la solución lógica), de aquella contradicción histórica entre el “fenomenismo” y el “espacismo”, y lo cual no lo habíamos percibido, sino apenas en el curso de este 2012.

 

Podría parecer ahora que la contradicción dialéctica necesaria que mueve el conocimiento geográfico, tendría como sólo carácter algo interno del espacio (las relaciones continuo-discreto, por ejemplo); pero cuando ello no es en absoluto así en ese ámbito institucional, sino más bien pareciera prevalecer la vieja contradicción, pero tampoco si ser así, entonces descubrimos la aparición de un doble carácter de la contradicción histórica actual, tanto en una relación interna, como en una relación externa.

 

El doble carácter de la contradicción histórica esencial de la Geografía en la actualidad, consiste en: 1) la determinante contradicción dialéctica interna y esencial del espacio (la relación discreto.continua); y 2) la contradicción antagónica externa, secundaria, del enfrentamiento entre la Geografía como ciencia del espacio terrestre, y un conjunto de “saberes” acerca de los procesos de “construcción social”, que, nuevamente en forma estraboniana, se asumen como geografía.

 

El carácter externo de la contradicción histórica esencial hoy en día, se puede expresar también como el enfrentamiento ideológico entre la Geografía como ciencia de la modernidad ilustrada, ante lo que se le presenta como la “Geografía” en el <<modelo (paradigma), de la “ciencia” de la “posmnodernidad”>> en la oscuridad (concepto este no nuestro como un adjetivo para descalificar, sino enunciado para sí por el principal defensor y propalador del “posmodernismo”, Edgar Morin (v. Educar en la Era Planetaria, de dicho autor).

 

En adelante, en ese carácter externo de la contradicción por el que ésta se hace antagónica, las mutuas posiciones podrán criticarse recíprocamente; pero por lo que toca a nuestra posición, carece ya de todo sentido la posible discusión entre ambas, puesto que, habiendo ese antagonismo por el que ha de prevalecer una u otra, no hay ya lugar a síntesis lógica alguna.

 

Lo que antes fue lo que denominamos la “geografía fenomenista”, hoy, transformada, es un <<”saber geográfico” subjetivista metafísico>>, nada tiene que ver con el conocimiento científico, del que es, explícitamente por propia definición de la “posmodernidad”, su negación; y por ello, acaso, sólo nos ocupemos de su más tajante crítica hasta, dado su absurdo, en el sarcasmo.

 

Es pues este uno de los momentos históricos más trascendentales de la historia del pensamiento geográfico, del que pocos, muy pocos, se pueden dar cuenta; y más pocos aún, ser capaces de ubicarse en el momento histórico a su altura, y abandonando una actitud contemplativa, ser protagonistas en esta transformación revolucionaria de pensamiento geográfico.

 


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