La Teoría de la “Simetría Geométrica Dimensional”, en la Base de la Teoría del Espacio Geográfico
Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.
http://espacio-geografico.over-blog.es/
09 jun 14.
Por muchos años, en la tarea de echar los fundamentos de una geografía sistemática, ese fundamento culminante dado en la teoría del espacio geográfico, tuvo que esperar su momento propio, entretanto acumulábamos los elementos para ello.
Uno de esos principales elementos, fueron las figuras de Genadi Nicolaevich Katterfeld de los planisferios en proyección meridional como polar, expuestos por Alexandr Maxímovich Riábchikov en su “Estructura y Dinámica de la Esfera Geográfica”, 1976, pero figuras que están ahí sin mayor explicación, cuando es en ellas que está la esencia del análisis geográfico espacista de Katterfeld; lo que no nos permitía entender lo que estaba ahí contenido, pero que nos dejaba ver que en ello había un avance importante en el estudio del espacio geográfico.
Hasta fines de 2012, aproximándonos al momento de tratar con la teoría del espacio geográfico, “por no dejar”, sin muchas esperanzas, hicimos una búsqueda de Katterfeld en la Red Internacional de Información, y nos encontramos con que la Agencia Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), de los Estados Unidos, había instalado en su sitio hacía muy poco tiempo atrás, una versión en inglés del esencial trabajo físico-geográfico de Katterfeld, “La Faz de la Tierra y su Origen”, de 1962; y entonces entendimos no sólo la esencialidad de la teoría completa del mismo, que denomina como “asimetría triaxial de rotación”, para la elaboración de la teoría del espacio geográfico, sino incluso, nos dimos cuenta de lo que lo que nosotros veníamos haciendo al respecto, en una analogía con la teoría de la cristalografía, en lo que constituiría nuestra teoría de “simetría geométrica dimensional”, convergía con lo planteado por Katterfeld como sus consideraciones antecedentes más generales de fundamento.
En otro artículo hemos narrado nuestra aproximación de unos años atrás, a la teoría del espacio geográfico, a partir de una fructífera analogía con el cristal. El cristal es una estructura de espacio por excelencia, y de ello veníamos elaborando independientemente, en la misma dirección de Katterfeld, nuestra teoría de la “simetría geométrica dimensional”.
Esa nuestra reflexión independiente en el proceso de teorización del espacio geográfico, al igual que nos ocurrió con Hettner, tuvo la virtud de corroborar la objetividad de todo cuanto se había hecho y se estaba haciendo, además de que, aportando libremente nuestra reflexión, como lo hemos corroborado una y otra vez, pudimos dar solución más directamente, en nuestro propio entendimiento de la dialéctica materialista.
Lo que evidentemente se muestra en aquellos planteamientos de Katterfeld con fundamentos físico-geográficos, son una diversidad concreta de meridianos como planos de simetría, determinados en su mayoría por agentes exógenos; una serie de paralelos especiales que muestran la simetría de fuerzas endógenas, dos círculos secantes, uno en el Océano Pacífico, y otro, teniendo como centro a África, que son resultado, precisamente, de la “asimetría axial de rotación”.
En nuestro caso, con la teoría por analogía de la “simetría geométrica dimensional”, con un fundamentos filosófico-geográficos, nos remite a las propiedades más generales y esenciales de origen en la noción del espacio: los ejes, ángulos y planos de simetría en abstracto, que dan, en sus combinaciones posibles, siete estructuras básicas del espacio; el carácter microscópico del ser humano y de toda forma de vida conocida respecto de las dimensiones de la Tierra como planeta, induce a pensar en ésta como algo rígido, monolítico, inamovible. Conforme se estudian las ciencias naturales, esa idea va cambiando y se entienden sus movimientos y su estructura interna, y lo último en aceptarse, es que la Tierra sea, en su propia esencia, un cuerpo enormemente plástico; esto es, capaz de dilatarse, contraerse, deformarse y cambiar de mil maneras, ya bajo la acción de múltiples fuerzas cósmicas (exógenas), o bien por las fuerzas de su propia inercia de formación y evolución (endógenas). Y en esta consideración, esas siete estructuras básicas del espacio, no representan, mecánicamente, un único y alternativo estado fijo posible del espacio terrestre, sino sus posibles transformaciones, desde la condición teórica más ideal de una estructura isométrica de la simetría regular del espacio en la que a esta estructura más sencilla corresponde un máximo de energía potencial o estática; hasta una estructura reomboédrica de mayor complejidad y una energía transferida a una mayor dinámica del espacio. Con ello, incluso, en posteriores artículos hicimos una reinterpretación de los modelos de espacio dados en las principales mentes del pensamiento geográfico en la historia, dado que en la objetividad del mismo, éstos ahí estaban, aún en la inconsciencia de ello de sus autores.
Al estudiar a Katterfeld[*], lo que descubrimos fue la lógica necesaria de la convergencia de ambas teorías. La dimensionalidad del espacio en tres magnitudes representada en sus ejes (x,y,z), dan, de suyo, una simetría (o asimetría) geométrica. Esos ejes subtienden planos (a,b,c), que para el caso concreto de su aplicación al espacio terrestre, éstos se asimilan a los planos meridianos básicos de la simetría de Katterfeld.
Con ello (en esa objetividad dada por trabajos independientes que convergen en una misma idea, finalmente están en plena posibilidad de poder elaborar la teoría del espacio geográfico. Pero esta teoría no puede presentarse como un simple cúmulo ordenado de ideas por todo lo objetivo y verificados que sean; esta teoría tiene que presentarse como una rígida formalización teórica en lo que se conoce como axiomatización; es decir, por la deducción sistemática a partir de la exposición histórica en los postulados, y a partir de ellos, de los principios y los propios axiomas, que saltan a los teoremas, lo cuales, ya no son producto de la experiencia empírica, y han de demostrarse en forma lógica hipotético-deductiva.
Ello forma los fundamentos filosófico-geográficos abstractos de la teoría, a la vez que ésta va expresando su contenido físico-geográfico en las propiedades concretas del espacio geográfico. Teoría concreta que en su necesario carácter predictivo, en las nuevas aplicaciones, ahora ya de una geografía sistemática, atisba ya otra posible explicación, incluso simultánea, al fenómeno del calentamiento global, a partir de la actividad tectónica, causada por la asimetría del espacio geográfico, tanto por el comportamiento de su estado discreto, como por las variaciones de las magnitudes de su estado continuo.
[*] El estudio del trabajo, “La Faz dela Tierra y su Origen”, 1962, de G.N. Katterfeld, lo habíamos iniciado a principios de 2013, hasta que una represión política nazi-fascista del Gobierno del D.F. por nuestra asesoría filosófico-pedagógica al movimiento magisterial, frente a la Reforma Educativa oscurantista del Estado, interrumpió ese estudio hasta ahora, un año después, en 2014, y por la necesidad urgente de culminar en la elaboración de la teoría del espacio geográfico.
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